Saitama yacía en el suelo de su apartamento, sumergido en las páginas de un manga, cuando de repente, la tranquila tarde se vio interrumpida por la aparición de Genos. El discípulo apareció en el umbral, cargando una mochila descomunal sobre sus hombros metálicos.
Sorprendido, Saitama dejó caer su manga y lo miró con los ojos muy abiertos.
Genos: "¿Está bien si me quedo aquí?"
Saitama: "Hmm... Sí".
En su mente, una serie de preguntas se agolpaban sin respuesta: "¿Cuándo le dije que podía mudarse?"
Sin perder un segundo, Genos depositó una gruesa faja de billetes sobre la mesa con un golpe sordo.
Genos: "Pagaré tu renta".
En esta ocasión, Saitama, con un poco más de sentido común, frunció el ceño y respondió con una leve corrección.
Saitama: "Genos... este es un edificio abandonado, la renta es gratis".
Genos, sin inmutarse por la aclaración, mantuvo su seriedad característica.
Genos: "Oh, no se preocupe, Sensei. Entonces considérelo como un regalo".
Saitama, algo apenado por la situación y la generosidad inesperada de su discípulo, rascó su cabeza calva antes de asentir con resignación.
Saitama: "Bueno, supongo que servirá para hacer las compras en el supermercado".
Mientras Saitama retomaba la lectura de su manga, percibió que Genos, sentado frente a él, garabateaba frenéticamente en un cuaderno. La curiosidad venció al héroe calvo, quien dejó su manga a un lado para investigar.
Saitama: "¿Qué es lo que escribes ahí?"
Genos, sin despegar la vista del papel, respondió con tono serio y concentrado.
Genos: "Es un diario. Estoy documentando cada detalle de sus lecciones y entrenamientos".
En su mente, Saitama se debatía entre la confusión y el asombro.
Saitama: "¿Lecciones? ¿Entrenamientos? ¿Este se chifló? Aún no le he enseñado nada".
pensaba Saitama, sintiendo la presión de las expectativas de su discípulo.
Una preocupación más profunda comenzó a anidar en su mente. Saitama se cuestionaba cómo cumplir con su promesa de fortalecer a Genos sin defraudarlo, especialmente considerando la naturaleza mecánica de su alumno.
Saitama: "No tiene sentido hablarle de entrenamiento muscular... es un cyborg. ¿Qué carajo se supone que le enseñe a alguien hecho de metal?"
La expresión de preocupación era evidente en el rostro de Saitama, lo suficiente para que Genos captara la inquietud de su maestro.
Genos: "¿Sucede algo, maestro?"
El calvo se encontraba en una encrucijada, debatiendo internamente cómo abordar el entrenamiento de un ser que difería tanto de cualquier otro alumno que pudiera imaginar.
Saitama reaccionaría y diría.
Saitama: "Ah, no, Genos, solo estaba pensando que desde hace días, no ocurre nada interesante con apariciones de monstruos."
Genos entonces respondería.
Genos: "Hablando de eso, en el seminario decían que los héroes de rango C que estén inactivos por más de una semana serán excluidos del registro nacional de super héroes. Maestro, ¿estarás bien?"
Saitama estaría un poco sorprendido, ya que no había prestado atención a eso durante el seminario, y le preguntaría a Genos si de verdad habían dicho eso. Genos confirmaría y agregaría que los héroes Clase C sin actividad serían despedidos de la asociación. A Saitama le daría un poco igual, argumentando que por la televisión no habían pasado ataques de monstruos para ir a ayudar.
Genos le explicaría que los héroes Clase C generalmente se ocupan de grupos criminales o asesinos, y que la mayoría de ellos renuncian debido a la frustración de la falta de actividad.
Saitama, en su típico estilo indiferente, seguiría sin preocuparse demasiado, pero un pensamiento se le cruzaría por la cabeza. ¿Para qué se había inscrito en la Asociación si no iba a hacer nada? Este era su momento para probar algo nuevo y salir de su monótona vida, y si no iba a aprovecharlo, ¿Qué sentido tenía?
Con una decisión repentina, Saitama se levantaría del suelo donde estaba leyendo manga y declararía.
Saitama: "Bueno, entonces iré a trabajar".
Decidido a no desperdiciar su tiempo, Saitama se prepararía para ponerse en acción y enfrentar cualquier desafío que pudiera aparecer en su camino como si fuese un héroe.
Saitama ya estaba vestido con su traje de combate y listo para salir, cuando Genos intervino.
Genos: "Iré contigo, Sensei".
Saitama inicialmente asintió, pero casi de inmediato se retractó, un pensamiento repentino cruzando su mente.
Saitama: "Espera, Genos, tú eres de Clase S. Si me acompañas y logro algo, van a pensar que tú hiciste todo el trabajo. Eso podría llevar a la Asociación a creer que no soy necesario y terminarían despidiéndome. Mejor quédate aquí".
Genos, con una expresión de preocupación, replicó.
Genos: Pero soy tu discípulo...
Saitama, sintiendo un poco de culpabilidad al dejar a su discípulo atrás, se tomó un momento antes de responder con un tono serio y reflexivo.
Saitama: "Mira, Genos, no te vas a volver más fuerte solo por anotar todo lo que hago o mirándome luchar. Si de verdad quieres progresar, tienes que trabajar en fortalecer tu mente. Aunque eres de metal y eso significa que no tienes una conexión física con tu fuerza como los humanos, aún puedes empujar tus límites mentales. Plantéate metas altas, esfuérzate por alcanzarlas. Por ahora, tu entrenamiento será tratar de entrar en el top 10 de la Clase S. Esa es la manera de superar tus limitaciones actuales y realmente crecer como héroe".
Saitama, con un gesto preocupado en su rostro, se volvió hacia la puerta, sintiendo cierta inquietud por si sus palabras habían sido suficientes para Genos.
Mientras tanto, Genos permanecía anonadado por las palabras de su maestro, asimilando el consejo que acababa de recibir con una mezcla de asombro y gratitud.
Genos: "¡Ahora entiendo! Haré todo lo posible para lograrlo".
Con determinación en su voz, Genos se comprometió a seguir el consejo de Saitama y a esforzarse al máximo para alcanzar sus metas.
Con un gesto firme y alentador, Saitama añadió.
Saitama: "Así que, pon todo tu empeño en eso. Hazlo tu objetivo y trabaja duro hacia él. Ahora, si me disculpas, tengo que ir a ganarme mi lugar en esa asociación".
Saitama, con una velocidad impresionante, recorría las calles de la ciudad, dando vueltas en busca de cualquier signo de actividad criminal o de amenazas monstruosas. Saltaba de un edificio a otro, buscando desde las alturas cualquier indicio de peligro que pudiera acechar a la ciudad. Sin embargo, a medida que pasaban las horas, la noche caía sobre la ciudad y Saitama aún no había encontrado nada.
Desilusionado por la falta de acción, Saitama suspiró resignado.
Saitama: "Parece que hoy no habrá nada interesante. Mejor me iré a casa y dejo que mi yo del mañana se encargue de los problemas".
Con ese pensamiento, Saitama decidió poner fin a su búsqueda infructuosa y regresar a casa, esperando que el próximo día trajera consigo nuevas oportunidades para demostrar su valía como héroe.
Al próximo día, Saitama nuevamente se encontraba en las calles, buscando ansiosamente algo de acción. Sin embargo, el día transcurría igual de tranquilo que el anterior, sin señales de actividad criminal o monstruosa.
Saitama, resignado ante la falta de acción, caminaba con calma por las calles, asumiendo que sería otro día aburrido y posiblemente el preludio de su despido de la asociación de héroes. Pero de repente, detuvo un kunai que se dirigía velozmente hacia su rostro, atrapándolo con una sola mano.
Al girarse para ver quién era el responsable, se encontró con el ninja que había dejado humillado en el bosque. Sin recordar su nombre, Saitama lo abordó con un tono burlón.
Saitama: "Ah... Sonic Sonido del Pánico... ¿verdad?"
Sonic, visiblemente molesto, corrigió a Saitama con impaciencia.
Sonic: "¡No! ¡Soy Sonic Velocidad del Sonido!"
Intentando mantener su línea amenazante, Sonic continuó con sus palabras, pero Saitama lo interrumpió con indiferencia.
Saitama: "¿Qué vas a hacer? ¿Matarme? Eres un héroe, ¿no? Sé más prudente, hay mucha gente por aquí, no hagas espectáculos ridículos".
La furia comenzó a arder en los ojos de Sonic mientras apretaba los puños con fuerza.
Sonic: "¡No soy un héroe! ¡Soy un asesino despiadado!"
Sin embargo, las palabras de Sonic no impresionaron a Saitama en lo más mínimo. Con total indiferencia, Saitama se dio media vuelta y se alejó, ignorando por completo las amenazas del ninja.
Sonic, encabronado por la reacción de Saitama, sacó su espada a gran velocidad y se abalanzó hacia él. Pero justo cuando la hoja estaba a punto de alcanzar su objetivo, Saitama atrapó la espada con los dientes y la rompió de un mordisco, dejando a Sonic atónito ante su demostración de poder.
La gente que presenciaba la escena se detuvo para observar el enfrentamiento, sorprendida por la habilidad de Saitama y la furia descontrolada de Sonic.
Saitama, con una expresión seria en su rostro, se dirigió a Sonic con un tono amenazante.
Saitama: "Pensé que ya había dejado claro la última vez, y creo que estoy siendo demasiado amable contigo. Esta es tu última oportunidad: piérdete de mi vista, o te dejaré mucho peor que la última vez".
Las palabras de Saitama resonaron en los oídos de Sonic, quien sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante la seriedad de su oponente. Sin embargo, Saitama no esperó respuesta y se dio la vuelta, ignorando por completo al ninja.
En un último intento de demostrar su valía, Sonic gritó lleno de rabia hacia Saitama, prometiendo su venganza. Pero sus palabras se perdieron en el aire cuando comenzó a lanzar shurikens explosivos de manera descontrolada, poniendo en peligro a civiles inocentes.
Saitama observó la destrucción causada por Sonic y se dio cuenta de que esta era su oportunidad para actuar como un verdadero héroe. Con una rápida decisión, se lanzó a salvar a un niño que estaba a punto de ser aplastado por un auto lanzado por una explosión.
Mientras sostenía el auto con una mano, Saitama observó cómo Sonic continuaba con su frenesí destructivo. Decidió intervenir y detener al ninja antes de que causara más daño.
Sonic, consumido por la locura, amenazó a Saitama, pero antes de que pudiera terminar su frase, un auto se dirigió hacia él a gran velocidad, impactándolo con fuerza y provocando una explosión que lo lanzó por los aires.
Saitama observó con preocupación el resultado de la explosión, temiendo no tener evidencia suficiente para demostrar que había detenido a un criminal. Sin embargo, cuando el humo se disipó, vio a Sonic tirado en el suelo, con humo todavía brotando de su cuerpo, inconsciente y con quemaduras de primer a segundo grado pero aún vivo.
[Fin del capitulo 9]