Besos que curan [ADL #2] ✔

By CMStrongville

4.2M 288K 34.3K

Kea es todo lo que Fidel no quiere: grosera, impulsiva y problemática. Entonces ¿por qué parece no poder saca... More

SINOPSIS
PREFACIO
[UNO]
[DOS]
[TRES]
[CUATRO]
[CINCO]
[SEIS]
[SIETE]
[OCHO]
[NUEVE]
[DIEZ]
[ONCE]
[DOCE]
[TRECE]
[CATORCE]
[QUINCE]
[DIECISIETE]
[DIECIOCHO]
[DIECINUEVE]
[VEINTE]
[VEINTIUNO]
[VEINTIDÓS]
[VEINTITRÉS]
[VEINTICUATRO]
[VEINTICINCO]
[VEINTISÉIS]
[VEINTISIETE]
[VEINTIOCHO]
[VEINTINUEVE]
[TREINTA]
[TREINTA Y UNO]
[TREINTA Y DOS]
[TREINTA Y TRES]
[TREINTA Y CUATRO]
[EPÍLOGO]

[DIECISÉIS]

85.8K 6.9K 500
By CMStrongville

Fue un placer equivocarme contigo.

DANNS VEGA
...

KEA

Los días siguientes pasan volando y Fidel me deja en paz, tal y como se lo pedí. No me busca, no me envía mensajes y la extraña calma que sentí el último día que lo vi, se convierte en rabia.

Sigo sintiendo ese vacío dentro de mí por haber sido tan tonta como para entregarle mi virginidad a Alex, pero más que triste estoy molesta. Conmigo, con Alex, con Fidel, con mi padre, con Diego... Con todo mundo, menos con mi mejor amiga.

Estos últimos días Naira y yo nos la hemos pasado juntas, ya sea viendo películas, conversando o solo estando tristes en compañía de la otra.

No me he atrevido a contarle de Fidel. No sé qué le diría del mejor amigo de su novio. Exnovio, quiero decir.

¿Qué me hizo sentir feliz y luego más triste de lo que había estado antes? Conociéndola iba a querer ir y decirle una que otra palabra. Amenazarlo incluso, yo lo sé. Por verme feliz, mi mejor amiga es capaz de todo. Y yo también lo soy por ella.

Es por eso que cuando las vacaciones llegan y ella se va, no le pido que no me deje. Tal vez unas semanas alejada de todo este drama, de Asier y su inocente estupidez, la relajen un poco. Puede que logre despejar su mente, ser un poquito menos infeliz.

Si pudieras alejarte de todos tus problemas aunque sea por unos instantes, ¿no lo harías? Yo sí. Lástima que no tenga la oportunidad.

Nai la tiene y es por eso que quiero que la aproveche. Que salga, visite a su papá, que ría y se olvide de todo lo malo aunque solo sean unos minutos. Sé que le hará bien.

Me cuelo en la habitación de Diego y tomo su laptop prestada. Le dije a Nai que estaríamos en contacto y es por eso que una semana después de su partida aquí estoy en mi cama iniciando sesión en skype a pesar de que lo único que quiero hacer es dormir hasta que ya no pueda más.

Un golpe en mi puerta cerrada me hace dar un respingo.

—Kea, ya volví —informa mi papá—. ¿Quieres que pida algo de comida?

Hago una mueca a pesar de que no puede verme y tecleo mi contraseña.

Desde que volvió la semana pasada ha estado actuando algo extraño. Siempre está de un humor irritable, pero... ya no toma. Dijo que el día en que me golpeó por accidente se dio cuenta de que estaba bastante mal, que el camino que había decidido tomar no era el mejor para nosotros, y entonces fue a buscar ayuda para acabar con su problema de alcoholismo.

Me alegro mucho por él, en verdad. Es el hombre que me dio la vida y verlo autodestruirse no es bonito, pero si lo que quiere es arreglar su relación conmigo... entonces creo que ya es tarde.

Dentro de poco me iré de esta casa, de este pueblo, y jamás volveré. No tiene sentido que quiera arreglar algo que está más que descompuesto.

—No, gracias. Yo no tengo hambre. ¿Quieres que te prepare algo? —inquiero.

Un bostezo se deja oír al otro lado de mi puerta y me imagino a mi papá con esas ojeras que cada día parecen estar más marcadas.

—No, no. Tú sigue con tus cosas, yo veré la tele un rato.

Sus pasos se alejan sin esperar respuesta por mi parte y entonces enfoco toda mi atención en la pantalla que tengo delante. Un mensaje de Naira llega a mi ventana de chat.

Nai: Asier me odia, amiga. No me ha contestado ni un mensaje desde que me fui :( ¿Crees que me odia?

Yo: Hablemos por Skype, ¿quieres?

Nai: Vale.

***

 —¡Kea, te buscan!

El grito enfurecido de mi papá se deja escuchar hasta la cocina, donde me encuentro preparándonos algo para comer, por lo que dejo todo y voy a echar un vistazo.

—¿Qué pasa, papi?

—Te buscan dos chicos. Date prisa que tengo hambre y la casa es un asco —dice con la vista fija en alguien frente a él.

Ruedo los ojos sin que se dé cuenta y empujo ligeramente su espalda.

—Sí, pá. Ve a descansar, luces cansado —indico, queriendo que se haga a un lado.

Cuando por fin entra y veo a Asier luciendo incómodo frente a mí, mis cejas vuelan al nacimiento de mi cabello.

—Asier, ¿qué pasa? —inquiero nerviosa.

Sus ojos miran por encima de mi hombro hacia el interior de la casa y yo cierro con cuidado. No quiero que vea el desastre que hay dentro.

Baja los ojos avergonzado y se disculpa, a lo que le pregunto si puedo ayudarlo en algo.

—Es Nai —dice—. Yo... no sé qué hacer.

Parece tan triste como mi amiga y no puedo decir que no a esos ojos de cachorrito.

Río al darme cuenta que estoy dispuesta a ayudar a quien tiene deprimida a mi mejor amiga.

—Primero empieza por contarme por qué has estado ignorando a mi amiga durante toda esta semana —exijo. Y él lo hace.

Asier me cuenta toda la cadena de desafortunados sucesos que han impedido que se ponga en contacto con Nai y yo escucho con atención.

En el fondo me siento aliviada de que haya una explicación para todo. Sé que ellos podrán arreglarse cuando Nai vuelva. Está diciendo algo acerca de lo tonto que ha sido, cuando el sonido de la moto de Diego acercándose lo interrumpe.

La puerta de un auto cerrándose llama mi atención y giro el rostro para ver a Fidel caminando hacia nosotros.

Escucho que Diego dice algo, pero no pongo mucha atención. Justo ahora estoy concentrado en Fidel y la extraña mirada en sus ojos.

Estoy enojada con él, sí, pero eso no impide que me siga gustando. Maldición.

Todo sería más fácil si pudiera borrar de mi mente todos los recuerdos que guardo de él. De nosotros.

Sus besos, la manera en que me hacía reír, cómo parecía buscarme siempre solo porque quería pasar más tiempo a mi lado...

Si tan solo no hubiéramos sido tan tontos. Si él no hubiera tenido miedo y yo no hubiera actuado movida por mi dolor.

Escucho que Diego pregunta por Nai y respondo sin despegar mi vista de Fidel.

—Está con su padre, recuerda.

Comienza a hablar con Asier y yo me muevo hacia Fidel cuando este me hace una seña para que me acerque.

—¿Qué? —pregunto en un murmullo.

Sus ojos vagan por mi rostro durante unos segundos en silencio y luego se posan en mi boca.

—Quiero hablar contigo —dice.

—Pues habla.

—Pero no aquí. Podemos... ¿hay algún lugar donde podamos tener privacidad? —pregunta mirándome por fin a los ojos.

Yo desvío la mirada sin poder soportar la intensidad de la suya y asiento a duras penas.

—Hay un parque a un par de cuadras —susurro.

—¿Y podemos ir? —inquiere—. Solo serán cinco minutos, lo prometo.

Debería decir no. Quiero decirle que no, pero es que se oye tan ilusionado... Y una gran parte de mí se muere por saber qué es lo que quiere decirme.

Miro por encima de mi hombro a mi hermano y Asier hablando y asiento una vez más.

—Bien.

Le escribo con rapidez un mensaje a Diego una vez que hemos caminado una distancia considerable y entonces guardo mi celular en el bolsillo trasero de mi pantalón.

No debería emocionarme cuando toma mi mano y tira de mí con más prisa, pero es como si mi cuerpo no hubiera recibido el memorándum de mi cerebro informándole que lo odiamos. Su olor, su cercanía, todo de él sigue afectándome, aunque me gustaría que no fuera así.

Un deseo por beber un vaso con cloro me llena al sentir algo parecido a mariposas tomando vuelo en mi estómago. No quiero. No quiero que me siga haciendo sentir cosas. Hace que me moleste conmigo misma por ser tan sencilla de manipular por él. Bastan una sonrisa, unas palabras bonitas, una mirada y ya estoy cayendo de nuevo.

Lo peor es que no sé cuándo, dónde o cómo voy a aterrizar. Si estará ahí para amortiguar mi caída o me dejará por mi cuenta para reparar otra vez mis pedazos rotos.

Me prometo mentalmente a mí misma que no importa lo que diga, no volveré a caer por su juego. La lección ya la he aprendido.

Llegamos al parque casi vacío en cuestión de minutos y me giro para enfrentarlo. Quiero acabar con este asunto y volver a casa en cuanto antes.

—Ahora sí —suelto molesta—, di lo que tengas que decir.

Lanzo mi cabello por encima de mi hombro y me cruzo de brazos en una posición retadora, pero entonces él se acerca y acuna mi rostro entre sus calidad manos, haciéndome anhelar de nuevo sus besos.

Como decía: soy débil cuando lo tengo a mi lado. Solo sentirlo así de cerca, recordar cómo era cuando estábamos juntos, y mis resoluciones han salido volando por la ventana. Quiero besarlo tanto justo ahora...

Como si leyera mi mente, su mirada cae a mis labios y relame los suyos.

—Te extraño —dice, nuestros labios rozándose con cada palabra.

Cierra los ojos y presiona su frente con la mía sin hacer algún otro movimiento. Sus manos tiemblan y su respiración ha cambiado. Parece estar luchando con el impulso de besarme y eso me hace sonreír, sentirme con poder.

Y a pesar de que me he prometido no caer por su juego, no he dicho nada sobre no jugar con sus reglas, así que tomo su camiseta en mi puño y desaparezco la distancia entre nosotros, besándolo como he estado deseando hacer.

Dejaré que el arrepentimiento venga después.

Continue Reading

You'll Also Like

4.1K 301 53
(COMPLETA) Olivia acaba de llegar a Tlatlatlillitlán, un pintoresco y tranquilo pueblo ó eso es lo que cree. Todas las personas ocultan algo, en esp...
153K 13.4K 12
¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se...
620 187 23
Tenía una vida normal, básica. Mi propósito era hacerme escritora aunque no creyera en eso del amor pero era mi punto. Bueno, hasta que un guitarrist...
147K 18.1K 39
Él la conoció. La odió. Se volvió su amigo. La unió con su mejor amigo. La amó. Y se arrepintió de haberlos unido...