El novio de mi mejor amiga.

By constanzaasalazaar

43.6K 2K 51

¿Que pasaría si tu alma gemela fuera... El novio de tu mejor amiga? Lani y Erin son amigas de toda la vida,y... More

Aclaración.
~Capitulo 1.
~Capitulo 2.
~Capitulo 3.
~Capitulo 4.
~Capitulo 5.
~Capitulo 6.
~Capitulo 7.
~Capitulo 8.
~Capitulo 9.
~Capitulo 10.
~Capitulo 11.
~Capitulo 12.
~Capitulo 13.
~Capitulo 14.
~Capitulo 15.
~Capitulo 16.
~Capitulo 17.
~Capitulo 18.
~Capitulo 19.
~Capitulo 20.
~Capitulo 21.
~Capitulo 22.
~Capitulo 23.
~Capitulo 24.
~Capitulo 26.
~Capitulo 27.
~Capitulo 28.
~Capitulo 29.
~Capitulo 30.
~Capitulo 31.
~Capitulo 32.
~Capitulo 33.
~Capitulo 34.
~Capitulo 35.
~Capitulo 36.
~Capitulo 37.
~Capitulo 38.
~Capitulo 39.
~Capitulo 40.
~Capitulo 41.
~Capitulo 42.
●nota
¿Segunda temporada?
Por favor

~Capitulo 25.

676 36 3
By constanzaasalazaar

—¿Sinónimo de nueve letras para «abalorio» o «baratija»? — pregunta mi padre.

Le encanta empezar libros de crucigramas. Cada vez que empieza el primero de un libro nuevo, lo hacemos juntos.

—¿«Bagatela»?

—Esa tiene ocho.

—Mmm.

Tiro de un grano de maíz especialmente testarudo. Parece como si se negara a soltarse de la mazorca. Cuando desgranas maíz, siempre terminas ensuciando más de lo que parece que vas a manchar cuando empiezas, así que estoy haciéndolo en las escaleras del porche trasero, con un cubo entre las piernas. Mi padre está en la mecedora, con la firme determinación de acabar su crucigrama antes de cenar.

—No puede ser «dije» — opino yo.

—¡Chuchería! — suelta mi padre de repente.

—Esa es buena.

—Gracias, gracias.

Me gustan estos ratos con mi padre. No solemos hablar mucho, así que el resto de cosas que hacemos juntos son muy importantes para mí.

Supongo que cuando era pequeña hablába- do. Tuve que decirles que había ido a ver los fuegos con Blake y Danielle y otros chicos de One World, pero no conté con que, cuando a medianoche no estaba en casa, mi madre llamó al padre de Blake. Me castigaron una semana. Y, además, ahora tengo que estar en casa a las once, mientras que antes eran más flexibles.

Mis padres saben que quedo con Justin, pero piensan que somos solo amigos. O al menos, eso es lo que creo que piensan. No han dicho nada al respecto. Cuando le conté a Blake mi mentira frustrada del 4 de Julio, me prometió que, en adelante, me cubriría. Blake es el único al que le puedo confiar la verdad.

Aunque en algún momento tendremos que dejar de ocultarnos. Cada vez que recibo una carta de Erin, el corazón me da un vuelco. Me estoy temiendo el día que se entere de lo que realmente está pasando.

Cuando recibí su primera carta, la dejé en mi escritorio y me pasé el resto del día evitando tener que abrirla. En su lugar, me puse a trocear melones para hacer zumo. Fui a trabajar y recolecté nueve bandejas de frambuesas. Volví a casa y me eché una siestecita en la hamaca. Me desperté sudada y me refresqué en la ducha al aire libre que mi padre construyó en el jardín el verano pasado. Cenamos fuera. Se me quedaron algunos granos de maíz entre los dientes y tuve que limpiármelos con serla dental. Cuando volví a mi habitación, la carta seguía esperando impaciente a que la abriera.

— Sí, sí —murmuré—, Pero estás más guapa cerrada.

Sabía que tenía que abrir la carta. Tenía que abrirla y leerla y lidiar con lo que dijera, aunque fuera malo. ¿Qué esperaba encontrar en la primera carta de Erin después de que Justin rompiera con ella? ¿Arcoíris brillantes y caritas sonrientes? No, más bien nubarrones oscuros y lluvias torrenciales. Y la verdad es que no tenía ganas de quedarme atrapada en medio de la tormenta. Pero ya estaba atrapada en medio de la tormenta. 

Me llevé la carta a la cama, me senté y me obligué a leerla. Me sentía fatal por Erin. Me dolía el corazón por ella. Sonaba muy triste al describirme cómo Justin le había escrito una carta de dos páginas explicándole lo de «es por mí, no por ti». Le dijo que era estupenda, pero que no creía que estuvieran hechos el uno para el otro, que pensaba que sería más feliz con otra persona. Lo que, claramente, significaba que él sería más feliz con otra persona. «¡Como si eso fuera a pasar algún día!», me escribió Erin. «¿Cómo se supone que voy a volver a poder confiar en alguien?».

Tenía razón. Por lo que concernía a Erin, las cosas iban de maravilla con Justin hasta que la dejó. Además, no tiene ni idea de que yo tengo algo que ver con esto. Y eso es lo peor de todo.

Unos días más tarde, recibí otra carta. Esta era distinta. Erin me hablaba de un chico que se llamaba Lee, y de que había pasado una noche con él en un baile que su campamento había organizado con el campamento de chicos que hay al otro lado del lago. Y también me contaba que los dos campamentos organizan actividades conjuntas todas las semanas y que se moría de ganas de que llegara la próxima, que era la noche de las películas. La carta ni siquiera mencionaba a Justin.

En adelante, las cartas de Erin han ido aumentando en niveles de felicidad. Están llenas de noticias emocionantes sobre cosas que pasan en el campamento y sobre Lee y sobre lo mucho que se está divirtiendo.

Parece una persona completamente distinta. Si sigue disgustada porque Justin rompiera con ella, la verdad es que se le da muy bien ocultarlo. Parece como si estuviera completamente absorta en el rollito de campamento con Lee y la intensidad de la experiencia hubiera anulado el dolor de que Justin la haya dejado. Ahora que tiene a Lee, creo que por fin puedo contarle lo nuestro.

Justin no está de acuerdo.

—No creo que sea buena idea — me dice.

—No podemos posponerlo eternamente —replico — . Si se entera de que se lo hemos estado ocultando, solo conseguiremos que se ponga más furiosa.

—Te entiendo, pero ya rompí con ella por carta. No creo que otra carta con malas noticias sea el mejor método. Deberíamos esperar a que vuelva y decírselo en persona.

Justin rema un poco más. Estamos en un bote, en el lago. Estoy aterrorizada. Nunca le pedí a Justin que me enseñara a nadar, pero ha decidido darme la primera clase quiera o no quiera. Cuando me enteré de que la actividad solo implicaba mojarse un poquito, dije que sí. El objetivo de esto es que empiece a perderle el miedo al agua. Justin dice que es el primer paso para aprender a nadar. Dice que si le tengo miedo al agua, nunca podré dejarme llevar.

El bote se balancea un poco de adelante atrás. Me aferró a los bordes como si fuéramos a hundirnos.

—No te preocupes —dice Justin.

—No me preocupo —respondo, aún aferrada.

—¿No te dije que te protegería?

—Sí.

—Bueno, pues ahí lo tienes. Estás completamente a salvo.

—¿Estás seguro?

—Venga, hombre. ¿Crees que prometería protegerte si no pudiera garantizar tu seguridad al cien por cien?

-¿No?

—Correcto.

Nos hemos adentrado mucho en el lago. O, por lo menos, eso parece.

—De acuerdo, ahora —Justin deja de remar.

Probablemente desde mi casa parezcamos dos pequeños puntitos flotando en medio de la nada sobre las aguas calmas.

—Inspira hondo — dice Justin.

Inspiro superficialmente. Estoy demasiado nerviosa para inhalar más que eso.

—Simplemente, respira —dice en voz baja.

Lo intento. Tras unos minutos, mi nivel de estrés se reduce de diez a ocho. Consigo mirar alrededor sin moverme demasiado. Esto es muy bonito. Y hace bastante fresco, lo que, definitivamente, es un bonus. Es como si estuviéramos en nuestro mundo privado. Como cuando de pequeña me metía en los invernaderos sin estrenar y miraba al cielo.

—Shhh —me dice Justin.

—No he dicho nada — susurro.

—¿Qué es ese sonido? — susurra él, completamente serio.

—¿Qué?

—¡Espera!

Escuchamos. Lo único que oigo es una paloma torcaz. Tienen un canto muy especial que me relaja. Mis niveles de estrés se reducen a siete.

—¿Te refieres a la torcaz? — pregunto.

—No, es... —Justin se inclina hacia el lago. Me aferró a los lados del bote de nuevo —. Es el agua. ¿No la escuchas?

—La verdad es que no.

—Está diciendo: «Lani, sé una conmigo» —dice Justin con voz burbujeante.

—¡Cállate! —Me suelto del bote dos segundos para darle un golpecito—. ¿Hablas el idioma del agua?

—Por supuesto. Es una parte esencial del entrenamiento del socorrista.

Pongo los ojos en blanco. Es un tonto. Justin sigue pensando que su chiste es gracioso.

—El agua quiere conectar contigo.

—Siempre que podamos hacerlo mientras estoy montada en el bote, por mí bien.

—Puedes meter la mano.

Me suelto del bote y extiendo los dedos hacia el agua. Sumerjo la mano dentro.

—Ooohhh — digo.

—Es agradable, ¿verdad?

—Sí.

Me imagino nadando en el lago, rodeada de toda esta agua, fresca y suave. Casi puedo imaginármelo. Lo que no puedo imaginar es tener el coraje suficiente para superar mi miedo.



Continue Reading

You'll Also Like

1.6M 89.3K 107
Mi madre murió, y sin más familia, quedé a cargo de mi padre. René nunca nos tuvo en cuenta, engañaba a mi madre, se alcoholizaba y drogaba en nuestr...
481K 57.1K 73
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
859 113 20
Él, callado y misterioso. Ella, tranquila y solitaria. Él guarda un secreto. Ella pronto lo descubrirá volviendo su mundo patas arriba. Mi sueño...
185K 6.8K 35
LIBRO PUBLICADO EN AMAZON. ¿Se puede encontrar el amor cuando no se busca? Bethany es una adolescente de 20 años que se ha ido a estudiar lejos de su...