Era mi primer día de trabajo y ya me estaba cansando de todo esto.
Resulto ser que el señor Evans, a pesar de ser un empresario importante, parecía no tener ni idea de que trataba mi carrera.
Es decir, ¡Vamos! ¿Qué clase de empresario no sabe que es ser un abogado comercial? Él pensaba que yo me especializaba en la rama de derecho civil.
Lo único de lo que me hablaba en aquella oficina era sobre como deseaba divorciarse de su mujer y de lo horrible que estaba resultando su matrimonio. ¿Qué diablos? ¿Era en serio este tipo?
Por lo menos me encontraba en una oficina relajandome, sintiéndome libre de no estar cerca de ese señor que ha acabado con mi paciencia en muy poco tiempo. Sobre un escritorio de la oficina solo se encontraban unos papeles que decían acerca de la empresa y de todos sus logros, de verdad que eran cosas que no captaban mi atención.
Me levante del asiento dándole una última mirada a esos papeles y dirigiéndome a la puerta, necesitaba inspeccionar a todo el personal de aquí; esto es algo muy importante que un abogado debe hacer antes de empezar a trabajar en algún lugar, se deben conocer a las personas y descubrir sus llamadas "debilidades" por así decirlo.
Los pasillos estaban llenos de personas corriendo de un lado al otro con múltiples papeles en sus manos, todo esto se estaba volviendo una locura.
En definitiva, la debilidad de estas personas es el tiempo.
Aunque no puede que sea su culpa, tal vez su jefe solo es un viejo mandón que cuando quiere algo, lo consigue con solo chasquear sus dedos.
- Me alegro que se este adaptando más a esta empresa, puede ver que somos algo rápidos a la hora de trabajar - habló una voz ronca bastante cerca - Me imagino que a usted le debe encantar la velocidad, señorita Richards.
Giro mi cabeza un poco encontrándome con el señor Evans quien sonreía al verme tan confundida y sorprendida a la vez. Estaba tan cerca que hasta sentía su espesa respiración mezclada con su perfume sintiéndome mareada por este olor que encontraba exquisito.
Me separé un poco de él y observe sus ojos azules grisáceos quienes desprendían un destello de humor en ellos.
- ¿Disculpe? - sonreí forzosa.
Paso su mano por perfectamente peinado cabello rubio mientras seguía viendo ese humor en sus ojos más vivo que nunca, ¡Se estaba burlando de mi! Este hombre estaba acabando con la poca paciencia que le tenía. ¡Sólo era mi primer día! No me imagino si paso un año en este lugar, me volveré completamente loca.
- Sabe de lo que hablo - sonrió - Usted firmo un contrato por el cual debe cumplir.
▷ A no ser que sea de esas damas irresponsables que solo buscan divertirse en estos ambientes.
Se están divirtiendo con todo esto y eso me estaba poniendo furiosa, ¿Acaso no puedo tener un jefe normal? ¿Cómo todos?
- Por supuesto que recuerdo firmar ese contrato - rodé los ojos - No hace falta que me lo recuerde cada cinco minutos.
- Espero podamos llevarnos bien, señorita Richards - estiro su mano - No me gusta tener una mala relación con mis empleados.
Guiño su ojo izquierdo tratando de capturar mi atención.
De mala gana acepte su mano y hicimos un pequeño apretón de manos, no podía hacer más nada, firme un contrato por el cual acepte el empleo y no sería profesional de mi parte renunciar el primer día; tengo que empezar a acostumbrarme a esto.
- Excelente, señorita Richards - mordió su labio inferior - Espero hablar con usted al finalizar el trabajo, en mi oficina.
- Seguro.
☆ ☆ ☆
- Espero te guste este lugar - tomo mi mano guiándome a la entrada de un pequeño restaurante que me había mencionados con emoción, debe ser bastante bueno por la manera en que ansiaba bajarse del auto para entrar de una vez.
Justin me había buscado hace unos minutos a mi nuevo apartamentos, no le costo mucho encontarlo y en eso estaba sospechando de Maddison, estaba haciendo todo lo posible para juntarme una vez más con Justin y ... no sabía como sentirme al respecto.
Pasaron tantas cosas estos últimos años que es necesario hablar, podía ver lo cambiado que estaba, ayer cuando nos encontramos fue tan frío y tierno a la vez, ¿Era posible? Aunque hoy lo sentía como un niño otra vez junto a mi y era adorable.
"The Mantel" era un pequeño y acogedor restaurante conocido aquí en Cannes, lo encontraba pintoresco y lindo, las mesas era pequeñas pero conservaban ese toque antiguo, lo cual, me encantaba mucho
- Por como lo ves, se que te gusta mucho - sonrió mientras algunos meseros nos conducían hasta nuestra mesa - Este es uno de mis restaurantes favoritos de aquí, espero hacerte feliz esta noche.
☆ ☆ ☆
Justin bajo la carta del menú colocandola sobre la mesa, hizo una pose vaga apoyando su espalda contra el respaldo de la silla mientras colocaba su dedo índice en su barbilla acariciándola un poco.
Trataba de no reír por la manera en que trataba de llamar mi atención o despertar mi curiosidad.
Lamí mis labios un poco y seguí disimulando leer el menú, ya tenía en mente lo que iba a ordenar pero no es nada malo jugar un poco. Tomé uno de nos mechones sueltos de cabello colocandolo detrás de mi oreja en un movimiento lento; mordí mis labios un poco y seguí leyendo el menú como si fuera la cosa más interesante del mundo, Justin me miraba curioso sonriendo ampliamente.
En realidad no tenía en mente seducirlo, pero si llamar mucho más su atención y estaba segura de que ya la tenía.
Lo mire por un segundo y pude notar como su mirada se iba inevitablemente hasta mis pechos que, sin disimulo, los miraba divertido sin quitar la sonrisa de su rostro.
Esto me pasa por colocarme este vestido, pero de verdad que no me molestaba esta idea.
Baje el menú y lo coloque por encima de la mesa, cruzandome de brazos un poco tratando de ocultar mi sonrisa.
Rasque mi garganta un poco y finalmente poso sus ojos sobre mi haciendo una sonrisa inocente, por un momento, pensé en el pasado y recordé a ese chico que conocí hace ya tanto tiempo.
- Lo...Lo siento – rio – estaba teniendo una grandiosa vista, gracias.
Alce una ceja
- Tienes unos increíbles pechos – movió una ceja y mirándome con esos ojos llenos de lujuria, lo cual, me dejaba sin aliento – Creí que sería una gran idea recordártelo, ya sabes.
- No necesito que me recuerdes algo que ya sé – sonreí – En cambio, hay muchas cosas que no te he podido decir y que quisiera que recordaras.
- Dime, estoy aquí para escuchar todo lo que quieras decir.
- Bien – suspire – primero que todo, no estoy en Cannes por ti. Solo vine para unos asuntos del trabajo, es todo. Tal vez Maddison o Zackary te hayan dicho cosas que no son solamente porque quieren vernos juntos, de nuevo.
▷No quiero que te sientas mal por esto, quizá pensaste en que todo esto era para comenzar de nuevo pero, no creo merecerte.
Silencio, era todo lo que causaba este ambiente.
Por un momento, ya ni sentía escuchar esa música clásica que impregnaba todo el restaurante y solo sentía el ambiente denso y silencioso.
Su rostro era un poema, se podía ver millones de sentimientos a la vez pero no podía comprenderlos aun, estaba como en otro mundo.
- ¿Justin?
No hubo respuesta de su parte.
Mi plan no era este, no deseaba dejarlo de esa manera; creo que era toda esta presión que estaba sintiendo. Mis sentimientos por él se habían mezclado un poco y ahora solo quedaban signos de interrogación en mi corazón.
A lo mejor, esperaba otras palabras salir de mi boca o ... estaba teniendo lo mismo que yo, el tiempo solo hizo que nos confundiéramos más con respecto a nosotros... si es que existía un nosotros.
- ¿Justin? – intente de nuevo - ¿Estás bien?
- Perfectamente – sonrió un poco – No te preocupes, solo estaba pensando.
- Te noto algo extraño ... - tomo su mano – Lamento si te hice sentir mal, creí que era lo mejor que ...
- Te dije que estoy bien – bajo su mirada – Mejor vamos a comer, para eso es lo que vinimos, ¿No?
☆ ☆ ☆
El resto de la velada fue silenciosa, Justin no volvió a decir ni una sola palabra durante la cena y me preocupe al respecto, creo que fui algo dura al ser tan directa con él.
Esto me demostró que aun siente cosas por mi y le dolió saber que yo no tenía los mismos planes, deseaba saber muchas cosas sobre él esta noche pero sin duda, no podré saber nada de lo que le paso si estaba así.
Ni siquiera tenía la curiosidad de verme a los ojos, estaba concentrado en su plato; mi corazón palpitaba rápidamente al notarlo tan callado y sentía miedo por él, no me gustaba verlo así; parecía un cachorrito abandonado.
- ¿Seguro que estas bien? – insistí.
- Quiero ir a casa – se levanto de la silla haciendo señas a un camarero que justamente estaba cerca de nosotros – La cuenta, por favor.