La Memoria Del Corazón

By WebnovelasAyA

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Anahí y Alfonso formaban un sólido y bello matrimonio, o al menos eso era lo que Anahí pensaba... ya que cuan... More

CAPÍTULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPÍTULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
EPILOGO
FIN...GRACIAS!

CAPITULO 30

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NARRA ANAHÍ

No recuerdo la última vez que estuvimos toda la familia reunidos, cuando era niña solía soñar con esos momentos, pero mi madre nunca estaba... ella sólo iba a vernos los fines de semana cuando podía, Natalia pasaba más tiempo con ella, era más grande cuando se separaron, Nico y yo sólo teníamos cinco y cuatro años respectivamente y ella, con nueve, había elegido vivir con mamá. Yo siempre estuve feliz de haber crecido con papá, él es una de las personas que más adoro en la tierra, a pesar de que me hubiera gustado compartir más con mi madre, nunca fue así y ahora, irónicamente me gustaría que todos se fueran y me dejaran sola, ojalá pudieran entender lo mentalmente agotada que me encuentro en este momento y que no tengo ganas de ver a nadie. Sin embargo aquí están mi padre vino rato después de que Poncho se fue ayer, se que él le avisó para que alguien estuviera conmigo, y ahora está también mi madre, mis dos hermanos, aún no deja de sorprenderme que Natalia haya viajado desde Colombia para verme, también está mi mejor amiga y cuñada, sentada en las piernas de mi hermano.

Se han quedado en silencio, mirándome acurrucada en el sillón después de haberles pedido por enésima vez que se vayan. No veo sus caras, mi mirada está perdida y a cada rato se vuelve borrosa por las lágrimas que se acumulan en ella.

-Decidimos reunirnos todos aquí hija porqué necesitamos pedirte una disculpa por lo que ocurrió -Habla mi padre -Queremos explicarte porqué no te dijimos la verdad

-Ya lo sé, Poncho me lo dijo todo ayer. Enserio, no quiero escuchar nada más

-Any... -Habla mi hermana. Se ve afectada, ella es muy sensible así que puedo apostar que en cualquier momento comenzará a llorar -No quería mentirte, de verdad. Pero cuando me llamaron para decirme que estabas mal yo... creí que era lo mejor

-Todos pensamos que era lo mejor, enana -Habla mi hermano, lo miro y sonríe un poco. El siempre tan jovial -Eres la bebé de la casa, tenemos que cuidarte

-Me mintieron todos. Si no puedo confiar en ustedes -Preguntó con la voz temblorosa - ¿En quién voy a confiar? -Los miro a cada uno. Todos parecen niños regañados y les cuesta hablar

-Amiga... lo siento. Ojalá puedas entendernos. Teníamos miedo a perderte, miedo a que volvieras a hacer... eso que hiciste

-Ya lo sé Emily. Ya lo sé, pero me hubiera gustado saber la verdad de todas formas, nadie entiende lo que yo estoy sintiendo ahora -Mis lágrimas resbalan -Por Dios... sólo quiero a mi bebé... yo creí que en cualquier momento Natalia la traería de vuelta, todavía ni comprendo nada

-Hija... -Escucho por fin, la voz de mi madre -Perdónanos. Sólo queríamos cuidarte

-¡¡Maldición estoy cansada de escuchar lo mismo!! Por favor ya déjenme sola

-No podemos dejarte sola hija -Explica mi padre, lo sé... tienen miedo a que intente hacerme daño de nuevo -Si quieres tu madre puede quedarse contigo y todos los demás nos vamos pero no vamos a dejarte sola

No contesto. Mis manos cubren mi cara, sólo siento pasos y luego la puerta se cierra. Se ha quedado mi madre, lo reconozco cuando escucho su voz

-¿Quieres hablar de algo hija?

Niego con la cabeza. Me levanto de aquel sillón y voy a mi habitación. He llorado tanto que los párpados me pesan, pero aún así el vacío en mi corazón no desaparece. Cómo desearía despertar y darme cuenta de que esto es un sueño. No veo salida, no veo forma de seguir mi vida sin Abril. Todo está nublado para mí Quisiera poder acostarme en esa cama y no volver a levantarme nunca pero horas después de estar llorando, de estar viendo las fotos de mi hija que encontré en el nochero, entra mi madre con una bandeja y mi cena

-Mamá no tengo hambre

-Lo sé... pero necesitas comer -Se acerca a mi cama y deja la bandeja -Son las pastas en salsa Alfredo que tanto te gustan

-Mamá, ni siquiera sabes que me gusta

Comienzo a guardar las fotos de Abril.

-Hija... sólo intento cuidarte -La miro frunciendo el ceño

-¿Cuidarme? ¿Si no lo hiciste cuando era niña, cómo vas a hacerlo ahora? Demasiado tarde ¿No crees? -Sé que la acabo de herir, pero estoy tan furiosa y triste que en ese momento nada de eso me importa, aunque estoy consciente que más tarde me arrepentiré de mis palabras.

-Perdóname hija -Se sienta en la cama -Sé que nunca he sido la mejor madre, sé que no estuve contigo en los momentos que más me necesitabas y lo siento

-No entiendo porque esta vida es tan injusta -Digo sin mirarla, ignorando lo que sea que haya dicho -Tú tenías a tu hija viva y ni siquiera te importaba Y yo que todo lo que he hecho es entregarme en cuerpo y alma a mi bebé y la vida me la quita -El nudo crece nuevamente en mi garganta y estallo en llanto una vez más. Mi madre lentamente acaricia mi brazo, lo hace con timidez

-Lo siento tanto, hija. Yo... me siento tan arrepentida de no haber estado contigo. Y en realidad, la muerte de Abril y el estar a punto de perderte me hizo recapacitar, tarde, lo sé. Pero quiero compensarte el tiempo perdido

Yo me quedo en silencio, porque en este momento nada de eso me interesa y ella prefiere cambiar de tema

-Mira... hay algo que debes tener -Alcanza su bolso y saca de ahí una libreta de un color azul pastel -Antes de venir, creí que tal vez esto te ayude a recordar algunas cosas. Era tu diario, luego de que murió Abril, te servía mucho escribir. Me lo lleve para evitar que lo encontraras porque... No queríamos que supieras la verdad.

Lo tomo lentamente, recuerdo este diario, lo tenía desde hace mucho tiempo pero nunca había sentido la necesidad de escribir, ahora que lo abro lentamente me doy cuenta de que si sentí esa necesidad con la muerte de mi hija. Mi madre se aleja lentamente de mí y se sienta en el sillón de mimbre de mi habitación mientras yo me debato si sería bueno o no, comenzar a leer esta libreta cargada de emociones agrias.

NARRADO POR PONCHO

Flashback

Ella estaba un poco resfriada, siempre ha tenido las defensas algo bajas y el clima cambiante en esa época del año no le favorecía en nada. Dejé de ir esa mañana a la universidad para quedarme a cuidarla, lo cual para mí en definitiva era un placer. Prepararle su bebida calienta favorita, sentarme a abrazarla en el sillón mientras para calmar su frío, consentirla dejándola ver una de esas películas dramáticas que tanto le gustan aunque terminara llorando como en esa ocasión, cuando la protagonista, luego de advertirle al chico que no se enamorara de ella, le confiesa que tiene cáncer terminal y muere y yo tuve que terminar consolándo a mi novia

-¿Por qué te haces el rudo? -Preguntó mirándome, acurrucada en mis brazos en aquel sillón de su departamento -¿Cómo es posible que no llores con una película así?

-Pues... justo por es, porqué es una película -Ella negó con la cabeza

-Sólo porqué te haces el rudo

-No me hago el rudo mi amor. Así soy... deberías haberlo notado en estos 15 meses de novios que llevamos

-No lo eres. Te haces... -Me miró a los ojos y sonrío -Escúchate... siempre me llamas "mi amor" o "princesa" Si tu corazón fuera tan duro como aparentas no estarías intentando consolar a tu novia por una película dramática, ni hubieras faltado a clases para venir a cuidarme. Si lo fueras yo no me habría fijado en ti. No creas que tu sexy trasero fue todo lo que me enamoró de ti eh

Con eso logra hacerme reír a carcajadas.

-Lo que pasa es que tú me tienes atontado mi amor. No suelo mostrar mis sentimientos; Sólo lo hago con personas especiales y en mi lista de personas con las cuales puedo sacar mis sentimientos a flote, sólo estás tú y no hay cabida para nadie más

Ella sonrío leve pero a la vez, parecía sorprendida

-Y con tu familia? -Hago un mohín

-Tal vez a veces con mi hermana -Ella se queda mirándome en silencio -Any soy peor de lo que tú crees. No quiero romper tus ilusiones

-No las romperás, sé que detrás de ese hombre rudo que intentas mostrar se esconde un niño con muchas ganas de amar y sentirse amado. Así que antes de que tu rompas con mis ilusiones, tal vez yo rompa primero con tu caparazón de chico malo... porqué no voy a dejar de amarte... nunca

-¿Estás bien? - La voz de Osvaldo, mi colega y amigo, me saca de mis pensamientos cuando ingresa a ese cuarto donde los médicos nos tomábamos un descanso. Va hacia la cafetera y se sirve un poco de ese café tan cargado que suele tomar y que deja su aroma en todo el cuarto- ¿Gustas?

-No... gracias.

Se sienta frente a mí y me mira con el ceño fruncido sobre aquellos lentes ovalados, sé que presiente que no estoy del todo bien, sus años de experiencia en la vida han de decirle cuando alguien necesita uno de sus sabios consejos y tal vez en este momento ningún consejo pueda ayudarme, tal vez sólo necesite ser escuchado después de tanto tiempo y cuando hablo de sabios consejos, es literal, es un tipo que podría ser prácticamente mi padre, pero es una de las personas en quien más confío

-¿Pasó algo? -Inquirió luego de beber un sorbo de café y lo miro.

-Anahí se enteró de todo -El se queda en silencio varios segundos, mirándome con un gesto inconmovible

-Bueno... eso es grave dependiendo de cómo se dieron las cosas. ¿Se enteró o tú se lo contaste?

-Se enteró de la muerte de nuestra hija por medio de unos amigos y ya no tuve más remedio que contarle todo -Suspiro y me llevo ambas manos al rostro. Mi mente está agotada -No sabes lo difícil que fue todo, lo tomó muy mal, está hecha pedazos. Además no quiere saber nada de mí

El bebe un sorbo de café y vuelve a fijar la mirada en mí

-Creo que era de esperarse ¿No? Tu lo sabías desde el momento en que se te ocurrió aquello de no decirle la verdad aún. De hecho mencionaste algo de que te odiaría pero que ya habías aceptado ese hecho desde que se divorciaron, creí que no iba a ser difícil para ti.

-Yo también lo creí... Pero no conté con que iba a volver a enamorarme de ella. Además, sigue pensando que tuve culpa en la muerte de nuestra hija

El me mira con el ceño fruncido. Le he hablado a Osvaldo de muchas cosas, menos de la muerte de Abril, es un tema demasiado doloroso que siempre he intentado evitar

-¿Por qué piensa eso?

Tragó grueso y me animo a contarle

-Ella me había insistido mucho ese día para que trajéramos a Abril al hospital. Pero ya sabes... nunca te imaginas que tu hija de sólo un año tendrá el corazón tan dañado que la causaría la muerte en unas horas, ella sólo estaba decaída y sin energías pero así también solía ponerse cuando iba a agarrar el típico resfriado. Así que desistí, le dije que todo estaba bien... ella confió en mí. Y al día siguiente nuestra hija ya no despertó -Siento cómo si me cortaran la respiración con sólo recordarlo

-Y tú te sientes culpable? -Inquiere. Buena pregunta

-No lo sé. Estoy consciente de que su enfermedad era silenciosa, pero en ocasiones me pregunto ¿Qué hubiera pasado si tan sólo la hubiéramos traído a hacerse un electrocardiograma?

-Probablemente, cualquier médico los hubiera enviado de vuelta a casa con un par de analgésicos -Dice tranquilamente - Alfonso, la muerte de tu hija era inevitable, miles de niños nacen en el mundo con enfermedades congénitas del corazón y lo sabes. Algunos tienen suerte y manifiestan síntomas por lo cual pueden sobrevivir, otros sufren de la famosa muerte súbita mientras duermen

Explicó. Abril no estuvo en ninguno de esos dos grupos, ella luchó una semana entera por su vida en el hospital, tal vez quería prepararnos, quería darnos tiempo de despedirnos de ella. O tal vez nosotros no podíamos resignarnos porque aunque como médico, sabía que su cerebro ya no respondería, la tenía ahí, con la vana esperanza de que ocurriera un milagro que nunca llegó.

-Ojalá Anahí pudiera entender eso. Pero ella todo lo que ha hecho es culparme y a pesar de que la amo, siento que no puedo perdonarle eso.

-¿Y ahora qué harás? -Añade un sobre de azúcar a su café y lo revuelve. Yo lo miro y levanto levemente los hombros

-Absolutamente nada. No voy a buscarla, ni voy a llamarla, simplemente me olvidaré de todo, tal y como lo hice ya una vez. Además tiene razón: lo nuestro acabó hace mucho, esto sólo era como parte de su terapia y ya no es necesario seguir fingiendo

-¿Tu fingías? -Me mira enarcando las cejas

-Tal vez al principio sí. Luego todo comenzó a hacerse más fácil, me di cuenta de que estaba volviendo a enamorarme de ella. Volví a entregarme como un Oops! a ella, dejé todo para poder cuidarla y ella sigue pensando que yo pude haber evitado la muerte de nuestra hija y no lo hice -Frunzo el ceño mientras siento como la rabia se extiende por mis venas -No puedo ni quiero estar con ella si no puede confiar en mí.

-Pero sigues enamorado de ella ¿No? -Sus cejas se levantan levemente -Porqué desde que Anahí llegó a este hospital y vi el miedo a que ella muriera en tu mirada, de inmediato sospeché que ella seguía jugando un papel muy importante en tu vida

-Bueno, no era para menos. Anahí es y será siempre la madre de mi hija. Así ella ya no esté más físicamente

El sólo niega con la cabeza y esboza una leve sonrisa

-Iba más allá. Nunca te habías quedado día y noche con cualquier otro paciente. Yo te veía cuando entrabas a su habitación, la mirabas durante horas mientras sólo tomabas su mano inerte. Notaba en tu mirada cómo la mirabas... La mirabas cómo un hombre mira a la mujer que ama.

Sus palabras están golpeándome una a una porqué se que tiene razón, estoy enamorado como un loco de Anahí y me perturba pensar que a ella no le importa eso.

-También me di cuenta de tu preocupación por ella cuando despertó, recuerdo que fuiste tú quien le planteó a su familia aquello de darle algo de tiempo antes de decirle la verdad -Asiento con la cabeza -Entonces ¿Estás convencido de que ya la habías olvidado y superado y que ahora podrás volver a hacerlo como esa vez?

-Estoy completamente seguro Osvaldo, es más, en realidad no tengo muchas ganas de saber nada de ella.

-Estás consciente de que acaba de enterarse de algo muy fuerte ¿No? Es normal que reaccione así Alfonso, no es para menos.

-Sí pero le pedí que intentaramos continuar juntos, le dije que estoy enamorado de ella y que quiero que recuperemos nuestro matrimonio y ella todo lo que hizo fue volver a dudar de mí! Estoy tan decepcionado de ella que... Aghh! -Doy un grito ahogado, me levantó y tiro la silla, furioso, dejándola caer a un lado

Osvaldo sólo me mira atento, demasiado tranquilo mientras yo siento que soy capaz de romper la pared de un puñetazo.

-Es que me siento como un completo Oops!, Osvaldo! ¡No es justo!

-¿Qué no es justo? Ella está dolida porque fue mentida por toda su familia. ¿Te has puesto en su lugar?

-Claro que me he puesto en su lugar, pero ella no se ha puesto en el mío ni un segundo! Si le mentimos fue porque corríamos mucho riesgo diciéndole una verdad así y lo sabes

-Y como lograríamos que ella entienda eso? Su mente sólo puede contener el hecho de que su hija está muerta y de que todos le ocultaron esa verdad -Bebe un sorbo de café -¿Porqué no tratas de entenderla?

-La entiendo! Te juro que la entiendo pero... -Me detengo y suspiro para intentar calmarme -Ey, yo también sufrí por Abril, también sufrí por el divorcio, también sufrí cuando ella estaba a punto de morir y cuando nos enteramos las secuelas con las cuales había quedado. Para mí todo esto también es difícil y ella no lo entiende. -Vuelvo a alterarme un poco -Hace tiempo le importó una nuestro matrimonio y me dejó sin ninguna razón válida y yo volví a creer que las cosas podrían tener esperanza pero no, ella solo está centrada en su egoísmo, sólo piensa en ella, piensa que es la única que ha sufrido con la muerte de nuestra hija, no logra entender que todo lo que hice últimamente fue para cuidarla, le vale lo que yo pueda estar sintiendo y eso me enferma!

Tomo aire, al darme cuenta de que estuve hablando casi sin respirar. Osvaldo me mira enarcando las cejas, sorprendido mientras yo estoy consumiéndome de rabia.

-Te entiendo, pero no destruyas este lugar que nos sirve mucho para descansar a veces -Pide tranquilo y bebe un sorbo de café. Yo levanto la silla y vuelvo a sentarme. Tomo otro respiro profundo y comienzo a calmarme un poco.

-Entiendo que estés enojado, pero créeme, el tiempo les servirá para...

-Sí a mí el tiempo me servirá para olvidarme de ella porque eso es lo que necesito precisamente -Le interrumpo

-Y como se supone que lograrás olvidarla? Porque por la cara que traías mientras estabas pensando en ella cuando entré puedo apostar que eso será realmente difícil.

Lo miro con el ceño aún fruncido y apoyo mis codos sobre la mesa mi mirada hacia él no es nada agradable. Sé que olvidarme de ella será algo extremadamente difícil pero es irritante que alguien me haga reconocerlo cuando quiero hacerme creer lo contrario

-¿Alfonso estás seguro de que quieres seguir tu vida sin Anahí? -Pregunta sin mirarme, sólo

revuelve su café. No puedo si quiera responderle, sé que al decirle que no, comenzará a lavarme el cerebro para que la busque y es algo para lo cual no tengo valor ni ganas -Piénsatelo y luego me comentas ¿Va? -Se levanta, me da una palmada en el hombro y sale de ahí, dejándome precisamente en un nido de pensamientos y no era para menos, mi vida presente con mi vida pasada colisionaban en mi mente.

Después de la muerte de Abril y del divorcio, mi vida se convirtió en algo por lo que estoy seguro, nadie pagaría ni un par de monedas por ver. Aquello que había llegado a darle un sentido a mi vida, ya no estaba. Esa mujer que irrumpió en mi tranquilidad un día de invierno mientras estudiaba en un salón de clases y que me enamoró con aquella sonrisa que esbozó con sólo escucharme hablar, la misma que rato después se atrevió a preguntarme el porqué de mi forma de ser tan distante y me correspondió al beso en el jardín durante aquella fiesta, ya no formaba parte de mí.

Me levanto para servirme un poco de café, aunque es lo que menos me conviene si quiero calmar un poco mis nervios luego de la conversación con Osvaldo, mientras pienso y pienso en su pregunta pero siempre llegando a ese punto que arde en mi alma y que me hace sentir tanta rabia una y otra vez llegando a la conclusión de que ahora he vuelto a la realidad y sólo tengo que retomar mi vida de antes del que Anahí volviera a irrumpir en ella.

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