Ahora que ya rompimos las puertas del castillo
Ahora que mi ejército está rematando heridos
Ahora que tenemos al dragón crucificado
Ahora que estoy sentado en el trono, frente a ti
Ahora que observo la plata, la seda y las joyas
Ahora que estoy jugueteando con el cuchillo...
.
Suenan las campanadas.
Suena mi corazón.
.
Vienes ahora como sorprendida
Vienes apretujada en tu corsé
Vienes contoneando tu vestido
Vienes con el corazón en la mano
Vienes, apurada, del otro cuarto
Vienes ¡bueh! toda, toda despeinada
.
No me voy a quedar.
Adiós, mi princesa.
.
¿De qué sirve que me ponga al cuello
todas esas tripas del dragón?
¿De qué sirve que incendie el granero,
tumbe muros y mate al ganado?
¿De qué sirve que me quede el oro,
las casas y confisque las tierras?
¿De qué sirve que te lleve a cuestas
con la fanfarria hasta mi castillo?
.
Cae mi espada.
Él vocifera.
.
Miro hacia atrás y sólo te veo a ti
Retozando desnuda en las alas de él
Cargada en sus garras volando feliz
Has visto más bosques que yo y algo más
Coge esa diversión e iza con saña
la bandera blanca de tu sufrimiento
para algún otro cruzado en armadura
que yo tengo que buscar otros castillos.
.
Asedio.
A mí.