Los ataques de ira, enojo, ansiedad y depresión son horribles. Parece que ellos toman control de nosotros y de nuestra mente, haciendo que hagamos cosas que en otro momento no habríamos hecho.
Cuando la ira o la ansiedad nos llenan por completo, nos volvemos impulsivos, haciendo que digamos cosas o hagamos algo de lo que podríamos arrepentirnos cuando nos calmemos.
¿A cuántos no les ha pasado que en un ataque de ira dicen cosas hirientes en medio de gritos a su amig@? ¿Y luego de calmarse, recapcitan y se dan cuenta de que se dejaron llevar por impulsos?
Serénate, cálmate, respira. Estos ataques, estos impulsos, no deben controlar tus actos. No te dejes dominar, y piensa con la cabeza fría si lo que piensas hacer en serio está bien. Cuando estás alterado o cegado por el enojo, la ansiedad, etc., actúas sin pensar, pudiendo cometer grandes errores en tu vida. Tranquilízate y espera a que esos humos bajen, para que así estés cuerd@ y puedas actuar de buena manera.
No dejes que estos impulsos controlen a tu mente y a tu lado lógico. Tú domina a esta ira, a esta ansiedad, a esta tristeza...y sé tú quien tenga el control de tus actos.