A Través de la Música

By MonicaOrt

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¿Como puede una persona sin voz llegar tan lejos en el mundo de la música? En este loco mundo en el que todo... More

Prólogo
capítulo 1: Break&Music
capítulo 3: Cuando fallan las palabras...
Capítulo 4: Para apreciar la belleza
Capítulo 5: Era una noche lluviosa...
Capítulo 6: Lección de ciencias
Capítulo 7: Entre el cielo y el suelo
Capítulo 8: Aplausos
Capítulo 9: Sala de reuniones
Capítulo 10: Una nueva estrella
Capítulo 11: Bajo la luna
Capítulo 12: LA
Capítulo 13: Lizzie
Capítulo 14: Estudio
Capítulo 15: La voz del silencio
Capítulo 16: Directo a las camaras
Capítulo 17: La belleza está en el interior...
Capítulo 18: Programa 1
Capítulo 19: On my Own
Capítulo 20: El sol brillará mañana
Capítulo 21: Anda ya!
Capítulo 22: A través de la música
Capítulo 23: All of my kindness, is taken for weakness...
Capítulo 24: Cuando llega el invierno
Capítulo 25: De la construcción y destrucción de muros
Capítulo 26: Un, dos, tres
Capítulo 27: De nieve y frío
Epílogo

capítulo 2: Cuestión de química

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By MonicaOrt

Una música sonaba en la cabeza de Nath, era una buena canción pensó pero sonaba lejos, distante, como si no formara parte de su mundo. Casi de repente la música subió de volumen y una voz gritando irrumpió en su pacífico mundo.

-¡¡Nathan Ross!! –gritó la voz de su madre -¡Es la tercera vez que suena el despertador! ¡Cómo no despiertes ya voy a ir yo a sacarte de la cama!

Nath abrió los ojos y todo su mundo cambió de repente. Vio el radio-despertador que aun sonaba y lo apagó de un manotazo. Un poco de luz matutina se colaba a través de las cortinas de la ventana. Se levantó y las abrió, dejando que la luz del sol bañara la habitación. ¿Qué hora era? Miró el reloj y su cara se inundó de pánico. Tenía solamente diez minutos para ducharse, vestirse y desayunar. Era su primer día de clase en el nuevo instituto y no era plan de llegar tarde ya el primer día.

Nath hizo corriendo el pasillo que separaba su habitación de la cocina donde se encontraba su padre desayunando.

-Tu madre te está esperando abajo –le dijo –dice que tiene que acompañarte, que tiene que arreglar aun no se qué papeles para que puedas empezar a ir a clase ya mismo.

-Ok. ¿Tengo algo de desayuno? –preguntó Nathan.

-Tu madre no ha dejado nada preparado. Pero coge ese croissant que sobra –respondió señalando un plato con un croissant que había encima de la mesa –cómetelo de camino, ya vas algo tarde –Nath cogió el croissant y le dio las gracias a su padre. Cuando estaba a punto de salir por la puerta se giró recordando:

-Ah papá –dijo –dale buena suerte de mi parte a Oliver. Hoy es su entrevista –Su padre asintió. George Ross era un hombre serio y muy dedicado a su trabajo, lo que hacía que no tuviera mucho tiempo libre, pero aun así se trataba de un buen hombre y siempre se había preocupado por el bienestar de su familia.

-Buena surte –dijo George a su hijo antes de que se fuera.

Nath bajo hasta la calle en el ascensor, donde su madre ya había ido a buscar el coche, que había estado aparcado a la vuelta de la esquina. Subió corriendo al coche y su madre arrancó para llevarlo al instituto.

-Ya verás cómo te gustará el nuevo instituto –dijo su madre mientras conducía. Nath asintió –seguro que te costará poco hacer nuevos amigos.

-Mamá, no te preocupes –respondió Nath viendo que su madre se ponía nerviosa –todo va a ir bien.

-Lo sé –respondió ella resoplando –o eso espero.

Hicieron el resto del camino sin hablar mucho de nada. Su madre paró delante de un edificio enorme rodeado por unas vallas altas. Era un edificio alto y de color blanco tostado que se alzaba por encima de los arboles de la avenida.

-Ya estamos –dijo la madre de Nath.

-Es muy grande –en aquel momento sonó un timbre y todos los alumnos se dirigieron hacia dentro del instituto para atender a la primera clase del día.

Nath salió del coche, su madre le siguió.

-Tenemos que pasar por secretaría a que te digan los horarios y las clases que haces –dijo ella que avanzaba hacia la puerta con paso firme.

Entraron. El vestíbulo del edificio era amplio y al final había un mostrador donde se encontraba una mujer mayor leyendo el diario.

-Disculpe –dijo la madre de Nath. La mujer subió la vista del periódico y lo apartó a un lado.

-¿Qué desean? –dijo.

-Mi hijo tiene que empezar las clases hoy, me dijeron que trajera estos papeles firmados el primer día de clase –dejo las hojas encima del mostrador. La mujer las cogió y leyó en vertical.

-¿Nathan Ross verdad? –dijo. Nath asintió –parece que todo está en orden. Las clases acaban de comenzar. Venga conmigo y le mostraré donde tiene que ir para su primera clase –la mujer salió del mostrador y le hizo un gesto a Nath para que la siguiera.

-Adiós mamá –dijo Nath a su madre que se había quedado allí parada.

-Que tengas suerte –dijo esta, se despidió de él con la mano y se dirigió hacia la salida principal

Nath alcanzó a la secretaria que se había parado en uno de los pasillos que salían del vestíbulo.

-Sube las escaleras –le dijo –tu clase es la primera a la derecha. A la hora del recreo pasa por secretaría y te daremos todos los libros de texto –la mujer le tendió una hoja de papel –este es tu horario, hoy comienzas con química –Nath cogió el papel y le dio las gracias a la mujer. Esta se despidió y Nath se dirigió a las escaleras.

Al llegar al primer piso llamó a la puerta que le había señalado la secretaría. Al entrar pudo ver que se trataba de un aula de laboratorio. El profesor le dio la bienvenida al nuevo alumno.

-El señor Ross supongo –dijo. Nath asintió –le estábamos esperando. Puede sentarse con David,  no ha venido hoy su compañero.

-Gracias –respondió Nathan –siento el retraso –se dirigió a la mesa que le había señalado el profesor, allí se encontraba un chico moreno con gafas que le saludó cuando Nathan dejó la mochila y se sentó a su lado. David le tendió la mano.

-Tú debes de ser el nuevo –dijo –yo soy David –Nath le estrechó la mano, mientras David, con la otra mano se colocaba bien las pequeñas y redondas gafas que llevaba sobre los ojos. Aquel chico era todo un personaje, con su pelo rizado y sus gafas redondas parecía Harry Potter, el personaje de las novelas de la famosa JKRowling. Aunque aun hacía calor vestía con un jersey naranja de lana demasiado grande para su pequeña estatura.

-Bueno –dijo el profesor –por donde iba… sí, los enlaces iónicos. Estos enlaces están formados por dos elementos que se encuentran en lados opuestos de la tabla periódica, forman estructuras cristalinas, como en el caso del Cloruro de Sodio, también conocido como la sal común…

Justo en aquel instante se escuchó un ruido de cristales que se rompían. David se había agachado para recoger su lápiz, el cual había caído al suelo. Al inclinarse las gafas le habían resbalado y ahora se encontraban tendidas en el suelo, rodeadas de cristales rotos que habían saltado de las lentes. En la clase se hizo el silencio y se pudo oír a algunas personas que reían por debajo de la nariz.

-¡Señor David! –Dijo el profesor –debería tener más cuidado usted. Esas ya son las segundas gafas que rompe en mi clase durante este curso. ¡Voy a tener que pegárselas a los ojos con pegamento! –Los alumnos rieron –No tiene gracia –dijo dirigiéndose a la clase –David, recoja esos cristales del suelo.

-Si señor –contesto David levantándose rápidamente y agachando para ir recogiendo los cristales. Nath pudo ver como una de las chicas que se sentaba en una mesa cercana empujó con el pie uno de los cristales cuando David se acercó para recogerlo. La gente se rió y continuó atendiendo a clase haciendo caso omiso del chico de las gafas.

-¿Alguien podría salir a la pizarra a dibujar la estructura cristalina del cloruro de sodio? –Dijo el profesor, atrayendo la atención de toda la clase –señorita Ayna ¿Usted quizá?

Una chica de cabello castaño se levantó al otro lado de la clase. Nath la reconoció al instante, era la chica del bar, la que cantaba, con la que se había topado al salir. Esta vez llevaba los cabellos sujetos en una trenza que le caía sobre uno de los hombros. Ayna se acercó a la pizarra y tomó la tiza que le tendía el profesor. Se giró y comenzó a dibujar la estructura cristalina del Cloruro de Sodio. Cuando hubo terminado le devolvió la tiza al profesor y, sin decir nada volvió a su sitio. Cuando pasó por el lado de Nath y ella le vio, este intentó saludarla con una sonrisa. Ella, como había hecho la otra noche, continuó su camino sin decirle nada, sin intención de devolverle el gesto.

-Estas estructuras son muy frágiles -siguió explicando el profesor -se rompen muy facilmente... Como las gafas del señor David -toda la clase se rió ruidosamente mientras David enrojecía. 

Nathan no podía comprender la actitud de la chica, que ahora ya sabía que se llamaba Ayna. Era extraño. No parecía el tipo de persona que pasaba del resto porque sí, Nath sentía que había algo más detrás de aquella mirada baja. Algo le había sucedido, algo que la obligaba a actuar de una manera distinta. Quizá simplemente era así con todo el mundo. Aunque él creía que las chicas eran todo un mundo aparte, incomprensible,  Ayna le parecía distinta al resto de chicas a las que había conocido, parecía normal pero a su alrededor podía notar una aura de misterio.

-David –preguntó Nathan -¿Ayna tiene algún problema? Es… Parece algo tímida.

-Sí, está un poco rara últimamente –respondió David en voz baja –bueno, no solía estar así. Su padre murió y su madre estaba ciega. Hace poco se recuperó, como de milagro hace una semana y desde entonces… -hizo una pausa –todos la notan diferente, no habla con nadie.

-¿Cómo? –Dijo Nath sorprendido – ¿su madre se recupera y ella deja de hablar?

-Si… -respondió David –es muy raro. No la he oído hablar desde que su madre se recuperó.

Nathan frunció el ceño. La cosa cada vez se hacía más extraña. No hablaba con nadie pero él la había escuchado cantar el viernes anterior en el Break&Music y luego, en la barra, había estado hablando con el bajo… Bueno, que Nath recordara ella no había hablado, había estado escribiendo en el bloc de notas…

Nath giró la cabeza y vio a Ayna, estaba sentada en una de las mesas con una chica rubia al lado de la ventana. Parecía atender a clase pero en sus ojos podía ver que su cabeza se encontraba lejos de allí, en un lugar que no podía alcanzar… En ese justo momento Ayna lo miró con sus ojos verdes, fulminantes y Nath se giró rápidamente sobresaltado.

La campana sonó poco rato después, señalando el final de la primera clase. Todos salieron de la case de química con un listado de problemas sobre los diferentes tipos de enlaces entre átomos. Nathan paró al salir de la clase y miró so horario: Clase de Biología.

Una figura pasó por su lado con la mochila colgando del hombro derecho. Ayna, pensó Nath. Se quedó mirando como corría por el pasillo hacía la próxima clase. En el momento en que comenzó a andar ya había tomado una decisión: tenía la intención de conseguir hablar con ella antes de que se acabara el día.

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