Junte mis labios con los suyos sintiendo el sabor de su aroma, su tacto, su piel. Sus manos pasaron por mis mejillas secando mis lágrimas con ternura y cuando son separamos junto su frente con la mía.
-Perdoname Mary yo...
-Shhhh, no hables Javi. Dejate llevar.
- Te amo beba.
- Vamos a mi casa.- Me hizo abrir los ojos para ver su cara burlona.-¿que?- pregunté.
- Estamos en el estacionamiento Marybel.
-¿¡Que!?- Pregunto asombrada mientras veo hacia los lados.
- Es-ta-mos- en- el...
- Callate estupido.- dije dandole una pequeña cachetada.
Me hizo caso al unir sus labios a los mios con delicadeza. Abrió la puerta del auto y se bajo conmigo encima con algo de dificultad mientras me besaba. Recostandome en el carro me soltó y se alejo un poco.
- ¿me harías el honor de invitarme a tu casa?
- Solo si me cargas.
- Tus deseos son ordenes.- dijo con malicia.
Me alzo como un bebé y me llevo en dirección a las escaleras pero justo en lo que iba a subir el primer escalón se dio la vuelta.
- ¿a donde me llevas?- pregunte asustada.
- Al ascensor.- lo mato, comencé a gritar como loca mientras estaba en sus brazos, el se detuvo porque la crisis de risa que tenia no lo dejaba caminar.
Como pude me solté y salí corriendo hacia las escaleras y el detrás de mi, entre risas las subimos hasta llegar a mi piso cansados pero divertidos. Con la respiración agitada por haber corrido recoste mi cabeza a la puerta de mi apartamento.
- Eres traviesa.- dijo con voz ronca mientras me tomaba por la cintura y besaba mi cuello.
- Javier no hagas eso, nos pueden ver los vecinos.
- Que les den.
Se apodero de mis labios con fuerza, me beso con tanta necesidad que no podía resistir mas tiempo ahí o terminaríamos desnudos en la entrada. Mientras repartía besos en mi cuello abrí la puerta y entramos desesperados, me cargo de nuevo y nos fuimos a mi habitación.
Deseosa de su cuerpo me despoje de mi camisa mientras me recostaba en la cama, cada vez sus besos eran mas intensos. Mas carnales.
- Te deseo tanto.- me deje llevar pero una voz de lo mas profunda de mi subconsciente me dijo «A Gabriela también la desea»
¿sera cierto? ¿también amara a Gabriela? ¿me volvió a buscar solo por sexo? ¿me amara de verdad? ¡¿que carajos estoy haciendo?!
Lo empuje con fuerza y me vio alarmado, mi mirada reflejaba dolor, rencor. Me esta utilizando para sus deseos carnales y yo de puta me estoy dejando.
- ¿que ocurre?- pregunto con la respiración entre cortada.
- No puedo.- me puse la camisa con rapidez y me levante de la cama.
- Mary...
- ¿crees que con un par de canciones te voy a perdonar? Me envolviste para tener sexo Javier.
- No.
-¡Si!.
- Ok callate y dejame hablar Montenegro.- odio mas que a nada que me llame por mi apellido.
- ok, habla.- dije sentándome el la orilla de la cama cruzandome de brazos y piernas.
- Mi amor por ti es real niña, cierto cometí un error y me deje envolver en una maraña de cosas, pero antes de eso te demostré miles de veces cuanto te amo.- estoy haciendo un gran esfuerzo por no interrumpirlo.- Dejare a Gabriela, ya lo hable con mi padre y le dije que sin importar nada intentaría que me perdonarás y aun si no lo haces no volveré con ella. Nunca te he mentido Marybel nunca. Si es cierto que estuve con Gabriela y no tengo justificación en eso solo puedo decir que soy hombre. Mas ella no se compara a ti, el mayor error que he cometido en esta vida ha sido dejarte libre. Fui ciego debí luchar para parar las peleas que nos separaron. Perdoname, te lo ruego.
- Si tu papá te hubiese dicho lo de Gabriela y aun fueras mi novio ¿que hubieses hecho?
- Hubiese renunciado a mi apellido si fuera necesario pero no te hubiese dejado por nada del mundo, actualmente me lamento y me odio un poco por dejarte. Me duele saber que puede haber alguien mas que ocupe el lugar que yo ocupo en tu corazón.
- No Javier, nunca habrá nadie.- digo cabizbaja.- Nunca amare a nadie como lo hice o lo hago contigo, tu eres mi primer amor y aunque te odie por lo que hiciste el amor que siento sigue intacto y lo acabo de comprobar pero necesito hechos para perdonarte. Una parte de mi lo ha hecho pero la imagen que tengo en mi cabeza de Gabriela y tu... No puedo.
No dice mas, me abraza con fuerza duramos un rato así. Besa mi frente y me lleva de la mano a la sala.
- Te amo Marybel, te amo con todas mis fuerzas y...- respira profundo con dolor.- Y aceptare la decisión que tomes, te voy a esperar el resto de mi vida si es necesario.- Se acerca y me da un pequeño beso en los labios.- Tu felicidad es mi felicidad y solo tu tienes el derecho de escoger con quien ser feliz así sea con conmigo... o con el.
Dios mio, Gerardo. Llevo las manos a mi boca para no emitir ningún llanto mientras mis lágrimas corren nuevamente por mis mejillas.
- Mandare a alguien a traer tu auto.- ignora mis lágrimas y me regala una pequeña sonrisa al abrir la puerta.- Te amo.- me dijo despidiéndose.
Quede como una momia parada con las manos en la boca ¿como me pude olvidar de Gerardo? El ha sido tan especial conmigo y yo... ¿porque lo tuve que elegir a el para darle celos a Javier? Ahora estoy en este dilema.
El sonido del teléfono me hace abandonar mis pensamientos, lo busco como loca y logro visualizarlo en el sofá. Me recuesto y leo detenidamente el whatsapp.
Gerard♥:
Lamento el desplante preciosa, prometo recompensarte. No olvides que te quiero.
Lanzo el teléfono y respiro con fuerza, el se siente pésimo por dejarme plantada y yo de regalada casi me acuesto con Javier. Necesito organizar mis ideas, pero mas que eso necesito decidir antes de herir los sentimientos de alguno de los dos.
Me levanto y voy a la cocina a prepararme una taza de chocolate, el dulce es el mejor antidepresivo que existe. Preparo mi taza y voy de nuevo a la sala, decido "ver una película" mientras me tomo mi chocolate. En realidad no puedo dejar de pensar en los dos hombres que hay en mi vida, si no me hubiese enredado con Gerardo todo seria mas sencillo con Javier y si Javier no se hubiese disculpado como lo hizo todo seria mas fácil con Gerardo. ¡AH! ¿que haré con esto que siento?
Oigo el timbre sonar y me levanto de inmediato, espero que sea mi auto. Pero no lo es y me sorprende ver a un repartidor al abrir la puerta.
- ¿Señorita Montenegro?
- Si, soy yo.- digo dudosa.
- Tiene un paquete, por favor firme aquí.- hago lo que me ordena y en cuestión de segundos el chico desaparece y aparece con un enorme ramo de frutas.
Mi cara es un poema y el chico lo nota.
-¿donde lo pongo?- dice al darse cuenta de que veo el arreglo atontada.
- A-aquí.- le señalo la mesa de vidrio sin separar la vista de las frutas en forma de rosas, claveles, margaritas y muchas flores mas.
- Que tenga buen día.- agrega desapareciendo por la puerta.
Me acerco sutilmente y acaricio las frutas, el algo deliciosamente hermoso y nunca lo había visto. Al acercarme me doy cuenta de que tiene una nota, la tomo y me siento a leerla.
" Me dijiste que no te gustaban las flores así que opte por algo mas original. Por cierto, te quiero.
Gerardo."
¡ay! ¿acaso no puede ser mas prefecto este hombre? Necesito ayuda experta. Recojo el teléfono del suelo y marco.
-aló.- oigo esa voz familiar que tanto amo.
- Mami, te necesito. Ven.
- ¿ahora que pasa hija?
- Estoy en un dilema y necesito de tus consejillos de madre.- puedo escuchar risas a través del móvil.
- Esta bien Mary, dejame terminar unas cosas y salgo para allá.
- Te amo má.
- Yo mas a ti mi niña.
Cuelgo y me siento frente al ramo, es hermoso, supongo que lo menos que debo hacer es agradecerle. Marco su numero y repica... repica... ¿porque tiene que tardar tanto en contestar? No sorport...
- Hola preciosa.- su voz me derrite, dios quiero que este aquí conmigo.
- Gracias por el regalo, es hermoso.- digo tomando una uva y comiéndola.
- Me alegra que te haya gustado, pensé en llevártela personalmente pero tuve que volver al trabajo.- No se en que estoy pensando pero lo quiero aquí conmigo.
-Tranquilo, no me extrañes.
- No me pidas imposibles preciosa.
- Te quiero.- me siento pésima por lo que hago, lo estoy ilusionando pero realmente lo quiero.
- Y yo a ti Mary, yo a ti.
Cuelgo y me hago bolita en el sofá. Soy una perra, nunca debí intentar jugar con Gerardo. Quise joder a Javier y la que termino jodida fui yo con un puto triangulo amoroso. Durante un rato miro fijamente el arreglo y como una que otra fruta mientras me doy miles de cachetadas mentales por el hecho de querer a dos hombres.
- ¡Dios mio, que hermoso!- dice la rubia y preciosa mujer que me dio la vida al entrar.
- Lo se y también es delicioso.- me siento y la veo con algo de tristeza.
Admiro a mi madre mas que a nadie en el mundo, con 42 años se mantiene como una mujer de treinta. Me gustaría tener una vida como la suya cuando tenga esa edad, el puto problema es que no se con quien quiero estar ni a los 42 ni a los 22.
- A ver cuentame ¿te auto-regalaste un ramo para sentirte amada?- dice entre risas mientras se sienta junto a mi. Había olvidado que siempre me hace Bullying.
- ¡no, madre! Esta cosa me la regalaron.
- Javier.- río al ver como pone los ojos en blanco.
- ¿porque todos odian a Javier? El no es un mal hombre y... Y no, no fue Javier.
-¡¿EN SERIO?!.
- Me estoy cuestionando el porque te llame.
- Porque soy tu madre y te daré "consejillos".- ignorando lo que dice me dispongo a contarle todo.
- A ver y te explico. Estoy en medio de un trio amoroso, busque a un chico para hacer reventar a Javier de los celos porque me lo conseguí en un baño teniendo sexo con Gabriela y quería demostrarle que yo también podía estar con quien quisiera pero resulta que ese chico es el hombre mas perfecto del mundo que en tan solo un par de días me ha hecho sentir la mujer mas feliz del planeta y creo que me estoy enamorando de el. Madre cuando me besa siento que el mundo a mi alrededor desaparece y que no existe ni tiempo ni espacio, antes Javier estaba en mi mente las 24 horas al día y ahora este chico, este chico me hace feliz.
- Pero...
- Pero no puedo dejar el pasado atrás mama se que Gerardo puede ser "don perfecto" pero Javier es todo lo que yo quería, ha estado aquí hace poco y se ha disculpado. Lo vi realmente arrepentido cuando dijo que lucharía por mi con todas sus fuerzas. Maldita sea los quiero a los dos.
- ¿Gerardo?
- Hammill, mi papá vino a decirme que le celebraran su cumpleaños el viernes y que debo ir.
-¡Dios mio hija! Ese niño es una gran persona como sus padres.
- El me regalo el ramo disculpándose por no haber venido a visitarme y yo estaba aquí, dispuesta a volver con Javier. Me siento muy mal conmigo por quererlos a ambos.- me tomo por el lóbulo de la cara y me acaricio mientras me acunaba.
- La decisión que tomes sera la mejor para todos Marybel, pero no puedes torturarte de esta manera. No esta bien que te mantengas aferrada a una relación del pasado, pero tampoco debes confundir el cariño con el agradecimiento.
- No es agradecimiento, de verdad lo quiero.
- Entonces decide, pero con la cabeza fría y sin que ninguno de los dos influya. Vámonos de aquí Mary, te vendrá bien pasar unos días en casa junto al calor de tus padres. Alejalos por completo y cuando decidas, buscalos para informarles lo que quieres. Si quieres estar con Javier, si quieres estar con Gerardo o si quieres estar sola.
Asiento como tonta, mamá tiene razón. Además quiero pasar los últimos días de vacaciones junto a ellos.
- Mami pero la fiesta.
- Iremos a esa fiesta, y te vestiras para impresionar. Tu belleza resaltara y tendrás una gran sonrisa porque estarás en busca de tu felicidad, esos dos hombres estarán mas que locos por mi pequeña.- sonrió, definitivamente mi mamá es la mejor de todas.
Arreglo un pequeño bolso con mis cosas personales ya que en la casa tengo todo lo que necesito y juntas desarmamos el ramo para comernos las frutas. Al terminar mi llamamos a Lucas, el chofer. Y nos vamos directo a la casa.
Me siento independiente en mi apartamento pero apenas cruzo las rejas de la casa me siento en mi hogar, me siento pequeña y mimada de nuevo. Entramos y saludo con cariño a todos, me siento en el gran salón a hablar animadamente un rato con Anita la ama de llaves que es como mi segunda madre y con las chicas que trabajan en la casa. Mi familia vive cómodamente pero siempre nos hemos caracterizado por ser humildes.
Después de ponerme al día subo a mi habitación y me lanzo en la cama saludándola, entrañaba mi hogar. Camino por la habitación comprobando que todo esta como lo deje y así lo esta. Me siento en uno de los muebles y pierdo mi mirada a la nada. Creo que ni porque me valla al fin del mundo dejare de pensar en ellos pero estoy segura de que aquí tomare una decisión.
- ¿decidiste?- pregunta mi madre en tono de juego al entrar a la habitación.
- Por supuesto mami, decidí ser feliz.