MALA CHICA BUENA

Par DanToroC

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¿Qué hacer cuando se presenta ante ti la personificación de todas tus fantasías más oscuras? La respuesta deb... Plus

1° Es una mala chica buena
2° Me estas volviendo loca
3° Deja de tentarme O'Malley.
4° Esta... soy yo.
5° Come de mi carne Gatito
6° Lobo con disfraz de gatito
7° El huracán O'Malley
8° Pesadilla en Elmo Streeto
9° Fríes mis neuronas con tanta testosterona
10° Corazones acelerados y confundidos
11° ¡Grandes e idiotas gatitos!
13° Y ahora ¿Cómo te recupero?
14° Quítale tus sucias garras, Bitch.
15° Tu eres mío y yo tuya, gatito.
16° Verdades que nos acercan
17° Incomodo, esa es la palabra.
18° Hablamos... pero no todo.
19° Hay que pensar en el bebé.
20° Con amigos como esos...
21° No te apartes de mí
22° Esto... realmente sucedió.
23° ¡Ella claramente no es historia!
24° Caliente por las noches... y días.
25° Nuestro lado oscuro, amor.
26° Una verdad por una infidelidad
27° ¿Asesina o Masoquista?... Ambas.
28° Inventare algún modo
29° Será mejor que te detengas
30° No hay vuelta atrás
Bonus track: Borro Casete
2DA TEMPORADA (BCM)
1° Soy bueno siendo malo.
2° Por donde comenzamos.
3° Tú lo sabes y yo lo sé.
4° Charla de chicas.
5° Conspiración Femenina.
6° Epifanías y revelaciones.
7° Medidas desesperadas.
8° ¿Qué estoy haciendo?
9° Esto no cambia nada.
10° Un tiempo muerto.
11° Decisiones de colores.
12° Juego de roles.
13° Un día casi perfecto.
14° Corazones destrozados.
15° La chaqueta de cuero.
16° Pandemia de desamor.
17° La vida del terrorista.
18° Latidos de Soul Clásico.
19° Idiota otra vez.
20° Comenzar desde cero.
21° Es mala... realmente mala.
22° ¿Mala? Pero si soy tan buena.
23° Locuras de una noche misteriosa (1ra parte)
24° Locuras de una noche misteriosa (2da parte)
25° Locuras de una noche misteriosa (Final)
26° Las situaciones más extrañas.
27° Acciones desesperada de un hombre apasionado.
28° Eres la Rose de mi Titanic.
29° Llegando... de muchas maneras.
30° No se puede esquiar así.
31° Nada importa si...
32° ...No estás en mi mundo
33° Apaga la luz, amor.
34° Guerras hechas para ganar.
35° Conociendo al futuro papá.
36° Vencidos por la realidad.
37° Batallas perdidas.
38° A nadie le gusta estar solo.
39° La chica del bar y el delincuente.
40° El significado de algunas cosas.
41° Miedo y amor en la balanza.
42° Sin piedad.
43° El gato que juega con su ratón
44° Para el amor de mi vida.
45° Lluvia en primavera.
46° Extra: Un tormentoso primero de noviembre.
47° La decisión más egoísta.
48° Cuando los destinos se cumplen...
49° Un suicida Romeo y su violenta Julieta.
50° ¿Final feliz o Felices para siempre?
51° Extra: A la mañana del Felices para siempre.
CAPITULO EXTRA: EN EL INICIO...

12° Fue una tortura... perderte.

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Par DanToroC

— ¿Qué paso? ¿Por qué me llamaste tan temprano?

—Líos de falda, ya sabes, ese tipo de cosas que le dan sabor a la vida. Necesito que me dejes en lo de Ani y Liz ¿Tienes algún problema con saltarte las clases hoy? Necesito a mis amigas, cine, helado y una noche en un buen bar con karaoke.

— ¡No puede ser! Ese el plan en caso de alerta Roja.

—En estos precisos momentos estoy atravesando la primera, por tanto la peor, alerta Roja de mi vida.

—Mierda... Mierda, mierda... ¿Estás bien? ¿Quieres una almohada?

— ¿Tienes una en el auto? —Pregunté y ella asintió enérgicamente.

—En el asiento de atrás, en caso de emergencia —aclaró.

Me giré para agarrarla, luego la abracé, subí las rodillas a mi pecho... y me largué a llorar.

* * *

—Tranquila, nena, tómate esto y empieza a cantar —dijo la insensible Liz cuando me senté en uno de sus cómodos pufs (son esas bolsas gigantes rellenas con esas pelotitas espumosas blancas, son como cojines gigantes donde te puedes sentar) de color naranja flúor.

Tome el agua con... ¿azúcar? Eso era tan "receta de la abuela".

—Lo... que... pasa —hipé cada palabra, jamás me había sentido tan nena. Puede que, porque nunca habías sentido lo que sentiste por ese chico, cariño— es que Seba... trató de ayudarme... con un chico —logré decir ya más calmada.

—Oh... —dijeron todas al unisonó.

Es de conocimiento popular que Seba no es un buen Cupido, por eso nadie nunca pide su consejo o ayuda en el ámbito amoroso, pero él se metió en la mía sin preguntar. Maldito idiota con excesiva voluntad... o demasiado entrometido.

—Pero gracias a él... me di cuenta de que... Teo es un mujeriego... no, eso es mentira, en realidad... siempre sospeche que lo era pero no quería asumirlo... ahora ya no quedan dudas, lo vi con mis propio ojos —más llanto afloró de mi garganta y más que pena era por una rabia ciega que luchaba por asfixiarme.

—Oh, cariño ¿Estás segura de eso? ¿No será alguna confusión?

—Tenía la boca toda manchada de labial, había una chica usando su camisa y saliendo de su habitación. Creo que una imagen, en este caso dos, dicen más que mil palabras.

—Yo creo que deberíamos poner en plan de acción lo que se hace en estos casos —dijo la tierna y siempre amorosa Ani-la-chica-guapa-de-pelo-rojo.

—Ani, te queda genial el rojo, ese color es súper cool —empecé a divagar.

—Oh, no ¿acaba de decir súper cool? Entramos en la fase crítica, rápido, el helado —Cisa está cada día más grande y guapa... uf, crecen tan rápido.

—Montse, cariño ¿Qué película quieres ver? —seguramente Liz creía que iba a decir alguna pendejada masoquista como El diario de Noah o PD: I Love You... pero no, por mucho que ame a Gerald Butler, ese hermoso hombre escoses, me mantendría digna hasta... donde dure mi dignidad.

—Alguna maratón.

—Tengo Harry Potter en Blue Ray, las ocho —seguramente Ani era la única persona que me entendía, que mejor que pasar las penas viendo la vida del pequeño y adorable mago huérfano. Era exacto lo que necesita— y solo por si te interesa... también tengo Shrek y la Era del hielo, sé que te encantan las películas animadas.

Me acabo de enamorar, si no fuera la total media naranja de una de mis mejores amigas definitivamente me casaría con esta mujer.

—Creo que te amo, Ana Sofía Estebes —dije sin pensarlo dos veces.

—Ey, ey, ey. Cuidado ahí que yo la vi primero, usted recupérese de su corazón roto antes de enamorarse nuevamente —Liz tenía toda la razón... y recordarlo me traía de nuevo a mi foso oscuro de depresión.

No querías sentirte viva, mírate, no necesitaste ninguna pelea ni sobre dosis de nada. Claro, lo único que hacía falta era un corazón roto. Buen punto.

* * *

Después de una maratón mágica y animada de doce horas llegó la hora de hacer la previa para la verdadera acción, la primera parte del plan era distraerme: completamente logrado gracias a J.K. Rowling y luego a Dreamwords. La segunda parte consistía en hacerme tomar hasta ponerme lo suficientemente feliz. En proceso.

—Bien, llegó la hora de jugar al nunca-nunca con el favorito de la casa: Tequilita —Aw, estas chicas son tan lindas, saben que amo el tequila, pero antes muerta si no es con limón y sal... no es como si no hubiese tomado puro pero no era tan divertido.

Pusimos los tres vasitos ordenados en la mesa de centro circular —Ani no tomaba, por todo ese rollo de la conductora designada, además ella es deportista y todo eso— junto al cuenco de sal y el platito con gajos de limón.

—Que empiece la chica que está celebrando su primer corazón roto —bravo Cisa, tirando al agua a tu pobre y deprimida amiga... en realidad gracias, las voy a emborrachar hasta la medula, siempre me siento mejor una vez que he emborrachado a mis amigas, por lo que sabrán un trabajo no muy difícil.

—Yo nunca-nunca... he besado un chico —todas tomamos, obvio.

—Eso es trampa, pero ya vas a ver cómo nos vengamos —me amenazó Liz.

—Uy, qué miedo, estás hablando con la chica más ruda de la costa Oeste, nunca-nunca me emborracho tomando un solo destilado.

Mis dos amigas se sirvieron nuevamente y tomaron, ellas si se habían emborrachado con un solo destilado ¿Así que iban a jugar rudo? Tomaron, aunque mi turno ya había pasado.

—A mí nunca-nunca me han roto el corazón.

—Que perra, Narcisa —espeté y luego tomé mi castigo que quemó todo el camino hacia mi estómago dándome una confortable y familiar sensación de calor—. Uf, esto está buenísimo.

—Yo nunca-nunca... me he tirado a alguien cuyo nombre no sé.

Mi mandíbula cayó hasta el piso. Todos sabían que para el cumpleaños de Dori me había ido con chico guapo que conocí, del cual ni siquiera me molesté en aprender el nombre, fueron unos aburridos quince minutos con los que de seguro me van a molestar por el resto de mi vida. Eso sí que era trampa. Solo tome yo.

—Nunca-nunca he hecho sexo oral —todas las perras tomaron.

—Nunca-nunca he leído como matar a un ruiseñor.

—Esto es un complot en mí contra —tomé mi siguiente vaso mientras las chicas solo me miraban. Burras ignorantes.

—Yo nunca-nunca me he aprendido las canciones del extraño mundo de Jack.

—Es una de mis películas favoritas, es lógico que me sepa sus canciones —tomé. Sola nuevamente, esto pasaba como agua.

—Cariño, te sabes casi todas las canciones de los musicales que has visto, sobre todo los de Tim Burton.

—Me gustan las animaciones de plastilina y Johnny Depp, eso no es ningún pecado —resoplé exageradamente antes de decir mi próximo nunca-nunca—. Yo nunca-nunca canto Karaoke para pasar las penas.

Todas tomamos.

Después de vaciar la botella, la mayor parte consumida por mí, las chicas sacaron un Jack Daniels y me dieron muerte súbita con nunca-nunca, mis dos favoritos no eran una buena mezcla.

Cuando la botella de whisky también fue finiquitada, adivinen por quien... ¡Bingo! Por mí, no creo haber contado más de tres cortitos por cabeza —cabeza rubia y castaña, la cabeza negra azabache estaba con la botella en la mano, para que se hagan una idea de lo grave de la situación—. Las muy perras habían logrado que mi boca se durmiera y que ahora las dejara vestirme como una mujerzuela.

—Todo menos rosado... todo menos rosado —era lo único que decía mientras me vendaban los ojos y comenzaban a desvestirme y luego me volvían a vestir.

Cuando me sacaron la venda llevaba puesto unos shorts, muy cortos, estilo Daisy Dukes de jeans rasgados y para arriba un pequeño top negro con el estampado de uno de los discos de los Guns N' Roses, en los pies unas botitas vaqueras bastantes cools ¿Volví a decir cool?

Mi pelo caía suelto y desordenado por mis hombros.

—Que chica más guapa. Cisi se buena y preséntamela, puede que tenga una oportunidad con ella —le hablé a mi reflejo.

—Lo siento amiga, creo que no está en plan de enrollarse con nadie. Le acaban de romper el corazón.

— ¿A ella también? Ya somos dos, chica linda.

Las chicas me maquillaron y yo me dejé, me sentía más chica y menos marimacho cuando ellas hacían eso.

Rosi también lo hacía, le encantaba maquillarme, era una experta en eso... de seguro era porque cada que llegaba con algún moratón en el rostro se encargaba de taparlo con sus maquillajes mágicos para que nadie los viera... a veces... ni siquiera yo...

—Lista. Ahora se buena y espéranos sentadita mientras nosotras nos arreglamos.

Me senté obedientemente mientras las chicas se cambiaban ropa. Ani se sentó junto a mí.

— ¿Estás bien, Montse?

—Tan bien como se puede estar al saber que eres una idiota y que te enojaste con un chico maravilloso sin dejarlo que siquiera te explicara lo que estaba pasando.

—Así que eso fue lo que paso...

—Seh, tenía tanto miedo de estar equivocada con respecto a él, de quererlo más de lo que puedo controlar, de perderlo cuando se entere de toda mi mierda, si es que se llega a enterar. Preferí el camino fácil, desilusionarlo, echarle la culpa a él, alejarlo.

—Ay, monita, no sé qué decirte. No puedo decir que está mal lo que hiciste, porque te entiendo. A mí me pasó lo mismo con Liz, tenía tanto miedo de que algo que ni siquiera había empezado terminara mal y me hiciera daño.

—Cómo fue que terminaron juntas si sentías lo mismo que yo.

—Ella me buscó y me buscó hasta que no pude huir más de lo que sentía.

—Wow, es una chica con mucha determinación.

—Lo es y no sé qué sería de mí si ella no hubiese insistido tanto, no me imagino la vida sin ella.

—Eso es fuerte.

—Lo es.

— ¿Y qué puedo hacer si él no es como Liz?

—No lo sé... aunque yo siempre creí que eras la única persona que podía hacerle el peso a mi novia en cuanto a terquedad.

—Seh, yo también creo que tu chica es muy cabeza dura... ¿Me acabas de llamar cabeza dura?

—Sip.

—Mierda... tienes razón... pero creo que pensaré todo mejor por la mañana, cuando logre sacar todo esto de mi sistema.

—Me parece una sabía decisión.

—Antes cuando dije que creía que me había enamorado de ti, hablaba en serio, pero no de la manera romántica, más como una hermana mayor... la hermana mayor que posiblemente este desesperadamente necesitando, alguien que me consuele pero que también me regañe y proteja, como lo que yo siempre he tratado de ser para los chicos.

—Lo sé, lo entendí y agradezco que hayas sido con los chicos así. En especial con Liz, posiblemente ella es la persona que es hoy gracias a ti y los chicos. Sus padres eran una mierda y ella es malditamente tan bella y talentosa, dudo que haya sabido todo eso antes de conocerlos, gracias a ustedes aprendió a valorarse, gracias a ustedes pudo salir de ese mundo que la estaba ahogando.

—Somos un grupo de chicos bien jodidos, pero en el fondo todos son excelentes personas, con infancias difíciles pero que al fin y al cabo solo quieren pasar de la mierda que vivieron, luchando cada día por superarse. Nos apoyamos entre todos para salir adelante.

—Creo que, si no fuera por ti, todos ellos estarían perdidos, fuiste tú la que comenzó con todo esto.

—En eso te equivocas. Fue mi hermana la que me alentó siempre, ella siempre tuvo fe en mí, así como yo siempre tendré fe en estos chicos.

Entonces... ¿Por qué la había perdido? ¿La fe de Rosana fue una mentira todo el tiempo o simplemente la perdió al final? Contestar esa pregunta era mucho más fácil que plantearla, solo que nunca me había gustado la respuesta.

—Ya estamos listas —dijo Cisa interrumpiendo nuestra conversación.

— ¿A qué esperamos? Vamos, vamos. Quiero alcanzar a cantar alguna canción —dije más que animada.

La tercera parte del plan era el quemar calorías bailando y agotar toda nuestra energía en un buen bar karaoke.

Mientras íbamos en el auto Cisa saco una botellita de vodka Sky sabor piña de la que me hizo especial entrega, baje la mitad de un solo trago y comenzó el show karaoke de camino al bar. En realidad, no necesitaba ninguna letra para creerme toda una cantante profesional... hablando en serio, no se necesita ser cantante profesional para cantar lo que sea estando ebria.

—Ooooh... me acabo de acordar de una canción perfecta, —arrastre cada palabra... Ahg, se me había dormido la lengua— ¡Ella tiene más de una razón!... para pedir perdón... a mi corazón. ¡Ella usa la culpa a su favor! mucho mejor que dios... cero compasiones, nada de nada. Me robo la vida, la dejo escondida, me quito el aliento, aun así, no me pidió perdón... no me pidió perdón.

» En su almohada me encontró el amor... pero partido en dos... no era la ilusión con su mirada, embrujo mis ganas, más de una mañana, me quito el aliento y aun así no me pidió perdón...

Me dices que es muy tarde, me dices que es mejor, parece que no sabes los que nos guarda el dolor, mejor que no me hables no me hables de sufrir el tiempo es implacable ¡si se trata de ti! «.

—Wow ¿Esa es por ti o por él? —Pregunto Ani, la sobria... la única que había captado el mensaje tal parece.

—Por ambos —respondí con una amarga sonrisa... y soltando un largo suspiro.

—No sabía de tristezas... ni de lágrimas ni nada que me hicieran llorar —comenzó Cisa ¿Qué era? ¿Mi abuela?

—Yo sabía de cariño de ternura porque a mí desde pequeño... eso me enseño mamá... eso me enseño mamá, eso y muchas cosas más... yo jamás sufrí, yo jamás lloré, yo era muy feliz, yo vivía muy bien... —Dios, Liz también era mi abuela.

—Hasta que te conocí... vi la vida con dolor. No te miento, fui feliz, aunque con muy poco amor... ¡Y muy tarde comprendí que no te debía amar, porque ahora pienso en ti más que ayer mucho más! —me sé la versión de Maná.

—Esta es para nuestra chica del corazón roto, sabemos que te encanta Soda, monita —Oh no, chicas, no será lo que estoy pensando... ellas no lo saben, no les conté esa parte de esa historia.

—Alguien me ha dicho que la soledad se esconde tras tus ojos —empezó Ani, mierda, me iba a poner a llorar.

—Y que tu blusa atora sentimientos...que respiras —la siguieron Liz y Cisa, joder, esa canción era tan... yo.

—Tenés que comprender que no puse tus miedos donde están guardados y que no podre quitártelos si al hacerlo me desgarras ­—no iba a dejar de cantarla, aunque lagrimas traidoras rodaran por mis mejillas

No quiero soñar mil veces las mismas cosas... ni contemplarlas sabiamente...

Quiero que me trates suavemente...

Nos fuimos cantando "Trátame suavemente" el resto del camino. Pero no era la voz de Gustavo la que estaba escuchando, era la voz de Teo y la tristeza en sus ojos lo que estaba grabado a fuego en mi mente.

Cuando llegamos al bar ya no quedaba nada de ese exquisito vodka sabor a piña. Así que fuimos a la barra, yo por cortos de whisky y cerveza, las chicas por cosas dulces con bajos grados de alcohol. A penas terminé mi primer trago me fui hasta el escenario y pedí la canción en la que había pensado toda la noche. Creo que es de Alex Ubago y una chica que canta en inglés, no sé quién es y tampoco quiero pensar en ello, solo cantarla y sacarla de mi sistema como todos los otros extraños y nuevos sentimientos que me estaban abrumando.

—Esta canción va dedicada para un chico que me tiene sin saber que mierda hacer con él ni conmigo. Por los idiotas que nacieron para confundir nuestros corazones —levanté otro cortito de whisky y lo tomé al seco mientras la población femenina brindaba enérgicamente conmigo. Justo entonces la canción comenzó a sonar y aparecieron las letritas en la pantalla, canté como pude la primera parte y en el coro todas las chicas del bar, creo, me acompañaron—: Tú-ú juegas con mi alma entre tus manos, tú-ú y no la dejas escapar. Tú-ú, un abismo hay siempre al otro lado, tú. Tú-ú, creo que seré capaz... de saltar.

Cuando terminé de cantar todos me aplaudieron. Vaya, no sabía si era porque al fin me había callado o porque les gusto mi interpretación.

Me puse a bailar otras canciones más animadas que cantaba la gente hasta que empezó a darme calor y me saqué el top, quedando únicamente en mis bonitos sostenes de encaje negro. Que importaba, después de todo no conocía a nadie. Me amarré el top a los ojales del short, no estaba dispuesta a perder nada con el estampado de los Guns N' Roses, ya saben de mi sana obsesión.

Las chicas subieron al escenario y volvieron a cantar la tortura, como les gustaba esa canción, se notaba que eran masoquistas. Esta vez me les uní, sí, lo sé, yo también soy masoquista, lo reconozco, pero solo por esta noche ya que estoy bien borracha.

¡Ay, amor me duele tanto! Me duele tanto, que no creas más en mis promesas. ¡Ay, amor! Fue una tortura... perderte...

Uy, esa parte me estaba llegando... no quiero perderlo.

—ay... ay... ay, ay, ay... ay, todo lo que he hecho por ti... fue una tortura perderte y me duele tanto que sea así, sigues llorando perdón... yo, yo no voy a llora-ar por ti —la mala Shakira de Liz no era nada comparado conmigo bailando la danza del vientre en medio del escenario y cantando el final de la tortura, me la había aprendido enterita después de haberla escuchado tantas veces por las chicas.

Estaba bailando esa canción que dice: pégate un poco más de Ricky Martín cuando un tipo se me acercó y empezó a bailar conmigo.

— ¿Sí? ¿Se puede saber quién eres? —le pregunté, molesta, no quería bailar con nadie y ebria me puedo poner más cabrona de lo normal.

—Soy quien tú quieres que sea —me susurró... Que-As-Co.

—Quiero que seas Teo, pero eso es imposible, así que te llamaremos Ricky.

—Está bien, soy Ricky —se pegó más a mí, como si darle un nombre le diera el derecho de manosearme.

Cuando me palmeó el trasero la burbuja reventó. La bestia en mí con sed de sangre despertó después de meses de estar invernado, pero no por que quisiera, sino porque un cazador imbécil cometió el grave error de pisarle la cola cuando solo quería obtener uno de sus bigotes.

Tomé la cabeza del tipo entre mis manos, seguramente creyó que lo iba a besar, porque sonrió como idiota justo antes de que mi frente se estampara en su nariz, seguramente solo fracturándola, pero de todas maneras salió algo de sangre, unas pocas gotas me salpicaron y lo próximo que supe fue que me estaban sacando del bar y luego mis amigas aparecían por la puerta muertas de la risa.

Ani me limpió un poco, seguro que las gotitas de sangre, con el top y subimos al auto.

Estábamos subiendo escaleras y riendo, alguien nos hacía callar, creo que era Ani. Las voces se apagaron y algo frío estaba contra mi rostro, luego algo cálido y finalmente algo suave y blando con un familiar aroma. Recuerdo a un angelito cantándome para que me quedara dormida. Era la voz más hermosa que había oído jamás.

* * *

Boca seca, como si hubiese comido arena. Mmm... fotofobia. Mareo. Dolor de cabeza. Igual. Resaca. Mierda, esto solo pasa cuando tomo y no me alimento como es debido antes, y no fumo, y no me vuelo, y luego no hay bajón. Todo eso indica que pase la noche con las chicas.

Me levanté y, sin querer, pisé a Mick. Mierda, ahora mi gato me iba a odiar, lo que me faltaba. Fui hasta la cocina y me tomé una fría y refrescante cerveza, santo remedio, ok, no era un remedio, propiamente tal, pero tenía sed y entre una cerveza que ya está en mi nevera y una Gatorade que está en el negocio de la esquina creo que no hay donde perderse... creo que me iba a poner unos pantalones he iría por esa Gatorade también.

Lentes de sol, listo. Pantalones demasiado grunge para esta época, listo, camiseta cualquiera, listo, zapatillas y moneditas. Bajé las escaleras y fui por mi bebida hidratante.

Si mal no recuerdo hoy era sábado, por lo tanto, los chicos vendrán a ver el partido a mi casa, el partido que empieza a las cuatro. Recibo mi vuelto, mi compra y miro al reloj del señor vendedor. Joder. Las 3.45, los chicos van a llegar en cualquier momento.

Subí corriendo las escaleras hasta mi departamento. Seba estaba llegando.

—Ey —lo saludé—, llegas temprano.

—Tenía que asegurarme de que estuvieses viva... ¿Qué te paso en la frente?

— ¿Qué tengo?

—Un moratón... ¿te peleaste con alguien?

—No que yo... creo que le pegué a un tipo que intento propasarse anoche conmigo —fruncí el ceño a medida que los recuerdos llegaba a mí—. Wow, y creo que me puse a bailar sin camiseta una canción de Ricky Martín.

—Eso suena... bastante divertido tipo ebrio ¿Cuánto tomaste?

—Lo normal, pero creo que fue el no haber comido bien y que no tomaba hace semanas.

— ¿Semanas? Eso debe ser un record.

—Seh, pasemos, es raro estar hablando en el pasillo, alguien nos puede ver y decir: "mira, están hablando en el pasillo, son chicos raros".

—Ok, creo que aún hay algo de alcohol en tu sistema.

—Yo también lo creo, no recuerdo haber vomitado.

—Mmm... ¿Quieres algo de comer?

—Solo si es de esa rica sopita de resaca que sabes preparar, cualquier otra cosa será devuelta.

—Te parece un sándwich de queso, jamón, palta y mayo.

— ¿Quieres que te vomite encima? Tengo pollo en la nevera, quiero mi sopa y mientras tanto fumaré en la terraza —cambié mis lentes de sol por los ópticos, necesitaba descansar la vista un rato, encendí mi cigarro mentolado y jalé compulsivamente de las mangas de mi camiseta. Había algo importante que no estaba recordando.

¿Lo había? ¿Qué sería? No recuerdo nada más allá después de golpear a ese chico pulpo, con sus tentáculos en todas partes, se merecía el golpe. Una chica prácticamente en topless no siempre en sinónimo de zorra fácil.

La puerta sonó y corrí a abrirla, Pipe y Dori venían juntos.

—Adelante muchachos, mi casa es vuestra casa —les hice una inclinación, todavía con el cigarro en la boca, para que entraran.

— ¿Por qué la tele sigue apagada? Chica, por dios, la previa —dijo Pipe, enérgico como siempre, eso es un poco molesto para alguien que acaba de despertar con resaca.

—Por favor, no me hables de previas.

—Creo que alguien tuvo una noche agitada —canturreó.

—Ni te imaginas —apagué el cigarro en el cenicero y abrí mi botella de Gatorade, me tomé la mitad de un solo trago, dioses, gracias por inventar estas maravillas.

Me zampé la sopita de Seba en tiempo record, ni siquiera me había dado cuenta del hambre que tenía.

Seba se fue a sentar en el sofá rojo, aunque había espacio, Pipe y Dori se sentaron en el piso, más bien en la felpuda alfombra carmesí apoyando las espaldas en el sofá. Me senté con las piernas cruzadas sobre mi sofá junto a Seba cuando sonó el pitazo inicial y a la vez el timbre.

— ¿Invitaste a las chicas? —preguntó Dori, las chicas no eran la mejor compañía cuando se trataba de ver partidos, comentaban más sobre los culos de los jugadores que sobre las jugadas en sí. Bueno, yo también me fijaba en los culos, pero lo primero era lo primero y eso era el partido.

—Nop, que raro ¿Quién podrá ser?

Me levanté con cuidado de no patear la cabeza de Pipe al descruzar las piernas.

—Cuidado con ese enorme trasero, casi me aplasta.

—Ya te gustaría.

—Oh, sí, nena.

—Basta, Johnny Bravo —bromeé y es que le salió demasiado a lo Johnny, solo le faltó decir...

—Bailemos la macarena —lo dijo al mismo tiempo que yo—. Dios, eres mi hermana perdida.

Me reí. Lo que me faltaba, ser la hermana perdida de Johnny Bravo.

Abrí la puerta y mi sonrisa cayó de inmediato. Teo.

—Teo... ¿Qué haces aquí? —me mostro una bolsita de supermercado.

—He estado cuidando de tu borrachera desde anoche cuando tus amigas te vinieron a dejar, fui a comprar cosas para cuando despertaras, pero creo que llegué tarde.

—No tanto... ¿Te gusta el futbol? —que pregunta más idiota... ¿no lo viste jugar esta misma semana? Pero es que no quería que se fuera... y también quería que hablara conmigo.

—Esa pregunta es un poco estúpida.

—Lo sé, es la resaca ¿Quieres ver el partido? Solo son unos amigos y yo.

— ¿Solo amigos? —dijo mirando a Seba que lo saludaba desde el sofá.

—Sip, ven —tomé las bolsas de sus manos y las dejé en la cocina, como no se movía de la puerta lo agarré del brazo y lo hice pasar. Lo guie hasta el sofá y lo presenté—. Chicos, él es Teo, Teo, ellos son los chicos: Dori, el grandulón, Pipe, el bronceado y ya conoces a Seba.

Me senté y jalé de Teo para que se sentara a mi lado. Que incomodo, quedar en el medio, entre Seba y Teo.

Dori, Pipe y Teo no tardaron en socializar, al parecer Teo también era un albo de corazón, o sea, hincha del mismo equipo que mis amigos y yo, y como también era jugador quedó de acuerdo con los chicos para una pichanga cualquier día de estos... entonces también me vería jugar a mí, soy una de las pocas, por no decir la única, a la que le permiten jugar en sus pichangas. Porque simplemente les pateo al culo a todos, Alexis no es nada en comparación conmigo... ok, no tanto, pero si soy bastante buena para jugar de 7.

— ¿Qué te parece si le sacamos un poco de celos a tu gatito? —me susurró Seba al oído.

En seguida entorné los ojos en su dirección y me alejé un poquito de él, accidentalmente chocando con el cuerpo de Teo.

—Lo siento —murmuré, pero él no me estaba poniendo atención, estaba cien por cien concentrado en el partido.

— ¿Ves? Sácale celos conmigo, te apuesto que así sí que te pone atención —siguió picándome Seba por lo bajo.

Yo le hice ese sonido que hacen los gatos cuando ven su reflejo en los espejos, ese cuando arrugan la nariz. No quería más problemas por la culpa de mi amigo y sus pésimos consejos sobre cómo solucionar las cosas en una relación que ni siquiera existía. Me concentré en el partido, abucheando cada injusticia y maldiciendo cada falla. Hasta que el tiempo extra terminó y salté encima de Dori y Pipe para festejar nuestro triunfo de 3-2.

Los chicos bebieron unas cuantas cervezas, comentaron las jugadas y los goles junto con el resumen de los comentaristas y media hora después de terminado el partido marcharon, por lo menos Pipe y Dori, que al parecer tenían otros compromisos, Seba me ayudó a ordenar mientras Teo entretenía a Mick, que aún seguía enojado conmigo por haberlo pisado.

Cuando todo estuvo en su lugar Seba agarró sus cosas y se dispuso a marchar pero no sin antes meterse conmigo, claro. Estaba aprovechando el espacio entre sus actos y mis consecuencias, no tenía idea que a cada paso en falso que daba, lo acercaba cada vez más a su perdición, pero no le diría nada, en su momento me las pagaría todas juntitas.

—Teo ya me voy ¿Me llevas? —pendejo endemoniado, ni sueñes con llevarte a Teo.

—Teo, espera... tengo que hablar contigo ¿Te puedes quedar?

Fueron unos segundos de silencio esperando la respuesta de Teo, segundos que me robaron el aliento, segundos en los que sentí que mi corazón se detuvo hasta que por fin habló.

—No, voy a ir a dejar a Seba —agarró su chaqueta del sofá... ¿me había dicho que no? —. Y Montse, trata de ser más cuidadosa, no me gusta verte en el estado que llegaste ayer. Creo que eres mejor que eso —y se fue.

¿Qué cree que soy mejor que...? ¿No le gusta...? ¿Cuidadosa...? ¡¿Qué mierda?!

Él no me conocía de nada, ¿de qué jodido lugar había sacado la idea de que podía aconsejarme sobre cómo llevar o no mi vida? No le pedí que me cuidara... ¿Por qué lo hizo si después no se iba a quedar? ¿Por qué se fue? ¿No se supone que ahora era cuando iba a luchar por mí? ¿No era esta la parte en la que me hacía entrar en razón y por fin podíamos estar juntos?

¿Puede ser... que él ya no quiera estar conmigo? ¿Qué ya no quiera luchar por mí...?

"—Ella me buscó y me buscó hasta que no pude huir más de lo que sentía.

—Wow, es una chica con mucha determinación.

—Lo es, y no sé qué sería de mi vida si ella no hubiese insistido tanto, no me imagino mi vida sin ella.

—Eso es fuerte.

—Lo es.

— ¿Y qué puedo hacer si él no es como Liz?

—No lo sé... aunque yo siempre creí que eras la única persona que podía hacerle el peso a mi novia en cuanto a terquedad."

¿Puedo realmente llegar hasta Teo? Por supuesto que sí. Ese gatito será todo mío, solo que él no se entera todavía. Estaba segura de eso tanto como que mi nombre es Liliana Montserrat Serrano Valdés.

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