Graí
Era ella, era Tara o al menos su reencarnación. Tan rápido la encontré y me estaba siendo arrebatada. No lo permitiría de nuevo. Gabriel estaba a mi alcance, y esta vez ya no surtiría efecto su pócima de control.
De reojo vi como Vania había acudido a sanarla tan pronto ataqué a Gabriel.
Ataqué con todo, Gabriel esquivaba todos mis golpes con una daga. Se me hacía tan familiar. Mirándola más de cerca era la daga etérea, mi daga.
Gabriel seguía teniendo mi daga.
Se me escapó una gran carcajada. Levanté mi mano y llamé a mi daga. Gabriel se quedó perplejo al ver que la daga apareció en mi mano. Al instante mi daga recuperó su forma original. Un pilar truncado diagonalmente.
Gabriel desarmado trató de huir, pero Vania fue más rápida y le bloqueó el paso. Gabriel actuó rápido y sacó otra espada. Atacó a Vania pero ella era más poderosa y la espada se quebró en 2.
Vania intercambió una corta conversación con Gabriel que lo dejó enfurecido. De golpe Vania incrustó un objeto en su pecho y éste empezó a devorarlo. Un digestor de criminales.
No había visto uno desde que había dejado mi puesto como guardiana dimensional al encontrar a mi alma gemela. Herramientas muy útiles para aprisionar a los irruptores del balance. Viejos tiempos.
Con Gabriel fuera del mapa. Solo quedaba una cosa pendiente. Cerrar esa puerta dimensional.