Besos que curan [ADL #2] ✔

By CMStrongville

4.2M 288K 34.3K

Kea es todo lo que Fidel no quiere: grosera, impulsiva y problemática. Entonces ¿por qué parece no poder saca... More

SINOPSIS
PREFACIO
[UNO]
[DOS]
[TRES]
[CUATRO]
[CINCO]
[SEIS]
[SIETE]
[OCHO]
[NUEVE]
[DIEZ]
[ONCE]
[DOCE]
[TRECE]
[QUINCE]
[DIECISÉIS]
[DIECISIETE]
[DIECIOCHO]
[DIECINUEVE]
[VEINTE]
[VEINTIUNO]
[VEINTIDÓS]
[VEINTITRÉS]
[VEINTICUATRO]
[VEINTICINCO]
[VEINTISÉIS]
[VEINTISIETE]
[VEINTIOCHO]
[VEINTINUEVE]
[TREINTA]
[TREINTA Y UNO]
[TREINTA Y DOS]
[TREINTA Y TRES]
[TREINTA Y CUATRO]
[EPÍLOGO]

[CATORCE]

98.1K 7.2K 938
By CMStrongville

Me pasé la vida imaginándote. No es tiempo de ser cobarde.

GUSTAVO CERATI

.

KEA

—¿Estás bien? —pregunta Diego una vez que ya hemos recorrido una gran parte del camino a casa.

Sé que está preocupado por mí, por la situación que se ha estado desarrollando en casa. Si supiera que eso no duele ni la mitad de lo que lo hicieron las palabras de Fidel al clavarse en mí.

«No somos nada.»

¿Por qué me sorprende? Era solo cuestión de tiempo para que algo así pasara.

Suelto una risa seca y sin humor al tiempo que me enjugo una lágrima que ha escapado sin permiso. No pienso llorar por él. Es un idiota y no merece ni un segundo más de mis pensamientos.

Mira que ilusionarme, hacerme creer que sí quería algo conmigo, y después salir con esa excusa barata... Eso no es de hombres, es de cobardes.

Me obligo a asentir y a aparentar tranquilidad.

—Sí, todo bien —respondo con una pequeña sonrisa.

Diego me lanza una dura mirada, pero no flaqueo. Sé que no se lo ha creído ni por un momento, pero no me presiona para que le diga la verdad. Solo deja que el silencio se instale.

Recargo mi cabeza en el respaldo del asiento y miro el paisaje pasar por la ventana. Aunque no quiera, todos los acontecimientos pasados comienzan a desarrollarse en mi cabeza; desde la pelea de mi padre con Diego, hasta Fidel rechazándome. Porque eso es lo que hizo, me rechazó. Pero... ¿qué fue lo que le hizo cambiar de opinión? ¿O acaso lo había planeado desde un principio?

«No tengo por qué darte explicaciones.»

Muerdo mi mejilla en un intento por aliviar algo de mi dolor interno.

Dios, todo me ha estado saliendo mal esta semana. Mi papá se ha ido a no sé dónde desde su disputa. Diego tampoco está mucho en casa, por lo que casi no lo veo, y Naira está más enamorada que nunca.

Sonrío.

Me alegro de que por lo menos ella esté teniendo una bonita historia. Se ve que Asier la adora y es lo menos que ella se merece. Siempre tan linda, tan dulce e inocente, Nai es de las pocas personas en esta vida a las que quiero. Tan sincera y pura.

Solo... a veces me gustaría que se diera cuenta de que no todos tienen una vida color de rosa. Que mi vida no es color de rosa.

Cierro los ojos cuando Diego conecta su celular al sistema de sonido y una letra conocida empieza a manar de las bocinas.

Aquí estoy de nuevo
A mil millas lejos de ti
Un caos roto,
tan sólo piezas dispersas de quien soy yo.

Esa canción... la reconocería donde fuera. Pieces de Red. Diego solía escucharla cuando salía con Nai.

Tú pronuncias mi nombre
Voy hacia ti hecho piezas
Así tú podrás recomponerme

—Todavía la quieres, ¿no? —me atrevo a cuestionar. Giro mi rostro para verlo apretar la mandíbula y darme una mirada por el rabillo de su ojo—. Ella ya es feliz con alguien más —digo cuando no hace amago de responder.

Sus dedos se aprietan alrededor del volante.

—Me fui, pero ahora he vuelto. Voy a pedir perdón de rodillas si es necesario. La tendré de vuelta. Voy a recuperarla —musita aparentando seguridad.

Si yo fuera cualquier otra persona le creería. Creería en la confianza que irradia, en la determinación de sus ojos, sin embargo soy su hermana y lo conozco bien. Puedo ver la inseguridad y el miedo pintado por todo su rostro. Yo sé que sabe, muy en el fondo, que no tiene oportunidad de tenerla de vuelta. La ha perdido para siempre.

—Ya es tarde —digo en un hilo de voz. Él no responde. Sabe a qué me refiero y es consciente de que lo que digo es verdad.

Llegó demasiado tarde para remendar sus errores.

—Nunca es tarde para recuperar a quien amas —espeta cuando estacionamos frente a nuestra casa. Yo sonrío triste. Está equivocado.

Ella siempre lo esperó. Estuvo ahí sufriendo por él, esperando a que volviera a ella, pero incluso Nai con su enorme corazón se cansó. Todos, no importa el tamaño del sentimiento, tenemos límites. Nos cansamos de esperar, de no ser valorados lo suficiente, de no recibir lo que merecemos en verdad.

Nai ahora tiene a alguien que la adora y Diego debería dejarla en paz. No le digo nada de eso sin embargo.

—¿Vas a volver al rato? —pregunto, no queriendo quedarme sola toda la noche.

—No lo sé —se sincera—. Trataré de venir, pero si no llego antes de las diez, cierra la puerta y no le abras a nadie. Te quiero, fea.

—Bueno. Ten cuidado —pido.

—Lo tendré.

Me despido con la mano y luego entro a casa sintiéndome más cansada que nunca, como si tuviera el mundo sobre mis hombros.

Las noches en vela esperando a que Diego o mi padre volvieran me están pasando factura.

Me encamino a la cocina donde no hay nada más que una barra de pan y un poco de jamón. Me hago un sándwich a pesar de no tener mucha hambre, me siento en la barra y comienzo a mordisquear mi almuerzo.

Las lágrimas no tardan en llegar. No sé por qué lloro. Tal vez porque estoy más sola que nunca. Tal vez es la falta de sueño, pero no puedo mantener por más tiempo la presa que contiene mis emociones. Tal vez solo estoy cansada de todo.

Extraño a mi mamá. Extraño a Nai. Extraño cuando mi vida era fácil. Extraño no tener preocupaciones.

Extraño a Fidel.

Dejo caer el sándwich sobre la mesa y entierro mi rostro entre mis manos sin poder evitar que los sollozos me sacudan.

Lo odio. Lo odio a él y a mi papá y a todo el mundo. Me odio. Odio mi vida y odio...

Odio no poder ser más fuerte.

«Un poco más de fuerzas, por favor.»

Me voy a mi habitación y me arrojo sobre la cama, donde lloro algún tiempo más hasta que el sueño me alcanza y me arrastra lejos.

***

Cuando despierto a la tarde siguiente me doy cuenta de que he dormido casi un día entero. Me estiro sobre el colchón y me quedo ahí pensando durante un rato más.

Es extraño, pero ya no me siento triste, solo vacía.

Bueno, me siento vacía hasta que reviso mi celular y veo cinco mensajes de texto de Fidel disculpándose y diciendo que quiere hablar conmigo. Entonces una rabia se apodera de mi cuerpo. Estar enojada es mejor que estar triste.

Sí, también estoy dolida, pero no permito que el sentimiento me consuma. En lugar de eso alimento mi enojo. Pienso en todos los hombres que ha habido en mi vida. Recuerdo cómo es que siempre han encontrado la manera de decepcionarme, empezando por mi padre. Descuidándome cuando lo único que necesitaba era su cercanía. Diego alejándose, aunque sé en el fondo que no tenía otra opción. Los chicos a los que he usado para olvidar, tomando, recibiendo pero nunca dando nada.

No es que yo quisiera nada de ellos tampoco.

Me levanto y comienzo a ordenar mi hogar. Necesito distraerme un poco o voy a llegar al punto de ser capaz de cometer un homicidio.

Vale, no a tal grado.

Coloco música a todo volumen y me pongo los audífonos mientras ordeno, y entonces un mensaje llega a mi teléfono.

Alex: Cuando nos vemos?

Bufo. Estoy a punto de ignorarlo, de dejar el mensaje sin contestar tal y como los demás, cuando algo comienza a rondar por mi cabeza.

Una mujer dolida y despechada es capaz de tomar decisiones extremas, de hacer cualquier cosa, incluso a pesar de saber que lo más probable es que vaya a arrepentirse en un futuro no muy lejano.

Yo lo sé. Sé que lo que voy a hacer está mal y que me odiaré después, pero no me importa por el momento.

Yo: Qué vas a hacer hoy en la noche?

La respuesta no tarda en llegar.

Alex: Nada, soy todo tuyo.

***

—¿Ya te vas? —pregunta Alex cuando me ve levantarme y empezar a buscar mi ropa alrededor.

Lo miro tumbado sobre el colchón, sonriente y apuesto. Tiene los brazos cruzados detrás de su cabeza y una sábana cubre su desnudez. Está cómodo en su piel y no me sorprende dado lo bien que luce, pero lo único que yo quiero es desaparecer bajo una piedra lo antes posible.

No soporto verlo. Mi conciencia comienza a molestarme y a decirme lo que ya sé: que lo que hice no fue correcto.

No sé qué hora es. No sé cuánto tiempo tengo aquí con él, ya que nos quedamos dormidos después de la exhausta sesión de baile horizontal, pero se siente como si no pudiera salir lo suficientemente rápido.

Sus ojos estudian mis movimientos y siento que la piel se me eriza por la incomodidad de ser observada.

Dios, qué estúpida soy.

—Sí —afirmo—, mi papá ha de estar esperándome.

Tomo mi ropa una vez que la veo y comienzo a vestirme temblorosa. Las lágrimas pican detrás de mis párpados y sé que no falta mucho para que me eche a llorar.

Escucho tela removiéndose y entonces pasos que se acercan a mí. Los brazos de Alex me rodean por la espalda y el estómago se me revuelve. Lo que hice estuvo mal.

Yo no lo quiero. No quiero a Alex para nada e incluso así me acosté con él.

Para vengarme. Para tratar de lastimar a Fidel, a quien ni siquiera le he de importar.

Me entran ganas de llorar al darme cuenta de que le he dado algo que nunca recuperaré, algo que se supone que fuera especial, y me escapo de su agarre. No soporto su tacto, su cercanía. No soporto estar dentro de mi cuerpo.

Me siento sucia.

¿Qué he hecho?

—Kea...

—Ya no deberíamos vernos —digo con firmeza.

Paso las manos por mi vientre, por encima de mi blusa arrugada, y me atrevo a elevar la vista cuando él no contesta. Tiene el ceño fruncido y está completamente desnudo.

—¿Estás terminado conmigo? —pregunta, no molesto, sino más bien confundido.

Muerdo el interior de mi mejilla y asiento.

—Sí. Esto no debió de... Yo... Lo siento.

Alex suelta una carcajada seca y pasa la mano por su cabello.

—Vaya, me siento utilizado. —Se da la vuelta para cubrirse y me mira por encima de su hombro—. Como quieras. Tengo que salir, así que si pudieras irte...

No lo dejo que termine. Tomo mi pequeño bolso y salgo a la calle con la intención de tomar un taxi.

Saco mi celular una vez montada en uno y veo que me he quedado sin batería. Le doy la dirección de mi mejor amiga al taxista y entonces me dejo caer sintiendo que un hueco se abre en mi pecho.

Soy una estúpida. No, ni siquiera esa palabra abarca la inmensidad de mi mal juicio. Soy... No sé qué soy. Soy una mujer con el corazón roto, supongo. No solo por Fidel, sino por todos en mi vida.

Por mí misma también. Yo me he roto el corazón por siempre esperar lo mejor de los demás, por mis ilusiones que siempre terminan siendo destruidas.

Eso me pasa por creer todavía en los finales felices.

Dejo salir un suspiro y una lágrima escapa por la esquina de mi ojo.

Espero que Nai no esté ocupada. La necesito hoy más que nunca.

Continue Reading

You'll Also Like

4.7K 381 9
En esta historia tendras 16 años. Te llamaras Anne. Vivirás en Storybrooke, junto a tus padres; Margaret (blancanieves), y David (el príncipe encanta...
316 60 19
Yenn Jones Estudiante de el Politécnico más prestigioso de todo Medellín es una adolescente simpática antisocial y muy bipolar que es burlada por los...
11.2K 995 6
"No soy el tipo de chica Que debe irrumpir bruscamente en una ocasión de velo blanco Pero tú no eres el tipo de chico Que debe estar casándose con la...
2K 366 49
{Novela finalizada sin editar} Melody y Noah son mellizos, desde pequeños ellos vieron la separación de sus padres y como volvieron a unirse. Ahora e...