Yo ya no existía para Destello. Él no podía verme ni yo podía tacarlo. Me encontraba totalmente perplejo por lo que me estaba pasando. Era capaz tolerar la alteración que sufrí al no poder manipular mi propio ser, el no poder trasladarme por mi cuenta ni poder controlar mi invisibilidad. Fue soportable estar prisionero en casa de Oro, encerrado en aquella gran habitación por muchos días, soportable a comparación de sufrir la indiferente de Destello.
—No dejes que te vean así, Luna —escuché la voz de Oro susurrarme—. Si lo permites pensarán que eres frágil. No llores, Luna.
No me importaba si el intruso se atrevía a mirarme con burla, si se reía de mí mal estado, porque después me iba a desquitar con él aunque Oro tratase de impedirlo. Además, era difícil saber si el intruso podía notar mi aflicción, pues Oro me ocultaba en su regazo de la vista de cualquiera.
"Ve con tu protegido", le escuché decir a Oro, y de inmediato una briza revoloteó en el ambiente. Alpha se había ido.
Destello balbuceaba en su cunita, pero sus ojitos le fueron pesando al pasar los minutos hasta quedarse dormido. Era triste ver su mirada curiosa en cada objeto de la casa, ver cómo le sonreía tiernamente a Oro, pero menos a mí. No podía aceptarlo.
Sospechaba, solo podía sospechar de Oro.
— ¿Luna, piensas que soy el culpable, verdad? —dijo Oro al notar mi mirada acusadora.
—Sí —respondí con firmeza—, lo pienso, no lo dudo, estoy totalmente convencido de que es tu culpa.
—No deberías pensarlo, Luna.
—Lo pienso, porque no puedo tocar a Destello como antes nosotros no podíamos...
Oro se rio.
— Lo imaginé. Luna, piensas que es mi culpa porque antes nuestro contacto era imposible, pero ahora sí lo es. Crees que ocurrió un intercambio con Destello. No he hecho nada. Me culpas sin pruebas. Soy totalmente inocente.
—No te creo, Oro, no tengo motivos para creerte. Yo ya no quiero que vengas aquí porque es innecesario que estés dando vueltas a mí alrededor como una cucaracha espantosa. No me agradas para nada, solo me molestas. Deshazlo, Oro, haz que Destello pueda verme y luego nunca de presentes ante mí.
Oro caminó hacia mí e hizo que lo mirara. Su mano recorrió el lado izquierdo de mi rostro, donde estaba el pequeño tatuaje que terminaba enroscándose en mi cuello. Aun no sabía la razón de pequeño tatuaje, pero lo averiguaría en la primera oportunidad.
—El demonio te ha marcado, Luna, tanto física como espiritualmente —él se alejó de mí—. Sabía que algo así tenía que suceder, no precisamente esto, pero sí algo que te afectaría mucho. He estado pensando que esto tiene que ver con el demonio —dijo dando vueltas a mí alrededor—. Destello no te puede ver ni tú puedes tocarlo por culpa del demonio.
¿El demonio? No iba a ser un tonto en creer sus palabras.
—Tonterías, Oro, invéntate una mejor mentira. El demonio duerme en el vientre de la bruja falsa. Él no es capaz de manipular su propia fuerza, además su madre ya no muestra interés en practicar la hechicería. Cómo podría ser la culpa del demonio. Son patraña tuyas.
—No ahora, Luna, me refiero a antes de bloquear a la bruja.
No me sentía con humor de seguir escuchándolo. Las explicaciones eran vanas a menos que me permitiera volver a tocar a Destello y que también pudiera volverme a mirarme. La situación iba a complicar los planes de Destello, pero de todas maneras no me iba a rendir. Continuaría hasta reunirlos sea como sea, aunque Destello no supiera de mi existencia.
—Fueron dos cesiones diferentes las que la bruja realizó—Oro continuó hablando—. En la primera ella nos sometió a una parálisis y a una visibilidad forzada, todo para que pudiera comunicarse con nosotros. De alguna manera resultó, aunque muy mal para la bruja porque no pudo conseguir nada. Con esta primera sesión la bruja quiso que te le aparecieras ante ella, pero sin querer provocó que tu visibilidad durante el día sea posible —hizo una pequeña pausa, como convenciéndose de su suposición—. La primera sesión puede justificar el hecho de que ahora los niños puedan verte bajo la luz del día y por lo visto no solo ellos.
Lo miré con atención. No me hice preguntas de por qué los niños podían verme bajo la luz del día. Aquel acontecimiento no me afectó tanto como cuando descubrí los horribles tatuajes en mi cara. Al fin y al cabo no era nada importante que los niños pudieran verme.
—No me interesa las razones de por qué me pueden ver, lo que me interesa saber es porque Destello...
—Tranquilo, Luna, ten paciencia. Ahora te diré lo que deseas saber —Oro se acercó a Destello y lo observó con atención—. Destello no te puede ver posiblemente por consecuencia de la segunda sesión realizada por la bruja falsa —Oro sonrió cuando puse mi mirada sobre él con mucho interés—. En el segundo sesión la bruja falda realizó un ritual de protección para que no te pudieras acercar a Destello. Ese ritual solo te afecto a ti porque fuiste el único en casa ese día. Ahora sufres las consecuencias de no poder tener ningún tipo de contacto con Destello todo por la culpa de la energía demoniaca que utilizo la irresponsable bruja.
—Solo son suposiciones.
—Calculo que serás invisible para Destello por solo unos días. Con suerte en un par de semanas todo volverá a la normalidad. Pienso que no puede durar más tiempo que tu inconciencia en mi mansión. ¡Son buenas noticias, Luna! Deberías agradecerme.
No iba agradecerle nada, simplemente porque no le debía nada. Sus suposiciones eran solo suposiciones, pero me hicieron pensar que después de dos largas semanas por fin dejaría de ser invisible frente a Destello.
—Y esto —dije señalando mi tatuaje con intensión de molestarlo—, dime la razón.
—No, no sé nada sobre ese tatuaje, ya te lo dije.
Mentía. Hice una mueca de desagrado. Con el tiempo lograría averiguarlo. Caminé hacía la cunita de Destello para verlo dormir. Al menos podía acompañarlo en sus sueños hasta que sus ojitos parpadearan. Serían las semanas más largas de mi vida, más largas que cuando estuve postrado en la gran cama de la fastuosa habitación donde Oro me mantuvo prisionero.
Al instante aparecieron los niños con sus grandes ojos sobre mí. Se despegaron de las siluetas en forma de patitas velludas y caminaron un par de pasos lejos de todas aquellas enredaderas que se les enroscaban con delicadeza. Los niños se acercaron inseguros.
—Noche, algo está pasando en la casa de Esteban. No estamos seguros que, pero creemos que no es nada bueno para Destello.
—Qué cosa —exigí que me contaran sin rodeos.
—Los nuevos padres de Esteban se van de viaje.
— ¡Que!
—Sí, porque...
—No puede ser —interrumpí exasperado—, no digan mentiras.
—Deberías verlo por ti mismo —los niños retrocedieron y de inmediato desaparecieron entre las tantas siluetas que se enredaron en ellos.
Era imposible.
Decidí seguirlos, pero sucedió lo mismo de siempre: Desaparecí y después caí sobre el piso. No tenía control de mí. No lo pensé. Me dirigí hacia Oro con la intensión de agarrarle el brazo, pero él se alejó. Oro tenía que llevarme a la casa de Resplandor.
— Qué —preguntó fingiendo no entender.
—Nada de QUÉ, Oro, llévame con Resplandor.
Oro sonrió divertido.
—No te llevaré a ningún lugar si me muestras esa carita de amargado. Sonríe un poco, sé amable conmigo, Luna.
—Seré amable después, ahora no. Apúrate y llévame con Resplandor —me sostuve de su brazo.
—Entonces solo quiero algo.
Oro se libró de mi agarre,se paró frente a mí y se acercó demasiado. Su cara estaba cerca de la mía, paralo cual se inclinó lentamente hasta alcanzar mi altura. Lo escuché bufar. Solo me quedaba esperar su condición.
—Quiero que me dejes besarte, Luna —susurró despacio, pero muy claro.
Me alejé de inmediato.
—Es broma, no te pongas así —dijo sujetándome del brazo con cara de burla—. Ahora vamos, o la pareja se llevará a Resplandor sin que puedas hacer nada.
Oro me rodeó con su centellear dorado. Desaparecí de la habitación junto a él y aparecí en medio de la sala de la casa de Resplandor donde se encontraban las dos mujeres conversando de lo más felices. No solo estaban ellas. Los niños observaban el vientre plano donde Resplandor descansaría por nueve meses. También estaba Alpha. Él se encontraba sentado sobre la mesa mirando alegremente los pequeños objetos que las mujeres envolvían en bonitas cajitas. Afortunadamente Oro no me dejó caer como siempre sucedía cuando él me trasladaba.
—Se van —Alpha se bajó de la mesa con alegría.
—Ellos no pueden irse —reclamé.
—Ellos se van porque no viven en esta casa. Solo vinieron para cuidar a la hermana de quien ahora es el padre de Resplandor. Ahora esta pareja que regresar a su hogar —habló con una gran sonrisa en su rostro—. Ellos se irán muy lejos de Destello, se irán a la misma ciudad donde vive la madre de mi protegido.
—Ellos no se van a ir a ninguna parte —reclamé sin poder creer nada.
—Ya veremos, Noche. Deja tranquilo a Resplandor Cuando esta pareja se vaya. No lo sigas —Alpha desapareció de la sala con un brillante centellear a su alrededor.
No lo quise creer, pero las señoras hablaban y hablaban sobre la familia que pronto la verían después de un largo mes. La joven pareja envolvía recuerdos con alegría mientras comentaban sobre la futura llegada del nuevo bebe.
La candidata se iba de la casa y con ella se llevaría a Resplandor.
—Me engañaste —acusé a Oro—, tú sabías que esto pasaría.
Oro se sentó en el brazo del mueble.
—No te engañe, solo no estaba enterado —dijo con poca importancia.
—Remédialo, es tu culpa. Haz algo para que no se vayan de aquí. Tú sabes manipular a la gente como títeres, entonces hazlo, manipula a esta mujer y a su esposo para que se queden por siempre.
—Que cruel eres Luna.
—Solo hazlo.
—Así que quieres que manipule a esta joven pareja para forzar la unión entre Resplandor y Destello. Si quieres también puedo hacer que se amen como títeres. No será nada complicado hacerlo. Será un amor muy artificial. ¿Quieres que manipule a alguien más?
—No digas tonterías, solo haz que no se vayan.
Oro se rio malicioso.
—El demonio que está dentro del vientre de la bruja falsa le tiene mucho más aprecio a la mujer que será su madre. No creyó prudente que la manipule como a un títere, pero a ti, Luna, no te importa. Eres muy cruel —Oro se puso de pie y caminó hacia mí—. Déjalos, Luna, si de verdad Destello y Resplandor nacieron para estar juntos, entonces ellos volverán a amarse en sus nuevas vidas sin que sea necesario que me pidas manipular sus destinos.
—Te diviertes.
—Es verdad —dijo con interés—, me divierto bastante. Ahora también te divertirás conmigo durante mucho tiempo. Será más emocionante de esta manera. Deberán pasar muchos años hasta que ellos sientan interés en el amor. Durante ese tiempo puedes tratar de buscar alguna idea para unirlos.
Preferí callar. Me dejé caer en el sillón sin ánimos para nada.
—Sonríe, Luna, no arrugues tu hermosa cara.
Bufé sin interés en seguirprestándole atención. Solo tenía muchos deseos de que los días trascurrieranmucho más rápido. El pasar de los años haría crecer a Destello y a Resplandorhasta convertirlos en dos jovencitos capaces de amar, y por supuesto, solo eluno al otro, sin protegidos de intrusos que dieran vueltas a su alrededor.
Destello y Resplandor se amaban, nadie debía interponerse entre ellos.
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Hola!!
Les adelanto que el próximo capítulo será el último, así que espero actualizarlo sin retrasos.
Saludotes!