CAPITULO 25

2.1K 116 5
                                    

Cuando abre los ojos y me mira, no puedo evitar sonreír y el me corresponde con una media sonrisa que se le borra al instante, acaricia mi mejilla y me mira fijamente, con el ceño levemente fruncido, para estar pensando algo que no logro descifrar. Enseguida se separa de mí y se pone de pie, lo observo buscar sus bóxers y ponérselos

— ¿Todo bien? —Cuestiono un tanto sorprendida

—Sí —Me mira y me regala una pequeña sonrisa. Luego se acerca a mí y deja un beso en mi frente —Estaré en el balcón ¿Ok?

—Pero... ¿quieres que te acompañe?

—No princesa. En un momento regreso ¿Sí?—Se separa una vez más y sale de allí. Necesita estar solo. Esto no había pasado nunca, generalmente, después de hacer el amor, el me abraza, me acurruco en sus brazos y hablamos tonterías hasta quedarnos dormidos. ¿Qué está pasando con mi esposo? Me abrazo a mi misma, preocupada intentando descifrar lo que ocurre. Miles de ideas vienen a mi mente, tantas ideas que término descartando y eso sólo logra preocuparme cada vez más. Decido ir con él, me levanto desnuda y busco mi bata de seda que está sobre la silla, me la pongo y salgo al balcón y está apoyado a las barandas de la terraza y su mirada se ve perdida ¿Cómo es posible que no tenga frío? Sólo trae los bóxers puestos

—No querrás enfermarte o sí? —El se voltea sorprendido al escucharme y suspira —¿Puedo saber que haces aquí?

—Estoy bien, sólo quiero estar solo un momento.

—No quiero dejarte sólo. Me acabas de hacerte prometer que te amo y que nunca te dejaría ¿y ahora me pides que te deje solo? —Me abrazo a mi misma —No te entiendo Poncho

—Sólo necesito un momento para pensar

—¿Pensar en qué? ¿Acaso cometiste un gran error al haberte acostado con tu esposa o qué? —El no me mira —Poncho respóndeme! ¿Qué es lo que ocurre contigo? Ya no quiero más mentiras, no quiero más silencios. Dime de una maldita vez que es lo que está pasando! —Le grito desesperada —Me has rechazado dos veces, me haces el amor luego de tener un día hermoso y ahora simplemente te escapas de la habitación como si acabaras de cometer un error

—Bueno que tiene de malo que quiera estar solo unos minutos? Sólo necesito pensar en algunas cosas, ¡Creí que ibas a respetar eso!

—¿En que necesitas pensar? —El suspira y pasa una mano por su pelo

—Son cosas sin importancia, nada más

Vuelve a darme la espalda y su mirada se fija de nuevo al horizonte, recién está oscureciendo, debe ser alrededor de las seis y media de la tarde y los matices naranja y gris se mezclan en el cielo, rodeando la torre Eiffel. Mis comisuras se elevan un poco al recordar el día de ayer cuando estuvimos allí, estaba siendo él, nuevamente, y ahora vuelve a cerrarse ¿Qué demonios le ocurre?

—¿Cosas sin importancia? Alfonso desde que desperté en ese hospital me has estado esquivando, has estado frío conmigo, distante, prácticamente he tenido que estar detrás de ti rogándote un maldito beso! —Siento esa molestia conocida en mi garganta y me detengo un segundo para respirar y evitar terminar en llanto —¿Eso te parece algo sin importancia?

—Any hay cosas que simplemente no tienen nada que ver contigo pero necesito pensar —Sigue mirando aún hacia el horizonte —He reconocido todo eso que dices y te pido un poco de tiempo, no sé cómo manejar algunas cosas

—¡¡Bueno entonces explícame!! —Mi voz se rompe —Explícame a ver si al menos puedo entenderte. Poncho yo no recuerdo nada, tengo estas malditas lagunas que no me dejan recordar y tú no quieres decirme, tengo derecho a saber!! No es justo que estés haciéndome esto!!

La Memoria Del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora