Besos que curan [ADL #2] ✔

By CMStrongville

4.2M 288K 34.3K

Kea es todo lo que Fidel no quiere: grosera, impulsiva y problemática. Entonces ¿por qué parece no poder saca... More

SINOPSIS
PREFACIO
[UNO]
[DOS]
[TRES]
[CUATRO]
[CINCO]
[SEIS]
[OCHO]
[NUEVE]
[DIEZ]
[ONCE]
[DOCE]
[TRECE]
[CATORCE]
[QUINCE]
[DIECISÉIS]
[DIECISIETE]
[DIECIOCHO]
[DIECINUEVE]
[VEINTE]
[VEINTIUNO]
[VEINTIDÓS]
[VEINTITRÉS]
[VEINTICUATRO]
[VEINTICINCO]
[VEINTISÉIS]
[VEINTISIETE]
[VEINTIOCHO]
[VEINTINUEVE]
[TREINTA]
[TREINTA Y UNO]
[TREINTA Y DOS]
[TREINTA Y TRES]
[TREINTA Y CUATRO]
[EPÍLOGO]

[SIETE]

120K 8.7K 692
By CMStrongville

Me gustas porque eres como yo, en versión tú.

LEUNAM
.


FIDEL

Cuando Kea dura bastante tiempo sin responderme, abro los ojos y miro los suyos fijos en mí. Al principio luce sorprendida, pero no dura demasiado; algunos segundos después su semblante cambia a uno desconfiado.

—¿Y por qué habrías de querer eso? —pregunta entrecerrando los párpados—. Hace un instante decías que no me soportas y ¿ahora mágicamente quieres tener algo conmigo? Lo siento, pero algo no me cuadra aquí. —Sacude la cabeza y sale de mi lado para sentarse de nuevo en el asiento de enfrente.

Yo me quedo pasmado un momento por su respuesta. En definitiva no esperaba que reaccionara así a mis palabras. Se supone que debía estar feliz, no sé... ¿ilusionada? Pero, bueno, ella nunca reacciona de la manera que quiero o espero.

—No me malinterpretes —continúa—, me halagas. Me... agradas también, pero no creo que en solo un par de minutos hayas decidido que quieres intentarlo conmigo. ¿O es que ya lo habías planeado antes cuando me invitaste a salir de tu casa?

Sus ojos son decididos y no vacilan al enfrentarse a mi mirada. Son tan diferentes a como los vi aquel día en el billar. Hoy luce fuerte e inamovible, sin embargo, en realidad yo sé que es más vulnerable de lo que hace parecer.

Y eso me gusta. Que no quiera lucir débil frente a nadie ni hacerse la víctima... me agrada, aunque también sé el daño que hace el guardarse todo y nunca desahogarse. Te carcome por dentro hasta que un día colapsas; explotas y eres incapaz de fingir más. Comprendo eso.

No sé si es mi manía por querer arreglar todo lo que esté a mi alcance, pero siento que no puedo solo jugar su juego y fingir que no sé lo que en verdad pasa en su interior. Lo puedo ver en sus ojos si presto atención. El dolor, la soledad...

El miedo.

Dudo en si debo decirle la verdad. Cómo no quiero que termine en un mal lugar. Cómo creo que puedo evitar eso si ella me lo permite. Cómo... despierta algo desconocido en mi interior, un impulso por querer guardarla en algún lugar para que no le pase nada malo. Cómo sus gestos y palabras me sorprenden casi siempre, me descolocan y me hacen querer pasar más tiempo conociéndola para ver si así puedo llegar a predecir sus respuestas y reacciones.

Cómo es que comprendo tan bien lo que se siente estar solo y ser incomprendido.
Al final opto por simplificar mi respuesta.

—Me gustas —admito.

—¿Qué?

Río por la sorpresa que se nota en su voz y me encojo de hombros.
—Me caes bien y eres bonita. Y diferente. Además creo que soy mejor partido que Alex...

—Egocéntrico.

—... y sé que puedo hacerte más feliz que él. Sin dejar atrás que yo también te gusto.
Su quijada cae abierta cuando digo esto último y mis cejas se elevan retándola para que me contradiga.

—¿Que tú me...? ¿Por qué dices eso? —inquiere nerviosa desviando la mirada y jugando con las puntas de su cabello. Pongo los ojos en blanco y me inclino hacia adelante.

—No eres muy buena disimulando, ¿sabes? Tengo ojos. Puedo darme cuenta de cuando me miras fijo, aunque tenga la mirada puesta en otro punto.

Por la expresión en el rostro de Kea podrían decir que la he abofeteado. Luce molesta, indignada, sorprendida y no parece encontrar algún lugar para esconderse. Casi puedo decir que la he avergonzado.
Sus ojos van de aquí a allá, miran a todas partes excepto a mí y eso me causa gracia. Al fin soy yo quien la ha sorprendido. Me inclino hacia atrás otra vez y me divierto viendo cómo Kea desea desaparecer ante mis ojos. Tengo que admitir que luce adorable así insegura, con la guardia baja, y cuando la veo mirarme con sus grandes ojos marrones suplicando piedad, me rindo y dejo escapar el tema.
—Así que... ¿me vas a decir por qué fuiste a mi casa? —pregunto antes de sorber mi bebida.

Veo el agradecimiento aparecer en sus ojos por no presionarla más y le guiño un ojo para que sepa que no ha quedado olvidado. Volveré a sacar el tema a colación... algún día. Quiero que admita que le gusto, ante mí y ante ella porque conociéndola, se ha de estar engañando a sí misma diciendo que no es atracción lo que siente. Lo sé porque soy igual, solo que yo lo admito. Ella me atrae. Y mucho.

—Ya te dije, porque no te vi en la escuela y quise ver...

—No —la interrumpo—, eso ya lo dijiste. Lo que quiero saber es por qué fuiste a mi casa. Existe Facebook, podías enviar un mensaje. O incluso preguntarle a alguien por mi número de teléfono y llamarme. No tenías que tomarte la molestia de ir hasta mi hogar y comprobarme, pero igual lo hiciste. ¿Por qué?
Es una pregunta que me ha estado rondando en la cabeza desde que subimos al auto. Bien pudo preguntarle a Asier, mi mejor amigo, que por viene siendo el novio de su mejor amiga. Él sabe casi todo sobre mí. A menos que...

—¿Fue él quien te dio mi dirección? —cuestiono.

Su rostro palidece un poco y es la única respuesta que necesito para confirmarlo. Mañana en la escuela tendré que hablar con él. Si de por sí nunca lo he invitado a él a venir, ¿nunca se le ocurrió que era por algo que no traía a nadie a casa?

—Al principio no quería decirme —susurra—, tuve que convencer a Nai para que lo presionara. Ella es su debilidad, ¿sabes? No tardó mucho en rendirse y soltar la sopa.

—No me sorprende —mascullo. Se nota a leguas que esa pelirroja lo tiene idiotizado.

—La quiere mucho. Parece que haría lo que fuera por ella.

—No desvíes el tema. Aún no me has dicho la razón por la que fuiste a visitarme —digo con firmeza.

Kea suspira derrotada y mira un punto fijo en la mesa.

—Bueno, sabía que no iba a haber nadie en casa y no quería estar sola, pero ahora Nai ahora se la pasa con Asier y... no sé, pensé que... —Su voz se apaga y sacude la cabeza—. Solo... Dios, no sé. No quería estar sola, eso es todo. No pensé que fuera a molestarte tanto, pero ya vi que me equivoqué y no debes preocuparte. No lo haré de nuevo.

Vuelve a concentrarse en su batido y por un instante me siento como un total idiota.
—No es eso Kea. Solo...

Muerdo mi mejilla por dentro y pienso en las palabras que voy a elegir. No quiero volver a equivocarme en la elección de estas y terminar haciendo sentir peor a Kea. Parece que soy bueno en eso.

—Está bien. Entiendo, en serio.
—No, no entiendes. Solo déjame hablar, ¿vale? —Espero a que asienta y entonces prosigo—. El lugar donde vivo no me enorgullece. Es una casa pobre en un barrio pobre donde vive gente pobre. Ahí no hay parques bonitos ni lugares decentes. Mis vecinos son delincuentes y no me sorprendería el saber que han asesinado a alguien o estado más de una vez en la cárcel. Mi mamá... no es como las demás. —Froto mi frente y desvío la mirada sintiéndome demasiado expuesto—. Me da vergüenza que las personas conozcan mi entorno. Por eso me molesté. No me gusta que me juzguen por esas cosas, ¿sí? No quiero... que me vean con lástima.

Froto mi frente con la palma de la mano y cierro los ojos. Un nudo se ha instalado en la boca de mi estómago y me hace sentir extraño. Demasiado expuesto y vulnerable; con el interior al desnudo para que ella sea capaz de verme.

Siento la calidez de su palma posarse sobre mi antebrazo y levanto los párpados para encontrarla viéndome con comprensión.

—Soy la persona menos indicada para juzgarte, ¿no te has dado cuenta? —inquiere con una sonrisa triste. Se inclina hacia adelante y susurra a centímetros de mi rostro—: Te comprendo a la perfección. Créeme cuando te digo que conmigo puedes ser tú mismo, sin miedo.

Otra sonrisa adorna esos labios y un segundo después me encuentro correspondiéndola. Sé que dice la verdad. Nuestras vidas no son tan sencillas como nos gustaría, y no sé si debo sentirme alegre de tener a alguien que me comprende o tener miedo de lo mismo.

Ella no parece querer encontrar mis puntos débiles para usarlos en mi contra, pero nunca se es lo suficientemente precavido.

—Gracias —susurro, y ese agradecimiento me sale del alma. En verdad le estoy agradecido por su ofrecimiento, su sinceridad y por hacerme olvidar aunque sea un instante las cosas que me agobian. Miro a mi alrededor—. ¿Salimos de aquí?

No espero su respuesta. Me pongo de pie y tomo su mano para sacarla de ese lugar; para demostrarle que no estoy molesto... y dejarla ver algo más de quién soy.

¿Por qué de repente he cambiado de opinión respecto a mantenerla alejada? No tengo idea. Solo sé que ella hace que quiera dejar de esconderme.

Continue Reading

You'll Also Like

812 96 14
A mis diecisiete años creía tener todo claro sobre mi vida, sobre mi relación, sobre mis gustos. Tenía claro mi pasado, mi presente y mi futuro, cre...
995K 44.3K 53
¿Como algo que era incorrecto, algo que estaba mal podía sentirse tan bien? sabíamos que era un error, pero no podíamos estar sin el otro, no podíamo...
428K 45.7K 51
¿Alguna vez te enamoraste de quien no debías, y todos te acusaron de tonta por hacerlo? Nasty es un libro que cuenta la historia de Penélope, una chi...
811K 41.6K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...