Esa tarde iniciamos el viaje que duraría tres meses. Cuando viajábamos en autobús solo los chicos y Tom se iban juntos, los músicos y el resto del equipo viajaban en otro o en sus autos.
Como los chicos insistieron, o más bien, se opusieron rotundamente a que me hicieran tomar el otro autobús, ahora viajaba en un espacio muy reducido que solo tenía cinco camas plegables para dormir, que de día cerraban para poder acomodar una mesa.
Como no había espacio para mí, Louis consiguió un saco de dormir y lo acomodó en el piso, cediéndome su litera y dejando éste para compartirlo con Harry. Aunque al principio me pareció un gesto muy caballeroso de su parte, pronto descubrí que les hacía muy felices tener esta excusa para dormir juntos ya que en la otra cama no cabían ambos.
Aunque no era muy amplio, teníamos todo lo que necesitábamos. Me abastecí de libros en la biblioteca de la casa de Harry para el camino, mientras ellos veían películas o jugaban videojuegos, Liam iba escribiendo algunas estrofas porque ya estaban componiendo algunas canciones que tal vez servirían para el quinto disco.
Entre bromas, entre pleitos porque unos querían llevar la ventana abierta y otros cerrada, entre juegos y risas las horas se deslizaron imperceptibles. Nos dejaron bajarnos a estirar los pies en una parte de la carretera, yo no tenía ni la más remota idea de donde nos encontrábamos pero era muy hermoso. A donde fuera que volteara solo se veían montañas y árboles.
Harry insistió en que nos dejaran dar una pequeña caminata y solo pudimos convencer a Tom si él nos acompañaba y si no nos tardábamos más de 20 minutos.
Al principio era un poco molesto, pero con el tiempo uno se acostumbra. Los guardaespaldas son como sombras que te siguen a distancia, en silencio y solo interviene en tus acciones de ser necesario, por lo que llega un momento en que ya no notas que están ahí.
Por lo regular Harry convivía con Tom como con cualquier otra persona, pero cuando estaba con Louis éste se distanciaba más para darles espacio ya que siempre estaban, como él decía: "intercambiando saliva" y era algo incómodo.
Sincronizamos nuestros teléfonos y dejamos a Liam y a Niall jugando con una pelota y Zayn recargado en el autobús con cara de aburrido. Solo hay una cosa que le gusta más a Louis que aprovechar cualquier momento para jugar fútbol, y es pasar tiempo a solas con Harry haciendo cosas normales. Así que teniendo esto en mente les pregunté si no preferían que me quedara para que disfrutaran más el momento.
-Tal vez sea mejor que me quede para que tengan privacidad. - les dije.
Se miraron entre ellos y rieron. Empezaba a sentir que mis preguntas eran siempre muy divertidas.
-Tom nos va a ir siguiendo unos metros atrás, a menos que se pierda en el camino o se lo devoré un oso no tendremos privacidad. - Me dijo Louis, encantado con la idea de ver a un oso devorando a Tom.
Caminamos un rato apretando el paso para dejar atrás a Tom. Los guarda espaldas eran fuertes, grandes, altos y fornidos pero en realidad lucían una gran panza y no estaban en muy buenas condiciones.
Nos sentamos bajo la sombra de un gran árbol y vimos cómo a lo lejos Tom se sentó también recargado en un tronco, sin la mínima intención de continuar. El aire estaba cálido y solo nos rodeaban los sonidos de los pájaros que revoloteaban a lo alto.
-Tenemos algo que pedirte pero no sé cómo hacerlo- Me dijo Louis de pronto. Cuando estaba nervioso era adorable.
-Solo dilo, será un placer hacer lo que sea por ustedes- Le contesté sin dudar.
-Puedes tomarte todo el tiempo que necesites para pensarlo y si decides que la respuesta es no, lo entenderemos, no te sientas comprometida...
-¿Acaso debo matar a alguien? - Lo interrumpí sin querer- Sólo dilo ¿Por qué tanto misterio?
Los dos suspiraron a la vez y fue Harry quien habló:
-Nuestro mayor sueño es tener un hijo y queremos pedirte que seas nuestra madre sustituta.
Me quedé pasmada, de todas las posibilidades que existen, ésta fue sin duda la petición que jamás me habría cruzado por la mente. Y en medio de la conmoción, por lo inesperado y repentino, una ráfaga de felicidad me recorrió todo el cuerpo. Me halagaba que me lo pidieran, me enorgullecía ser capaz de hacer algo que les brindara felicidad. Ambos me miraban expectantes esperando ansiosos mi respuesta, sus semblantes reflejaban algo de temor a que me negara, quizás porque el silencio se había prolongado durante demasiado tiempo.
-Quiero hacerlo- Les dije finalmente.
Me envolvieron en un abrazo los dos al mismo tiempo. Fue un abrazo lleno de júbilo, de sueños, de la felicidad profunda y genuina que causa el anuncio de un bebé a una familia. Después se abrazaron ellos y se besaron.
-Tú serás siempre parte de nuestra familia así que podrás ayudarnos a cuidarla- Me dijo Harry con una inmensa sonrisa.
Ni siquiera pude responder porque Louis le contestó enseguida:
-Todavía no nace y ya la estás ocupando de niñera, debes esperar a que el bebé llegue para decirle que lo va a cuidar. Además, ¿Por qué asumes que será niña? Tal vez sea un pequeño futbolista.
Discutían bromeando y reían alegremente cuando el teléfono comenzó a sonar. Ya nos estaban esperando, el tiempo que nos dieron para volver había terminado y todavía nos faltaba la caminata de regreso. Tom ya nos hacía señas para irnos. Cuando ya estábamos a unos cuantos pasos de él Louis nos miró y nos dijo sin más:
- A las tres corremos para dejarlo atrás. Uno, dos y tres.
Y comenzó a correr como si lo persiguieran. Sin tiempo para pensar salimos disparados detrás de él. Aunque no nos alejamos mucho del autobús yo no recordaba la dirección en la que debíamos dirigirnos, por lo que confiaba en que él si lo hiciera. Llegamos a la orilla de la carretera sin aliento, pero alcanzamos a reponernos muy bien mientras esperamos a que llegara Tom.
- Si me abandonaran aquí jamás encontraría el camino de regreso - Dijo Harry bromeando.
- Si te abandonaran aquí yo regresaría por ti y no me iría hasta encontrarte- Le dijo Louis, quien no parecía divertido con el mal chiste.
- Estoy segura de eso - Le contesté con una sonrisa mientras inconscientemente apretaba en mi mano el relicario que colgada de mi cuello.
Lo primero que hacíamos en las ciudades a los que llegábamos era instalarnos en el hotel, donde pudimos bañarnos y descansar bien.
A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano. Para comenzar con la agenda, habían algunas entrevistas telefónicas que los chicos daban para los diarios electrónicos y las radiodifusoras más importantes.
Después de que cada uno habló con diferentes medios nos dirigimos al estadio. Aunque era muy temprano ya estaba lleno de chicas que habían acampado afuera para tener un mejor lugar. Hicieron las pruebas de sonido y Lou Tasdale maquilló a los chicos. Mientras llegaba la hora de empezar el show jugamos largo rato con baby Lux. Todavía no le contábamos a nadie nuestros planes pero estábamos entusiasmados y llenos de vida.
Estando en la pequeña sala de espera, el teléfono de Louis empezó a sonar, era una video llamada de Simon. Aunque ya no me aterrorizaba, su sola intromisión en nuestras vidas era desagradable.
Louis le contestó muy cortante. Lo primero que hizo fue preguntar por mí. Le dijo que no me encontraba en ese momento con ellos. No pareció creerlo pero no insistió más y continuó con la razón de su llamada. Al parecer su agente lo había contactado para avisarle que se negaba rotundamente a seguir con la farsa del noviazgo con Eleonor ahora que el contrato de ella estaba terminado y no quería que lo renovaran. Se escuchaba molesto, pero como siempre lograba mantener el control de la situación de manera fría y calculada.
Al ver que la decisión de Louis era definitiva no le insistió más, con la advertencia de que pronto hablarían en persona y definirían un nuevo plan de acción al respecto.
Ya estaba por despedirse cuando la voz de la pequeña Lux retumbó en toda la habitación gritando mi nombre, quería que jugara con ella y con sus tres muñecas que abrazaba con una gran sonrisa. Al escuchar esto, de inmediato Simon dijo:
-Ya que la señorita Adeline ha llegado, comunícamela por favor.
Quedándose sin opciones me dio el teléfono sin ánimo.
- Lo escucho señor - Le dije tratando de sonar firme.
- Te perdí el rastro ¿Todo está bien? Supe que hubo un problema entre ustedes ¿Quieren hablar de eso?
- Todo está bien señor - Contestó Louis - Solo fue un mal entendido menor.
- Solo quiero asegurarme de que las cosas estén bien entre ustedes, no quiero que nada afecte nuestro trabajo ya que tenemos una gira por delante. - Dijo Simon con soltura.
Los tres asentimos y continuó -Me alegra. Entonces te informo que has sido removida de tus funciones, preséntate inmediatamente en las oficinas de Modest para concluir con los términos de tu contrato.
Sentí que mis rodillas comenzaron a temblar, todo el valor me abandonó de golpe, aquellas palabras me apuñalaron. Louis que estaba a mi lado contestó rápidamente:
- Ella ahora trabajará para mí. Mi agente te hará llegar los documentos adecuados para hacer los trámites. La necesito como mi asistente y no puede hacer ningún viaje. No lo permitiré.
"No lo permitiré" estas últimas palabras resonaron, firmes, impositivas, incuestionables. Debió ser por eso que Simon no discutió nada más. Su rostro apenas mostró algún cambio visible, se conservó calmado y frío. Su amabilidad de mentira era peor que la verdad, más infame, más hiriente.
-Evalúen bien sus acciones y no hagan nada estúpido, sería una pena que destruyeran todo lo que han logrado por sus malas decisiones o por sus juicios inmaduros. Cuídese señorita Adeline, el futuro es incierto, pero prometedor para aquellos que saben lo que quieren y están conscientes de lo que les conviene.
Se despidió arrogante. El silencio llenó la habitación con la sensación general de maldad que había dejado. Nos miramos mutuamente. Era una clara amenaza, imprecisa como siempre ¿Qué tanto sabía? Nos preguntábamos, convencidos de que había algo. Él no se rendiría tan fácilmente.