Los días en la madriguera habían pasado muy rápido, el trio deseaba visitar los Sortilegios Weasley antes de subirse al tren, era divertida, tiene un montón de productos, ninguno compro nada, Ron molesto porque no le daban privilegio por ser su hermano y los Potter obtuvieron los productos que quisieran pues los gemelos decían que la tienda fue posible gracias a ellos.
A unos locales de los Sortilegios observaron la tienda de Ollivanders totalmente destruida, luego Ron logró ver a los Malfoy caminando muy cuidadosamente de que nadie los viera, él y Harry querían seguirlos, Hermione era todo lo contrario pero lograron convencerla de hacerlo y los Malfoy entraron a Borgin & Burke. El trio se subió al techo de un local para observar mejor, era Draco junto a un armario, luego Fernir Greyback les quitó la vista poniéndose enfrente, eso hizo que los tres se escondieran.
La castaña se resbaló del techo, cayéndose al suelo, lucho para no maldecir, los chicos bajaron para luego salir del lugar lo más rápido posible.
— ¿Qué rayos hacían en el techo de un local? — exclamo, la señora Weasley curando las heridas de la chica.
— Ellos me apostaron a que no podía subir y pues... Perdí — mintió, la castaña.
— Deberían estar avergonzados — aseguro, Molly — ahora su amiga tendrá una cicatriz en la mano.
— No es tan grande... No se preocupen chicos — aseguró, Hermione alejándose de la madre de Ron.
— Vaya que nos diste un susto — exclamo, Ron.
— ¿Por qué cada vez que me niego a hacer algo y que ustedes me obligan a ir, yo soy la única que sale herida? — preguntó subiendo las escaleras.
— No exageres no ha sido tan malo... — aseguro, Ron.
— ¿Hablas en serio, Ronald? — exclamo, la castaña — pudieron habernos visto, pedazo de idiota...
— Insisto... No es taaan malo — dijo por último Ron antes de que recibiera un portazo de su amiga — ¡que madurez! — grito del otro lado.
— ¡Largo! — dijo, Hermione lanzando algo.
...
En el callejón, los Malfoy iban saliendo de Borgin & Burke, Draco observo en el piso pedazo del techo tirados, no le sorprendió de mucho porque esos están más viejos que los años de su familia en Slytherin, pero lo que le llamo la atención fue gotas de sangre que iban por el camino a la salida del callejón, tal vez, alguien nos vio, fue lo primero que pensó.
El día más esperado por varios había llegado, abordarían el expreso a Hogwarts y darían por iniciado el sexto año para el trio y sus compañeros, el último año para Lynne y el trio de fáciles de entender, además del quinto año para Ginny y Luna.
Ya se encontraban dentro de su cabina solo los tres, pues Neville y Demetria estaban junto con Seamus, Dean y Ginny, y Pansy, ella se encontraba con Lynne en la área de Slytherin lo más lejos de Ron pues aún no podían verse sin que él la intentara asesinar.
— ¿Qué estaba haciendo Draco con ese armario raro?, ¿quiénes eran esos tipos? — pregunto, Ron muy pero muy curioso.
— No lo sé... — respondió aun una Hermione muy molesta — no he hablado con él.
— ¿No se dan cuenta?... — les pregunta y estos negaron con la cabeza — era una ceremonia, una iniciación — aseguro, Harry.
— Ya basta... Yo sé a dónde lleva esto — exclamo, la castaña.
— Ya sucedió... Él es uno de ellos — dijo completamente seguro.
— No hay necesidad, ¿no comprenden?... Con su padre en Azkaban no necesita probar nada — explico, la castaña.
— ¿De qué hablan? — llego, Luna pues había terminado de vender las copias de El Quisquilloso.
— ¿Has terminado? — pregunto, Harry tratando de cambiar de tema
— Ha sido difícil pero sí... — respondió, Luna sentándose a lado de él y él tomó su mano.
— A todo esto... ¿uno de qué? — preguntó, Ron volviendo tema, Harry solo le dedico una mirada a asesina a su amigo.
— Harry tiene la impresión de que Draco es un mortifago — respondió, Hermione, Luna soltó una pequeña risa.
— Eso es imposible... Según el profeta, Lucius está en Azkaban luego de la Batalla en el Ministerio... — explico, la rubia — Draco ya no necesita convertirse en mortifago.
— Es lo que yo dije — agrego, la castaña.
— ¿Qué quiere Quien-Tú-Sabes con Malfoy? — pregunto, Ron.
— Pues no lo sé... Tal vez a la Heredera de Gryffindor — respondió, Harry.
— ¿Qué?... ¿Cómo...? — Hermione no entendía cómo sus amigos se habían enterado de su profecía, si ni siquiera les había dicho.
— Tú eres la Heredera, ¿no?... Siendo la hija de la conocida Heredera quien recibe el titulo eres tú — comento, Harry.
— Cierto... — soltó una risa nerviosa.
— Si ese fuera el caso... — comenzó a hablar Luna — ¿Por qué usar a Malfoy?... Ninguno fuera de nosotros sabe de su relación tan cercana... Podría usar a no lo sé... Ron — lo señalo.
— ¿A mí? — se señaló el pelirrojo — ¿por qué a mí? — pregunto nervioso recordando que inconscientemente quiere asesinar a su novia.
— Es solo un ejemplo, Ron... Tienes que relajarte — aseguro, Hermione tocando su hombro.
— Además... Hermione lo vio con sus propios ojos... Draco estaba junto a un tétrico armario con mortifagos a su alrededor en Borgin & Burke — explico, Harry.
— Te dije que no sé lo que vi... Estaba muy ocupada tratando de no caerme del techo y no funcionó de mucho... — aseguró, Hermione.
— Necesito un poco de aire — dijo, Harry levantándose de su asiento y saliendo del lugar junto con su capa de invisibilidad.
...
En el área de Slytherin, Zabini, Malfoy y la mayor de las Greengrass tenían una conversación.
— Te he dicho que este año me toca esa cama — exclamo, Blaise.
— Todos estos años ha sido mía... No tengo porque entregarla tan fácilmente — aseguró, el rubio.
— ¿Por qué no lo arreglan con Quidditch? — pregunto, Daphne.
— Gran idea — aseguro, Zabini.
— Lo aclararemos cuando lleguemos a Hogwarts — dijo, Draco estrechando su mano con la de su amigo como sello del trato, justo en ese momento humo negro apareció en el área.
— ¿Qué fue eso, Blaise? — preguntó, Daphne tomando el brazo del chico.
— No sé — respondió observando el humo.
— Tranquilos, debe de ser un estudiante de primero — dijo, Lynne levantándose de su asiento — como perfecta me encargaré de encontrar quien lo hizo y quitarle puntos a su casa.
— ¿Lo harás? — pregunto, Pansy.
— Ni loca...ni siquiera se quien lo pudo haber hecho — soltó pequeñas risas.
— Logré reconocer el perfume de Harry — comento cerca de su oído.
— Pasar tanto tiempo en la casa de los Black te ha vuelto loca... — se burló, Lynne.
— Sí, tal vez sea eso — aseguro, Pansy riendo.
— Debemos arreglar las cosas... Pronto llegaremos a Hogwarts — sugirió, Daphne, Zabini comenzó a hacerlo, pero Draco estaba perdido viendo a las chicas conversando.
— Debes olvidarte de ella — dijo, Blaise al darse cuenta de que miraba a Pansy — ella ya eligió — todo el mundo piensa que Malfoy está loco por Pansy y ellos se encargan que eso siga así.
— Hogwarts... Qué escuela tan patética — exclamo, Draco — yo me arrojaría de la torre de astronomía sí tuviera que asistir otros dos años — aseguró.
— ¿Qué significa eso? — pregunto, Daphne.
— No voy a perder el tiempo estudiando encantamientos el año entrante — respondió, seguro y Blaise soltó una pequeña risa — ¿qué te parece tan gracioso? — le preguntó y éste lo miro sin entender — ya veremos quien ríe al final.
...
El tren se detuvo, habían llegado al castillo, Hermione tomo las cosas de su hermano para no dejarlas en la cabina, al salir se dio cuenta que no se veía con los demás.
— ¿Dónde está Harry? — pregunto la castaña.
— Debe estar en la plataforma — respondió Ron.
— No lo veo — se asomó por la ventana
— Tal vez este con Luna — dijo, el pelirrojo — sería mejor bajar — recomendó.
Con las serpientes, Daphne y Blaise esperaban a su ahora insoportable amigo.
— Adelántense... Tengo que revisar algo — dijo, Draco sentado en su lugar.
Ambos salieron, él se levantó, cerró la puerta y agito su varita e hizo bajar las cortinas.
— ¿Tu mami no te dijo que era grosero espiar, Potter? — dijo de repente, el rubio — ¡Petrificus Totalus! — soltó contra Harry que se encontraba en el maletero y este cayó al suelo aun con su capa de invisibilidad
— Ah sí... — le quitó la capa — murió antes de poder limpiarte la baba... — le dio un golpe rompiéndole la nariz — Disfruta tu viaje de vuelta a Londres. — dijo por último para volver a taparlo y salir del tren.
Por el tren vacío, una rubia caminaba por las cabinas buscando torposolos, llegó al área de Slytherin, observó un montón.
— Finite — exclamo, Luna volviendo a la normalidad a lo que no sabía que era Harry.
— ¿Como supiste donde estaba? — pregunto, él levantándose del suelo.
— ¿Qué te sucedió? — pregunto acercándose a Harry.
— Draco... — respondió — ¿Cómo me encontraste?
— Ni siquiera sabía que estabas perdido... Yo solo observe los Torposolos, tienes la cabeza llena de ellos, por cierto — aseguró, la rubia.
— Gracias — comento.
Ambos se abrieron camino hacia el castillo pues habían perdido los carruajes.
— Lo lamento... Por los carruajes — soltó de repente, Harry.
— No te preocupes, es lindo pasar más tiempo contigo después del largo verano — comento, Luna.
Llegaron a la entrada del castillo donde el profesor Flitwick los esperaba con una gran lista en la mano.
— ¡Ya era hora!, ¡Los he estado buscando! — exclamó algo preocupado. — nombres — ordeno.
— Profesor nos conoce desde hace años — aseguro, Harry.
— Sin excepciones joven Potter — exclamo.
— ¿Quiénes son ellos? — pregunto de repente., Luna
— Son aurores, por seguridad — respondió, el profesor.
— ¿Ese es Malfoy?... Se ve diferente — comento, Luna al observar a Draco junto con los aurores.
— Linda cara, Potter — se burló mientras se alejaba a lado del profesor Snape.
— ¿Quieres que te la arregle? — preguntó, Luna sacando su varita — yo creo que te ves más aventurero así, pero como tú quieras
— ¿Ya has arreglado una nariz? — le pregunto.
— No, pero he arreglado dedos y no hay mucha diferencia — comento, la rubia como sí nada.
— Bueno... Está bien, confió en ti, trata — el chico dio luz verde para que su novia tratara de arreglar su desecha nariz.
— ¡Episkey! — soltó luna apuntando a su nariz, se quejó al instante.
— ¿Cómo me veo? — pregunto, Harry.
— Me equivoque — dijo tapándose la boca con rostro asustado, esa acción hizo que él rápidamente tocara su nariz — te ves mucho mejor que con la nariz de aventurero — aseguró y se acercó a abrazarlo.
— Supongo que gracias — respondió el abrazo, para luego darle un pequeño beso, ya que el profesor los esperaba muy cerca de ellos.
...
Mientras la pareja que no había visto en todo el verano caminaba por los pasillos para poder llegar al banquete a tiempo, Hermione lo esperaba preocupada y Ron, pues Ron comía, como siempre.
— No te preocupes, no ha de tardar — dijo con la boca llena con gelatina.
— ¿Quieres dejar de comer? — pregunto golpeándolo con un grueso libro — tu mejor amigo desapareció.
— Mira a la puerta, loca — dijo, Ron sobándose el fuerte golpe.
— Está cubierto de sangre... ¿por qué siempre está cubierto de sangre? — pregunto, Ginny.
— Parece que esta vez es suya — aseguró, Hermione.
— Observa, estaba con Luna... Tal vez se escabulleron por el bosque y Harry se golpeó contra algo — supuso, Ron.
— ¿Qué quieres decir con eso? — preguntó, molesta.
— Tu hermano tiene dieciséis... Es normal — comentó, Ginny.
— ¿Qué?... ¿Cómo pueden pensar que...? ¿Creen que Luna y Harry...?, ¡Dios! — exclamo, Hermione nerviosa — ahora no puedo sacarme la imagen de la mente.
— ¿Dónde estaban? — preguntó, Ginny.
— Lo que sucedió es... — Luna iba a responder, pero Harry la interrumpió.
— Fue un largo verano, teníamos que conversar — dijo, Harry.
— Me tengo que ir — exclamo, Hermione levantándose rápidamente del asiento — siento que voy a vomitar — dijo por último para alejarse de ellos.
— ¿Qué le sucedió? — pregunto, Harry.
— Tal vez tenga muchas cosas en la mente — se burló, Ron.
— ¿Por qué no le preguntan a Harry que le sucedió? — pregunto, Luna tomando pudin.
— Harry lleno de sangre no nos sorprende, solo le preguntamos qué sucedió cuando llega impecable al comedor — se volvió a burlar.
— Que gracioso — dice sarcásticamente, Harry
— ¿Qué nos perdimos? — pregunto, la rubia.
— El sobrero seleccionador nos pidió que fuéramos valientes...es fácil para el decirlo, ¡es un sombrero! — exclamo, Ron, la rubia soltó una pequeña risa.
— Buenas noches, permítanme presentarle al nuevo integrante de la facultad, Horace Slughorn — anunció, Dumbledore y todos aplaudieron — el profesor Slughorn, me da gusto decir que ha accedido a reasumir su puesto de maestro de pociones mientras el puesto de defensa contra las artes oscuras será ocupado por el profesor Snape.
— Al fin se le hizo, pero será una pesadilla para nosotros — comento, el pelirrojo.
— Todos ustedes fueron registrados al llegar, tienes derecho a saber por qué... — comenzó a hablar de nuevo — una vez tuvimos a un joven que, como ustedes se sentó en este mismo salón, camino por los corredores del castillo, durmió bajo este techo... — señalo el techo, Hermione ya estaba de vuelta en el comedor, caminaba hacia su lugar — a todo el mundo le pareció un estudiante como cualquier otro, ¿Su nombre?, Tom Riddle, el día de hoy, naturalmente es conocido en todo el mundo por otro nombre — miro a la castaña — por eso, al estar viéndolos esta noche me acuerdo de un hecho muy serio, todos los días a todas horas quizá en este mismo minuto fuerzas oscuras intentan penetrar al interior de este castillo — dejo de mirarla o todos se darían cuenta — pero a fin de cuentas su arma más grande es ustedes mismos, es algo digno de pensar, ¡Ahora, a la cama!, ¡Dense prisa!
Hermione dirigió su mirada a la mesa de Slytherin donde Pansy y Lynne seguían sentadas por algunas reglas de Dumbledore para este día en específico, todos comenzaban a salir, pero los Weasley, los Potter y las Lovegood seguían sentadas fingiendo que esperaban a que todos salieran, cuando eso sucedió.
— ¿Ron...? — lo llamo Pansy levantándose de su asiento y se acercó a los leones.
— ¿Pansy?... — apretó los puños y respiraba agitadamente.
— Recuerda lo que te enseñaron, Ron — sugirió, Harry.
— Eso intento... ¡maldición! — grito y cayó al suelo
— ¿Ron? — volvió a decir y se acercó más.
— No, Pansy... — Lynne la tomo del hombro y ésta se quitó, se colocó de rodillas ante él.
— Mírame... Ron... Abre los ojos — exclamo, Pansy, tomando su rostro.
— Lo estás presionando demasiado — dijo, Ginny — ¡déjalo en paz! — grito mientras la aventaba.
— ¡No me toques! — exclamo, Pansy.
— ¡Basta! — grito, Ron.
— ¿Ron? — se acercó de nuevo con él — ¿Puedes abrir los ojos, amor? — los abrió lentamente.
— ¿Pansy? — la miro con destellos en los ojos, luego de no haberla visto en tanto tiempo — eres tan linda.