Una hermosa noche en la playa, con la luna reflejada en el inmenso mar y el manto de estrellas cubriendo ese infinito cielo sobre las cabezas de los dos únicos ocupantes del lugar a esa hora. Sentados a la orilla del mar Yu Kwon dibujaba figuras en la arena con su dedo mientras Min Hyuk estaba sentado a su lado observando hacia la línea del horizonte, pensativo.
-¿Qué tanto piensas? – preguntó Yu Kwon sin quitar la mirada de la arena.
-Que no debemos estar aquí y que debemos estar planeando como quedarnos con el infierno.
El ángel se detuvo y miró al otro.
-Creo que deberíamos olvidarnos de eso, va a ser realmente difícil por más que tengamos a un ejército con nosotros. Y ya no tenemos que preocuparnos porque nos encierren en el purgatorio, la llave está muy bien guardada y nadie que no provenga de allí podrá entrar, protegí bien todo el lugar así que no te preocupes.
-De todas formas quiero tener más y reírme en la cara de Lucifer al quitarle su infierno.
-Eres demasiado ambicioso ¿Y cómo pretendes acabar con él?
-No se le puede matar pero sí encerrar en una jaula.
-Que flojera – se tendió en la arena con sus brazos tras su cabeza.
-¿Qué te pasa? Últimamente andas medio flojo ¿Será que te afectó lo que ese maldito te hizo?
-Desde ese día me siento un poco débil, pero nada de qué preocuparse – volvió a sentarse y suspiró.
Min Hyuk lo miraba con preocupación, sabía que algo le ocurría y temía que fuese algo malo. Lo que Lucifer le hizo al afectar su gracia para retener sus poderes le había dejado secuelas y aún no parecía recuperarse del todo. Lo abrazó y dejó un pequeño beso en su cuello.
-Está bien Yu Kwon, olvida lo del infierno.
-¿Pero que tú no quieres hacerlo?
-Yo sólo quiero estar contigo y ser libre, sólo eso.
Después de esa noche descansando en la playa lejos de ese frío y deprimente lugar que es el purgatorio, regresaron a su palacio de piedra. Min Hyuk revisó el escondite de la llave para cerciorarse que estaba segura mientras Yu Kwon bajó a esas mazmorras a ver al prisionero que no veían desde el día en que lo metieron allí. El demonio se sentó en la silla y cerró los ojos pero el grito alarmado del ángel entrando por la puerta lo espantó.
-¿Qué pasa, por qué gritas así?
-Ji Hoon, no ésta.
-¿¡Qué!? - Se levantó de golpe – Eso es imposible, nadie puede salir de aquí mucho menos un simple humano por más que sea inmortal.
-Lo sé pero ya no está ahí, se esfumó.
Min Hyuk se dirigió hacia el dormitorio seguido por Yu Kwon, sacó del armario con puertas de cristal la vasija con la sangre y miró en su interior sin poder ver nada más que el líquido rojo.
-¿Qué sucede? No puedo localizarlo.
Yu Kwon se asomó.
-El cabello no está.
Ambos se miraron confundidos. Min Hyuk volvió a dejar el recipiente dentro del armario y se sentó en el borde de la cama con sus manos juntas sobre su boca, pensativo.
-No entiendo cómo pudo pasar esto, nadie puede entrar ¿Hiciste bien los hechizos de protección?
-Por supuesto que sí, aunque...
-¿Aunque qué?
-Hay una forma de poder entrar sin necesidad que se recite algún hechizo. Un ángel, lo ángeles sí pueden entrar sin problemas al purgatorio.
-¿Crees que ellos hayan llamado a un ángel para que los ayudara a entrar?
-Es lo único que se me ocurre. Pero por lo menos no consiguieron la llave.
-Sí, pero lograron entrar al palacio y eso es grave. Tendremos que buscar a ese chico y averiguar cómo salió, si de verdad fue un ángel o es tan sólo muy astuto. Y sé dónde puede estar.
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Taeil, Ji Hoon, Jaehyo y Zico regresaban de Busan a casa de Kyung después de haber encontrado uno de los ingredientes que hacían falta para cerrar las puertas del purgatorio. Bajaron del auto y al entrar se encontraron con un desorden como si hubiese habido una pelea allí. Las sillas de la sala estaban volteadas, papeles, libros y vidrios rotos regados por el suelo, en una de las paredes había un orificio de bala y no había señales de Kyung.
-¿Pero qué rayos pasó aquí? – dijo Taeil observando el desastre - ¡Kyung!
-No te escuchará – Min Hyuk y Yu Kwon salieron por la puerta de la cocina.
-Son ellos, Min Hyuk y Yu Kwon – dijo Ji Hoon - ¿Qué hacen aquí y qué hicieron con Kyung?
-Relájate, no lo matamos si es lo que piensas, tan sólo está tomando una siesta.
-¿Por qué están aquí? – repitió.
-Escapaste de esa prisión ¿Cómo lo hiciste? Es imposible que hayas hecho eso y si lo hubieses logrado no hubieras podido salir del purgatorio sin el hechizo que ya no funciona gracias a la protección que hizo Yu Kwon.
-Pues al parecer la hizo muy mal. Yo logré salir de esa celda y de ese extraño palacio donde viven después de que allí no me funcionara el hechizo, pero afuera sí lo hizo.
-¡Mientes! – exclamó Yu Kwon.
-Espera – Min Hyuk miró a Yu Kwon – Tal vez tenga razón, últimamente tus poderes se han visto afectados – dijo en voz baja para que los otros no escucharan.
-¿Dudas de mis capacidades? No lo puedo creer.
-No te culpo por eso, es que lo que Lucifer te hizo fue muy fuerte.
-Yo sé lo que hago y sé que lo hice bien.
-Oigan ¿Van a seguir discutiendo o se van a largar de una buena vez? – los interrumpió Taeil.
-Ésta es apenas una advertencia, si piensan meterse con nosotros no los dejaremos vivos. Y ni intenten buscar la llave porque nunca la encontrarán – dijo Min Hyuk y tanto él como el ángel desaparecieron.
-Eso fue raro – dijo Zico.
Taeil de inmediato comenzó a revisar todos los cuartos de la casa en busca de Kyung y lo encontró en el suyo tendido en el suelo, desmayado y con el ojo morado.
-Kyung, despierta por favor – lo sacudía a lo que el chico reaccionó.
-Taeil, dos tipos entraron a la casa y me hicieron esto, buscaban a Ji Hoon.
-Lo sé, eran Min Hyuk y Yu Kwon pero ya se fueron - lo ayudó a levantarse – Pensé que tenías la trampa del diablo dibujada en el suelo ¿Cómo entraron?
-Bueno, antes entró uno y la descubrió bajo la alfombra y borró un pedazo, supongo que ese era el ángel el que lo hizo para dejar entrar al otro...Ouch – se llevó la mano al ojo y se miró en el espejo – Mira como me dejaron esos desgraciados, parezco Quasimodo.
-Kyung ¿Estás bien? – preguntó Ji Hoon al entrar.
-Sí, sí, solo un poco feo pero estoy bien ¿Encontraron el colmillo?
-Sí, aquí está – Ji Hoon se lo mostró - ¿Lograste algo con el ángel?
-No, ese idiota seguro no nos quiere ver ni en pintura. No sé cómo haremos.
-Oigan, se me acaba de ocurrir algo, tal vez piensen que es una locura pero quizás funcione.
-¿Qué es? – preguntó Taeil y tanto él como Kyung miraron a Ji Hoon esperando por saber su idea.
El chico les dijo que lo acompañaran a la sala para que Jaehyo y Zico también pudieran escuchar lo que tenía planeado.
-Al no poder contactar a Hong Ki se me ha ocurrido algo aunque puede ser difícil – se aclaró la garganta – Yu Kwon también es un ángel, podemos quitarle una pluma a él.
-Ay por Dios Ji Hoon, como si se fuera a dejar – dijo Taeil.
-Espera Taeil, no perdemos nada con intentarlo – dijo Kyung – Los ángeles se atrapan dentro de un aro hecho con aceite santo prendido en fuego ¿Lucifer ya lo consiguió?
-Sí... ¡Lucifer! – lo llamó Ji Hoon.
Taeil hizo una mueca de disgusto por tener que verle la cara de nuevo a Lucifer.
-¿Ya encontraron la pluma y la tierra? – preguntó al momento de llegar.
-No, pero tengo una idea de cómo hacerlo. Hong Ki no nos responde así que se me ocurrió en atrapar a Yu Kwon y quitársela a él pero necesitamos el aceite.
-Te volviste loco ¿Verdad? Si lo hacen descubrirán lo que hacemos.
-Podemos decirle que es para cualquier otro hechizo, ya algo se nos ocurrirá.
Lucifer lo miró desconfiado pero aceptó. Se fue y a los pocos segundos regresó con una botella parecida a la de un licor en donde estaba guardado el aceite.
-Suerte que tomé dos, usen ésta para atrapar al ángel y la otra la usaremos para el ritual. No vayan a meter la pata.
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-¡Yu Kwon, espera! – lo sujetó del brazo para que lo mirara - ¿Qué te sucede?
-¿Qué me sucede? Te pusiste del lado de ese imbécil al decir que me había equivocado.
-Yo no puse del lado de nadie.
-Pero le diste la razón. Yo siempre hago todo bien, nunca me equivoco.
-Ay sí, el señor perfecto. Hasta los ángeles cometen errores, acepta que tus poderes no están bien.
Yu Kwon apretó la mandíbula con las intenciones de decir algo pero en lugar de eso se retiró de la sala y se encerró en el dormitorio. Es verdad que no se había sentido al cien por ciento después de lo que Lucifer le hizo pero sabe que el hechizo que hizo para proteger que nadie de afuera entrara en el purgatorio resultó bien. Se sentía realmente indignado y molesto de que Min Hyuk dudara de él y lo hiciera ver como un incompetente.
Se tendió en la cama tapándose la cara con la almohada dejando escapar un grito de rabia que fue amortiguado por el cojín, en seguida en su cabeza escuchó que alguien lo llamaba pero no era Min Hyuk, reconoció la voz y fue a ver lo que quería.
-¿Por qué me llaman? – dijo al aparecer afuera de la casa de Kyung.
-Necesitamos que nos ayudes con algo – respondió Ji Hoon.
El ángel lanzó una carcajada.
-¿Y por qué habría de hacer eso?
En seguida Taeil quien estaba allí con él encendió un cerillo y lo lanzó al suelo prendiéndose un aro de fuego alrededor de Yu Kwon quien enseguida entendió que estaba allí atrapado sin poder siquiera usar sus poderes.
-¿Qué podrían querer de mí? ¿Qué les de la llave? Olvídenlo.
-Sabemos que será imposible encontrar esa llave así que no seguiremos buscándola, por lo menos no nosotros – dijo Ji Hoon.
-¿Y creen que me voy a comer ese cuento?
-Realmente no nos interesa si nos crees pero te llamamos para otra cosa. Necesitamos que nos regales una de tus plumas.
-¿Qué, acaso escuché bien? ¿Para qué quieren una de mis plumas?
-Es para un conjuro que debemos hacer para detener a unas brujas y uno de los ingredientes es la pluma de un ángel – dijo Ji Hoon de manera convincente.
-¡Ya dánosla! – exclamó Taeil.
-No me da la gana, busquen otro ángel – se sentó en el suelo y se cruzó de brazos.
-Pues te quedarás allí por un buen tiempo – dijo Taeil y entró a la casa.
Ji Hoon sin embargo se quedó allí y se acercó un poco más al aro de fuego.
-Por favor Yu Kwon danos una, no te cuesta nada.
-Aunque quisiera no puedo, ya casi no tengo y las pocas que me quedan están quemadas.
-¿Por qué?
-Es lo que pasa cuando pasas tanto tiempo junto a un demonio – rió débil – Pero ya ni él confía en mí. Yo puse bien esa protección, estoy seguro.
Ji Hoon sabía que sí lo había hecho bien puesto a que tuvieron que recurrir a un ángel para que Lucifer y Taeil pudieran entrar pero no podía decirle eso porque descubriría que si hallaron la llave y que ya tenían casi todo para cerrar las puertas y encerrarlos allí.
-Está bien – Yu Kwon se puso de pie – Te daré una pluma.
-¿Por qué cambiaste de opinión?
-No lo sé, me siento mal y no quiero ponerme a pelear.
Enseguida el ángel desplego sus alas sintiendo ese dolor intenso en la espalda que se calmó al momento en que salieron por completo. Ji Hoon se quedó asombrado contemplándolas, a pesar de que estaban marchitas y quemadas eran impresionantes. Yu Kwon tomó una de las pocas que no estaban tan malas y la arrancó para luego entregársela a Ji Hoon.
-Gracias.
El ángel volvió a guardar sus alas y se quedó mirando al suelo.
-¿Puedes prometerme algo? – Lo miró – No cierren las puertas por favor.
-Tenemos que hacerlo por el bien de la tierra.
-No queremos quedarnos encerrados allí.
-Entonces salgan y regresen a dónde pertenecen.
-Jamás nos recibirán de vuelta y mucho menos a mí, mi gracia está contaminada, se podría decir que ya soy más un demonio que un ángel.
-¿Y por qué no se quedan aquí en la tierra? Claro, sin hacer nada malo.
-No pertenecemos aquí, fuimos designados para gobernar el purgatorio, no lo podemos dejar...Ahora apaga éste fuego, debo irme antes de que Min Hyuk sospeche algo.
-Una última cosa, para ese conjuro también necesitamos tierra del purgatorio.
-Bien.
Ji Hoon extinguió el fuego y dejó que el ángel se fuera y enseguida llegó con un poco de tierra entre sus manos que luego vació en una maceta vacía que había en el patio.
-Me voy ya – desapareció dejando una estela de luz blanca.
-¿Qué pasó, te la dio? – Preguntó Taeil saliendo de la casa – Ji Hoon... ¡Ji Hoon!
-¿Eh? – Lo sacó de sus pensamientos – S-sí, aquí está la pluma y también la tierra.
-Eso fue sencillo ¿No sospechó?
-Creo que no. Fue extraño, no se veía como aquel que me atacó la otra vez, su mirada era como de alguien que quiere morir.
-Tendrá sus razones. Vayamos adentro.
Min Hyuk tocaba la puerta de la habitación pidiéndole a Yu Kwon que le abriera pero éste lo ignoraba. Se encontraba sentado en la cama abrazando sus piernas y llorando con la cabeza escondida entre ellas, en ese momento quería estar solo, se sentía muy extraño y no entendía lo que le pasaba. El demonio se cansó y sin importarle que Yu Kwon no lo quisiera ver, buscó la llave y abrió la puerta.
-¡Yu Kwon! ¿¡Qué sucede!? – se acercó a él.
-¡Déjame! – lo apartó de un manotazo y se levantó de la cama.
-¡No me trates así! Estoy preocupado por ti – lo abrazó por la espalda – Perdóname por lo de antes, yo nunca he dudado de tus capacidades, sé que eres muy fuerte pero ahorita no estás del todo bien y deberías descansar.
-Ahí vas de nuevo – se separó - ¡Yo estoy bien!
-Eso no te lo crees ni tú mismo ¿Entonces por qué andabas llorando? No hace falta que lo ocultes.
Los ojos de Yu Kwon comenzaron a aguarse de nuevo y por más que no quería llorar en frente de Min Hyuk para no mostrarse débil, no lo pudo evitar. El demonio lo abrazó y el otro se aferró con fuerza a su espalda arrugando su camisa. Lloraba incontrolablemente, como si estuviera asustado, algo que Min Hyuk nunca había visto lo que le producía un nudo en la garganta.
-Yu Kwon por favor dime qué te pasa.
-Me siento muy mal, quiero morirme – decía entre sollozos.
-No digas eso, esto tan sólo es temporal, lo único que tienes que hacer es descansar y se te pasará – intentaba calmarlo pero él estaba igual de preocupado.
-No, no creo que descansar solucione esto, me siento demasiado débil y no puedo más.
En ese momento Min Hyuk sintió el peso del cuerpo de Yu Kwon caer, lo miró y éste estaba inconsciente.
-¿Yu Kwon? ¡Yu Kwon! – lo sacudía desesperado. Lo llevó hasta la cama y lo acostó – Yu Kwon despierta por favor ¡Despierta maldita sea! – lo cacheteó pero el ángel seguía igual.
Se inclinó poniendo su oído contra el pecho del otro para escuchar los latidos de su corazón que eran muy débiles y sintió un nerviosismo invadir todo su cuerpo. No era posible que pudiera morir al menos que fuera por una daga de ángel así que lo que estaba ocurriendo en ese momento no tenía sentido. Min Hyuk caminaba de un lado a otro en la habitación jalándose los cabellos sin saber qué hacer para que reaccionara, la única idea que se le ocurría era llamar a otro ángel pero ninguno jamás le atendería. Se detuvo en seco y cargó a Yu Kwon en sus brazos yendo a la tierra apareciendo en medio de una carretera desolada.
-Sé que soy un demonio y estoy seguro que no me harán caso pero necesito su ayuda por favor. Un ángel está muriendo y alguno de ustedes tiene que venir y salvarlo, aunque ya no éste en el cielo sigue siendo parte de su familia.
Min Hyuk estaba de rodillas en el suelo con Yu Kwon entre sus brazos esperando a que algún ángel se hiciera presente, estaba seguro que eso no le iba a funcionar pero sin embargo uno apareció frente a él.
-No vine porque llamaste, sabemos que algo ocurre con él y me enviaron – le dijo el chico rubio.
-¿Qué le sucede? Es imposible que pueda morir.
-Su gracia está impura y gastada, ya casi no le queda nada y en cuanto desaparezca por completo morirá.
-¡No! ¡No puede morir! Debe haber una solución.
-Se le puede extraer y en consecuencia se convertirá en humano.
-¿Humano? No, eso jamás.
-Es la única manera que pueda sobrevivir pero hay otra cosa, perderá todos sus recuerdos, pensará que es un humano más.
-¿No me recordará?
El ángel negó con la cabeza para confirmarlo. Min Hyuk sintió un vacío, no podía imaginarse que sería de su vida sin Yu Kwon después de haber compartido tantos siglos juntos pero no quería que muriera y si esa era la única solución no quedaba de otra. Acarició con suavidad el rostro del ángel y besó su frente para luego mirar al otro.
-Haz lo que tengas que hacer pero por favor sálvenlo.
El ángel tocó el hombro del otro y enseguida desaparecieron dejando a Min Hyuk solo en medio de esa carretera. Golpeó con fuerza el suelo con su puño de la rabia que sentía por él mismo ya que él fue el causante de que su gracia se ensuciara y por su culpa iba a morir. Sentía demasiada tristeza que Yu Kwon no lo fuera a recordar después de que se convirtiera en humano pero prefería eso y verlo de lejos a no volver a ver su cara nunca más.