Besos que curan [ADL #2] ✔

By CMStrongville

4.2M 288K 34.3K

Kea es todo lo que Fidel no quiere: grosera, impulsiva y problemática. Entonces ¿por qué parece no poder saca... More

SINOPSIS
PREFACIO
[UNO]
[DOS]
[TRES]
[CUATRO]
[SEIS]
[SIETE]
[OCHO]
[NUEVE]
[DIEZ]
[ONCE]
[DOCE]
[TRECE]
[CATORCE]
[QUINCE]
[DIECISÉIS]
[DIECISIETE]
[DIECIOCHO]
[DIECINUEVE]
[VEINTE]
[VEINTIUNO]
[VEINTIDÓS]
[VEINTITRÉS]
[VEINTICUATRO]
[VEINTICINCO]
[VEINTISÉIS]
[VEINTISIETE]
[VEINTIOCHO]
[VEINTINUEVE]
[TREINTA]
[TREINTA Y UNO]
[TREINTA Y DOS]
[TREINTA Y TRES]
[TREINTA Y CUATRO]
[EPÍLOGO]

[CINCO]

132K 9K 1.2K
By CMStrongville

Yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico por qué tiemblo cada vez que te veo.

JAIME SABINES

.

FIDEL

Llego a casa y lo primero que noto es lo silenciosa que está. Eso puede significar dos cosas: mi mamá está dormida o, como es más común, no se encuentra en casa. Otra vez.

Conociéndola tan bien como lo hago opto por que es la segunda opción.

Arrojo mi mochila sobre el sillón y me dirijo a su habitación, donde efectivamente no se encuentra. Suelto un suspiro al encontrar la pieza vacía y desordenada, más o menos como me siento en ese instante.

Mi interior es un revoltijo de emociones y no sé qué hacer para aplacarlas. Kea confesándome lo difícil que es su vida no era lo que había tenido en cuenta cuando me dirigí a su casa después de clases.

Pensé que... No sé, habría imaginado cualquier cosa, pero no aquella revelación.

Sin madre, con un hermano ausente y un padre ebrio, encontrando consuelo en el cariño superficial que los hombres le brindan. Si tan solo encontrara a un buen chico que la quisiera de verdad, entonces no tendría que estarme preocupando de que llegue a terminar siendo como mi progenitora.

Camino hasta mi cuarto y me dejo caer sobre la cama sintiéndome cansado. El millar de emociones que la pequeña charla con Kea despertó en mí me ha dejado exhausto.

Froto mis ojos al recordar cómo fue que me embargaron unas enormes ganas abrazarla y decirle que la comprendía; que no estaba sola. No lo hice porque aquello hubiera implicado tener una relación más cercana y... Bueno, evito eso lo más posible. Las únicas personas cercanas a mí son mi madre y Asier. Entre menor sea la cantidad de gente a la que me apegue, menor es la posibilidad de que me duela cuando se vayan. Porque todos lo hacen, se van. Te dejan sin importarles si te duele, si los vas a extrañar o si los necesitas. Y si llegara a encariñarme con Kea y ella se fuera...

Me pongo de pie y resoplo exasperado sin querer terminar ese pensamiento. No quiero pensar en ella. Pensar mucho en una persona es peligroso, es el primer indicio de que se está volviendo importante para ti.

Tomo las llaves del coche que tengo en el bolsillo del pantalón y me dirijo al bar más cercano. Necesito algo de ruido y un poco de alcohol para liberarme del estrés y sacarme a esa morena de la mente.

***

Cuando vuelvo a casa algunas horas después estoy demasiado borracho. Es un milagro que no haya estampado el auto en algún árbol teniendo en cuenta que apenas y puedo caminar yo solo.

Entro tambaleándome por la puerta de casa y arrojo sin cuidado las llaves en la barra de la cocina. Solo quiero llegar a mi cama, acostarme y dormir un año seguido.

La habitación a mi alrededor gira como si no hubiera un mañana y me pregunto cómo carajos voy a llegar a mi cuarto sin morir en el intento.

El pasillo da vueltas sin parar y puedo verme a mí mismo cayendo de bruces contra el suelo si intento atravesarlo.

—¿Fidel?

La voz de mi madre llamándome me hace girar la cabeza al sillón donde se encuentra sentada. Enfoco su rostro con dificultad y observo lo mal que luce. Sus mejillas están manchadas con maquillaje corrido y su nariz se ve algo roja.

Si no me equivoco, si su semblante es una prueba, acaba de terminar con otro de sus novios.

—Hola, má.

Intento caminar lo más equilibrado posible y me siento frente a ella. La veo tratar de quitar el rimel bajo sus ojos hinchados y limpiar su nariz con el dorso de la mano.

—Hueles a alcohol —se queja cuando suelto un suspiro, sin embargo la ignoro y me centro en lo triste que luce.

—¿Qué pasó ahora? ¿Por qué estás... así? —cuestiono haciendo un gesto con mi mano. Su labio inferior comienza a temblar con fuerza y es entonces cuando noto una mancha morada empezar a aparecer en su mandíbula.

Ni siquiera me doy cuenta de que me he acercado para poder verla mejor hasta que ella la tapa y se inclina hacia atrás.

—Nada —miente—, solo... terminé con Oscar. No funcionó lo de nosotros.

Su mirada rehuye de la mía y la posa en la mano sobre su regazo.

—¿Te golpeó? —pregunto sintiendo mi sangre hervir. Ella no responde y esa es la única prueba que necesito—. Si lo llego a ver...

—No lo harás —me interrumpe—. Se fue. Él... se fue —murmura, su voz rompiéndose al final.

Comienza a llorar sin control cuando no puede disimular más y sé que debo cuidarla a mi manera como lo he hecho desde que tengo memoria. Me acerco y la abrazo por los hombros. Dejo que llore todo lo que tenga que llorar, que empape mi camisa y se deshaga un poco del dolor que la corroe por dentro.

Es mi madre y me duele verla así cada vez que rompe con algún imbécil. Me duele que sufra, que yo no sea suficiente para querer dejar su estilo de vida, que no aprenda nunca la lección.

Siempre anda por ahí buscando consuelo en los hombres, tal y como Kea me dijo que hacía.

Kea. Kea. Kea.

Mis pensamientos vuelven a ella mientras froto la espalda de mi mamá y espero que sus lágrimas cesen.

Me cae bien. Es linda, ha sufrido mucho y... no quiero que en quince años se encuentre llorando en el hombro de su hijo porque otro imbécil se ha aprovechado de ella. Lo que debo hacer es conseguirle a alguien, un tipo decente que la cuide.

Una loca idea se cruza por mi mente y sacudo la cabeza para deshacerme de ella. Sin embargo no se va. Se queda rondando en mi interior toda la noche después de que mi madre ya ha caído dormida.

Necesita a un hombre que no vaya a dañarla, que la proteja incluso de ella misma... ¿y quién mejor que yo para ello?

.

.

El olor del desayuno me hace despertar con el estómago revuelto. Las bebidas de anoche están empezando a hacer su efecto, por lo que me pongo de pie con dificultad y me encamino al baño.

El sonido del aceite chisporroteando en la cocina al final del pasillo me hace fruncir el ceño confundido. Mi mamá no cocina; es mala en ese aspecto y ella misma lo admite.

El eco de dos voces femeninas amortiguadas charlando me sorprende. Ella nunca trae a nadie a casa, solo a sus novios de turno.

Entro al baño, me lavo los dientes y enjuago mi cara antes de salir y encontrarme con mi mamá apoyada en la barra conversando con Kea.

—Hola —me saluda con una rápida sonrisa.

No puedo evitar sorprenderme.

Está en mi casa, en mi cocina, haciendo comida y platicando con mi madre. Y yo... me siento extraño por tenerla invadiendo mi vida privada. La sorpresa rápidamente se convierte en irritación.

—¿Qué haces aquí? —pregunto molesto. No me gusta para nada que haya venido sin avisarme.

—Tu amiga se preocupó por ti y vino a ver cómo estabas —dice mamá ajena a mi molestia—. ¿No es dulce?

Los ojos de Kea se fijan en los míos y me retan orgullosos a que contradiga a mi madre.

—Lo es —digo entre dientes—. Ven, Kea. Vamos fuera.

Kea sonríe mientras bate lo que sea que haya en el sartén y luego apaga la estufa.

—Primero come algo.

—No. Primero hablemos. —Entro a la cocina y la saco del brazo mientras se queja y mi madre me dice que no sea grosero con mi invitada.

Las ignoro a ambas y, sin soltar a Kea, abro la puerta y nos guío al exterior.

—Qué bruto eres —gimotea sobando su brazo una vez que la suelto.

Me planto frente a ella y cruzo mis brazos sobre el pecho.

—Ya me lo han dicho. Ahora, ¿me puedes decir que haces aquí? —exijo saber.

En verdad odio que invadan mi privacidad y esto que ha hecho ella, llegar sin ser invitada, lo tomo como una invasión a mi vida personal.

Su ceño se frunce como si no supiera de lo que hablo y se encoje de hombros desviando su mirada a la calle tras nosotros.

—No fuiste a la escuela y quise saber si había pasado algo ayer después de que habláramos. No sueles faltar y yo... Uh, como que me preocupé un poco —admite en un susurro.

Veo sus rasgos delicados y me digo que debo controlarme. No atacarla ni ser grosero. Me recuerdo lo que estuve pensando la noche anterior y me obligo a sonreírle, mientras que en el interior muero de ganas por zarandearla y decirle que no vuelva a visitarme así de la nada.

Doy un paso más cerca de ella y acomodo un mechón de cabello que se ha soltado de su coleta, gesto que la toma con la guardia baja y la descoloca un poco haciéndola abrir los ojos con sorpresa.

—Gracias —digo sonriendo de medio lado—. Por preocuparte y venir. Aunque no es raro que falte. Supongo que no te habías dado cuenta antes.

Mis dedos bajan por su mejilla, su cuello y su brazo hasta llegar a sus delgados dedos erizándole la piel en el paso.

La veo tomar un tembloroso aliento profundo y sé que esto no va a tomar mucho tiempo. Sin duda puedo lograr que Kea se enamore de mí en un corto espacio de tiempo.

Continue Reading

You'll Also Like

1.6M 117K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
13.6K 1.5K 38
El instituto El Sauce se encuentra entre los más prestigiosos del mundo, tanto académicamente como en el ámbito cultural. Y es que, este centro priva...
316 60 19
Yenn Jones Estudiante de el Politécnico más prestigioso de todo Medellín es una adolescente simpática antisocial y muy bipolar que es burlada por los...
2K 366 49
{Novela finalizada sin editar} Melody y Noah son mellizos, desde pequeños ellos vieron la separación de sus padres y como volvieron a unirse. Ahora e...