Dark Sides | Min Yoongi [EDIT...

By Cariitofv

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A Chloe jamás le había llamado la atención algún muchacho de Wells. Pero algo extraño sucedía dentro de sí mi... More

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21 parte 1
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FINAL
Segunda temporada.

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By Cariitofv


No paraba de mecer mi dedo de arriba hacia abajo contando las horas. Cada vez que pasaba un minuto escuchaba un ''Tic tac'' en medio de mi tímpano. Inhalé con fuerza llenando mis pulmones de aire. Exhalé, mientras que no paraba de pensar en Suga, en sus ojos arrepentidos... en su beso... y no paraba de preguntarme, ¿Qué demonios había hecho? Sólo esperaba, y anhelaba con todas mis fuerzas a que no fuera algo grave. ¿Papá tendría algo que ver con todo esto? ¿Y si él lo metió en la cárcel? Cerré mis ojos con fuerza pasándome la mano por el rostro, a pesar de que la mayoría en clase susurraba, para mí todo estaba en un lejano silencio. Todo se mantuvo quieto, las siluetas de las demás personas sólo eran algo ficticio. No quería mirar a nadie, no quería hablar con nadie. Estaba absorta, y nerviosa.
-Chloe... ¿Sabes que pudo haber ocurrido con Suga? -una chica de cabellos rojizos y rostro fúnebre dejó escapar su pregunta con los ojos expectantes. Le miré con el ceño fruncido.
-¿Por qué crees que debería saber algo?
-Eres su novia, ¿No? Rey del hielo y la reina de belleza, bastante irónico.
A pesar de que su tono había sido mordazmente, no evité sentirme incómoda, y sonrojada. ¿Las personas creían que yo era la novia de Suga?-. Dime ahora mismo que no te acabo de subir el egocentrismo. -su tono de voz era suplicante. Le miré sorprendida, y me reí.
-En lo absoluto.
Una parte de mí mentía, y no pude quitar mi estúpida sonrisa en el rostro. Pero luego la quité y me dije que su comentario era sarcástico, aunque realmente... me hizo sentir bien. Lo era para cualquiera que siempre había sido acosada con compañeros deficientes atormentándote constantemente de que eras un estiércol humano. Y luego me volví a poner triste porque yo no era la novia de Suga. Porque si lo fuera, él me querrería, él me contaría los motivos de porque iba a la cárcel menudamente. Me confesaría sus íntimos secretos indescifrables. Y ni si quiera sabía el motivo del por qué él se lo estaban llevando detenido.
-No sé nada. -contesté luego de unos segundos, y volví a escribir incoherencias sobre mi cuaderno. Vi que la chica asentía mirándome enigmáticamente, le miré de reojo. No paraba de mirarme-. ¿Disculpa?
-Nada... es que eres muy extraña.
-¿Yo? -mi comentario salió irónico. Ya que, ella tenía el cabello rojo teñido y se pintaba la mitad del párpado con delineador negro. Escuchaba música punk'd y tenía tres perforaciones en el rostro, ¿Era legal que me esté diciendo esto a mí?
-Por supuesto. Eres muy callada, pensé que eras una fresita.
-Vale.
-Después de todo ser diferente es bueno, ¿No?
-Claro.
Eso fue mi última palabra, porque entonces la ignoré. Ni la volví a mirar, nada. Sólo estaba entumecida en mi propio mundo, y cuando la campana de salida se dejó a escuchar, tomé mis cosas rápidamente y técnicamente casi corrí por los pasillos tropezándome con mis propios píes. Cuando estuve por dirigirme hacia el estacionamiento, alguien dejó gritar mi nombre.
Me volteé sobreexaltada y sobre todo, desesperada. ¿Que nadie entendía que quería volver a casa a hablar con papá?
Me di la media vuelta y Sky estaba frente a mí, dejó mirarme en una mueca y luego suspiró. Yo estaba sorprendida cuando me tomó una mano.
-No sé porque esto me está ocurriendo a mí Loe. No sé por qué. -su voz fue un susurro, alcé la mirada para verle con los ojos casi saliéndose de mis órbitas-. Soy tan estúpida.
-¿Qué te ocurre? Usualmente nunca te tratas mal a ti misma.
Vi que sus ojos estaban lúcidos y resplandecientes. Le apreté la mano ligeramente dándole apoyo moral.
-Es que no sé si realmente ahora soy yo misma.
-Sky... ¿Quieres de hablar de un tema en particular? Porque realmente no estoy entendiendo nada.
Alzó su vista y vi como su mandíbula temblaba de arriba hacia abajo en un inverosímil movimiento. Apuntó al auto con un dedo tembloroso.
-¿Podemos meternos allí? Son tantas cosas que te tengo que confesar.
-Vale.
Abrí la puerta para meterme, y ella hizo lo mismo. Cuando ambas estuvimos, un silencio nos rodeó. Sus cabellos semilargoscayó sobre sus mejillas y agachaba la mirada. No lograba comprender nada, y menos lo hice cuando ella soltó el primer sollozo y se echó a llorar a mi regazo.
-No sé porque lo hice. Estaba muy enfadada contigo y quería desquitarme. No fue mi culpa, en parte sí. ¡Pero él es un idiota!
Le miré de una manera expectante. Le acaricié los cabellos lentamente tratando de tranquilizarla.
-Tranquila... todo estará bien, ¿Vale?
-¡No! ¡Nada estará bien! Todos rumorean acerca de mí ahora mismo porque di mi virginidad en medio de las gradas. Fue horrible, es horrible todo esta putísima mierda Chloe. Yo... tenía algo con un chico que lo conocí en la fiesta del bosque de Sierra de Guadalupe, ahora mismo no sé que ocurrió que todo se subió de control y terminamos teniendo sexo en las gradas de los futbolistas. Les conté esto a Johanna, la chica con quién me juntaba y ella terminó contándoselo a todo el mundo. Ahora todos se burlan de mí Chloe... soy el hazme reír de todos. -sollozó con fuerza sobre mis brazos-. Las chicas que supuestamente dijeron que era su amiga, me humillaron también. Ahora estoy sola. No sé porque confíe en ellas, no sé. ¿Por qué no me quedé contigo? ¿Por qué debo de ser tan orgullosa?
Me quedé muy callada, mientras que no paraba de acariciarle los cabellos. Quería asesinar ahora mismo a esa putísima chica, ¿Cómo se atrevía a hacerle esto a SkyDexforth? Si creía que saldría ilesa de toda esta mierda estaría muy equivocada. Pero primero, arreglaría muchos problemas.
-No estás sola. Me tienes a mí, ¿Está bien?
Quitó su rostro de mi regazo poco a poco y asintió quitándose las lágrimas.
-¿Por qué hiciste todo esto Sky? Tu no eres así... -miré por la ventana.
-Tuve envidia de ti, ¿Vale?, me dije, si Chloe puede perder su virginidad, ¿Por qué yo no? Uno de los motivos verdaderos porque me enfadé ese día fue porque yo quería perder mi virginidad primero que tú. Soy muy competitiva, lo lamento. -sorbió los mocos y se quedó en silencio. Le miré boquiabierta.
-¿Hiciste todo esto por algo tan ridículo?
-¡Ya sé!
-Sé consciente que la mayor parte de todo esto es tu culpa Sky. ¿Si quiera te gusta? ¿Le quieres? -fruncí el ceño.
-No...
-¡Por dios...!
-¡Ya lo sé Chloe! ¡Ya sé! ¡Sé que estuve mal! Perdón por no ser la señorita perfección como tú. Que nunca se equivoca en nada he. -gritó enfadada.
-¿Qué demonios te pasa?
-Que estoy aburrida de todo esto. Eso me pasa. Me juzgas cuando tú también le regalaste tu virginidad a alguien que ni si quiera te quiere.
Le miré de una manera colérica e impetuosa.
-Al menos yo sí estoy enamorada de él. Tú solamente se la diste por gusto y por celos, ¿Eso es una razón justa?
-Chloe... lo lamento mucho.
-No me importa. ¿Puedes bajarte de mi auto? Tengo que hacer algo importante.
-mi voz sonó inflexible, rabiosa y con mucha exigencia. Me miró arrepentida, antes de asentir y bajar lentamente del auto. Prendí marcha sin si quiera mirarla y partí por la carretera hacia mi casa. Golpeé el volante con fuerza.
-¡A la mierda todo! -chillé enfadada. ¿Por qué siempre me tenía que ser sincera en mi propio rostro? ¿Qué no captaba que sus palabras me herían en lo más profundo? Cuando llegué a casa, lancé mis llaves hacia el suelo y pegué un portazo.
-¡Chloe! -papá exclamó desde el salón. Me dirigí inmediatamente hacia donde estaba y le apagué la televisión para situarme frente a él inexpresiva-. Vaya.
-Dime que no fue tu culpa de que Suga esté ahora mismo detenido.
Se quedó estupefacto, tragó saliva sonoramente mirando hacia otro lado. Supe que sí, era su culpa. Lo delataba su tradicional movimiento de la manzana de Adán-. ¿¡Por qué lo hiciste, papá?!
-Bájame el tono primero que nada. Me respetas. -habló riguroso-. Y si está ahora mismo detenido son por razones argumentativas, no por gusto. ¿Me has oído?
-¿Sí? ¿Como cuáles?
-¿Dejar a alguien al borde de la muerte es poco?
-¿De qué estás hablando? -susurré frunciendo el ceño.
-José Valvihar, veintidós años y con agresiones serias. Como disfunción cerebral y severos golpes en el cráneo y por todo el cuerpo. ¿Motivos? Recónditos. Aún estamos investigando al chico, no sabemos lo que se trae bajo las mangas. Cuando te dije que era peligroso no te lo decía por decir Chloe. Estamos tratando de sacarle información porque desde que ha llegado no ha hecho más que destruir la parsimonia del pueblo, ¿Por qué ha llegado ha arruinar todo? -se colocó de píe para ponerse frente a mí-. Todo. Nuestra relación de padre e hija iba bien, y todo se desmoronó por su culpa. Por su maldita culpa. ¡¿Por qué no te das cuenta que es peligroso para ti?!
-Papá...
-¡Chloe! No comprendes nada de él, dime, explícame por qué motivo estás enamorada de él.
-Porque... no lo sé. No hay motivo concreto. -susurré en un hilo de voz. Lo que más odiaba era que me regañaran, me daba tanta pena.
-Para enamorarse siempre debe haber un motivo.
-No es cierto. ¿Qué puedo hacer si mi corazón bombea por él? ¿Quieres que lo regañe por ello? Las cosas no funcionan así. Nadie elige de quién enamorarse, ¿Comprendes? ¡Nadie!
-Por la culpa de ese muchacho te estás volviendo una desquiciada. Y por ese mismo motivo lo encarcelaré, para que se te pase todo este capricho que tienes por ese maldito chico. Lo dejaré por un largo periodo, y no sólo para alejarlo de ti. Porque hará un bien a todo el pueblo y hasta la ciudadanía.
Le miré petrificada, con lágrimas desbordando por mis ojos. Me imaginé a Suga sometido detrás de las rejas, con millones de hombres corpulentos y agresivos dispuestos a liberar su rabia con cualquiera que se le apareciese. Alimentándose de comidas callejeras, y con la necesidad exasperante de querer ver el exterior. De sentir, de ver... eso no podía ocurrir. Y menos por mi culpa.
Y sabía cómo lo haría cambiar de decisión, quizás no era la correcta, pero preferiría ver por su bien antes que el mío. Su necesidad antes que la mía. Susurré decidida:
-Sácalo de la cárcel y prometo que me alejaré de él. Para siempre.
Un inmenso nudo se formó en mi garganta antes de susurrar eso, me sequé algunas lágrimas y le miré, estaba pálido y de piedra.
-No te creo, ¿Quién me dice que no volverás a verlo? ¿Quién me dice que no se pueden juntar a hurtadillas?
-Dícelo a tu maldito pueblo. No lo sé. Después de todo, todas las personas son tus súbditos y hacen lo que tú quieras, ¿Verdad? -mi voz era rencorosa y afligida. Suspiró antes de acercarse a mí y ponerme una mano en la mejilla, me vio a los ojos y vi en ellos negación.
-No lo hago por gusto. Créeme. Chloe, si hago esto es por tu bien, ¿Está bien?, ese chico tiene millones de enemigos que lo desean muerto. Que desean lastimarlo con cualquier cosa, ¿Por qué crees que sus familiares apenas salen al exterior? ¿Que se mantienen encerrados todo el día? Es mi teoría. Y es cierta. ¿Quién me dice que involucrándote con él no saldrás herida? Y no lo digo sólo por el chico, lo digo por las personas que desearían lastimarte, cariño.
-Está bien. -dije-. Sólo sácalo de allí y te prometo que no volveré a estar con él. Sólo hazlo. -mi voz era frígida, subí corriendo las escaleras hasta llegar a mi habitación y cerré con seguro. Me eché a la cama a gritar sobre la almohada y llorar... la almohada cada día se hacía víctima de mis tristezas.
¿Por qué nada podía ir bien? ¿Por qué el destino se estaba encargando de destruir mi felicidad? ¿Qué maldita sea era esto?

(...)

Caminé hacia los bosques dando trancadas cada vez que las ramas se colaban bajo mis píes. Miré hacia el árbol gigante que medía aproximadamente unos cinco metros, me quité el impermeable para dejarlo sobre los arbustos. Comencé a escalar con la punta del píe para tratar de darme apoyo sostenible, me costaron unos minutos hacia llegar a la fornida rama y sentarme allí. Miré hacia el horizonte donde el cielo estaba tan gris como ahora mismo mi alma se sentía. Ninguna nube se asomaba, el cielo estaba despejadamente grisáceo. El sol se desvanecía al igual que las lágrimas que caían insaciablemente sobre mis muslos.
Miré la cima de la colina donde habían pequeñas casas en hilera, el frío me comía el cuerpo por completo y me reprendí por haberme desecho del abrigo pero ahora no me importaba. Estaba muy triste.
Pensando, ¿Realmente sería capaz de cumplir mi promesa? ¿Realmente estaba dispuesta a alejarme de él? Y la verdad es que no sentía ganas de hacerlo, le quería con toda mi alma. Como nadie lo había hecho, no había un motivo concreto para explicar lo que sentía por Suga. Sólo bastaba decir con que le amaba.
Pero había llegado el momento de alejarme de él, si quería mantener su libertad, por supuesto. ¿Cómo una persona podía vivir con el rechazo de tus padres y el pesimismo de las personas? Era imposible. Todos me juzgaban pero ninguno tenía los estribos suficientes para ponerse sobre mis zapatos.
Me preguntaba si esto le estuviera pasando a mis padres, se sentirían igual que yo. Odiando perennemente a a las personas que impedían amar. En este caso, mi padre. Él nunca se había comportado de ese modo conmigo, nunca había sido amargado. Era comprensivo, carismático y sobre todo, amoroso. ¿Por qué ahora se ponía en el rol de padre-jodedor-de-existencia?
Me apoyé sobre las ramas del árbol y junté mis píes para apoyar mi rostro lateral sobre las rodillas, y me quité algunas lágrimas que caían de las retinas y simplemente cerré mis ojos. Quise estar apartada unos minutos del exterior demasiado fúnebre a mi gusto. Y sin querer, me quedé dormida. Sobre un árbol.
Y me desperté por los chillidos de dientes, los abrí inmediatamente y me encontré con una ardilla frente a mí que se limaba las uñas con sus afilados dientes.
Sonreí estirando una mano para alcanzarla pero enseguida comenzó a descender sobre las ramas hasta llegar al suelo, me pregunté que hora era porque todo estaba oscuro. La luna deslumbraba, aunque muchas nubes negras se colaban en su vista.
Puse mi estómago sobre la rama para tratar de sostenerme del tallo, pero me fue imposible. Porque la altura del árbol era considerable.
-Demonios. -dije agarrándome de la rama para tratar de bajar. Mi cuerpo se balanceó hacia abajo, pegué un chillido sosteniéndome de una mano-. Por todos los cielos santos, nooo. -imploré tratando de sostenerme de la rama, puse mis píes sobre el tallo pero enseguida se resbalaron al igual que mis manos haciendo que cayera hacia abajo. Lo único que sentí fue un estrepitoso ruido en el cráneo y todo se tornó a un abrumador y oscuro negro.

(...)

Me desperté por la molestia del sol sobre mis ojos, un interminable dolor se adhería a mi cabeza. No entendía nada, me senté, pero enseguida no deseé hacerlo porque todo el cuerpo me dolía. Descubrí que estaba recostaba sobre el pasto y que estaba llena de éste. Maldecí tocándome la nuca, y vi los nudillos de mis dedos que estaban manchado con un líquido carmesí. Era sangre. Me recosté porque el cuerpo se me hacia tan pesado, y sentía que se iría sólo hacia abajo instintivamente y traté de recordar qué sucedía, qué día era. Hice memoria de lo que ocurrió anoche, me había caído del árbol. Eso pasaba. Gemí y me pregunté, ¿Cuánto estuve inconsciente? Estaba recostada sobre un lecho de hojas secas y desgastadas.
-¿Chloe? -una voz conmocionada me habló, abrí mis ojos enseguida y me descubrí con un rostro familiar, y unos ojos mirándome conmocionados-. ¿Qué te ha sucedido?
Le miré petrificada a ver su sorpresa en la voz, y sobre todo, no hablaba con ese tono malditamente inocente que tenía.
-Me he caído del árbol desde anoche, no puedo moverme ahora mismo. -dije, Elizabeth se hincó frente a mí tomándome una mejilla.
-Quédate quieta. -me tocó la nuca, y abrió mucho la boca-. Mantén los ojos cerrados, no duermas por favor.
Sentí como se ponía de píe y danzaba de un lado hacia otro mordiéndose los nudillos de los dedos, no entendí su preocupación. Volvió hacia mí nuevamente.
-¿Desde anoche estás aquí?
-Sí... -hablé en un gemido, me dolía la cabeza como el infierno.
-¿Estuviste inconsciente?
-Eso parece.
-Oh Dios santo, hay mucha sangre en éste tronco. Tienes una hemorragia tremenda. ¿Traes celular? No puedo cargarte yo sola.
-Creo que está en el impermeable. -mis labios estaban resecos y los humedecí con la lengua. Estaba inmóvil. Se paró a prisa y tomó el teléfono entre sus manos-. No llames a mi padre, por favor. -pedí, no quería que él supiera que me había escapado de casa, menos con la hermana de Suga, pensaría que había estado con él la noche anterior.
-Tienes veinticuatro llamadas perdidas. Pero está bien, no lo llamaré.
Asentí cerrando mis ojos inevitablemente, mis ojos estaban tan pesados.
-Chloe, por favor no te duermas. No lo hagas. ¿Vale? -se volvió a hincar hacia mí zarandeándome una mejilla, estaba luchando por no hacerlo. Pero apenas podía escuchar su voz, era como un eco abismal-.¿alo? Sí, ¿Puedes venir ahora mismo por favor? Es urgente, se trata de Chloe. -cortó enseguida y me volvió a zarandear por las mejillas exclamando-. Escucha, si te duermes, te puedes ir en el sueño, no quieres eso ¿No es así?
Negué con la cabeza volviendo a abrir mis ojos con mucha voluntad. Era como esos días que no dormía durante veinticuatro horas y moría por dormir, pero con la diferencia es que ahora no lo podía hacer. Mis párpados me pesaban como si tuviera pestañas de bloque. Y me fue tan ineludible no hacerlo. Quizás dormía, ni yo misma lo sabía, pero sentía como si todo daba vueltas. Estaba siendo cargada en brazos pero ni yo misma me permitía saber qué ocurría, muchas reverberaciones se mezclaban haciéndolo como algo insoportable. Tendría jaqueca ahora mismo.
Y ya ni si quiera sabía qué ocurría, estaba perdiendo la cordura absoluta.

-Vamos Chloe, despierta... abre tus ojitos ahora. Ya sé, es ilógico que te esté hablando cuando estás en el quinto sueño. Sé que no me escuchas, pero quería decirte que ya salí de la cárcel, no sé que le sucede a tu jodido padre. Hijo de puta, ya sé, perdón por hablar así de tu progenitor pero siempre busca excusas para encarcelarme. -escuché su risa tosca-. Cree que te lastimaré. Es muy imbécil. Nunca dejaría que nada te ocurriera, ¿Sabes? Ahora estás muy unida a mí y no dejaría que nadie te tocara un pelo sin mi autorización.

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Intrépida. Atrevida. Fascinante. Emocionante. Seductora.