Sueños Distorsionados (Yaoi/G...

By sunimi

338K 20.4K 12.7K

Jet Creed es un chico de 17 años que vive en un amplio pueblo rodeado de un antiguo bosque, el cual cuenta co... More

Sinopsis
Capítulo 1 "Pesadilla"
Capítulo 2 ''Invisible''
Capítulo 3 ''Slow Death''
Capítulo 4 ''Monstruos Imaginarios''
Capítulo 5 ''El León y la Gacela''
Capítulo 6 ''Gracias''
Capítulo 7 ''La realidad supera la ficción''
Capítulo 8 ''Demonio de la muerte''
Capítulo 9 ''Asedril''
Capítulo 11 ''El chico de los cuervos''
Capítulo 12 ''Confía en mí''

Capítulo 10 ''Frustraciones y arrepentimientos''

18.7K 1.3K 1.3K
By sunimi


Sí. Soy yo otra vez. Sunimi/Satán. Después de tanto tiempo :'v (?)

Para los que leeis 'Online' ya entenderéis la razón de mi laaarga ausencia, y los que no, fue por mi mudanza a Londres, que entre varias cosas, hizo que me retrasara más de lo que tenía pensado y me disculpo por ello Dx

Solo puedo decir que prometo no volver a desparecer de esta manera de nuevo ;-;

Y que espero que os guste el capítulo que es bastante largo y que también esta cargado de muchas sorpresas(?)

------------------------------------

JET

El despertador de mi móvil, al igual que cada mañana sonó a las 7:15 am, dejándome con unas ganas increíbles de agarrarlo, estrellarlo contra la pared y volver a dormir como si nada hubiese pasado.

Dejándome con las ganas, sí. Porqué nunca llegaría hacerlo. A menos que quisiese que mi padre me estrellara a mi contra la pared en vez de el móvil.

Gruñí y antes de levantarme por completo de la cama, sin poder evitarlo, mi mirada se fue inmediatamente a mi antebrazo, el cual tal y como me esperaba, seguía intacto.

Seguidamente, me pasé la mano por el cabello, revolviéndolo todavía más de lo que ya estaba y suspiré frustrado.

¿Realmente había sido mi imaginación? ¿Era eso lo que se suponía que tenía que creer?

El mismo móvil al que le había desactivado aquel molesto tono de alarma hace unos solos minutos, sonó nuevamente. Solo que esta vez con el pitido que te avisaba que te habían mandado un mensaje.

¿Un mensaje? ¿Quién mandaba un mensaje a estas horas?

Abrí el mensaje y me quedé mirando la pantalla del móvil todavía extrañado.

''Buenos días, Jet. ''

Estoy en la entrada de tu casa.

¿Pero qué...?

Abrí los ojos sorprendidos y releí el mensaje unas diez veces por lo menos. Y ni aún así se me metía a la cabeza el mensaje. O mejor dicho... el por qué del mensaje.

Revisé la hora a la que había sido mandado el mensaje y pude comprobar que no había muchos minutos de diferencia a la hora actual.

¿Quién diablos me había mandado esa clase de mensaje? ¿Klaus? No. Lo dudo.

Estaría demasiado ocupado preparándose para no llegar tarde. Aunque mucho menos creo que sea de Clyde.

Clyde no era para nada el tipo de personas que se molestaba en decir un ''Buenos días'' y conociéndolo todavía estará dormido.

Como me había llamado por mi nombre, podía suponer por lo menos que conocía a esa persona. ¿Pero quién más podía ser?

No queriendo quedarme con la duda aún más tiempo, me vestí lo más rápidamente que pude, escogiendo cualquier cosa que encontré en mi armario y salí disparado de casa, gritando por el camino a mi padre que no me apetecía desayunar hoy.

Una vez fuera, me detuve con la respiración agitada por haber corrido tanto y me quedé mirando con ojos curiosos el coche que estaba estacionado en frente de mi casa.

Ese coche...

-Jet -salió el dueño del coche, interrumpiendo mis pensamientos y a la vez confirmando mis sospechas.

Lo sabía.

-Kriss -murmuré de vuelta receloso-. ¿Qué? ¿Aquí por una cita-escapada?-bromeé.

-N-No estoy aquí por eso, idiota-negó, sonrojándose -. Tenemos que hablar.

Sus últimas palabras, sin saber yo mismo el porqué, lograron captar mi interés.

-¿De qué? -cuestioné no logrando disimularlo.

-Súbete primero.

-Está bien -suspiré entrando dentro del coche -. Mira si tienes pensado hablar sobre lo de ayer...-empecé.

Antes de que Kriss me interrumpiera, yo mismo me interrumpí a mi mismo recordando aquel beso entre nosotros. Aquel beso que yo mismo le había dado.

Sin que nadie me obligara, ya que realmente deseaba hacerlo.

¿Desde cuándo? ¿Por qué? Esas eran las muchas preguntas que me había planteado tras hacerlo. Y parecía que ninguna tenía una respuesta clara.

Sintiendo mis mejillas cobrar algo de rubor, ignoré esos pensamientos y decidí prestarle atención a Kriss.

-No, no es sobre eso -apartó la mirada avergonzado -. Es más... olvídate de lo de ayer.

-Ah, bien -asentí desinteresado.

Espera... ¿qué?

¿Me declaraba sus sentimientos en frente de todos, me decía directamente y en mi cara que me quería empotrar y ahora me decía que lo olvidara todo?

¿Era un imbécil bipolar o qué? ¿No era él el que insistía en todo lo contrario ayer?

Aunque... yo tampoco me quedaba atrás. ¿Por qué me había importado más de lo de la cuenta lo que acababa de decir?

¿No se supone que yo era el que me iba a olvidar de todo eso?

-¿Pero qué coño estás diciendo? ¿No eras tú el que dijo que yo te gustaba? -hablé incrédulo.

La molestia se estaba apoderando de mí y ni yo mismo comprendía por qué.

-Sí -admitió sin dudarlo dos veces.

-¿Y entonces? -No entendía nada.

-¿Y entonces qué, Jet? ¿No eras tú el que decía que iba a olvidarse de todo? ¿Qué el beso que nos dimos fue un error? -sonrió dolido -. ¿Por qué actúas como si te importara lo que he dicho?

-No estoy actuando como si me importara lo que has dicho-dije serio.

Kriss se quedó mirándome confundido por mi respuesta.

-¿Entonces?

-Es que me importa -rectifiqué -. O... eso creo... -me rasqué la nuca sintiéndome avergonzado de pronto por lo que acababa de confesar.

-Joder -se quejó Kriss -. Es cierto que dije ayer que te iba a demostrar que estabas equivocado. Que no iba a rendirme. Pero después de pensarlo mucho... decidí que no quería forzarte a nada. Y ahora vas y me dices esto. Tú... lo que realmente quieres es acabar conmigo, ¿no?

Me quedé sin saber qué decir. Si él no lo entendía, yo mucho menos.

En serio... ¿qué me pasaba? ¿Me gustaba Kriss?

No, era un hecho... me gustaba Kriss.

Solo que no esperaba que me gustara tanto.

Y tenía miedo. Miedo de estos sentimientos. Sentimientos que no parecían haber aparecido en mí o crecido de la noche a la mañana, sino sentimientos que habían despertado en mí.

Era difícil de explicar, pero sentía... sentía que no era la primera vez que sentía estos mismos sentimientos por Kriss. Sentía que ya los conocía de antes.

De alguna forma, todo a su alrededor se me hacía familiar.

Su mirada, sus ojos azules, su aroma... Incluso su beso.

Mirases por como lo mirases, todo esto sonaba absurdo y sin sentido. Ya que la única vez que había visto y conocido a Kriss en toda mi vida, había sido en Slow Death.

Pero... ¿entonces por qué no se me quitaba esa sensación?

-Jet... ¿me escuchas? -Kriss me hablaba, pero yo no le prestaba atención. Al menos no a sus palabras.

Estaba concentrado en sus labios. Más bien... cautivado por ellos.

Simplemente no podía apartar la vista. Y cada vez sentía que me estaba acercando más y más a su rostro.

Joder....Te odio. Te odio demasiado, Kriss.

-Te escucho -disimulé volviendo mi mirada a su rostro.

-¿En que estabas pensando? -pareció de alguna forma leer mi mente, porqué me estaba mirando con una sonrisa un tanto maliciosa.

-En n-nada -aparté la mirada por un momento de la suya, abochornado -. ¿Y bien? ¿De qué querías hablarme?

-Creo que es mejor si lo dejamos para luego... ¿no se te está haciendo tarde? -me recordó lo que había olvidado completamente.

Mierda.

Oh, bueno. Si llego tarde al menos un día a clase, no pasará nada, ¿no?

Sin embargo, deseché esa idea de inmediato al imaginarme la cara que pondría mi padre al enterarse.

Mejor no arriesgarse.

-¿Cuándo quedamos? -le pregunté.

-Después de que salgas del instituto -repuso -. Te estaré esperando a la salida.

-De acuerdo-asentí -. ¿No es una cita, no? -quise asegurarme.

Todo lo que decía y hacía Kriss era tan inesperado, que prefería asegurarme antes de llevarme una sorpresa.

-No, no es una cita -volvió a negar avergonzado.

-Bien -fue todo lo que dije.

-Bien -respondió de vuelta incómodo al igual que el incómodo ambiente que se había formado.

-Hasta luego -me despedí de él, abriendo la puerta del coche para salir.

Esperando oír un hasta luego de vuelta también, Kriss más bien, hizo todo lo contrario. Me agarró del brazo atrayéndome hacia él y acabó robándome un beso.

-Hasta luego -se despidió finalmente, con una sonrisa satisfecha Kriss.

-Un beso demasiado corto -murmuré para mí mismo una vez que se marchó Kriss, llevándome dos dedos a los labios. Lo que me llevó a recordar la sensación de sus labios sobre los míos.

Un beso que sin dudas, no me había dejado nada satisfecho de lo corto que había sido. Quería más. Mucho más.

Avergonzándome de mis propios pensamientos y sintiendo el calor llegar a mis mejillas por la misma razón, me obligué a correr lo más rápido que pude en dirección al instituto.

* * *

-¡Justo a tiempo! -exclamé sin aliento alguno y aferrándome a una de las columnas interiores del instituto.

El conserje me había asesinado con la mirada, pero por lo menos no me había pegado con la escoba.

Algo es algo.

Una vez que recuperé el aliento, entré al edificio y seguí mi camino hasta detenerme en mi clase. Al abrir la puerta, como era de esperarse, todas las miradas de mis compañeros de clase estaban puestas en mí.

Bufé maldiciéndolos a todos en mi mente y caminé hacia mi asiento. Sin embargo, mucho antes de que me sentara por fin, algo me hizo alzar la mirada y olvidarme de todo por un momento.

Había una chica que se encontraba al lado del profesor de Biología, quién supongo que se estaba presentando a la clase mucho antes de que yo entrase.

¿Más estudiantes nuevos? Joder. ¿Sería un vēnātum también? Aunque a ella sí que no la había visto nunca.

-Hey, Gerard-lo llamé en un susurro.

-¿Qué?

-¿Quién es esa? -cuestioné refiriéndome a la chica nueva.

-La nueva estudiante; Stella Ross -articuló -. ¿Por qué la pregunta? ¿Qué pasa? ¿Te gusta? Sé de alguien a quién no le gustará nada este nuevo descubrimiento... -me lanzó una indirecta.

-Gerard, por favor -rodé los ojos avergonzado-. No seas idiota, claro que no me gusta. Es solo que... me preguntaba si era como vosotros.

-¿Un vēnātum quieres decir? -arqueó una ceja-. No... no siento que lo sea, pero... de algún modo me transmite malas vibras -dijo eso último serio.

-¿M-Malas vibras? -pregunté confundido.

-No sé cómo explicarlo, pero simplemente me da mala espina.

Si a Gerard alguien le daba mala espina, esto significaba que la cosa iba en serio.

Sobre todo si contábamos que su mirada era igual de seria cuando lo había dicho.

-Igualmente -corroboró Raine, asustándonos a los dos por su repentina intervención.

De acuerdo. Ahora sí que estaba confirmado.

Stella era malas noticias.

Volví a alzar mi mirada por curiosidad y nuevamente me encontré con la de ella, quién me estaba sonriendo. Sucedió todo tan rápido que no se me ocurrió mejor cosa que sonreír falsamente en respuesta.

La chica era atractiva, sí, pero si los dos vēnātum decían que les daba mala espina, hasta a mí me empezaba a dar algo de miedo.

Aunque no creo que ''miedo'' sea la palabra exacta...

-No dejas de mirar a la chica nueva -se entrometió Clyde también -. ¿Qué pasa? ¿Te gusta?

¿Por qué mierda todos me decían lo mismo?

A mí solo me gusta... Kri---

Espera, no. No. No.

-Cállate Clyde -cerré los ojos sintiendo mis mejillas acalorarse de la vergüenza -. En vez de observar todo lo que yo hago, dedícate mejor a mirarle el culo a Klaus.

-Cierto -respondió automáticamente -. ¿Pero cómo lo hago si está sentado? Espera... ¿¡QUÉ?! -finalmente se dio cuenta de lo que le había dicho -. ¡Maldito seas Jet! ¡Joder!-me empezó a insultar todo rojo.

Me aguanté las ganas de reír solo para no recibir el borrador del profesor en toda la cara. Klaus, por su parte, no hizo más que mirarnos como si fuésemos unos bichos raros.

Y esta vez le tenía que dar la razón.

Clyde era Clyde, y yo... Yo ni siquiera sabía que era.


* * *

Las tres primeras horas de clase por fin habían terminado y esperando irme fuera con Klaus y Clyde, como siempre, los tres nos dirigimos hacia la entrada de la clase para salir, hasta que la voz del profesor nos interrumpió.

-Espera un momento -habló el profesor de arte.

Precisamente el de arte tenía que ser...

-¿Qué ocurre? -preguntamos al unísono Klaus y yo.

-¿A quién has matado? -me susurró Clyde con una sonrisa divertida, a lo que yo puse los ojos en blanco.

Una mejor pregunta sería: ¿A quién van a suspender?

-Jet -concretó finalmente -. Me gustaría que le enseñases el instituto a Ross, si no es mucha molestia.

Sin poder evitarlo, tragué saliva.

¿Yo? ¿Por qué yo? Y sí. Es molestia. Mucha molestia, profesor.

Aunque podría haber sido peor. Podría haberme suspendido.

La miré a ella y luego a él. Los dos me transmitían el mismo sentimiento. Ese sentimiento que era parecido al miedo pero a la vez tan incierto.

Como si me hubiese leído el mismo pensamiento, el profesor Ross habló interrumpiendo mis pensamientos.

-Sí. Stella es mi hija -confirmó.

-¿S-Su hija? -solté sin poder creerlo.

Me giré a ver a Clyde y a Klauss y los dos estaban igual de sorprendidos que yo.

Era cierto que los dos compartían el mismo apellido, pero absolutamente todos habíamos pensado que era una simple casualidad...

-¿Pero cómo? ¿No tiene usted como unos 30 años? -contribuyó Clyde también, boquiabierto.

-Sí, bueno, la tuve muy de joven... -se rascó la nuca, riendo nervioso.

-Entiendo... -asentí en murmuro-. Una pregunta profesor, ¿por qué yo? -formulé intrigado.

¿Por qué de todos los alumnos me había escogido a mí para estar a cargo de su hija?

-Porqué me agradas, Creed -sonrió de lado -. Es decir... confío en ti.

Woah. ¿El profesor Ross me acababa de sonreír? ¿Qué mundo era este? ¿No se supone que me odiaba?

O al menos eso creía...

Stella y yo nos terminamos de despedir del profesor Ross y finalmente salimos afuera.

-Os veo después -me despedí de Clyde y Klauss también, quienes se fueron por el otro lado.

Ahora estaba solo. Solo con la chica nueva a la que todos les daba mala espina.

Aunque teniendo en cuenta que era hija del profesor Gilbert, eso explicaba mucho...

-Si sigues todo recto encontrarás la cafetería -seguí informándole-. Aunque a esta ahora está llena, así que no te lo recomiendo mucho -reí.

Ya casi faltaba poco. Afortunadamente ya le había enseñado casi todo.

Sin embargo y para mi desgracia, todavía faltaba más por enseñar. Suspiré agobiado y retomé nuestro camino.

-La cafetería está bien -sonrió en respuesta, acercándose más de lo debido a mí.

-Eh... -me quedé mirándola nervioso a la vez que me alejaba lentamente de ella -, ¿estás segura? Todavía no he terminado de enseñarte todo.

-Me las apañaré -fue todo lo que dijo -. Ahora vamos -me tomó de la mano y comenzó a arrastrarme hacia la cafetería.

¿No se supone que yo era el que tenía que enseñarle dónde quedaba la cafetería?

Una vez que entramos, Stella, pudo confirmar con sus propios ojos lo que le había dicho anteriormente.

-¿Ves? Te lo dije -suspiré -. Yo suelo evitar la cafetería, aunque Clyde casi siempre nos trae aquí a la hora de receso.

-Te dije que está bien, Jet -volvió a decir -. Me gustan los sitios llenos de gente.

¿Era en serio? Yo los detestaba.

Sin dejarme tiempo a poder decir nada ni quejarme, Stella, me guió por toda la cafetería hasta que encontró una mesa en la que sentarse.

Una mesa igual de llena que la propia cafetería. Y al parecer de gente a la que ella ya parecía conocer.

¿Acababa de entrar al instituto hoy y ya había hecho tantos amigos? Increíble.

-Hola, chicos -los saludó con una sonrisa amplia -. Este es Jet, un compañero de clase -nos presentó.

-Ah sí, Jet... -me reconoció uno de los chicos, quién me miraba desconfiado.

Por las miradas que me estaban echando todos, se podría decir que no tenía muy buena fama en este instituto.

Era conocido como un macarra y como el cara de mafioso, después de todo.

A mi defensa, puedo decir que solo metía palizas a los que buscaban pelea conmigo o a los que se metían con Klaus por ser homosexual.

Por lo menos no tenía fama de matón o bully como todos los que estaban aquí. Podría jurar que uno de ellos, incluso, se había metido con Klaus.

Ante su comentario, asentí incómodo y me quedé sin saber qué decir. ¿Y es qué como se supone que podía hablar con gente con la que no me llevaba nada bien?

Stella al notar que el ambiente se había puesto incómodo, empezó a hablar.

-¿Qué os parece si quedamos todos juntos esta noche? -propuso Stella.

-¿Dónde os apetece quedar? -preguntó uno de ellos.

Al parecer nadie se decidía. Y por eso mismo de un momento a otro, todos pusieron su mirada en mí. Un sudor frío recorrió mi frente y tragué saliva.

-¿U-Un bar? -solté la primera cosa que se me ocurrió.

-¿Un bar? -dijo uno de pelo rizado no convencido.

A quién llamábamos Clyde y yo Ricitos. Sí, en efecto. Los dos éramos unos infantiles de mierda.

-Sí, un bar -reafirmé cruzándome de brazos.

-B-Bueno, tampoco me mates -puso cara de asustado.

-¿Hm?

-Me estas asesinando con la mirada -señaló -. En serio, para. Das miedo, tío.

Me quedé mirándolo perplejo y sin entender nada. ¿Pero qué cojones? Si no estaba haciendo nada de eso.

-Déjalo, que es natural su mirada-repuso otro que era rubio. También conocido -gracias a Clyde- como El Rubiales.

-Un bar, entonces -decidieron todos a lo que yo pude respirar tranquilo.

Vale... entonces... ¿ya me puedo ir, no?

Sin preguntarlo siquiera, me levanté para irme, pero Stella me lo impidió tomándome de la mano.

-¿Por qué te vas? Quédate.

-Stella... sin ofender... pero tus amigos me caen como una patada en los huevos -le susurré al oído -. No sé si con eso he sido suficientemente claro.

-Bastante -contuvo las ganas de soltar una risita -. Tranquilo, no te obligaré a volver a sentarte conmigo, pero... con una condición.

¿Por qué tanto interés en retenerme con ella aquí de todas formas? ¿Acaso le gustaba o qué?

-Te escucho.

-Si vienes hoy con nosotros al bar-Inevitablemente solté un bufido.

Matadme, por favor.

-Joder... ¿en serio? -solté incrédulo y con cara de exasperación.

-Sí, en serio -asintió como si nada y con una sonrisa molesta en los labios.

-Está bien -resoplé resignado -. ¿Cuál bar?

-El Hollist -me entregó la dirección que acababa de escribir en un papel -. Quedamos después del instituto, no te olvides.

-Bien -fue todo lo que dije y me levanté de la silla para ir a buscar a Clyde y Klauss.

¿Después del instituto, eh? Tranquila, no me olvidaré. Créeme que no me olvidaré de esto, Stella.

Por otro lado, no se me quitaba la sensación de que me olvidaba de algo. De algo mucho más importante.

CLYDE

No eran muchas las veces en las que me quedaba a solas con Klaus, a excepción de cuando regresábamos a casa juntos, dónde apenas hablábamos. Así que cuando se daban situaciones como de este tipo y me quedaba solo con él no podía evitar sentirme nervioso y ansioso todo el tiempo.

Joder, si antes casi le derramo el vaso de agua de la cafetería. Por ello Klaus no ha dejado de recordármelo todo el tiempo y reclamarme que tengo Parkinson.

¿Pero porque sentía como si hoy estuviese todavía más nervioso de lo normal? No lo entendía...

Y además... ¿Qué fue eso del otro día? ¿Qué ocurrió exactamente aquel día entre nosotros en clase de arte? ¿Había sido simplemente mi imaginación o a Klaus realmente--?

-¿Clyde sigues allí o regresaste a tu planeta natal? -me picó Klauss, trayéndome de vuelta a la realidad.

-Tranquilo, Klaus. Guárdate el paño y las lágrimas que todavía no es hora de que regrese -contraataqué con una sonrisa socarrona.

-Lástima -suspiró dramático.

-Oh, venga, ya. Me echarás de menos y lo sabes -le eché en cara.

-Quizá sí, quizá no -dejó la respuesta en el aire.

-¿Me estás vacilando? -lo miré mal.

-Quizá sí, quizá no -volvió a responder, sonriendo maliciosamente.

-Jodido Klaus... -Esta vez lo fulminé con la mirada.

-Pftt -retuvo las ganas de reír -. Idiota, sabes que te echaría de menos si te fueras... de mi lado -murmuró esto último tan bajito que no le pude escuchar.

-¿Eh?

-N-Nada -negó apartando la mirada por un breve momento.

-Hey, Klaus...

-¿Qué quieres ahora? -preguntó usando su tono cortante de siempre.

-¿Qué fue eso?

-¿El qué? Sé claro, Clyde.

-Lo del otro día... ya sabes, lo que pasó en la clase de arte -formulé la pregunta que llevaba rondando en mi cabeza desde hace un tiempo.

En ese momento pude ver como abrió los ojos de par en par, no esperándose esa pregunta. Y es que desde aquel día, ninguno hablamos de aquel asunto. Es como si los dos hubiésemos decidido hacer como si esa conversación nunca haya pasado.

¿Por qué? ¿Era por miedo? ¿Y si era por miedo? ¿Por qué tendríamos miedo en primer lugar? ¿A que le teníamos miedo?

-Eso... -empezó mirándome fijamente a los ojos -. Sabes que eso fue una broma, ¿no?

-Y una mierda -solté, sintiéndome frustrado por alguna razón-. Te conozco lo suficiente para saber cuándo mientes y cuando, no, Klaus.

-¿Ah, sí? -mencionó sarcástico.

-No intentes evadir mi pregunta con sarcasmos, Klaus -le pedí con el semblante serio.

Detalle de mí... que sorprendió hasta al mismísimo Klaus. Aunque teniendo en cuenta que yo casi nunca me ponía serio... era de esperarse.

-¿Quieres la verdad, no?

-Bueno, creo que eso es obvio.

Klaus hizo media sonrisa ante mi respuesta sarcástica.

-Sí. Tus labios a mi parecer son besables -admitió tras varios segundos de silencio -. Y digo a mi parecer por qué espero que nadie más piense lo mismo. Ya que solo yo quiero besarlos y no me gustaría mucho por no decir nada que otros te besen o te quieran besar.

Me quedé en blanco y hasta sentí que la cabeza me daba vueltas. Definitivamente demasiada información de una vez.

Klaus me quería besar. Klaus me quería besar. ¡Klaus me quería besar!

Por más que lo repitiese en mi cabeza, no tenía sentido alguno.

Klaus, mi mejor amigo me quería besar. ¿Cómo es que se supone que tenía que tomarme eso?

-¿E-Eso acaba de ser una confesión? -reí nervioso.

-Tómatelo como quieras -fue todo lo que dijo.

-Oye... ¿y si los pruebas? -hablé por fin tras un largo minuto de silencio entre nostros.

Klaus giro su mirada en mi dirección, de inmediato.

-¿Probar qué? -se acercó a mí.

No dije nada. Las palabras sobraban. Coloqué ambas manos en sus mejillas y lo atraje hacia mis labios.

Antes de que él pudiese reaccionar, rompí el beso y huí de allí lo más rápido posible dejando a Klaus completamente desconcertado.

¿Qué cojones acababa de hacer?

Sinceramente no lo sabía. No tenía idea. No sabía nada. Solo sabía que aquel roce entre nuestros labios me había gustado mucho más de lo que esperaba.

JET

Tras haber recorrido medio instituto y cuando solo faltaban unos pocos minutos para la próxima clase, finalmente encontré a Klaus quién tenía cara de perplejidad total.

-¿He venido en un mal momento? -pregunté sintiéndome incómodo.

-No, en realidad, creo que me haría falta estar con alguien en este momento.

Suspiré sin poder evitarlo. Supongo que estos dos idiotas habrán tenido otra pelea absurda entre ellos.

-¿Qué ha pasado esta vez?

-Jet... creo que he cometido un grave error -empezó Klaus.

-¿Has estrangulado tan fuerte a Clyde que ha acabado en un hospital? -bromeé riéndome un poco.

-Peor aún-me miró serio.

Vale, ahora sí que me estaba empezando a preocupar.

-¡Pasa qué he besado a Clyde, Jet! ¡Bueno, él me ha besado a mí! -exclamó logrando sacar mis ojos de sus órbitas ante tal confesión -. ¡Bah, da lo mismo quién ha besado a quién! El caso es que ¿Qué voy a hacer ahora, Jet? Conociendo a Clyde sé que me va evitar durante mucho tiempo y esto era precisamente lo que no quería. Por eso... por eso... nunca le había dicho nada acerca de mis sentimientos.

De acuerdo. Definitivamente mucha información que procesar.

Aunque... siempre había sospechado que había algo entre estos dos. Sin embargo, solo era una sospecha.

Ahora, en cambio, Klaus, en persona me lo acababa de confirmar.

-No voy a preguntar por qué os habéis besado aunque me muera por la curiosidad, ya que así solo me liaría todavía más, pero... te voy a pedir que te calmes, ¿De acuerdo? Es muy raro verte así de alterado, Klaus.

-Solo me altero cuando sé que la he cagado, y si, la he cagado y mucho con Clyde -dijo sombrío -. No me va a volver a dirigir la palabra.

-¿Qué te hace estar tan seguro de eso, Klaus? ¡Si es de Clyde quién estamos hablando! Mañana o incluso hoy a la salida te hablará como si nada hubiese pasado.

-Eso espero...

-Ya lo verás -le aseguré, sonriendo y apoyando mi brazo en su hombro.

* * *

Las últimas clases que quedaban llegaron a su fin, y tal y como Klaus se esperaba, en esas tres clases, Clyde no le dirigió la palabra en ningún momento y lo evitaba como la peste. Es más, en la última clase hasta había pedido un cambio de asiento solo para esa asignatura.

Lo siento mucho, Klaus. De verdad.

Espero que te sirva de consuelo el que yo también tenga que enfrentarme a mi mayor miedo: Ir a un sitio abarrotado como lo es un bar y acompañado de personas que no me caen muy bien que digamos.

Justo en ese momento Stella apareció saludándome y corriendo en mi dirección.

Hablando de mayores miedos...

-¿Estás listo? -Nuevamente me tomó de la mano y me llevó hacia su coche.

¿Por qué preguntaba si de todas formas me iba a secuestrar?

-Sí -me obligué a decir, disimulando mi molestia y seguidamente entré en el coche.

Como el bar quedaba fuera del pueblo, tardamos como una hora o más en llegar. Exhausto y a la vez aliviado salí del coche.

Una vez fuera me quedé mirando la extraña 'font' que habían escogido para el nombre del bar. ¿Demasiado sangrienta?

-¿Y los demás? -interrogué girando mi mirada de un lado para otro.

-Están por llegar -sonrió y me dio un pequeño empujoncito, para que entrara de una vez.

Nada más entrar, pude comprobar el porqué de esa extraña 'font'. El ambiente, la música, hasta los clientes... los sentía... fuera de lo normal.

¿Por qué mierda me había traído aquí Stella? Ni siquiera parecía el tipo de lugar de los que ella frecuentaría...

Me senté en la barra junto a Stella y esta última, inmediatamente habló con el barman para que nos trajese unas bebidas.

-Stella... ¿por qué has elegido este bar? No sé... no parece ser de tu estilo.

-¿Por qué? ¿No te gusta? -se la vio sorprendida.

¿En serio es necesaria la pregunta?

-Mira... no quiero ofender tus sentimientos, pero... -empecé siendo sarcástico.

-¿Qué clase de bar es este? -preguntó una de las chicas del grupo, que acababa de llegar.

Vaya, así que no era el único que no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando. O qué era este lugar.

-Yo mejor me voy-me levanté no pudiendo aguantar quedarme ni un minuto más aquí.

-¿A dónde crees que vas? -me detuvo Stella.

-¿A la salida, por ejemplo? -seguí con el sarcasmo.

Stella rió en respuesta, logrando que unos escalofríos recorrieran mi cuerpo.

Joder... ¿por qué cuando Raine y Gerard dijeron que Stella daba mala espina, no los escuché?

-No seas un gallina, Jet -intervino el rubio-. ¿Acaso tienes miedo de emborracharte?

Créeme que beber una bebida alcohólica es la menor de mis preocupaciones en este momento.

-¿Me estás jodiendo? ¿Cómo voy a tenerle miedo a una bebida alcohólica? -lo reté con la mirada, agarrando la bebida que habían traído hace segundos.

Y es que no sabía que había en esa mierda, pero tras haberla bebido, simplemente no pude parar de beber y pedir más y más.

En este momento no sabía ni siquiera en dónde me encontraba. Ya había pasado mucho tiempo, la cabeza me daba vueltas y veía borroso. Sentía que de un momento a otro me iba a desmayar.

Mierda...

-¡Jet! ¿Estás bien? -me agarró Stella, deteniendo mi caída.

No, no estoy bien. ¿Y adivinas gracias a quién?

-E-Estoy bien -mentí, apartándola.

-No estás bien, Jet -me miró con el semblante serio, tomándome de los hombros.

-No jodas.

-Veo que sigues siendo sarcástico hasta en este estado -suspiró.

-No me toques -volví a apartarla -. ¿Por qué estás tan pegajosa conmigo? ¿Por qué no me dejas en paz de una puta vez?

Sé que había sido duro con ella, y me sentía mal por ello, pero si no se lo dejaba claro, no me iba a dejar nunca.

Tal y como esperaba, Stella, se quedó callada varios segundos antes de responderme.

-Por qué me gustas, Jet...

-Bueno, pues sí querías causarme una buena impresión, trayéndome aquí a base de amenazas, no creo que hayas tenido mucho éxito-me separé de ella bruscamente.

-Tienes razón... -murmuró taciturna-. Es solo que... no sé... pero sentí algo en ti que... perdona, olvida lo que he dicho -apartó la mirada-. ¿Quieres que llame a alguien para que te regrese a casa? Es tarde.

En ese momento, Kriss, apareció en mi mente.

Y fue en ese mismo momento cuando me di cuenta de que era eso tan importante que me había olvidado.

¡Mierda, Kriss! ¡Me había olvidado completamente de la salida con él! ¡Joder!

Agarré el móvil con las manos todavía temblándome y encontré varias llamadas perdidas y un mensaje suyo:

''¿¡Dónde coño estás, Jet?! ¡Te he estado esperando dos putas horas delante de tu instituto y no'' has aparecido!

Como sea... tú... tú ¿estás bien? Te he llamado muchas veces y no me has contestado. Por favor si lees este mensaje, respóndeme. Estoy terriblemente preocupado por ti.

-KRISS.

Me sentía como un imbécil. Un completo imbécil.

Siempre había acusado a Kriss de serlo y es que en realidad yo era el único imbécil.

Marqué su número lo más rápido que pude y lo llamé, diciéndole dónde me encontraba y que me fuese a buscar.

KRISS

Ese maldito Jet iba hacerme perder la cabeza un día de estos...

¿Qué le pasaba ahora? ¿Por qué no había aparecido a la hora acordada? ¿Por qué no respondía a mis llamadas y mis mensajes? ¿Me estaba evitando? ¿Era eso?

¿Acaso no entendía que estaba preocupado?

Ya ni siquiera me importaba el hecho de que me hubiese plantado. Lo único que quería saber era si estaba bien. Necesitaba saber que estaba bien.

-Kriss, creo que lo has asustado mucho con esa confesión tuya salida de la nada y por eso te está evitando, no creo que le haya pasado nada. Si no ya estaríamos en el escenario de sus pesadillas -intentó reconfortarme Lisbeth.

-¿Estás consciente de que los Custos no son el único peligro, no? También están los daemons, Lis. Quiénes no están solo en la Nada, sino también en la vida real -le recordé.

-Lo sabemos, Jet, pero... -habló Sid esta vez.

Antes de que pudiésemos continuar esta discusión que no llevaría a ninguna parte, mi móvil comenzó a sonar.

Era Jet.

En ese momento sentí como si me hubiesen quitado una carga pesada de encima.

Solté un suspiro de alivio y respondí la llamada en un instante.

-¿Jet?

-Kriss, soy yo -contestó. Por su voz parecía estar bien. Aunque se le notaba mareado -. No sé por dónde empezar, Kriss. Tengo tantas cosas que decirte... pero sé que es imposible contártelas todas por aquí. ¿Podrías venir a recogerme al bar de Hollist? Sabes que no te molestaría por esta tontería, más que nada, por qué mi orgullo no me lo permitiría, pero... de todas las personas en las que pensé pedirles esto, tú fuiste el primero que apareció en mi mente.

Sabía que Jet estaba borracho y que sobrio no podría decir algo semejante. Y sabía también que todo lo que había dicho no lo estaba sintiendo realmente y que el alcohol lo estaba afectando.

Pero... ¿no decían que los borrachos siempre decían la verdad? Por esta vez... quise creer que eso era cierto.

Una vez que me dio la dirección, Jet cortó la llamada y me preparé para salir.

-Kriss, ¿a dónde vas? -me preguntaron Lis y Sid.

-A buscar a Jet -fui directo -. ¿Os venís?

-Yo me apunto -sonrió Sid.

-Yo igual -contestó Lisbeth.

-Contadme a mí también -se unió Kellan.

-A mi me dejáis durmiendo aquí -nos miró mal, como siempre hacía al recién levantarse -. Me obligáis a levantarme y juro que os parto las piernas -nos amenazó Raine, volviendo a quedarse dormido en el sofá de mi habitación tras amenazarnos.

Era curioso, pero Raine solo se comportaba de esta forma tan cariñosa cuando interrumpías su preciado sueño.

-Yo me quedo con Raine -dijo Gerard quién estaba leyendo uno de mis tantos libros.

-¿Qué vas a hacer aquí solo si Raine está durmiendo? -enarcó una ceja Lisbeth.

-¿Acaso no es obvio, hermanita? Observarle dormir -respondió Sid por él.

-¡C-Cállate! ¡No voy a hacer nada de eso! -negó Gerard, sonrojado hasta las orejas.

-Ah... es tan divertido picarte, Ger -dejó de reír Sid.

-Bueno, parad ya -les llamé la atención -. Estáis haciéndome perder el tiempo y la paciencia -terminé por asesinarles a todos con la mirada.

Sid tragó saliva y salió corriendo de la habitación adelantándose mucho antes que todos.


* * *

-¿Hemos llegado? -pregunto Sid por... ya hasta había perdido la cuenta.

-¡No! -le grité furioso-. ¡¿Vas a parar ya de preguntar lo mismo cada cinco minutos?!

-Eh... Kriss... que en realidad si hemos llegado -me informó Kellan.

-¿¡Cómo querías que me diera cuenta si ese idiota no para de!? Es igual... -Sin terminar mi frase, salí del coche disparado y entre corriendo al bar.

Corrí de un lado para otro entre toda la multitud. El lugar no era tan grande, pero contaba con dos plantas y estaba abarrotado. Lo que hacía mucho más difícil encontrarlo.

Jet... ¿Dónde estás?

Finalmente entre toda la gente que había en la planta baja, pude divisarlo. Estaba inconsciente y tenía la cabeza apoyada en el regazo de una chica que estaba sentada en uno de los sofás del bar.

¿Quién era ella? ¿Su novia?

No... si fuese su novia, no me habría llamado a mí, ¿no?

-¡Kriss! ¿Has encontrado a Jet? -preguntó Lisbeth quién se le notaba que había corrido tanto como yo.

-Sí -asentí -. Allí esta -lo señalé.

-¿Eh? ¿Pero quién es esa chica?

-No tengo ni idea... -dije inexpresivo.

No entendía nada. ¿Por qué me había llamado si ya estaba con alguien?

-Será una amiga de Jet, Kriss.... -supuso -. Aunque de todas formas hay algo en ella que no me gusta. No sé... llámalo intuición o lo que tú quieras, pero esa chica me da muy mala espina. Es más... cada vez que la miro más, siento que la odio.

-¿Sientes que la odias? -pregunté sorprendido -. ¿No crees que eso es demasiado teniendo en cuenta que es la primera vez que la ves?

-Solo sé que no me cae nada bien -la miró con desdén.

Dejándola atrás, me acerqué al objeto de odio de Lis.

-H-Hola... ¿Eres tú Kriss?

¿Así que sabía mi nombre?

-Así es -le confirmé -. ¿Eres tú...?

-No, no... -interrumpió, riéndose -. No soy su novia ni nada. Sé que yo no le gusto de esa manera así que eso sería simplemente imposible. Además ahora todo me ha quedado claro... -sonrió para sí misma. Una sonrisa demasiado falsa que había usado para ocultar sus verdaderos sentimientos en este momento.

Debería haberme sentido mal por ella, pero era tan jodidamente egoísta y monopolizador que no pude evitar sentirme aliviado por su respuesta.

Agarré a Jet entre mis brazos y acto seguido lo cargué sobre mi espalda.

-Gracias por haberte quedado con él todo este tiempo -fue todo lo que pude decir.

-Era lo menos que podía hacer -bajó la mirada -. Siento mucho todo esto.

Había algo en esta chica. Algo que no había podido notar antes porqué no dejaba de pensar si Jet tenía algo con ella. Pero ahora lo tenía claro.

Esta chica era...

-Vámonos, Kriss -me interrumpió Lisbeth, quién le lanzó una última mirada asesina a la chica misteriosa.

JET

Lo primero que vi al abrir los ojos fue la espalda de alguien. Ya había estado sobre esta espalda en otra ocasión.

-¿Ya has despertado? -se giró a mirarme Kriss.

-¿K-Kriss? -musité asombrado -. No creí que...

-¿Realmente crees que te iba a dejar allí tirado cuando encima me habías pedido que te fuera a recoger?

-Pensé que estarías cabreado y que no vendrías...

-Y lo estaba, créeme -sonrió ladeado -. Pero luego me di cuenta que también algo malo podría haberte pasado, sobre todo al ver que no contestabas mis llamadas y... se me pasó.

No pude evitar sonreír de vuelta.

-Me alegro de que hayas venido a buscarme, Kriss.

El mencionado se vio sorprendido por mi respuesta. Y es que tampoco le podía culpar de ello.

Quizá el alcohol sí que se me había subido a la cabeza...

-N-No es nada-le restó importancia algo sonrojado.

Ah... a la mierda todo.

No era el alcohol ni nada. Estos eran mis sentimientos.

Me gustaba Kriss. Y quizá demasiado.

Tanto... que hasta me sorprendía a veces. ¿Cómo es posible que me haya llegado a gustar alguien hasta a este punto cuando la primera vez que nos conocimos lo detestaba?

-Kriss.

-¿Qué?

-Me gustas... -dejé escapar en un pequeño susurro antes de quedarme dormido.

-Lo sé -fue lo último que oí salir de sus labios -. A mí también me gustas. No te imaginas cuánto me gustas, Jet...


--------------------------

No sé que decir, la verdad, así que patata :v okno xD

Tengo poco tiempo, ya es tarde y debería estar en la cama ya(?) Así que me despido por ahora xD

Kriss es un seme tsundere (sin exagerar) eso explicaría su actitud del capítulo de hoy(?)


Continue Reading

You'll Also Like

321K 19.5K 57
𝐁𝐫𝐨𝐨𝐤𝐥𝐲𝐧 𝐒𝐰𝐚𝐧 𝐦𝐞𝐣𝐨𝐫 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐢𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐁𝐫𝐨𝐨𝐤 𝐒𝐰𝐚𝐧 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐚 𝐦𝐞𝐧𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐈𝐬𝐚𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐒𝐰𝐚𝐧...
1.2M 144K 199
Este es un fanfiction. El trabajo original, así como los personajes pertenecen a la autora china Meatbun Doesn't Eat Meat. Datos de la obra original ...
181K 16.4K 50
Un chico descarga una aplicacíon. Acompañado con su nueva amiga tendrá que lidiar con la fundacíon. _________________________________________
982 155 15
Un mafioso es comprometido con una adorable chica, sin saber que detrás de esa inocente, se esconde una monstruosa criatura. Por Viviana Valeria V.