Moira
Cuando Allison, Edward y Casey retornaron a la mansión. Se encontraron con un desfile de coches de policía, camiones de bomberos y ambulancias. Que estaban atendiendo los alrededores de la morada.
Lily estaba sobre una camilla con un paño frío en la frente, y Kevin, yacía dentro de una bolsa forense.
Allison y Edward se arrojaron sobre el cuerpo inerte de su hijo, impidiendo que los policías se lo llevaran. Sin prestar atención, al estado deplorable en el que su casa había sido sumido luego del paso arrollador de las llamas.
La resplandeciente casa de los asesinatos había quedado reducida a cimientos y solo la primera planta y el sótano habían sobrevivido.
Tate
- Lo siento. - la voz de Violet suena a mis espaldas.
Le doy la espalda a la ventana para enfrentarla con la cabeza gacha.
- Yo, lo siento. - digo y dejo que pase sus brazos alrededor de mi. - Quemé tu casa.
- No, Hayden ha quemado mi casa, y te ha manipulado. - replica ella con la cabeza en mi pecho.
- Violet, tengo que responsabilizarme por mis acciones. - digo separándome de ella para poder verla a los ojos.
- La salvaste, Tate. La salvaste e hiciste lo posible por salvarlo.
- Pero no lo logré. - respondo apartándome para volver la vista hacia la ventana, donde un coche de ambulancia que se lleva a Kevin.
- Tate. No te alejes. - Violet dice a mi espalda.
- Es la primera vez que no me pides lo contrario. - bromeo.
- Por que, esta vez, quiero que te quedes. - Violet me toma por el hombro y me obliga a darme la vuelta.
- ¿Que hay con Kevin?
-¿Que hay con él? - dice sin comprender mi pregunta.
- Pensé que te gustaba. - me siento avergonzado.
- Tate. Creo que esta claro que no podría enamorarme otra vez, aun que quisiera.
- ¿Por que?
- Por que no se puede estar enamorado de dos personas al mismo tiempo.
- Lo siento. - digo deseando que pudiera sentirse diferente.
No la merezco.
- Yo no. - dice posando una mano en mi mejilla. -Te amo.
- Te amo. - respondo acercándome más a ella.
Dicho esto, nuestros labios se juntan tan rápido como dos imanes de polos opuestos.
Lily
Casey me mira la cicatriz a un lado de mi ojo izquierdo, al tiempo que la acaricia una y otra vez. De arriba hacia abajo.
- Pensar que casi te pierdo. - me dice en un susurro.
- No piense doctor. - le respondo con la voz cortada apoyando mi mejilla en su mano.
Mamá irrumpe en la habitación haciendo que ambos peguemos un salto. Tiene la cara demacrada y el maquillaje corrido de llorar.
- Pues tus signos vitales, parecen estar bien Lily. - dice colocando una mano en mi frente para así justificar nuestra proximidad.
- Gracias Doctor, no tiene idea de cuanto apreciamos el apoyo que esta ofreciéndonos. - dice mamá al tiempo que se interpone entre nosotros.
- No es nada. Vendré a chequearla mañana señora Wilkins. - dice Casey al tiempo que se levanta y se encamina hacia la puerta.
- Oh, no será problema, ya hemos contratado una enfermera personal. - dice mi madre acariciando mi cabello.
- ¿Que? - digo de mala manera y con miedo al mismo tiempo.
- No es necesario señora Wilkins, estoy feliz de poderle ser de ayuda a Lily.
- Lo sé. - mamá dice desviando la vista de mi, al tiempo que clava sus ojos en él.
Casey los abre de par en par, asustado por la acusación que ve en ellos.
- Mamá no quiero a un desconocido. - hago un intento desesperado por que cambie de opinión.
Pero sé que esto no se trata de un tema práctico. Mi madre no quiere a Casey cerca mío. Lo sabe. Sabe lo nuestro.
- Adiós doctor. - lo despide mi madre.
- Adiós Lily. - no hace falta que mi madre pronuncie otra palabra para que mi doctor salga huyendo del estudio de mi madre que ahora oficiaba como habitación.
El silencio se apodera de la sala inundando el ambiente de incomodidad. Ninguna de las dos esta en condiciones de tener esta discusión. El dolor que sentimos por la muerte de Kevin es mas grande.
Con la sola diferencia, de que yo sé que Kevin no se ha ido. Y las ganas de verlo me están comiendo las entrañas.
Moira
Paseo por el jardín mirando hacia la casa de reojo. Los restos de la mansión Mongomery yacían derrotados sobre el techo del primer piso y desparramados hacia los lados.
- ¿Moira? - la voz de Kevin me sorprende. Por su expresión, sé que ve mi verdadera apariencia.
- Kevin. - digo avergonzada. - Me alegra verte.
- ¿Que pasó? ¿Lily esta bien? ¿Donde están mis padres? - el muchacho me hace todas las preguntas juntas al mismo tiempo que la inquietud se apodera de su alma. - Tengo que verlos.
- ¡Espera! - grito al tiempo que lo agarro por un codo. Kevin me mira fijamente a los ojos y concentra toda su atención en mi ojo malo. - Recuerda.
El muchacho se queda allí parado por cinco minutos enteros. Hasta que se desploma sobre el césped cayendo de rodillas y con lágrimas en sus ojos.
- Yo, morí. - dice sin poder creer lo que dice.
- Si. Has muerto.
- ¿Por que sigo aquí entonces?
- ¿Por qué sigo yo aquí? ¿Por que siguen Tate y Violet aquí? ¿Por que seguía Hayden aquí? - pregunto de manera retórica. - Nadie lo sabe. Simplemente estamos.
- ¿Que vamos a hacer? - pregunta sin esperanza.
- No lo sé.
Lily
La semana siguiente luego de que el cuerpo de Kevin fuera inspeccionado correctamente, todo esta listo para celebrar su funeral.
El jardín de Paz de L.A es tranquilo y hermoso, para ser un cementerio. Mamá viste de negro y sus característicos anteojos de sol vuelven a ocupar su rostro. Mi padre la sostiene por la cintura mostrando sus ojos rojos de tanto llorar.
La tragedia los ha vuelto a unir, y desearía poder contarles la verdad. Toda mi familia de Texas y mis abuelos están aquí junto con una de las ex novias de Kevin. A medida que pasan a mi lado todos me dan apretones y sonrisas condescendientes. Ellos también están tristes, pero no mas que yo.
Es irónico como horas antes haya estado discutiendo con mi hermano. Kevin quería ser enterrado en la casa para poder asistir a su funeral. A veces mi hermano era retorcido.
Mamá y papá han resuelto vender la casa y mudarse a un departamento en L.A cuando yo me vaya a la universidad en Nueva York. Pensar que hacía unos meses era en lo único en lo que podía pensar. Pero ahora el pánico me invadía de tan solo pensar que no volvería a pisar esa casa de nuevo. Ellos tienen que saber. No se quedarían de otra manera.
Espero pacientemente a que el reverendo termine su discurso y observo con pena como el cajón con el cuerpo de Kevin desciende hasta quedar bajo el nivel del suelo. Mi madre arroja una rosa y papá un puñado de tierra. Yo solo miro, mi hermano no estaba allí dentro.
Cuando el servicio termina y nuestra familia regresa a sus respectivos hogares, mamá y papá se encierran en diferentes habitaciones de la casa. Dejándome el jardín para mi sola.
Me siento sobre el columpio del gazebo. Kevin aparece junto a mi.
- Idiota. - digo abrazándolo con toda mi fuerza. Me asusta el hecho de soltarlo y no verlo nunca mas.
- Estoy aquí Lily, y por mucho que lo desee, no iré a ningún lado. - dice acariciando mi espalda. - Creo que ya no le temes a los fantasmas. - bromea y yo lanzo una risa ahogada.
- No. Ya no le temo a nada, creo.
- Mira quién ha resultado ser la valiente de la familia.
- Mamá y papá venderán la casa. - le digo mirándolo a los ojos.
La expresión de Kevin se torna gris.
- Tenemos que decírselo. - digo al ver que no contesta.
- No es justo Lily. Jamás se irán si saben que estoy aquí.
- ¿Y por qué habrían de irse Kev?
- ¿Por que? Mírame Lily. Estoy muerto. Tu casi mueres infinitas veces. No es un lugar seguro.
- Kevin, nuestros padres no tienen interés en vivir en estos momentos.
- Pero deben hacerlo.
- Algo ha cambiado.
- ¿Que?
- Ya no siento esa sensación triste aquí.- digo marcando mi estómago. - Siento que es seguro dentro de la casa.
- Pues porque te has acostumbrado a ella.
- No. La casa se ha acostumbrado a nosotros. Somos parte de ella Kevin, y eso incluye a mamá y papá. Estarán seguros. Tienen que saber.
Kevin
Tomo asiento en la sala de estar al tiempo que Lily va a buscar a nuestros padres.
- Bienvenido - Tate, dice tomando asiento a mi lado. Al principio me remuevo sorprendido. Debería acostumbrarme a esto de estar muerto.
Lo miro unos segundos. Él me había traicionado, y luego quiso salvarme. Tenía dos opciones, seguir con el rencor de la traición y convertir la casa en un lugar hostil o perdonarlo e intentar crear un hogar para mis padres.
Tate me mira con ojos expectantes. Le ofrezco la mano en señal de camaradería pero él me abraza. Al cabo de unos segundos mis barreras se bajan y le correspondo la señal de afecto. Era mi mejor amigo después de todo.
Juntos observamos como Lily explica tranquilamente la historia de la casa. Mamá se lleva la mano a la boca y papá sacude la cabeza incapaz de creerlo.
- Kevin al igual que las demás personas que fallecieron dentro de la casa. Siguen aquí. - Lily cierra la idea.
- Hija ¿Te golpeaste fuerte la cabeza? - pregunta preocupado por la salud mental de su hija.
- No papá. Es verdad.
- Lily.. - mamá comienza a hablar pero enmudece cuando me ve.
- Hola má. - digo haciéndome visible en la sala.
Papá se atraganta con su propio aire y mi madre pega un ensordecedor grito de susto mezclado con alivio.
- ¿Kevin? - pregunta entre tartamudeos.
- Soy yo. - digo acercándome lentamente a ellos.
Ambos padres pegan un salto hacia atrás cuando logro llegar a ellos. Me quedo allí de pie ante el sofá esperando su reacción.
Mamá se pone de pie y vacila con la mano a pocos centímetros de mi rostro antes de tocarme. Veo como un temblor la recorre por dentro cuando hacemos contacto.
- Dios mío. - dice con los ojos húmedos y voz temblorosa.
- ¿Hijo? - papá me toca con desconfianza el hombro. Pero veo en sus ojos alivio y alegría.
- Papá. - dejo la palabra abrirse paso y escucho su eco flotar en el aire.
- No volveré a jugar. - dice aún en estado de shock y Lily lanza una carcajada.
Los cuatro nos abrazamos felices de poder estar todos juntos, aun que fuera bajo estas circunstancias.