Besos que curan [ADL #2] ✔

By CMStrongville

4.2M 288K 34.3K

Kea es todo lo que Fidel no quiere: grosera, impulsiva y problemática. Entonces ¿por qué parece no poder saca... More

SINOPSIS
PREFACIO
[UNO]
[DOS]
[TRES]
[CUATRO]
[CINCO]
[SEIS]
[SIETE]
[NUEVE]
[DIEZ]
[ONCE]
[DOCE]
[TRECE]
[CATORCE]
[QUINCE]
[DIECISÉIS]
[DIECISIETE]
[DIECIOCHO]
[DIECINUEVE]
[VEINTE]
[VEINTIUNO]
[VEINTIDÓS]
[VEINTITRÉS]
[VEINTICUATRO]
[VEINTICINCO]
[VEINTISÉIS]
[VEINTISIETE]
[VEINTIOCHO]
[VEINTINUEVE]
[TREINTA]
[TREINTA Y UNO]
[TREINTA Y DOS]
[TREINTA Y TRES]
[TREINTA Y CUATRO]
[EPÍLOGO]

[OCHO]

118K 8.5K 729
By CMStrongville

Hay sonrisas que calman cualquier tormenta.

ANNA BAHENA

.

KEA

Algo acerca de él, de su actitud, de su forma de verme y hablarme, hace que quiera confiar en él. Es por eso que cuando se pone de pie y toma mi mano para sacarme de ahí, no lo detengo. Permito que me aparte de ese lugar y me lleve a su auto, aunque no tengo ni la menor idea de a dónde vamos.

Cuando escucho al motor cobrar vida y veo a Fidel sonreír con satisfacción, dejo que cualquier pregunta que ronda mi cabeza se esfume. No quiero preocuparme por nada. Justo ahora mi mente está lejos de malos recuerdos, de esa voz que siempre me critica, y así es como quiero permanecer durante un rato más.

Enciende la radio y una canción que jamás he escuchado comienza a sonar. Tiene suerte de que no la conozca, de esa manera no puedo destrozarla con mi intento de interpretación, que siempre termina siendo algo así como una masacre de letras. Él parece pensar lo mismo porque me mira y sonríe.

—¿No vas a cantarla? —pregunta divertido.

Bajo la ventana y dejo que el aire golpee mi rostro antes de contestarle.

—No la conozco.

—Gracias a Dios.

De verdad se escucha aliviado y eso como que me divierte y molesta a la vez.

—No canto tan mal —digo fingiendo estar indignada. Llevo una mano a mi pecho y lo miro acusadora.

Fidel solo se encoje de hombros, una secreta sonrisa asomándose en sus labios, y continúa conduciendo. Ni siquiera sé a dónde estamos yendo, pero por alguna razón no le pregunto. Tal vez sea porque, conociéndolo, no me querrá decir. Le gusta mantenerme ignorante y hacerme enojar. Es algo que tenemos en común.

Tras unos minutos de trayecto en silencio, veo que entramos a su área de residencia. Me sorprende, ya que me dijo lo mucho que le molestaba que la gente viera el lugar donde vive, así que le lanzo una mirada de reojo y veo que se ha puesto serio y algo tenso. No quiero que se sienta obligado a mostrarme, pero no sé cómo decírselo sin parecer que lo estoy rechazando.

—No es el lugar más deslumbrante, lo sé, pero es lo que hay; donde he vivido toda mi vida —expresa cuando estacionamos en la acera frente a su casa. Su voz es apenas un susurro lleno de resignación y el corazón se me apachurra dentro del pecho.

Comprendo el sentimiento. Lo que es conformarse con lo que tienes sin esperanza de conseguir algo mejor.

—El hogar siempre debería ser acogedor —murmuro, a lo que él resopla una carcajada sin humor.

—Si tú lo dices. Lástima que no sea así en mi caso. —Sale del auto y me hace una seña con la cabeza—. Vamos. Entremos.

Me asombro cuando da la vuelta al vehículo, me abre la puerta y me tiende la mano para ayudarme a salir.

—Vaya —exclamo algo aturdida. La sonrisa tímida que me lanza es casi demasiado para mi corazón.

—Puedo ser un caballero si me lo propongo.

—Tú lo has dicho. Si te lo propones.

Bajo del auto y nuestros dedos se quedan unidos solo un segundo más de lo necesario, pero es el tiempo suficiente para revolucionar mi interior. Lo sigo muy de cerca cuando comienza a caminar hacia su casa. La puerta se abre con un rechinido y el silencio nos da la bienvenida.

Me pregunto dónde está...

—Se ha ido —expresa, respondiendo así la pregunta que no pronuncié en voz alta.

—Oh.

No me atrevo a cuestionarle nada más. Soy entrometida, pero no tanto. Supongo que sé respetar la privacidad cuando es necesario.

—Bueno, te daré un tour por los alrededores —bromea—. Ya has visto la sala y la cocina, que son dos tercios de la casa. Solo queda el baño y las habitaciones.

Enarca las cejas dándole un doble sentido a sus palabras y no puedo evitar rodar los ojos.

—Mejor quedémonos en la sala —musito.

—¿Miedo de lo que pueda pasar en mi cuarto?

—¿Miedo? ¿De ti? Claro que no.

—Vale, di lo que quieras, ambos sabemos que no puedes resistirte a mí.

—Como sea.

Me dejo caer sobre el sillón de la sala y él hace lo mismo. Coge el control de la mesa y entonces comienza a vagar por los programas en busca de algo bueno por ver.

—¿Te digo algo? —suelta de repente tras algunos segundos. Su mirada está fija en la pantalla viendo los canales pasar. No parece estar prestándome mucha atención.

—Ajá.

Se detiene en una película con mucha acción y sangre. Parece satisfecho con su elección, porque suelta el control y cruza sus brazos sobre el pecho. Yo estoy sentada a su lado, unos pocos centímetros nos separan, y me encuentro más tensa que nada.

Estoy nerviosa. Tal vez sea su olor o su cercanía, o que con cada movimiento su brazo se roza con el mío. Puede que sea que noto cada respiración que toma o el calor que desprende su piel y acaricia la mía. Tal vez solo es el hecho de que me atrae y que estamos solos en su casa, pero me siento como si en cualquier momento fuera a saltar fuera de mi piel. Mis ojos están clavados en las escenas de la película, pero cada una de mis terminaciones nerviosas está concentrada en él. Toda mi atención está fija en Fidel.

Mueve su brazo hasta que queda detrás de mis hombros y distraído comienza a enredar entre sus dedos un mechón de mi cabello.

—Estar contigo no es tan malo como pensé que sería —anuncia sin mirarme. Mis cejas se enarcan casi de modo automático y no sé cómo debo tomar sus palabras.

—¿Se supone que es un cumplido?

—Es una verdad, nada más. —Ahora sí me mira con una amplia sonrisa y trato de no dejarle ver lo mucho que ha acelerado mi corazón con ese gesto; la tormenta que ha desatado en mi interior—. Me la paso bien a tu lado, aunque me hagas enojar.

Desvío mi mirada a mi regazo sin poder soportar más la intensidad que desprenden sus ojos fijos en mí.

—Entonces —continúa—, ¿me vas a dejar?

Ahora, eso sí que capta mi atención.

—¿Dejarte qué? —cuestiono curiosa.

—Demostrarte que puedo hacerte feliz.

Debería decir que no. Es más que obvio que esto es un juego para él, y sé que bien puedo jugar, pero tengo miedo. Somos demasiado iguales. Cuando me mira, siento como si pudiera ver dentro de mí, a mis miedos e inseguridades; me hace sentir vulnerable, expuesta, desnuda, y no me gusta esa sensación de estar desprotegida.

—No lo sé —murmuro. Él no responde nada más.

Solo nos quedamos ahí sentados lado a lado con la vista fija en el televisor.

***

Ya es de noche cuando detiene su carro frente a mi casa. Nos quedamos toda la tarde en su hogar, viendo películas y hablando sobre cosas sin importancia. Su mamá nunca llegó y mi papá nunca llamó para preguntar dónde estaba. No es raro para mí.

—¿No te vas a meter en problemas? —pregunta apagando el motor.

—No.

No pienso darle explicaciones, ya mucho sabe sobre mi vida.

—Bien. Entonces nos vemos mañana.

Asiento y abro la puerta del coche, pero antes de que pueda bajar su mano toma mi muñeca y me detiene. Cuando solo me mira sin decir nada, le lanzo una mirada confusa y él sacude la cabeza.

—¿Qué pasa? —inquiero.

—Nada, nos vemos mañana —dice con dureza.

Doy un paso atrás cuando enciende el coche de nuevo y lo veo desaparecer al final de la calle.

No importa lo mucho que hayamos hablado hoy, parece que ninguno de los dos quiere abrirse por completo. Yo sigo guardando secretos y él también lo hace, puedo verlo en sus ojos. Dice que quiere hacerme feliz, pero eso no tiene sentido. Apenas y me soporta. Aunque dijo que se la pasó bien conmigo.

Sonrío un poco al recordarlo diciendo esto. Su peculiar manera de darme un cumplido.

Entro a casa y veo a Diego en la cocina preparando algo de cenar.

—Tienes suerte de que se haya desmayado en cuanto llegó del trabajo —dice cuando camino hacia el refrigerador.

Busco algo de jugo de naranja y trato de no pensar en lo molesto que va a estar mañana si se entera que no estuve.

—¿Preguntó por mí?

Es demasiado notorio el miedo en mi voz. Solo una vez he visto a mi padre enojado. Fue cuando mamá estaba demasiado débil ya. Se molestó con Diego por una estupidez y entonces comenzó a golpearlo. Y mi hermano se fue.

Nunca se lo he dicho a nadie, ni a Nai, solo porque él me hizo prometerlo. Dijo que no quería preocupar a nadie. Luego mamá murió y él no estuvo aquí, no volvió y me enojé. Me molesté con él, con mis padres y conmigo misma. Estuve molesta con el mundo durante mucho tiempo. Creo que todavía lo estoy.

Veo a Diego acercarse y plantar un rápido beso en mi frente.

—Le dije que estabas haciendo tarea con tu amiga. A la próxima envíame un mensaje si vas a desaparecer toda la tarde.

—Gracias —murmuro.

Él solo se encoge de hombros y sale de la cocina con un sándwich en la mano.

—Como sea.

Muerdo mi labio inferior cuando me asaltan unas repentinas ganas de llorar. Si no fuera por mi hermano seguramente ahora me encontraría en grandes problemas.

Siento mi celular vibrar en el bolsillo y lo saco para ver el mensaje que ha llegado. Es Fidel.

Fidel: Olvidé decirte lo bonita que te veías hoy.

Sonrío ante esas palabras. Es difícil de creer lo rápido que está comenzando a afectarme.

Continue Reading

You'll Also Like

1.6M 117K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
2.3M 158K 43
Después de un tranquilo y largo verano en los Hamptons, Jo esta preparada para comenzar su ultimo curso de instituto. Pero no va hacerlo sola. Los p...
13.5M 103K 52
© Todos los derechos reservados. Está totalmente prohibida la adaptación o copia de la novela. Obra registrada en Safe Creative bajo el código 15022...
180K 9.7K 25
P R Ó X I M A M E N T E SIN FECHA DE ACTUALIZACIÓN.