La mañana siguiente, en vez de dirigirme a la brigada como todos los días, decidí visitar a Camila en la universidad para ver cómo estaba.
- Estoy en el campus, ¿nos vemos?
- Pero tengo clase a las 11 - contestó un poco triste.
-Podemos tomarnos un café y conversar un rato.
- Me parece bien - hizo una pausa - veámonos ahora en el café del edificio A.
- Ahí nos vemos - le dije antes de colgar.
Comencé a caminar y noté que me temblaban las manos, no entendía por qué estaba tan nerviosa ni por qué había pensado toda la noche en Camila.
Llegué y la vi sentada en la primera mesa, se puso de pie y me saludó con la mano.
- ¡Hola Lauren! - me abrazó y sentí que se me doblaban las rodillas - ¿Estás bien?
- Sí, no te preocupes - pensé rápido en una mentira - es sólo el cansancio.
- Siéntate, por favor - me pidió preocupada.
- ¿Te sientes mejor hoy? - le pregunté esperando a que me dijera que sí.
- Un poco - confesó - aún no puedo borrar de mi mente la imagen pero espero que con el tiempo se vaya haciendo más borrosa ... ¿cómo lo haces?
- ¿Qué cosa? - pregunté un poco perdida.
- Ver cuerpos siempre y no traumarte - hizo una mueca de asco.
- Bueno - reí un poco - siempre quise ser detective de homicidios así que creo que he estado preparada toda mi vida. El primer cuerpo que vi es el único que no podré olvidar.
- ¿Cómo fue?
- En el laboratorio del edificio E. Ahí tienen un cadáver para estudios científicos - le conté animada - lo vi el segundo semestre de la carrera y recuerdo estar fascinada con todo, fue ahí cuando supe que de verdad la criminología era lo mío.
- ¿¡Tienen un muerto en el laboratorio!? - gritó llamando la atención de varias personas.
- Baja la voz - le ordené de forma tierna - sí, hay un cadáver para los estudiantes de criminología y medicina, aunque nosotros lo usábamos más porque los de medicina tenían más en su edificio.
- Dios, ¿cuántos más hay? - su rostro parecía aterrado pero a la vez curioso.
- Si no me equivoco 5 - dije tratando de recordar.
- Esos son muchos muertos - me dijo riendo - Lauren ... ¿puedo hacerte una pregunta?
- Claro, dime.
- ¿Cuántos años tienes?
La pregunta me tomó por sorpresa así que comencé a reírme antes de contestarle.
- 23, ¿me veo más vieja? - pregunté preocupada por mi apariencia.
- ¿Tienes 23? - me dijo sorprendida - pensé que como 30, perdón, es que esa ropa te hace lucir más ... mayor.
Llevaba puesto el uniforme de la brigada, pantalones negros anchos, botas negras, blusa blanca y un saco negro encima. Creo que realmente me hacía lucir más vieja.
- Creo que tendremos que vernos cuando tenga ropa normal para que me digas si parezco de mi edad o no - le propuse.
- Es una buena idea, te juro pensé que eras mayor y no de mi edad.
- ¿Tienes 23? - fui yo la sorprendida esta vez - te ves mucho menor.
- Buenos genes, creo, menos la belleza, de eso sí no me salió ni un gen - rió por lo bajo.
- Camila no digas eso, de verdad me pareces una chica hermosa y encantadora - le dije sin saber si estaba coqueteándole o subiéndole el autoestima.
- Pues eres la única persona que lo cree - me confesó.
- Te apuesto a que hay muchos chicos que lo piensan - comenté - es imposible que tu belleza pase desapercibida.
En ese momento acepté que estaba coqueteándole. Era extraño, nunca le había coqueteado a una mujer ... solamente durante el primer semestre de la universidad. Brad y yo habíamos ido a una fiesta de medicina y había una chica muy guapa que llamó mi atención, le dije a mi novio que me parecía muy guapa y me retó a coquetearle, para mi sorpresa el coqueteo terminó en un baño de la facultad con muchos besos de por medio. Esa había sido la única vez que le había sido infiel a Brad, pero según yo no contaba pues era una chica.
- ¿Lauren? - la voz de Camila me aterrizó de nuevo.
- Lo siento, estaba acordándome de algo - sonreí tímidamente.
- ¿De qué? Si se puede saber, claro.
- No me juzgues - le pedí - pero cuando estaba en la universidad tuve una aventura con una chica de medicina.
- ¿Por qué estabas pensando en eso? - me preguntó confundida.
No supe qué decir y me puse demasiado nerviosa, no podía decirle que se me vino a la mente eso porque le estaba coqueteando. No sabía qué hacer así que fingí que me llamaban de la brigada.
- Detective Jauregui - vi por el rabillo del ojo cómo Camila sonreía y se mordía el labio inferior - voy para allá.
- Qué sexy es eso de Detective Jauregui - ahora no sabía si ella coqueteaba conmigo también.
- Me encanta decirlo - le confesé.
- Me imagino - dijo la chica del pelo largo mojándose los labios con la lengua.
En ese momento me acordé de Brad y me sentí fatal, sentí que lo estaba traicionando y que poco menos le estaba siendo infiel.
- Me tengo que ir, nos vemos luego, ¿te parece? - le pregunté.
- Recuerda que tenemos que vernos más informales, detective - dijo coqueta.
Le di la espalda y caminé tan rápido como pude hacia el auto. Cuando me senté decidí que tenía que hablar con Brad.
- Hola mi amor - contestó alegre.
- Tengo que hablar contigo - le dije tajante.
- ¿Qué pasa? ¿Te ha pasado algo?
- Brad, me está pasando algo muy raro con una chica - le confesé sin pelos en la lengua.
- ¿Raro en qué sentido? ¿Es de una investigación?
Tuve que hacer una pausa porque no sabía cómo explicarle lo que me causaba Camila, no quería herir sus sentimientos pero tampoco quería ocultarle cosas.
- Se llama Camila, tiene 23 y estudia Literatura. Te conoce, le hiciste un curso hace dos veranos. Es una chica muy linda, seguro la recuerdas.
- Camila ... no me suena, ¿cuál es su apellido?
- Cabello. Es brillante, tu madre me ha dicho que lleva el mejor promedio de la generación.
- Ya sé quién es. Esa chica tiene un don para escribir, sus ensayos eran impresionantes.
- Me imagino - hice otra pausa - bueno ...
- Dime Lauren, ¿qué pasa?
- La he conocido ayer porque hubo un homicidio en el campus. Ella encontró el cuerpo.
- Mi Dios, pobre.
- La he llevado a su casa después del interrogatorio y le he dado mi celular para cualquier cosa.
- ¿Y qué tiene de raro eso?
- Espera Brad, déjame terminar - le dije en un tono no muy cordial - me ha enviado un mensaje en la noche dándome las gracias y no he podido dejar de pensar en ella. Hoy vine a verla al campus y nos hemos tomado un café y creo que coqueteó conmigo y yo con ella. Por favor perdóname Brad, me siento la mujer más horrible del mundo.
Escuché un breve silencio y luego una risa inundó el auricular.
- Por eso te amo Lauren, eres demasiado adorable. Las mujeres siempre coquetean entre ellas, se dicen lo lindas que están y se preguntan con quién serían novias si fueran lesbianas , etcétera. No tienes por qué pedirme perdón mi amor, no seas ridícula.
- No estás entendiendo Brad ... no entiendes - no sabía cómo explicarle a mi novio que era muy probable que me gustara alguien más.
- A menos de que te guste no tengo nada de qué preocuparme, pero no te gusta ¿verdad?
Me quedé callada porque no supe decirle que de verdad me gustaba esta chica y que a pesar de conocerla hace 2 días ya sentía lo que con Brad sentí en 2 meses.
- ¿Verdad Lauren? - repitió preocupado.
- Me gusta Brad, me gusta mucho.