Defenseless. [Law x Luffy]

By Hippxcampus

76.9K 6K 2.8K

La historia de un médico peculiar y un universitario rebelde. Law odiaba a los críos, eso lo tenía claro. Lo... More

Ese día.
Tiempo.
Encuentro.
Inicio.
Oportunidades.
Acercamiento.
Desfase.
Revueltos.
Ataques.
Fatalidad.
Heridas.
Fuego.
Pérdidas.
Secretos oscuros.
Revelación.
A flote.

Enigma.

3.1K 267 124
By Hippxcampus

(POV LUFFY)

Tragué saliva ante la interrupción del ojiambarino. Ahora me encontraba unos cuantos tonos más pálido de lo normal.

-¿Desde hace cuánto tú...?- preguntó con la voz algo quebrada.

-Kid, yo...

-Ya veo. Dios, si es que soy imbécil. ¡Joder!- gritó, dando a su vez un golpe contra el grueso tronco del árbol sobre nosotros.

Miré al suelo sintiéndome muy mal por él. Me habría gustado que las cosas hubieran sido de otra forma. Él no se había portado lo suficientemente bien, pero nadie lo había hecho. Y aquello no era excusa para haberme adelantado a los acontecimientos.

-Todo ha sido una puta mentira, tendría que habérmelo imaginado. Si es que soy estúpido por pensar que realmente no sentías nada por ese doctor de mierda.

-¡Eso no es verdad! ¡Yo sí te he querido! Puede que no tanto como ahora quiero a Torao, pero lo que yo sentía era verdadero. Yo jamás he querido hacerte daño. Me odio a mí mismo por hacerte esto, por sentirme así, pero no puedo evitarlo, no es como si pudiera cambiarlo.

La pelirrosa se quedó estática, horrorizada, con un temor profundo en el fondo de sus ojos.

Vacía.

-No puede ser... tú no... Luffy, no me digas que tú eres su...- murmuró entrecortadamente con el miedo en sus ojos.

-Rebecca yo-

-Ya veo. Mamá tenía razón, este mundo es una mierda- susurró mientras se alejaba con la mirada perdida, dejando de ser ella-.

Corrí detrás para abrazarla, hundiendo mi cara en su espalda mientras las lágrimas se me saltaban. Era la única amiga que había tenido.

Realmente soy una pésima persona.

-No te va-vayas... p-por favor... Rebecca n-no me dejes. No te enfades. No quiero estar s-solo. No otra vez- mascullé egoístamente llorando-.

Y ante mi desconcierto, mi llanto fue transmitido a su ser, que tembló entre mis brazos intentando acallar su dolor.

-Déjala irse. Tiempo es lo mínimo que puedes darle- sugirió el pelirrojo con su mano en mi hombro-.

Mis brazos cedieron en el agarre, permitiéndole marchar, sin tan siquiera recibir un gesto de odio hacia mí, sólo una indiferencia que me heló más el alma.

Caí al suelo sobre mis rodillas, considerándome la escoria más grande del planeta.

Yo sólamente quería ser feliz.

-Lo siento.

Levanté la cabeza para posar mis acuosos ojos en la mirada penetrante de mi acompañante.

-Siento no haber sido el novio que querías. Supongo que desde el primer momento en que te ví, me gustaste. Para mi suerte, nunca has tenido con quien juntarte aparte del cabrón de Sanji. Pero al menos he conseguido mantenerte alejado de él.

Apreté mis dedos sobre la tela del pantalón para descargar en ellos la furia que comenzaba a sentir mi inestable alma.

-Seguramente no lo entiendas. Pero viendo que ya no me quedan posibilidades contigo, prefiero que me odies a mí que a que ese desgraciado te haga daño. Yo lo alejé de ti.

-¿Qué... qué estas diciendo? Él era la única persona que estaba conmigo. Llevo sin saber nada de él desde que empezó el verano. ¡¿Por qué lo has hecho?! ¡¿Siempre tienes que estar metiéndote en mi vida?!

Se agachó a mi altura rodeándome con sus brazos, ocultando su cara en mi cuello. Jamás me habría imaginado que lo había hecho con la intención de que no presenciara su rostro deshecho.

Intenté forcejear para deshacer aquel abrazo, pero así únicamente lo reafirmó más.

-Déjame estar así por un momento, por favor. Sólo una última vez- suplicó con un tono que me rompió el corazón, dejando a un lado mi empeño en apartarlo-. Hasta esta mañana pensaba que todo iba a volver a ser como antes, ¿sabes? Me siento un poco estúpido por haberme puesto tan feliz por eso. Siento haber estado tan ciego.

Esta vez fui yo el que apretó su cuerpo contra el mío. No podía corresponder sus sentimientos, pero aquello no implicaba que tuviera que destrozarlos.

-Siempre he agradecido que no tuvieras amigos. Tenía miedo de que si alguien viera tu interior te alejara de mí, porque en verdad eres la bondad en persona. Sé que no es excusa, pero mi propio egoísmo hizo que quisiera aislarte de los demás, no podía pensar en el momento en que te arrebatan de mi lado. Por eso cuando cada vez que te veía con el doctor... enloquecía. De verdad que no quería tratarte como a un objeto, lo último que quería era hacerte daño, pero... De verdad me sentía fatal, era como si él en unos meses hubiera conseguido lo que yo jamás he logrado. Se veía en tus ojos.

Acarició mis cabellos en el mismo instante en que me puse a temblar.

-No llores, tonto. No sirve de nada que te sientas mal por mí.

-Pero es que... he sido yo el que te ha hecho daño. Tendría que haber acabado las cosas antes de irme con Torao. Les he hecho daño a todos por haber querido irme con él- confesé en alto, rompiendo a llorar de una vez-.

-Realmente eres un cabeza hueca. Si lo piensas detenidamente, tú ya habías terminado conmigo. No debes echarte la culpa. En todo caso soy yo el que debe disculparse por haber actuado así. Lo malinterpreté todo. De verdad pensaba que estabas mal por mí y... siento lo que pasó esa noche. No te mereces tener una relación tan tóxica, nadie se lo merece. No he hecho más que tratar de mantener mis temores e inseguridades controlados a base de tenerte controlado a ti, y eso es algo que jamás me podré perdonar. Ahora lo veo con claridad. Pero sé que yo no soy así, quiero creer que soy más que esto. No sé si algún día podré perdonarme, pero por el momento quiero intentar cambiar. Y a no ser que de verdad lo haga, no podré querer a nadie como se merece. No quiero que nadie más sufra por mi culpa.

Preferí no abrir más la herida y callarme lo que en realidad había pasado. Por muy traumatizante que hubiera sido para mí, prefería dejarlo ya zanjado. Kid también quería dejarlo atrás, quería cambiar.

Rompí el abrazo para mirarlo directamente a los ojos, ahora enrojecidos por el dolor que le estaba costando decirme aquello.

Sabía perfectamente que pedirle mantenerse junto a mí era demasiado egoísta por mi parte. Pero me dolía que acabara de esta forma. Era curioso que aún quisiese ayudarlo a pesar de todo lo que me había hecho.

Y es entonces cuando me di cuenta de la situación tan enrevesada en la que estaba. Tendría que dejar a un lado la dependencia emocional de lo que había sido nuestra relación.

Ahora sólo podía alegrarme por el hecho de que él estuviera dispuesto a sanar, pero no era mi labor ya, nunca lo había sido.

Tal vez lo más inteligente era partir por caminos diferentes, esperando que nuestras almas pudieran volver a sentirse plenas y sin dolor.

Quería poder ayudarlo, pero preocuparme primero por mi salud mental también es la clase de amor propio que debería tenerme.

Era hora de dejarnos ir.

-Si ese cabrón te hace daño, no dudes en decírmelo, que iré enseguida a partirle su bonita cara- dijo algo más sonriente, supongo que para no preocuparme-.

Y logró su cometido, sacándome una tímida sonrisa por saber que iba a estar ahí si en verdad lo necesitaba.

Confiaba en que cambiaría y podría ser feliz algún día.

Nos pusimos en pie al oír el sonido de la campana que ponía inicio a las clases.

-Hasta aquí llegó todo. Me habría gustado hacerte feliz.

Suspiré profundamente con pesar. Y sin nada más que aportar a la conversación, cada uno tomó un rumbo distinto, yo con un peso menos que cargar.

Acabé llegando tarde a la clase que me correspondía, pero con una disculpa fue suficiente.

Ahora sólo me quedaba disculparme apropiadamente con Rebecca, aunque el miedo de pensar que me abandonaría se apoderaba de mí.

La situación no varió hasta llegar al final del horario lectivo, en el que me dirigí a prisa a ver a Torao, pero para mi sorpresa, ni siquiera se encontraba allí.

En un principio había optado por salir a buscarlo, pero estaba seguro de que acabaría llegando tarde o temprano, por lo que esperé dentro.

Iba a sentarme en la camilla cuando ante mi vista se cruzó la imagen de un pequeño marco de foto sobre el escritorio del doctor.

En él aparecía un hombre rubio mayor junto a Torao.

Ahora que me detenía a pensarlo, ¿qué sabía yo de la vida privada de Law?

¿Sería ese su padre? Él no era rubio, por lo que me había hecho dudar de si así era.

¿Seguiría vivo? ¿Se hablaría con él? En todos estos meses no lo había visto rondar por el edificio, así que no estaba seguro.

El hecho de que fuera prácticamente un desconocido consiguió deprimirme levemente, mirando con más nostalgia aquella foto.

-Anda, con que al final te dignas a aparecer por aquí.

Y con un rápido movimiento me acorraló sobre el escritorio, obligando a que mi cara se posara totalmente contra la madera, junto al envoltorio que acaba de tirar sobre el mueble.

Intenté girarme para mirarle a los ojos, pero entonces sujetó firmemente mis muñecas sobre mi espalda.

-¿Creías que te iba a dejar escapar?

-¿Eh? ¡¿Qué he hecho ahora?!

Y con una falsa estocada perforó mi cordura, y, de no ser por llevar los pantalones, también mi entrada.

Inmediatamente se me subieron los sonrojos a la cabeza, logrando contener al menos el pequeño gemido que había amenazado con salir.

-¿Te parece poco el hecho de haberme abandonado esta mañana? Si vas a ser mi novio al menos podrías comportarte como tal.

-¿Y cómo se hace eso?

Una sonrisa lasciva decoró su cara, bañando con lujuria aquellos ojos que me atacarían en cuanto me distrajera.

-No sabes bien lo que has dicho- sentenció-.

Con su mano libre delineó la escasa curvatura de mis caderas, yendo a parar a uno de mis glúteos, deleitándose con su voluptuosa forma a placer.

-¿Sabes? Llevaba mucho tiempo sin hacer este tipo de cosas.

-¿Eh? No te referirás a que quieres...

La sonrisa que mostró contestó mi propia pregunta, consiguiendo que mi rojez fuera más notoria.

-No me mires así. Es tu culpa por haberme dejado necesitado en casa. Te tengo que castigar.

-¿Tienes complejo de Grey o cómo?

-Tal vez.

Liberó mi manoseado trasero para poner boca abajo la foto anteriormente mencionada, indicándome que mis suposiciones no eran erróneas.

Tras trastear con el cierre de mis pantalones, acabó bajándolos a medio muslo, lo suficiente para proseguir con la labor.

No se hizo de rogar y empezó a pasear sus traviesos dedos por mi entrada, jugando a hacer presión sobre ella.

Era una tortura para mi impaciencia.

Comencé a soltar bufidos más prominentes cada vez con más frecuencia.

-Para... ¿Y si alguien viene...?

-Oh, ¿puedes preocuparte por eso? Porque tu cuerpo parece que reacciona muy bien.

Incrustó dos de sus dedos en mí, consiguiendo que un pequeño gemido se escapara de mis labios. Mas se vio anulado gracias a que el mayor había liberado una de mis manos que fue directamente a mi boca.

-Qué pervertido eres, Luffy-ya- susurró en mi oído desde atrás con esa voz tan ronca y sensual que tenía-. Parece que el morbo de ser escuchado te enciende todavía más.

No contesté, no pude. Seguía embistiéndome con sus tan expertos dedos. Pero mi vicio se vio interrumpido en el momento en que los sacó.

Le miré reprochante. Si no acababa con aquello, la erección que había crecido entre mis piernas por su culpa no iba a ser liberada a gusto.

Pero me temía que el motivo de que se hubiera detenido iba a ser el mismo que me haría enloquecer completamente adelante.

Lo observé detenidamente una vez el papel quedó en el suelo, haciéndome temblar cuando presionó con la recién abierta chocolatina mi tan necesitado ser.

-¡No! ¡Eso no!- exhalté al sentir el frío proveniente de tal dulce.

Depositó uno de sus besos sobre mi cuello, haciéndome saber que quien se encontraba allí era él.

-Hoy te vas a quedar sin mí, así aprenderás que sin mi beso de buenos días, no funciono.

Acabó de meterlo entero. Y gemí alto, vamos que si lo hice.

Las piernas me temblaban de lo placenteramente insoportable que era aquello.

¿En qué tipo de persona depravada me estaba volviendo?

Sentía el líquido deshaciéndose en mi interior hasta gotear el mismo suelo de madera sobre el que me hallaba.

Volvió a sacar el intruso, soltándo mi otra mano y agachándose a la altura de mis glúteos.

-Eres precioso.

Todos los momentos humillantes que pasé a lo largo de toda mi vida dejaron de ser importantes una vez aquel comentario fue pronunciado por el sádico doctor.

De frío pasó a ser cálido, muy cálido. Nunca había imaginado que una simple lengua podía hacer tales cosas. Y mucho menos llegar a semejantes lugares.

Había perdido toda coherencia que pudiera llegar a tener ante tanto placer, ya que para rematarme había empezado a masturbar mi miembro a la vez que movía su mágica y húmeda lengua.

Sería una vergüenza para mí revelar el escaso tiempo que tardé en venirme, por lo que no lo diré.

Pero me molestó mucho que yo, precisamente yo, hubiera adoptado una completa actitud de niño virgen y él ni siquiera se hubiera empalmado. O al menos eso parecía.

¡¿De dónde cojones salía su autocontrol?!

Pareció leer mi mente, ya que ni siquiera estaba en condiciones de pronunciar siquiera una palabra, y se rió.

-Años de práctica, mocoso.

Me habría gustado contestarle un "qué bien mientes" o algo por el estilo, pero así estaba bien.

Robó un pequeño beso de mis labios y salió por mi puerta sin darme la oportunidad de responder tampoco.

Aquel leve roce me había pillado por sorpresa, por lo que la tonta carita de enamorado que se me había quedado tenía una perfecta excusa.

-Si no te das prisa tendré que volver a castigarte en casa, así que tú verás- se oyó desde fuera-.

Sonreí ampliamente y tras alistarme el uniforme, corrí tras él.

Acabó pasando su brazo sobre mis hombros, alegrándome infinitamente por tal descaro ante el resto.

-Si sigues poniendo esa carita no voy a poder aguantar hasta casa.

-Es que no puedo evitarlo. Te quiero mucho, Torao- confesé sonrientemente feliz-.

El sonrojo que apareció en sus mejillas es algo que jamás olvidaré.

De verdad todo era demasiado bonito como para ser verdad.

Era...

Continue Reading

You'll Also Like

347 50 7
un día lluvioso un joven brujo que se encontraba de regreso a su casa se tiene que refugiar en una cueva donde se encuentra con el cachorro de lobo l...
33.8K 6.7K 87
✯ - La hija del rey demonio encontrará a un Aventurero. Uno que Estúpidamente por las prisas no pudo aprender Teleport y ahora su destino cambiará...
9.8K 1.3K 20
Tanjiro Kamado, un príncipe del Reino del Este, es atacado por un demonio en el regreso a su hogar. Sin embargo, es salvado por aquel hombre de la le...
149K 12.7K 29
MikaxYuu Después del reencuentro entre Mikaela y Yuuichirou, las cosas no terminaron bien. Yuu tiene que aparentar creer una mentira, mientras lucha...