Hace dos días volví de mi viaje, esos días me la pase pensando si debería ir o no, claro ademas de dormir ya que eso de levantar maletas por dos semanas cansa.
Al final fui, y él estaba ahí, ordene un café simple pero insistió en que pidiese otra cosa, lo hice y reí por lo tonta que me sentía cerca de él. Luego pedi un agua y sonrió.
Estaba muy rico haha.
Ahora estoy sentada en una mesa a metros de él, escribiendo.
Se acabó el café y tomo agua.
No sé si volveré cuando me vaya, o si me sonreirá, cuando suceda espero que sí, porque eso me hace feliz.
Se que quizás no pase nada, es lo más seguro, tan seguro como que no leerá esto, pero quedo con la mente abierta, llena de sonrisas respondidas y ojos azules.