Besos que curan [ADL #2] ✔

By CMStrongville

4.2M 288K 34.3K

Kea es todo lo que Fidel no quiere: grosera, impulsiva y problemática. Entonces ¿por qué parece no poder saca... More

SINOPSIS
PREFACIO
[UNO]
[DOS]
[TRES]
[CUATRO]
[CINCO]
[SEIS]
[SIETE]
[OCHO]
[NUEVE]
[DIEZ]
[ONCE]
[DOCE]
[TRECE]
[CATORCE]
[DIECISÉIS]
[DIECISIETE]
[DIECIOCHO]
[DIECINUEVE]
[VEINTE]
[VEINTIUNO]
[VEINTIDÓS]
[VEINTITRÉS]
[VEINTICUATRO]
[VEINTICINCO]
[VEINTISÉIS]
[VEINTISIETE]
[VEINTIOCHO]
[VEINTINUEVE]
[TREINTA]
[TREINTA Y UNO]
[TREINTA Y DOS]
[TREINTA Y TRES]
[TREINTA Y CUATRO]
[EPÍLOGO]

[QUINCE]

127K 8.2K 1.4K
By CMStrongville

Ella no está loca, simplemente es feliz de una manera incomprensible.

ULISES SÁNCHEZ

.

FIDEL

—¿Cómo que no llegó a dormir? —pregunto alterado.

—Pues eso —dice el hermano de Kea con el ceño fruncido. Se encoge de hombros y no puedo evitar sentir un ramalazo de pánico.

Estoy de pie frente a su puerta ahora sintiéndome impotente. Vine con toda la intención de tratar de explicarme —y digo tratar porque ni siquiera yo sé bien qué fue con certeza lo que pasó por mi mente—, de pedirle perdón a Kea por las cosas que le dije, porque lo que menos quería era lastimarla. No quiero que sufra por mi culpa y por eso vine a pedirle que por favor olvidara mi gran estupidez. Sé que es tonto, que no va a olvidarlo tan fácil, pero quería intentarlo por lo menos.

Quería pedirle que empezáramos otra vez desde cero, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera para lograrlo, pero entonces su hermano abrió la puerta y me dijo que había salido con su novio. Con Alex nada más y nada menos... y que no volvió a dormir.

El terror que siento escalando por mi garganta es inexplicable y rivaliza en intensidad con la rabia que me carcome las entrañas. Kea es muy parecida a mí en algunos aspectos. Es impulsiva, terca y tengo miedo de que haya hecho algo de lo que puede arrepentirse después. Si yo fuera ella, si Kea hubiera sido quien me dijera que no éramos nada, hubiera hecho cualquier cosa para lastimarla de regreso. Cualquier cosa...

Pero ella es más inteligente que eso, ¿no? Tengo la esperanza de estar equivocado, sin embargo, muy en el fondo de mí, lo sé. Somos tan iguales y sé que lo ha hecho, pero no me atrevo a aceptarlo.

Trago saliva y trato de despejar mi mente de todas las proyecciones que se abren como un abanico de posibilidades.

—¿Sabes cuándo volverá? —inquiero nervioso.

Debe detectar el tono desesperado en mi voz, porque su ceño se suaviza y luego sacude la cabeza. Mira al interior de la casa por encima de su hombro y suspira.

—La verdad es que no tengo idea, pero yo le digo que te llame o algo cuando vuelva si quieres. ¿Cuál es tu nombre?

Sacudo la cabeza y doy un paso atrás dispuesto a irme.

—No importa. Ya hablare luego con ella. Eh, gracias y perdón por molestar.

Me doy la vuelta sin darle oportunidad a contestarme y me maldigo internamente por millonésima vez en lo que va del día. Subo a mi coche y, sin moverme de mi lugar, marco el número de mi mejor amigo.

¿Hola?

—Hey, Asier. ¿Estás ocupado? —cuestiono con prisa. Necesito distraerme un rato y no me vendría nada mal ir a su casa y jugar en la consola.

No, no. Ahorita no, ¿por qué? ¿Necesitas algo?

Dejo caer mi cabeza hacia atrás un poco más fuerte de lo necesario y aprieto mis ojos cerrados.

—Quería saber si puedo ir un momento, pasar el rato. Estoy... aburrido.

Escucho el murmullo ahogado de su hermanita al otro lado y el movimiento de tela.

Uhm, no sé. Es que hoy quedé con Nai y... cumplimos un mes, pero si quieres...

—Oh, vale. No, no te preocupes —lo interrumpo—, ve con tu novia. Luego quedamos, ¿sí? No es urgente —digo, obligándome a soltar una risa poco convincente.

Sé que no se ha creído mis palabras ni por un segundo cuando el silencio se instala entre nosotros.

Fidel, si de verdad necesitas venir puedo hablar con Nai. Ella va a entender —dice tranquilo, como siempre.

Sé que lo haría. Esa niña es muy dulce y mi mejor amigo muy comprensivo. Dejarían de lado todos sus planes solo por ayudar a sus amigos, pero no voy a permitirlo. Que por lo menos ellos sean felices.

—No urge —repito, esta vez la mentira sale con más facilidad—, en serio. Es más, mañana voy después de la escuela y nos ponemos al día. Ahora te dejo que tengo que ir a... hacer unas cosas.

Mmm... vale pues.

—Gracias. Adiós.

Arrojo el aparato en el asiento a mi lado cuando cuelgo y froto mis manos sobre mi rostro.

Me siento derrotado.

La probabilidad de que Kea haya pasado la noche con Alex sigue dando vueltas en mi cabeza y me enferma.

«Dios, Kea, ¿dónde estás? ¿Y qué es lo que has hecho?»

Me voy a casa y paso ahí el resto de mi día enviando mensajes a Kea, no obteniendo ninguna respuesta. Mi madre no aparece hasta muy entrada la noche, pero no me molesto en salir a recibirla. Solo me acurruco en el colchón y trato de dormir.

A la mañana siguiente Asier me envía un mensaje preguntando si puedo pasar por él. Sus padres han llevado a su hermanita al pediatra y no tiene manera de ir, por lo que acepto.

Llego a su casa y en cuanto lo veo subir al coche sé que algo ha ido mal con Nai. No necesito preguntarlo. Su semblante es demasiado transparente y luce destrozado por dentro.

Le doy una palmada en el hombro en un intento por darle consuelo y él me mira con ojos vacíos.

—Todo va a estar bien —digo, sin embargo no estoy seguro de que vaya a ser así.

Él intenta darme una sonrisa, y entonces nos encamino a la escuela.

Necesito llegar, ver a Kea y hablar con ella. Explicarme y lograr que me perdone. Necesito...

—Llegamos —susurro.

A ella. La necesito a ella.

Estos días la he extrañado como un loco y me doy cuenta de que el vacío que siento es por la falta de su presencia.

Me acostumbré demasiado rápido a su compañía y ahora quiero tenerla de vuelta.

Asier y yo bajamos del coche y nos encaminamos al edificio cuando tres chicas nos cortan el paso.

Las saludo educado y Asier igual, sin embargo nos bloquean el paso cuando intentamos rodearlas. La más bajita, la que va demasiado maquillada, comienza a coquetear con Asier y río en voz baja al verlo entrar en pánico.

Veo a Kea llegar.

Las amigas de la chica me están diciendo algo, pero toda mi atención está en Kea y los ojos tan tristes que luce hoy.

Su mirada se encuentra con la mía solo un segundo y entonces la desvía a su amiga al lado, quien parece igual o más triste que ella.

Vaya. ¿Todo mundo parece tener el corazón roto ahora o qué?

El timbre suena y me acerco a Asier cuando veo que el grupo de amigas se marcha.

—Vamos —pido indicando el interior.

Lo veo por el rabillo de mi ojo y noto que tiene la frente arrugada en confusión.

—¿Sabías que creían que era gay? —cuestiona indignado después de algunos segundos y yo no puedo evitar reír.

—¿Apenas te das cuenta? —pregunto sin dejar de carcajearme.

Entro a nuestra aula tras palmear su espalda y me dejo caer en mi asiento de siempre, justo frente a Marisa, a quien ignoro por completo. El solo verla me recuerda todo lo que he hecho mal.

Paso la mañana con la cabeza en cualquier lugar menos en clases. Veo de reojo a mi amigo y noto que está igual que yo, si no es que peor.

No sé bien lo que ha pasado con él y la pelirroja, pero al parecer esta le ha roto el corazón.

Sale casi corriendo del salón cuando la profesora nos permite salir y yo lo imito. Comienzo a caminar tras él para preguntarle lo que ocurrió con Naira, pero entonces veo a Kea por el rabillo del ojo y termino caminando hacia ella.

—Kea —la llamo. Como imaginé, ella me ignora por completo—. Kea, por favor —intento de nuevo.

Apresuro mis pasos y coloco mi mano sobre su hombro, por lo que se detiene soltando un suspiro y se gira a verme.

—¿Qué quieres? —pregunta a la defensiva.

Cruza los brazos sobre su pecho y me pregunto si es porque está molesta o, inconscientemente, se está protegiendo de mí para que no la lastime más.

—Solo quiero hablar contigo —murmuro dejando caer mi mano a mi costado.

—Bien, pues yo no quiero. —Se empieza a dar la vuelta, pero yo tomo su muñeca y hago que me encare.

—Perdón —escupo con prisa—. Lo siento mucho, ¿sí? Lo que dije... Estaba asustado.

—No me importa, Fidel, no tienes por qué darme explicaciones —susurra.

La imaginé gritándome, empujándome, despotricando contra mí. La imaginé furiosa, con ganas de golpearme e insultarme, pero verla así de calmada... me asusta. No es ella.

—Lo siento —vuelvo a decir.

—Te escuché la primera vez. Yo también lo siento, pero no importa.

—Por favor, no estés enojada conmigo —pido perdiendo los nervios. Sacudo levemente su brazo y ella ríe con sin humor retrocediendo.

—¿Enojada contigo? No. Estoy dolida y sí, molesta, pero más conmigo que contigo, no te preocupes.

Se encoge de hombros en un gesto triste y yo suspiro. Creo que debo dejar pasar más días para tratar de arreglar las cosas. Justo ahora está cerrada y no va a escuchar nada de lo que diga.

—Um, yo fui ayer a tu casa. Tu hermano me dijo que no llegaste a dormir.

—Ajá.

—Me dijo que saliste con tu... —Intento no hacer una mueca y escupo la palabra—: novio. —Ella asiente con las cejas arqueadas—. Y que no volviste a dormir.

—Pasé la noche con él —explica con sinceridad.

Busco en su rostro y no encuentro rastro de malicia. No está buscando lastimarme, pero lo hace de todos modos, y por eso exploto.

—¡Maldita sea, Kea! ¿Por qué? Ni siquiera lo amas. ¿Es porque querías castigarme? Es eso, ¿no? ¡Mierda! ¿Querías causarme dolor como yo a ti? Porque lo has logrado —digo respirando con dificultad.

Me giro pasando las manos con fuerza por mi cabeza y tiro de mi cabello frustrado. Siento un nudo en la garganta que me impide arrastrar aire y me arden los ojos. No soy capaz de esconder de Kea toda la rabia que me produce el saber que estuvo con aquel imbécil. Mi dolor. Tenía la esperanza de que no hubiera pasado, pero Kea en verdad se acostó con Alex.

No sé quién de los dos está peor.

—No todo se trata acerca de ti —dice a mis espaldas—. Lo hice por estúpida, no para castigarte. Al final la única que está sufriendo aquí las consecuencias soy yo, no vengas a fingir que te importa. Que te importo. Fuiste bastante claro la última vez, ¿no crees? Y no importa cuántas veces pidas perdón, no importa si te pones de rodillas, Fidel; nunca voy a olvidar lo que me dijiste. Pero... gracias. Por abrirme los ojos y hacer que me diera cuenta de que no eres quien llegué a pensar. Por ahorrarme un corazón roto más adelante porque... —Suelta una risa seca—. Soy tan tonta que pude haber llegado a enamorarme de ti.

Me giro para verla darse la vuelta y alejarse, pero entonces me mira por encima de su hombro.

—Y por favor ya no me busques —dice con ojos algo irritados—. No soporto verte.

Entonces sí, se marcha, se sube a la camioneta que no vi estacionarse en la acera y no vuelve la vista atrás.

Continue Reading

You'll Also Like

1M 28.4K 32
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...
11.2K 995 6
"No soy el tipo de chica Que debe irrumpir bruscamente en una ocasión de velo blanco Pero tú no eres el tipo de chico Que debe estar casándose con la...
2.7K 272 38
Las hojas de la copa más alta de un árbol se preparan para caer, solo faltan unos minutos cuando todo a su alrededor se detiene. Ashley siempre pref...
1.2K 342 26
Girton, un pueblo que oculta el terrible suceso que marcó la infancia de Nayla Bush. Donde todos, incluso sus padres, se aseguraron de borrar el míni...