Unplanned

By thespiderniam

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Matt Adams sabe que él no nació para el romanticismo, ese gen simplemente no se encuentra en su ADN y punto... More

Personajes + Booktrailer
Sinopsis
Capítulo 1 - Alternativa elegida
Capítulo 2 - Huésped no deseado
Capítulo 3 - Murallas elevadas
Capítulo 4 - Mimado
Capítulo 5 - Ryan Neill
Capítulo 6 - Delirios de princesa
Capítulo 7 - Causa y efecto
Capítulo 8 - El viejo Jack está prohibido
Capítulo 9 - Encuentros inesperados
Capítulo 10 - Desesperada
Capítulo 11 - Más
Capítulo 12 - Lluvia para corazones fríos
Capítulo 13 - Una oportunidad
Capítulo 14 - Cine al aire libre
Capítulo 15 - Vulnerabilidad y acercamiento
Capítulo 16 - Papas quemadas
Capítulo 18 - Las cosas sucias se lavan
Capítulo 19 - Mis chicas favoritas
Capítulo 20 - Cosas por hacer antes de morir
Capítulo 21 - Decidido
Capítulo 22 - Lindo y risas
Capítulo 23 - El beso en el tejado
Capítulo 24 - Hasta siempre
Capítulo 25 - La pequeña semilla
Capítulo 26 - Hablando de un idiota
Capítulo 27 - Primera cita
Capítulo 28 - Inesperada valentía
Capítulo 29 - Visita indeseada
Capítulo 30 - Experimentando
Capítulo 31 - Agradable sorpresa
Capítulo 32 - Estrellas en el firmamento
Capítulo 33 - Más que sólo querer
Capítulo 34 - Pesadilla
Capítulo 35 - Trastornado
Capítulo 36 - No mi bonita
Capítulo 37 - No otra vez
Capítulo 38 - Te extrañé
Capítulo 39 - Pequeños momentos
Capítulo 40 - Perdóname
Capítulo 41 - Los miedos de un hombre
Capítulo 42 - Fuerte y profundamente
Epílogo

Capítulo 17 - Rompiendo la burbuja

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By thespiderniam

◆MATT◆

23 DE JULIO DEL 2011

Solo fueron unos días, ni siquiera sé por qué las extraño.

Después de que Alexis tuviera su crisis de "creo que has logrado escalar a la cima de mi muralla, pero eso no me gusta así que voy a empujarte hacia atrás" me enojé mucho. Con ella y conmigo. Con ella, por decir lo que dijo. Y conmigo, porque me dolió.

Y odio decirlo, pero desde anoche me he convencido más de que Zoey Daniels tuvo razón en lo que dijo de mí. Incluso tuve una jodida pesadilla donde ella me decía "te lo dije" y se burlaba en mi cara.

Matthew Adams eres igual que tu jodido padre y eso no cambiará. Estarás solo, nunca podrás hacer feliz a una sola chica y siempre mendigarás la compañía de los demás como el miserable que eres.

Me dan escalofríos solo de recordarlo, es como si ella hubiera lanzado una maldición sobre mí, aunque sé que no es así realmente.

Cuando Alexis dio a entender que quería que me fuera, mientras debatía con ella exponiéndole mis puntos, me sentí como si estuviese haciendo justamente eso último que Zoey dijo: mendigar su compañía.

Joder.

Me cabreó pensar que estaba haciendo eso. Y me asustó también, así que me fui.

He pasado la tarde más aburrida desde que llegué a Tennessee, pensando en la pequeña princesa y en su tía. ¿Qué película habrán visto hoy? ¿Y cuál habrá sido la botana del día? ¿Qué cocinó Alexis para el almuerzo y la cena? Ni siquiera pude probar la milanesa y las papas fritas de la noche anterior, realmente estaba deseando comerlas. ¿Y Grace habrá preguntado por mí? O tal vez ni me extraña.

Que jodido. Alexis tiene razón, es muy jodido acostumbrarse a las personas, encariñarse, y que luego estas salgan de tu vida de un día para otro. Aunque técnicamente fui yo el que salió de la casa ayer y el mismo que decidió no ir hoy.

Bah.

Me siento tan patético.

Levanto mi trasero de la cama lo suficiente para sacar mi celular del bolsillo trasero de mis shorts, rápidamente lo desbloqueo y le envío un mensaje de whatsapp al imbécil.

Yo: Sé que parecerá difícil de creer, pero creo que estoy deprimiéndome.

Deposito mi celular sobre mi pecho desnudo y acomodo mis manos detrás de mi cabeza mientras espero la respuesta. Llega exactamente siete minutos más tarde.

Axl: ¿Depresión por qué? ¿Es sobre el viejo Jack?

Yo: Um, no sé. Y no, no es por el viejo Jack. Estoy aprendiendo a vivir sin él.

Axl: ¿Te lanzaron de nuevo a la cabra loca?

Yo: No, Cleo me agrada ahora. Está mas tranquila desde que pronto van a nacer sus bebés y ella se cansa con facilidad.

Axl: Dicen que para algunos los hijos traen cordura a su vida...

Yo: No creo que sea el caso de Reese.

Axl: LOL yo tampoco, pero shhhh nos matará si se entera.

Yo: Ella hará que Jordan nos mate en realidad.

Axl: Sí...

Axl: ¿Entonces el tema de la depresión a media noche?

Yo: Creo que extraño tu imbécil trasero feo.

Axl: Sé que lo haces. Todo el tiempo hablas de mí, pero el del enamoramiento gay eres tú...

Yo: Puto.

Axl: ...te dicen.

Estoy redactando una respuesta cuando unos golpes, que parecen ser en la puerta, reclaman mi atención. Frunzo el ceño y, dejando el celular a un lado, me asomo para ver quién me busca. No hay nadie, las luces están apagadas, lo que indica que ya todos están durmiendo. Excepto yo, claro.

Cierro la puerta en silencio, confundido, y los golpes se vuelven a oír, haciéndome fruncir el ceño nuevamente. Me acerco a la ventana, de donde creo que provienen, pero a través del vidrio solo se aprecia oscuridad, la vegetación que rodea la casa y un cielo infinito salpicado de estrellas. Es una noche tranquila, con arboles quietos por la falta del refrescante viento. El calor está insoportable, lo que vuelve la idea de dormir desnudo muy tentadora.

Estoy por regresar a la cama, debatiéndome entre lo conveniente de deshacerme de mis shorts o no hacerlo, cuando los insistentes golpes vuelven a hacer acto de presencia. En esta ocasión puedo identificarlos viniendo de mi lado izquierdo, así que volteo hacia allí. Me encuentro con el alargado tragaluz, o lo que hasta hace unos días pensaba que era solo un tragaluz. Y ahí está la respuesta, Alexis mueve la mano, llamándome para que me acerque.

La observo, parpadeando en medio de mi confusión, y ella se impacienta, así que busco rápidamente algo en qué subirme para alcanzar el tragaluz con más facilidad.

Muevo la mesita de noche con cuidado de no hacer tanto ruido y me subo en ella, Alexis se hace hacia atrás cuando yo empujo el cristal, que cede con un chirrido que deja entrever su desuso. Una vez que se desatora, ella me ayuda a jalarlo hacia arriba y ahora el conducto de escape está abierto.

Me trepo con facilidad y salgo al tejado, el exterior me recibe con el canto de los saltamontes haciéndose más fuerte y una ligera brisa que desde la habitación parecía no existir.

—¿Qué pasa? ¿Por...? —le pregunto, pero ella ni siquiera me deja terminar. Coloca su dedo índice sobre sus labios, pidiéndome que guarde silencio, mientras señala al tercer tragaluz-ventana-o-lo-que-sea, el que corresponde a la habitación de Luke, quien se encuentra plácidamente durmiendo sobre su cama.

Resoplo y observo a Alexis. Está vistiendo una pijama compuesta por un pantalón celeste que le queda algo grande, al igual que la blusa gris sin mangas a juego, su cabello está sujeto en una trenza holgada que va desde su coronilla hasta las puntas, le llega a mitad de la espalda, y está descalza.

Observo cómo ella da unos cuidadosos pasos por el tejado, y aún así pierde el equilibrio al pisar mal una teja, por lo que, abriendo mucho los ojos, reacciono sujetándole por el brazo en ese momento, evitando que caiga. Ella pasa saliva con algo de dificultad, dándome una mirada de agradecimiento, y permite que la siga sosteniendo, ahora de la mano, hasta que se ha trepado a la cima del inclinado techo. Se arrastra con cuidado hasta sentarse junto otro tragaluz que parece probablemente el acceso a un ático desconocido para mí, y me hace una seña para que vaya con ella.

No demoro mucho en alcanzarla. Pronto los dos estamos en ese espacio levemente inclinado, más alto que donde estuvimos la última vez, viendo el panorama desde ahí. No es una mala vista.

—¿No te dará frio? —me pregunta, obviando el hecho de que no traigo puesta una playera, solo unos pantalones cortos tipo basquetbolista que me llegan por debajo de las rodillas.

—Creo que está haciendo un calor infernal el día de hoy, así que no, no me dará frío —respondo, observando las gotas de sudor que se desparraman por su frente y mejillas. Muerde su labio inferior, bajando la mirada, y asiente en respuesta.

Estoy en espera de una explicación de lo que estamos haciendo aquí afuera, sobre todo desde que ella me sacó de la habitación casi a las once y media de la noche cuando el día anterior no parecía muy contenta con cosas como ser amigos ni relacionarnos.

No es que me moleste, solo me confunde.

Alexis respira hondo varias veces, me parece que para darse valor sin tener mucho éxito, y yo termino por suspirar y poner mi mano en su rodilla, cubierta por la suave tela de su pijama, que está junto a la mía.

—¿Qué está pasando, brujita?

—No me digas así —gruñe, dando un manotazo leve en la mano que tengo puesta sobre su rodilla.

—Vale, nada de "brujita" —digo con una mueca, retirando la mano—. Solo dime la razón de que me hayas hecho seguirte hasta aquí.

Ella trata de mirarme a los ojos. El color verde en su mirada refleja la luz de la luna, haciéndolos lucir como un par de luciérnagas en medio de la oscuridad. Lo que sea que quiere decirme no parece ser algo fácil para ella, tal vez por eso me siento inevitablemente más curioso al respecto.

—No siempre fui... asocial —declara, abordando el tema abruptamente. Mi frente se arruga, no con molestia, sino más bien por la concentración que estoy poniendo en ella—. Quiero decir, tenía amigos. Lo normal. Y tenía dos mejores amigas e incluso un noviazgo... O lo que puedes llamar noviazgo a los catorce años.

La veo rodar los ojos, con lo que me parecen ser unas mejillas coloradas, y río.

—La chica con la que tuve un «noviazgo» a los catorce me la chupó para declararme oficialmente su novio por dos días. ¿Esa clase de noviazgo? —la codeo, tratando de aligerar la presión que está sintiendo, y ella hace una mueca de asco mientras suelta un gruñido y se arrastra unos centímetros lejos de mí.

—¡Me vas a hacer vomitar! —se queja—. No puedo creer que acabas de decirme eso.

No puedo evitar reírme, tal vez un poco más fuerte de lo debido. De todos modos mi risa se pierde entre los sonidos de la noche, por lo que estoy seguro de que ninguno de los adultos pudo haberme oído.

Creo que ella piensa lo mismo, porque no me regaña ni nada.

—¿Qué? —me encojo de hombros—. Yo solo intentaba saber si estábamos en la misma página, pero creo que tenemos conceptos diferentes de noviazgo a los catorce...

—¡Absolutamente, idiota! Agh, solo... solo déjame hablar sin interrumpir —gruñe.

—Adelante, te escucho. Cuéntame sobre tus ex mejores amigas y ex novio —hago un ademán con la mano que le hace torcer los ojos.

Inhala profundamente y con ello parece hallar el hilo del anécdota. Parece todavía incómoda con el tema en cuestión.

—Tenía catorce años y una vida normal como cualquier otra chica...

—¿Hasta que...? —le insto a continuar, ella ladea el rostro y me mira con extrañeza—. Solo puede seguir un "hasta que" después de lo que dijiste —me explico, encogiéndome de hombros.

Asiente, pegando las rodillas a su pecho y colocando encima sus brazos para luego recargar un lado de su rostro sobre ellos. Por un momento no me mira a mí, creo que no mira nada en realidad. Probablemente se sumerge en un mar de memorias que causan la melancólica sonrisa en sus labios segundos más tarde, cuando regresa a la realidad conmigo.

—Hasta que ese muchacho universitario idiota que se estaba quedando en el pueblo embarazó a mi hermana. —Diablos, debí sospechar que algo así seguiría—. Era jugador de los Tigres, ese otro equipo que también está en la liga de verano en la que participan ustedes. Nosotras solíamos ir a todos los partidos, Lena lo conoció allí. Un chico guapo, de carácter alegre y que la hacía sonreír con sus palabras bonitas. ¿Y ves que bonitas fueron sus palabras? La embarazó y lo primero que hizo fue huir como una rata cobarde cuando se enteró.

Ella guarda silencio. Interpreto eso como que piensa que ahora todo es súper claro para mí, por lo que carraspeo la garganta. Diablos si es un tema delicado, al menos para ella, parece como una yaga que, si tocas muy fuerte, la pondrá a llorar.

—Así que ella quedó embarazada de un idiota, tu padre enloqueció y...

No quiero ser banal, estoy tratando de despejar la densidad que se está extendiendo sobre nosotros. Una de las comisuras de sus labios tentadores tironea hacia arriba, ofreciendo una media sonrisa que no guarda relación con la alegría.

—Um, fue más bien como que ella quedó embarazada. Se lo dijo a Gave cuando el verano estaba por terminar, así que él regresó a su casa en Salt Lake City de inmediato. Los rumores no demoraron, Lena ocultó su estado los primeros meses, pero luego se empezó a notar y fue claro para todos lo que pasó. La gente decidió que las Howe no éramos lo suficientemente dignas de respeto, papá enloqueció y corrió a Lena de la casa. Se volvió un hombre severo y amargado, dispuesto a tratarme tan duramente como pudiera para evitar que repitiera los pasos de mi hermana. Mis mejores amigas y sus madres pensaron que no necesitaban tener una mala reputación saliendo con la hermana de la adolescente "desvergonzada" que se embarazó y mi noviazgo de dos meses llegó a su fin porque Angus tampoco soportaba lo que se hablaba de mi familia en esos días.

Los bonitos ojos verdes se encuentran ligeramente humedecidos, como si ella estuviese reprimiendo las lágrimas. Siento este impulso estúpido de querer abrazarla, pero no confío en poner mis brazos a su alrededor aún. Alexis parece tener un temperamento colérico que te deja en blanco a la hora de preguntarte cómo reaccionaría ella ante diferentes situaciones. No sé, quizá acepte el abrazo o quizá me empuje tan fuerte que me caiga del techado. Respiro profundamente y me atrevo a poner mi mano sobre la suya, que está ahora descansando a su lado. Con ella siento como si todo tuviesen que ser pasitos de bebé. Vacilo por unos segundos antes de permitir que, lentamente, mis dedos ocupen el espacio que hay entre los de ella. Espero una reacción de su parte, la observo por el rabillo del ojo y finalmente me siento confiado cuando no dice o hace nada para alejarme. Sin saber muy bien qué decir ahora, opto por continuar mi estrategia de aligerar el ambiente. No soy bueno tratando temas serios, pero estoy esforzándome tanto como ella luchó contra sí misma para hablarme de esto.

—Salías con un chico idiota que tiene el nombre de una hamburguesa —murmuro, dándole una pequeña sonrisa

Alexis se me queda viendo seriamente por dos segundos antes de echarse a reír, cubriéndose la boca con su mano libre, la que no se encuentra siendo capturada por la mía.

—¡No lo puedo creer! —sigue riendo—. ¡Tienes razón, él tiene nombre de hamburguesa!

Me gusta cómo suena su risa y la forma en la que su rostro de bebé luce menos severo al reír. Sus pómulos le achican los ojos de una forma graciosa.

—La tengo —digo, aliviado de que mi comentario cumpliera su objetivo—. Y esas ex amigas tuyas y sus madres fueron unas tontas también. ¿Y el tal Gave? Diablos, si no adorara tanto a la niña que él ayudó a procrear, diría que viajáramos al pasado a darle un condón al padre de ese idiota. Pero bueno, el mundo puede aguantar a ese cabrón si gracias a ello podemos tener también a la adorable Grace, ¿no?

—Absolutamente.

—Eso pensé —le sonrío y ella hace lo mismo mientras la risa poco a poco va convirtiéndose en un murmullo.

Ella desliza su mano por su rostro, quitando a su paso sudor y restos de lágrimas que no consiguieron prorrumpir del todo. Acomoda sus piernas a lo indio e inspira hondamente, consiguiendo lucir como alguien que acaba de quitarse un gran peso de encima. Siento que la mano bajo la mía se remueve, pienso que es hora de retirarme, pero entonces ella solo le da la vuelta, haciendo que su palma se encuentre con la mía. Por un segundo me parece extraño, como si esta dócil y agradable chica no fuera en realidad Alexis. Pero ¿quién soy yo para decir eso?

Antes no la conocía nada, la amargada y odiosa Alexis ahora me da la impresión de ser nada más que una buena fachada. No digo que ella sea un dulce pastelito, pero lo que es cierto es que su acritud, palabras filosas y ceño fruncido no son más que una barrera que utiliza para mantenernos fuera a los demás.

—Lamento lo de ayer —susurra con voz calmada, frunciendo los labios de una forma que por un momento, un breve momento en el que me deja de importar no arruinar lo que sea que estamos logrando esta noche, me hace querer besarla. Respiro hondo y me repito las razones por las que no debo hacerlo en mi interior antes de que ella consiga tener mi atención de nuevo—. Tal vez te parezca absurdo, pero es difícil para mí confiar en las personas después de lo que pasó. Estaba tan cabreada con todos que me encerré en mi burbuja y no es fácil simplemente dejar que entren ahora. Peeeeero... —dice, alargando el sonido de la letra e.

—¿Peeeeero? —le imito.

Me inclino hacia ella, mirándola tan cerca y tan fijamente que logro incomodarla. Tal vez es una mala idea acercarme tanto cuando nuestras manos siguen unidas y he tenido estos insistentes pensamientos sobre besarla.

—Pero quiero intentarlo —dice a regañadientes—. Sinceramente quiero.

Una enorme sonrisa es dibujada en mis labios, alejando los pensamientos sobre besos que arruinarían esto. No puedo tirar esto a la basura solo por un impulso sin sentido. Que va, tiene sentido desde que me gustan las mujeres y Alexis es una, pero ese no es el punto.

Elevo mi mano, que sostiene a la suya, y dejo que ambas se sitúen sobre la rodilla de ella.

—¿Significa esto que estás dispuesta a soportarme incluso cuando estemos de regreso en la universidad?

Alexis mira hacia el cielo, suspirando y frunciendo nuevamente los labios, fingiendo que lo está pensando pero la idea no le gusta.

—Pues ya qué, Adams —resopla dramáticamente.

—Matt, solo Matt —le corrijo y ella sonríe.

—Solo Matt —repite, arrugando la nariz de forma graciosa.

—¿Y tengo permitido llamarte Allie ahora?

—Ugh, como fastidias —rueda los ojos, aunque su tono es más bromista que otra cosa—. Pero, bien, puedes hacerlo —accede, fingiendo que le molesta.

Yo hago un ridículo bailecito de la victoria en mi lugar que la hace reír y llamarme loco. Y sí, probablemente estoy loco. Tal vez los dos lo estamos, porque perdemos la noción en el tejado hasta que el cielo alcanza su punto máximo de oscuridad justo antes del despunte del alba.


____________________

N/A: Hola. Vale, ya no sé cómo decirlo :v ni si seguir diciéndolo porque de todos modos soy olímpicamente ignorada, pero por favor, comenten lo que piensan del capítulo, no les tomará ni medio minuto D: Digo, no tienen que hacer un testamento tampoco, solo mostrar un poco su apoyo hacia la historia y hacia mí. Cuando se toman el tiempo para comentar es como si me dijeran "oye, sé que ya no ves bien  por pasar tanto tiempo frente a la computadora, que a veces estás horas escribiendo, incluso en la madrugada, y otras tantas la inspiración abandonadora te hace jalarte los cabellos, tus papás dicen que no convives mucho  porque estás siempre escribiendo pero, ¡oye!, tu dedicación vale la pena porque yo estoy aquí leyendote." En serio, siempre se los digo, pónganse tantito en mis zapatos (o los de cualquier escritor que lean en la red). La única remuneración que tenemos es esta: sus votos y comentarios.

En fin, dejando de lado mi discurso anterior, el capítulo va dedicado a PanCakeMaslow,  que siempre  se hace notar por aquí ;w; te lo agradezco de todo corazón <3 

Les dejo un fuerte abrazo de oso, Saltamontes rebeldes ;w;






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