Hate you, love me [l.s]

TheSunLouehh द्वारा

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«Arrogante, narcisista, insoportable, soberbio, hipócrita y un condenado hijo de puta.» Son algunos los térmi... अधिक

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Dedicatoria
Epígrafe
Prefacio
Primer acto
Segundo acto
Tercer acto
Cuarto acto
Quinto acto
Sexto acto
Séptimo acto
Octavo acto
Noveno acto
Décimo acto
Décimo primer acto
Décimo segundo acto
Décimo tercer acto
Décimo cuarto acto
Décimo quinto acto
Décimo sexto acto
Décimo séptimo acto
Décimo octavo acto
Décimo noveno acto
Vigésimo acto

Vigésimo primer acto

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TheSunLouehh द्वारा

Yo solo les puedo decir que no están preparadxs para el siguiente acto *gritos internos*

"... escándalo mediático. El día de hoy al mediodía se informó a los medios que Harry Styles oficialmente ha ganado el juicio contra Kevin Bornes, ex representante de la última novia conocida del actor. Bornes deberá pagar 7.5 millones de dólares al hijo dorado de Hollywood por daños morales a su imagen. Sin embargo, muchos usuarios en Twitter se han pronunciado en contra de esta medida, ya que la consideran exagerada e innecesaria tras los rumores que desde hace ya varios meses comprometen la imagen de Harry Styles al relacionarlo con su..."

—¡Oh! Mierda...— gimió— ¡Harry, basta! Deja de jugar o ... ¡Mhh!

El actor soltó una risa profunda que se vio acallada por la piel tersa, dorada y sudorosa de Louis contra sus labios. Apretó su agarre en el trasero de su asistente, con un gemido atorado en la garganta por la manera en que la carne parecía derramarse de sus grandes manos y se separó un poco para apreciar el resultado de su arduo trabajo.

Louis se veía francamente obsceno, recostado contra la cama, con una mano contra la boca en un intento de silenciar sus gemidos y con la otra acariciando suavemente su propio pezón, ya húmedo y rosado por los cuidados anteriores de Harry. Tenía los ojos cerrados a pesar de la ligera humedad en sus pestañas, el cabello revuelto en todas las direcciones y las mejillas sonrojadas en un tono que le recordaba al amaranto en primavera.

—Maldita sea. — juró Harry en algo parecido a un lamento — Luces como el pecado.

Por toda respuesta, Louis soltó un suave quejido, se incorporó sobre sus codos y con los ojos pesados por la lujuria, parpadeó lentamente hacia Harry.

—Cómeme, joder. Por favor.— dio la orden disfrazada de súplica con una cadencia que le erizó la piel.

Harry pasó con dificultad la saliva que repentinamente llenó su boca, se reposicionó entre las piernas de su asistente y asintió con una sonrisa que danzaba entre lo salvaje y la calma.

—Lo que tú desees, cariño.— susurró, y sin ninguna otra advertencia, se zambulló en el dulce vértice de los muslos de Louis.

—¡Ahgm, mierda!

Besó, lamió y mordisqueó la delicada piel de sus bolas, con un gruñido posesivo retumbando en su pecho por cada gemido que se escapaba de los labios que le sabían a gloria. Arrastró su lengua hacia el sur, bordeando su capullo rosa pero sin darle la atención que Louis tan desesperadamente buscaba y se divirtió jugando con sus límites, deshaciendo cada centímetro de la máscara distante y profesional que Louis se ponía cada mañana, hasta que su asistente solo pudo gemir su nombre con la voz quebrada.

Con una sonrisa lasciva y una última mirada al desastre sudoroso en el que se había transformado el castaño, Harry finalmente lamió su agujero y lentamente introdujo la lengua en esa calidez que podría reconocer incluso en sus más delirantes sueños. Se perdió en lo primitivo de su sabor, en el almizcle salado del sudor que lo rodeaba y el olor crudo y amaderado que parecía impregnado en toda la piel de Louis. La satisfacción se enroscó en su vientre cuando Louis, perdido en el placer, agarró con fiereza algunos de sus rizos sueltos y lo presionó más contra su trasero.

—¡Ah! Joder, joder, joder... ¡Ohf!

Harry se apartó un poco, lo justo para poder dar una profunda respiración, pero fue suficiente para recibir un quejido descontento de Louis.

—Silencio, Louis. No seas una zorra codiciosa.— le dijo con la voz ronca, apretando la carne regordeta del trasero de Louis, complacido por el rápido enrojecimiento de su piel dorada —Necesito respirar un momento antes de destruirte.

—Por favor...

—Hmmm.

Harry separó las mejillas de Louis y tuvo que presionar una mano contra su polla hinchada, rígida y a punto de explotar ante la visión del agujero húmedo y estrecho que brillaba con su saliva y parecía parpadear en búsqueda de algo que lo llenara. La sangre rugió en sus oídos y un hambre voraz lo envolvió mientras metía la lengua en el agujero de su chico una y otra vez.

—Oh, Dios. Ah, ah, Dios mío. N-no te detengas, por favor. Oh, joder, te lo ruego. Harry, ah, ah, por favor...

Y Harry, que había sido creado para entregarle el mundo entero a Louis si así lo quería, no pudo resistirse a su súplica y se dedicó a darle exactamente lo que estaba pidiendo. Empujó su lengua tan profundo como pudo, importándole un carajo el dolor en su mandíbula y el ligero ardor en los músculos de su cuello por los movimientos bruscos.

Los gemidos siempre controlados de Louis alcanzaron un tono agudo, casi adolorido y al borde de la histeria cuando su jodida se convirtió en algo absolutamente animal, completamente agresivo mientras le follaba el culo con la lengua. Louis alternaba entre tirar de los mechones chocolate que tenía entre los dedos y empujarse más profundamente contra la boca babeante de Harry, destrozado y anhelante por su orgasmo. Sollozaba, cantaba letanías y adoraba su nombre como si se tratara de alguna deidad, la absoluta zorra, mientras molía sus caderas y se pellizcaba los pezones.

Louis se corrió con un grito ronco, su espalda tensa como el arco de un violín y sus ojos fuertemente cerrados. Su culo tembló mientras su polla disparaba cuerdas de semen cremoso y sus dedos tiraron con tanta fuerza del cabello de Harry que su cuero cabelludo ardió.

Harry hizo un ruido extraño y gutural, alejándose para admirar a Louis en medio de la petite mort, deshuesado contra la cama y con un delicioso sonrojo que ascendía desde sus pezones hinchados y coloreaba todo su rostro cual pintura renacentista. Su propia polla tembló ante la imagen tan erótica y bastaron un par de furiosas caricias a su erección, para que él mismo explotara contra su vientre.

La habitación quedó en un silencio roto únicamente por los jadeos pesados de Louis y la respiración profunda de Harry, que cerró los ojos con fuerza, aturdido por la intensidad de su orgasmo. Cuando estuvo seguro de que podría moverse sin que sus músculos le fallaran, se desenredó de entre las piernas de Louis y arrastrándose sobre su cuerpo tembloroso, envolvió a su asistente en la calidez de sus brazos.

—Pagano.—susurró contra su sien, dejando un casto beso — El único dios al que le sirvo.

El castaño giró el rostro, con los ojos todavía cerrados y la boca fruncida, demandante de un beso que Harry le obsequió con facilidad. Cepillaron sus labios en el amago de un beso perezoso, descuidado y casi desinteresado hasta que Louis salió de su bruma post orgasmo y tomó el control del beso con un gemido ahogado.

—Creo que me jodiste el cerebro.— resolló aturdido contras los labios de Harry — No puedo hilar ningún pensamiento coherente.

Harry se rio y le arqueó una ceja.

—Entonces finalmente puedes agregar a tu biografía que Harry Styles, ganador de cuatro premios Oscar y favorito de la academia, te ha dejado sin palabras.

Louis lo miró fijamente por un momento, incrédulo ante la imposible arrogancia divertida que parecía exhudar su compañero de cama y soltó un resoplido gracioso cuando se tragó su risa.

—Eres...

—¿Increíble?—lo interrumpió el actor con una sonrisa descarada.

—Arrogante. —le aclaró con un rizo divertido en la comisura de sus labios.

—¿Uhm?

—Narcisista.

—Ajá.

—Idiota.—Louis delineó el rostro de Harry con un dedo— Insoportable.

—Vaya.

—Odioso.

—Claro.

—Cabrón.— murmuró, todavía acariciándolo y sin ningún calor en sus insultos— Soberbio e hipócrita.

Harry le dio una sonrisa brillante, tomó la mano que serpenteaba por su rostro y la sostuvo al costado de su garganta en un toque íntimo.

—¿Qué más?— el actor desafió en un susurro, con la mirada perdida en los labios rojos como la sangre que aún bañaba sus armaduras.

—Condenado hijo de puta.— sentenció con algo parecido al cariño.

Y codicioso. Admitió el hijo dorado de Hollywood para sí mismo. Jodidamente codicioso cuando se trata de ti.

Harry agarró por la nuca a su asistente y todavía ebrio por la dicha de su postorgasmo, lo atrajo a un beso dulce, firme y pausado. Las manos de Louis instintivamente fueron a las mejillas esculpidas del rizado y en medio de toda su lujuria, lo acarició con los pulgares como si se tratara del más delicado cristal, con igual temor de romperlo como de lastimarse. Se perdieron en su beso, inhalando desesperadamente el aliento del otro y tratando de nadar en medio de la tormenta de todos sus sentimientos.

—Te odio tanto.— Louis susurró entre besos agitados— Te odio, Harry Styles.

Harry apretó su abrazo y simplemente asintió. —Está bien, cariño. Puedes hacerlo.

El castaño rodó los ojos y se acomodó en el agarre del actor; sin embargo, mientras entrelazaba sus piernas, repentinamente se congeló. Se apartó un poco, bajó la mirada y acarició con incredulidad la polla suavizada de Harry, sorprendido por las gotas perladas que se aferraban tercamente a la ondulación de sus abdominales.

—¿Te corriste?— le siseó — ¿En qué momento?

Harry le dio una sonrisa complaciente y se encogió de hombros sin ningún tipo de vergüenza.

—Difícilmente algún hombre de sangre caliente podría ver el espectáculo que eres cuando llegas al clímax sin correrse, cariño.

Louis elevó las cejas e involuntariamente, una sonrisa satisfecha curvó sus delgados labios. Con la punta de su dedo recogió una pequeña perla de semen, la acercó a su rostro y cerró los labios alrededor de su dedo, saboreando la esencia salada con un gemido apreciativo.

—La próxima vez en mi boca, Styles.— ordenó firme.

Harry hizo un ruidito burlón que se contradecía con la adoración pura pintada en todo su rostro, dejándolo vulnerable y abierto ante Louis.

—Como quieras.— se encogió de hombros, pero inmediatamente añadió en un tono casi inaudible: —Lo que quieras. Siempre.

Louis apartó la mirada del rostro del actor, repentinamente desconfiado de qué tan sinceras eran las emociones retratadas con delicadeza en él y qué tipo de efecto tenían en los ya desbocados latidos de su corazón. Se negó a conectar nuevamente sus ojos, pero sus costuras parecieron deshacerse bajo las suaves manos de Harry y todos sus bordes filosos se encogieron para dar paso a un joven que se empequeñecía en todo su poder y se acurrucaba tranquilamente en la protección de su amante. Harry apretó su agarre, y tal y como siempre había hecho, le permitió a Louis huir y esconderse de lo que sentían; acudió a su vieja amiga la ignorancia y se conformó con disfrutar el pequeño momento de paz que habían encontrado.

Se lo merecían después del absoluto desastre que había sido su semana, por una vez no necesariamente gracias a su conflictiva relación, sino por todo el caos agotador que llegó junto al juicio contra Kevin Bornes.

Louis había estado tenso - como una cadena al borde de la ruptura - desde el desagradable encuentro que tuvo con David Johnson, debido en gran medida a un artículo especialmente amarillista que salió días después y que dejaba caer la insinuación, nada sutil, de que Louis mantenía una relación sexual con Johnson a cambio de vender información del hijo dorado de Hollywood. A pesar de que el asistente en ningún momento mostró más incomodidad que el rictus amargo en sus labios, Harry se encargó de desaparecer ese artículo por una cifra ridícula en un cheque con su firma y envió a Hunter y Yavok a recordarle a Johnson la escoria que era y lo que podría sucederle si consideraba siquiera volver a mirar en dirección a su asistente. Sus guardias, por supuesto, cumplieron alegremente sus deberes y cuando regresaron de su amable visita con sonrisas gigantes, respondieron con carcajadas fuertes y bromas inteligentes al interrogatorio desconfiado de Louis.

Gerard había mirado con recelo a Harry, pero distante como él solo, se negó a involucrarse más allá de un recordatorio de que sus abogados ya estaban todos ocupados lidiando con la demanda contra Bornes como para tomar otro caso en sus manos y de que Louis - realmente - podía cuidarse él mismo. Harry le había dado una sonrisa plana y desestimó todo con un "No sé de qué me estás hablando, Gerard. Creo que el cansancio te está confundiendo" que el moreno recibió con un gesto poco impresionado.

Y aunque la tensión no había sangrado de Louis, pareció, imposiblemente, acomodarse bajo su piel una vez que Johnson estuvo fuera del mapa. Se negó a preguntarle a Harry si había hecho algo y no pidió más detalles sobre la última vez que había intervenido, pero el actor no pudo evitar sentir el suave agradecimiento cuando Louis dejó sobre la mesa de su cocina un paquete bien envuelto que contenía sus bombones favoritos y programó su horario un poco más ligero que de costumbre.

Por supuesto, su breve periodo de paz pronto acabó, cuando Kevin Bornes hizo un movimiento estúpido - como dar una entrevista a un canal de dudosa reputación para contar "toda su verdad" - que los puso nuevamente en el ojo de la tormenta. Louis y Gerard habían tenido una larga reunión a puertas cerradas para coordinar sus siguientes movimientos y asegurarse de tomar decisiones conjuntas que favorecieran sus intereses y evitaran más escándalos.

Harry, por su vida, no podría recapitular todo el caos que le siguió; principalmente, y aunque jamás lo admitiría ante nadie, porque no había entendido siquiera la mitad de las explicaciones que Louis le ladró apresuradamente en medio de las reuniones con sus abogados. Lo único que se mantuvo en su mente durante toda la semana, fue lo jodidamente irresistible que le parecía su asistente cuando estaba a un paso de la rabia total, y la sorpresa - extrañamente bienvenida - de descubrir que Louis podía comprender al menos la base teórica de los argumentos jurídicos vigentes. Le puso la polla dolorosamente dura y el corazón absurdamente blando.

Para sorpresa de nadie, Harry le dejó el poder total de decisión a Louis, pues aunque Gerard era su representante oficial, solo Louis se preocuparía por su bienestar además de sus intereses.

Harry para Gerard como para el resto de su equipo, era una gráfica de estadísticas, un contrato importante y una cantidad ridícula de ceros en sus cuentas. Pero para Louis, Harry lo era todo; y como tal, se encargaría de cuidarlo.

Con algunas discusiones de por medio - que habían terminado con Louis negándose a dirigirle la palabra más allá de lo estrictamente necesario -, el actor se dedicó únicamente a firmar todos los documentos aprobados por su equipo y a mantenerse tan sereno, frío e irreverente como su imagen pública lo requería. El único momento en que su máscara desinteresada se resquebrajó y dejó ver una onza de emoción fue cuando durante el juicio, Bornes trató de desestimar la demanda de Harry con la supuesta relación que mantenía con su asistente. El actor pudo sentir más que ver la manera en que Louis se tensó a sus espaldas, y esa parte dentro de él que se retorcía en protección y desespero ante la más mínima incomodidad del orgulloso hombre que sostenía su corazón, se deleitó profundamente cuando - tras dos horas de juicio- , la jueza falló a su favor y ordenó una estrafalaria compensación económica por los daños a la moral.

El regaño divertido de Louis por la sonrisa demasiado satisfecha con la que los medios lo fotografiaron al salir del juzgado, quedó silenciado por el beso al que lo arrastró el actor ni bien estuvieron en la seguridad de la camioneta; y ni el carraspeo divertido de Xander o los ruiditos burlones de sus guardias consiguieron separarlos hasta varios minutos después, cuando la necesidad de respirar se hizo más fuerte que su desesperación por consumirse.

La mirada aturdida y brillante de Louis, así como la tenue suavidad que difuminaba sus normalmente espinosos bordes fueron suficiente para despertar la codicia de Harry. Codicia por cada sonrisa tonta que podría sacarle, por cada mirada oscurecida e intrigada que lo quemaba y por cada palabra que se ocultaba en el rizo de sus labios delgados. Así que guiado por esa misma codicia, le ordenó a su chófer que en lugar de llevarlos hasta la mansión, los dejara en el departamento de Louis antes de tomarse el resto del día libre. Louis, siempre en sintonía con cada una de sus necesidades, se limitó a recostarse contra el asiento para tratar de recuperar aunque sea una fracción del sueño que esa semana le había quitado.

Y fue justamente ese agotamiento tan profundamente adherido a los huesos de su asistente, lo que hizo que ni bien pusieron un pie en el departamento de Louis, Harry se dedicara a servirle y complacerlo como el más fiel de sus devotos.

—¿Te he dicho alguna vez que tengo un póster tuyo enmarcado en mi habitación en Doncaster?— la pregunta salió suave y aburrida, como si no fuera consciente del caos que sus palabras despertaron.

La voz de Louis no lo sorprendió, a pesar de que había pasado tanto tiempo en silencio y sin moverse, que cualquier otro habría pensado que ya estaba dormido; cualquier otro, pero no Harry. No Harry que reconocía cada cambio infinitesimal en el patrón de su respiración, no Harry que sentía en la piel la mirada pacífica de Louis, y definitivamente no Harry, que sin importar la situación, conocía a Louis mejor de lo que se conocía a sí mismo.

Así que no, la voz de Louis no lo sorprendió, como tampoco lo hizo su pregunta aleatoria en medio de su silencio. Era así cómo funcionaban ellos, y se comprendían a un nivel que nadie jamás entendería o podría replicar.

Lo que agitó su mar por demás en calma, fue lo que Louis admitió con tanta facilidad; pues a pesar de haber estado siempre consciente de que Louis sabía perfectamente quién era él aquel primer día en que sus ojos se encontraron, y aunque en cierto punto las hermanas de su asistente habían confesado entre risitas que Louis era el mayor fan de Harry Styles durante su adolescencia - la adolescencia de ambos, Cristo-, su asistente que se sostenía más en el orgullo que en sus propias piernas, nunca había hablado libremente de ello.

Louis guardaba con recelo cada pieza del rompecabezas que conformaba su enormidad y alma, le daba pequeñas migajas de información que intercambiaba por burlas cariñosas y le permitía entrar solo hasta el recibidor que su jardín marchito era. Louis, que era cielo e infierno juntos, le había mostrado fragmentos suyos que nadie más tenía, en respuesta a los susurros temerosos que contenían los secretos del más brillante de los hijos de Hollywood y habían intercambiado, con algo parecido a la vulnerabilidad, un poco de sus corazones. En la intimidad de su habitación y amparados por la seguridad que sus brazos ofrecían, noche tras noche habían desnudado un poco más de su alma, confesando sus más vergonzosos secretos, sus anhelos mejor escondidos y sus pensamientos más viles; sin embargo, por cada destello más del laberinto que Louis era, Harry seguía estremeciéndose en sus cimientos, devoto adorador de cada parte que lo consumía.

—¿Lo tienes tú?— susurró con voz íntima, ronca y amable.

Louis, como sintiendo la calidez que había incendiado el corazón de Harry, le sonrió con una suavidad que en sus peores días era lo único que lo mantenía en pie y con la mirada fija en alguno de los tatuajes en el brazo del actor, simplemente asintió.

—Mhhh, es de las pocas cosas que me negué a que cambiaran cuando me fui.

—¿Sí?

—Mi madre dijo que mi habitación se mantendría siempre disponible para mí por si algún día pensaba en regresar, pero tuvo que remodelarla hace un par de años cuando la humedad echó a perder gran parte de la decoración. — confesó — Envié casi la totalidad de mi sueldo para que llevara a reparar y enmarcar ese póster.

Harry inspiró bruscamente y apretó su agarre sobre la cintura de Louis.

—¿Ya nos conocíamos?

Su asistente tarareó divertido.

—Fue a la semana siguiente de la noche en le nid du rouge-gorge. — suspiró —Quizás influyó un poco que compartiéramos cama por primera vez, pero me sentía demasiado crudo como para dejar ir ese pedazo de papel.

El actor buscó el hueco del cuello de Louis y enterró su rostro ahí, sin saber qué decir por un momento y simplemente recordando lo que esa noche significó para ambos. Fue poco después de compartir su primer beso, cuando la incomodidad recién se estaba asentando y los ojos de Louis habían dejado de rehuirle después de un par de meses cargados de tensión; estaban en París para el festival de cine francés y una cena incómoda en la que se la pasaron bebiendo champán caro y evitándose, terminó con ellos demasiado ebrios para recordar la dirección del hotel de lujo donde se hospedaban.

Louis apenas podía mantenerse en pie, después de haber bebido prácticamente todo su peso en alcohol, así que Harry, codicioso y egoísta como él solo, se había negado a compartir la sonrisa abierta de su asistente con el mundo. Con una mano en su cintura y la otra luchando por mantener quietas las manos repentinamente curiosas de Louis, lo guió a través de las calles adoquinadas hasta que llegaron a una humilde posada en la que pudieron alquilar una habitación pequeña, después de mucho rogarle al anciano hombre que los observaba con una divertida desconfianza. El cuarto era tan pequeño como una ratonera, tenía la pintura desconchada y un camastro en el que a las justas pudieron acomodarse, pero como ninguno de los dos tenía más efectivo que dieciocho dólares y un par de centavos sueltos - demasiado acostumbrados a pagar con sus tarjetas -, no les quedó de otra más que resignarse a pasar la noche ahí. Su asistente se había reído con fuerza ante el intento de un hombre de la talla y musculatura de Harry tratando de encajar en el sillón destartalado que estaba al costado de la cama, y cuando el aire empezó a faltarle por la fuerza de sus carcajadas, finalmente lo invitó a compartir cama con él.

Su voz había sido cadenciosa, una clara invitación al pecado de su boca, pero sus ojos febriles y confiados habían servido como la más gruesa muralla entre ellos. No había sucedido nada más, con un Louis demasiado ebrio para mantener el control aplastante que normalmente tenía entre sus pensamientos y sus palabras, y un Harry con la voluntad de acero y la resignación de un condenado, que se negó a aceptar hacer algo más que abrazarlo para mantener el frío a raya. Sin embargo, cuando a la mañana siguiente Harry se encontró acariciando cuidadosamente la espalda de Louis mientras vomitaba sus entrañas en un baño que probablemente estaba infestado de ratas y susurrándole arrullos tontos ante los quejidos adoloridos de Louis, comprendió que en esa noche había sucedido absolutamente todo.

La repentina y aterradora comprensión no evitó que se sintiera frustrado cuando Louis se negó a mantenerle la mirada, y mientras lo escuchaba hablar entre siseos frustrados con sus guardias para que pasaran con ellos, Harry solo pudo detallar con nostalgia los maltratados cuadros de petirrojos que estaban repartidos por todo el minúsculo lugar.

Gerard había estado comprensivamente furioso y su humor no hizo más que empeorar cuando durante las siguientes horas, se hizo evidente que la incomodidad que recién había disminuído entre el actor y su asistente, había regresado con la fuerza de un tsunami. El moreno se había acercado a Harry y le había dicho de forma casi aburrida - exceptuando por sus ojos claramente enojados - que si había jodido con el muchacho y ahora necesitaba sacarlo del camino, se lo dijera pronto para poder buscarle un nuevo asistente que no retrasara su agenda. En defensa de su representante, ni el mismo Harry podía haber previsto la fuerza desenfrenada de su reacción cuando le aseguró a gritos - que estuvo seguro se escucharon en todo el piso - que primero lo despedía a él antes que a Louis y que si valoraba su trabajo, se mantuviera alejado de ese asunto en particular.

Fue en ese momento en el que se dio cuenta de que Louis para él jamás podría ser algo fugaz o sin sentido, que se olvida después de algunos orgasmos o besos desapasionados. Louis se había convertido en algo mucho más grande que él, porque le bastó una noche con su cuerpo entre sus brazos, para saber que todos sus sueños - para bien o para mal- a partir de ese instante, tenían su nombre como firma.

—No puedes decirme eso, Louis.— Harry decretó con la voz ronca, incendiada en la llama de su desespero por no perderlo — No puedes darme otro poco de ti cuando no he podido darte todo lo que soy. No puedes hacerme sentir una vez más como el peor de los bastardos.

La respiración de Louis se entrecortó y su cuerpo hasta entonces relajado se irguió como si un titiritero invisible volviera a tomar el control y se preparara para un cruel acto más de su amarga función. Louis respiró profundo e incapaz de arrojarle todo el veneno que guardaba macerado en su dolor, se limitó a trazar patrones descuidados en el pecho del actor; y si el borde afilado de su uña se clavó con saña hambriento de sangre y disculpas, Harry no hizo el amago siquiera de formar un reclamo.

—Yo jamás te he pedido eso. —respondió finalmente, cuando pudo estar seguro de que su voz no sangraría con un ruego inoportuno que manchara su orgullo.

Harry aceptó el golpe de sus palabras con la cabeza inclinada, temblando ante la repentina distancia que pareció surgir entre sus cuerpos cálidos, con un martilleo en el pecho que le hizo preguntarse distraídamente si era posible morir de anhelo, y una sonrisa cínica curvando sus labios mordidos al imaginar los titulares que esa noticia desataría.

¿Llamarían a Louis el viudo de Hollywood?

—Y yo lo sé, Louis.

—Entonces no entiendo lo qu...

—Estoy tan consciente de que entre todos tus caprichos y deseos jamás has intentado pedir aunque sea un poco más de mí, que raya en la obsesión. — le aseguró — Ni una sola vez me has reclamado ni exigido más de lo que te ofrezco, y créeme que llevo la cuenta. Porque sé, sin lugar a ninguna duda, que el día en que tus labios se atrevan a pedir en voz alta cada parte de lo que soy, mandaré al carajo el mundo y sus consecuencias para darte todo lo que quieras.

Oh.

Louis detuvo el movimiento rítmico de su dedo y casi instintivamente, apoyó la palma completa de su mano en el pecho desnudo de Harry, justo sobre el lugar donde había despertado su corazón, que en una carrera errante y frenética, luchaba por llamar su atención.

—Soy consciente de ello.—aceptó tranquilamente, con la serenidad de quien se sabe poseedor del corazón de un hombre que reduciría el mundo a cenizas con solo una orden de sus labios — Como también sé que estás consciente exactamente de por qué no lo he hecho.

—¿Lo soy?

—Harry, sé lo mucho que has luchado para estar donde estás ahora, y conozco los sacrificios que has hecho para tener esta vida. Yo también he luchado contigo, tal como todo tu equipo, por llevar tu carrera a la cima, y sobre todo, por mantenerla ahí. — dijo con firmeza — Sé también que esa posición es vulnerable y constantemente cambiante, y que basta un paso en falso para que el esfuerzo de toda tu vida se vaya a la mierda.

—Louis...

—Lo sé.—Louis lo cortó con algo parecido a la amargura brillando en sus ojos azules fijos en los tatuajes de su pecho —E incluso si por un momento lo olvidara, tú te has encargado de recordármelo sin falta, ¿no es así?

—Lo lamento.— Harry susurró tras un momento en el que el único sonido en la habitación fue el rechinar de sus corazones — Realmente lo siento, Louis. Por todo.

Las delicadas cejas de Louis se arquearon en una mueca que iba entre la sorpresa y el escepticismo, pero se negó a reconocer su disculpa más allá de una muy pequeña sonrisa sardónica que inevitablemente estiró la comisura de sus labios.

—No quise que sonara como un reclamo.— Louis frunció el ceño.

—¿No lo era, acaso?

—¿Sinceramente? No estoy seguro.— resopló — Pero no quise que sonara como tal. Yo solo quería dejar en claro que sí, sé que nunca te he pedido ni tu amor ni tu vida, y que no, no pienso hacerlo porque no es justo que tengas que renunciar a todo lo que te importa por tratar de mantenerme a tu lado.

La manera tan sencilla en que lo admitió, la forma en que Louis redujo su presencia a un tal vez que requería un precio demasiado alto por pagar, lo asustó mucho más de lo que podría admitir y notar la resignación en su voz, tranquila y desinteresada, descartada como algo inevitable por todo lo que no podía suceder entre ellos, le formó un incómodo nudo en la garganta.

—Sin embargo, eso es todo lo que te mereces.— admitió con crudeza — Mi vida entera y hasta lo más leve de mi amor.

Louis tragó duro y finalmente conectó sus miradas, cauteloso por lo que podría descubrir en los ojos de Harry y compungido al notar pintado en todo su rostro un reflejo del anhelo que en él mismo brillaba.

—Harry, por favor..— y aunque quiso que sus palabras salieran firmes, cortantes y exasperadas, nada pudo ocultar el pequeño atisbo de esperanza disfrazada de súplica que se coló en su voz.

Y Harry, sentado en lo más alto de su trono, orgulloso de todos los corazones rotos en sus manos y siempre invencible en toda su arrogancia, no tuvo más remedio que reconocer su calidad de simple mortal ante un hombre, que con el cielo en los ojos, lo redujo a nada más que fragmentos de tierra y oro.

Louis era lluvias, vientos azotadores, tardes soleadas y maremotos cargados de destrucción. Era dios y era hombre, tan crudo como familiar. Estaba hecho de polvo de estrellas, de la esencia pura de la vida y de algo cósmico que le sabía a hogar.

Louis no le iba a pedir ni la vida ni su amor, pero para Harry, Louis era su vida, su amor y su eternidad. Así que tomó una respiración profunda y le regaló una verdad por cada una de sus miles de mentiras.

—Te amo.

Por un momento, las nubes dejaron de llorar su tormenta, la Tierra detuvo su viaje y el Sol quedó encandilado con su esplendor. Por unos segundos, los ojos de Louis se mantuvieron tristes y calmados escudriñando en su alma, justo antes de regalarle a Harry uno de sus más preciados tesoros, cuando este pudo ver con adorada claridad el momento preciso en que Louis comprendió sus palabras y la manera en que su amor pareció reflejarse entre ellos hasta fundirse en una nada de rosas, espinas, lamentos y anhelos.

Su boca se abrió casi imperceptiblemente, como si necesitara dejar escapar todo el aire que se había agolpado en sus pulmones, sus ojos brillaron con una emoción que en medio de una valentía no del todo suya llamaría también amor y un sonrojo suave, distinto a todos aquellos de los que ya se había adueñado, bañó el rostro esculpido por Miguel Ángel desde los pómulos hasta la nariz.

—Mírate, mirándome así.— susurró Harry con tanta reverencia que podría llorar.

Louis parpadeó lentamente, todavía mirándolo un poco aturdido y un poco enamorado hasta que la más sincera de las sonrisas iluminó su gesto. Louis entonces se transformó en su más divina aparición, brillante y etéreo, absorbiendo todo el amor y la vida que Harry con gusto le regalaba. Incapaz de resistirse a tocarlo, Harry apoyó una mano en la mejilla ligeramente rasposa de Louis y se inclinó hasta que sus narices se rozaron en un beso esquimal que derritió la bola de incertidumbre asentada pesadamente en su estómago.

Cerró los ojos en el momento en que Louis correspondió a su caricia, apoyando su propia palma en la mejilla de Harry y acariciándolo con ese tipo de dulzura que el actor solo había leído alguna vez en los libros.

—Nunca lo habías dicho.— las palabras de Louis tenían una cualidad sin aliento que lo hizo sonreír.

—¿Uhm?

—Amor. Nunca lo mencionaste.

—Creo que esperaba que a este punto ya lo supieras, ágape.—lo miró con una sonrisa suave — Que te dieras cuenta, como por lo visto, ya se dio cuenta el resto del mundo de que yo sin ti muero.

Louis delineó con cuidado la forma de sus labios y con un simple asentimiento, se estiró en búsqueda de un beso lento y destructor, cual incendio forestal y se permitió disfrutar el cariño cuidadosamente dosificado en una taza de té de eléboro que Harry le ofrecía.

—No puedes decirme eso, Harry.— Louis hizo eco de sus palabras anteriores, esta vez con la histérica pero bien escondida amenaza en sus besos.

Harry asintió conocedor, tranquilo ante el escrutinio cargado de un enojo que empezaba a florecer en el pecho de su adoración.

—No me vas a pedir que te dé todo lo que soy y lo respeto.— inició, con un temblor casi imperceptible en la voz, justificado en el temor de un hombre al borde del acantilado — Pero, ¿qué pasa si yo te lo quiero ofrecer todo voluntariamente?

—¿Qué?

—¿Qué sucede si todo lo que tengo no me sirve si no estás conmigo? —Harry apretó su agarre en la cintura de Louis cuando este se removió inquieto por el rumbo de su conversación — ¿Qué ocurre si lo único que quiero es llamarte mío?

—No hagas promesas que no sabes cumplir, Harry.— la advertencia de Louis resonó clara entre ellos.

—No lo hago.— buscó en los ojos de Louis la valentía que le faltaba y se llenó de coraje el alma —Por eso te prometo que cada día te amaré por cada parte de ti que odie, te cuidaré, atesoraré y respetaré como la mitad de mi alma. Prometo estar siempre a tu lado, alegrarme por tus logros y abrazarte en tus dificultades, cuidar tu corazón como lo más preciado que tengo, prometo ser tu cómplice, tu pilar y tu compañero hasta el día en que me lo permitas.

La manzana de Adán de Louis se movió cuando tuvo que tragar la emoción y una capa sospechosamente brillante cubrió sus ojos. Ojos grises como el cielo nublado, grises como el mercurio líquido que se difuminaba con las motas de cielo azul que salpicaban sus iris. A Harry siempre le había parecido fácil enamorarse del cielo despejado y el añil que todos asumían coloreaba los ojos de Louis; pero Harry, que se había pasado años obsesionado con su mirada, lo sabía mejor. Louis tenía ojos grises, el mismo tono de gris que la tormenta que llevaba en su interior, teñido solo del reflejo del mar en calma y del paraíso por las pequeñas manchas azules que con la luz adecuada, provocaba un caleidoscopio en añil que postraría sobre sus rodillas hasta al más pétreo de los mortales. Y enamorarse del caos, la plata y la toxicidad del mercurio, fue tan fácil como volar.

—Harry Styles, ¿me acabas de dar votos de matrimonio?

Harry no titubeó, solo lo miró como si estuviera admirando la más perfecta creación y con una sonrisa extrañamente cálida, se encogió de hombros.

—Es solo una promesa adelantada del resto de nuestras vidas.

Louis, en cambio, sí dudó. Dudó de sus palabras, de sus promesas, del amor en sus ojos y el cariño en sus palabras. Louis dudó de la veracidad de sus sentimientos, dudó de su pasado, su presente y su futuro. Pero en medio de todas sus incertidumbres, tuvo que reconocer la verdad de su mayor certeza.

Y entonces Louis dio su salto de fe.

—Yo también te amo.

Sooo, ¿cómo vamos? ¿Estuvimos preparadxs para esto?

Hola, holaaaa, personitas preciosas, espero que estén bien y que hayan disfrutado de este acto tanto como yo, porque soy lágrimas con cada pedacito de su amor.

I know, I know, han pasado 84 años - nueve meses, Jesús -, y este capítulo estaba programado para que salga realmente hace un mes y dos días... Pero como siempre, lo releí y me di cuenta de que estaba horrible, así que tuve que rehacerlo. Me pasa muy seguido por tratar de seguir el esquema que tenía planificado para esta fic desde que la empecé, pero este Louis y este Harry no están de acuerdo con ese esquema y se sienten tan falsos cuando los hago seguir esa estructura que es insoportable, así que mejor los dejo hacer lo que ellos prefieran, ¿no?

Anyways, finalmente pude escribir este capítulo y voy a confesarles que es mi favorito <3, nada ni nadie podrá superar lo que sentí al escribirlo. 

Hay tantos momentos en este capítulo que alteraron la química de mi cerebro, pero como no los puedo recapitular todos o esta nota de autor saldrá kilométrica, a continuación mi top 5:

5. Harry dijo: "—Como quieras.— se encogió de hombros, pero inmediatamente añadió en un tono casi inaudible: —Lo que quieras. Siempre." y yo me morí, porque nadie jamás me querrá así de bonito 😭❤️‍🩹, y es que siempre se ha sabido, pero en este capítulo quedó demasiado claro: Louis le puede pedir el mundo y Harry se lo va a dar. Por supuesto que si Louis le pedía que olvide su carrera y le dé su corazón, Harry cumpliría. Y Louis lo ha sabido siempre, pero también es consciente de todo lo que H perdería, y jamás ha podido condenarlo así. So,  "Sé que nunca te he pedido ni tu amor ni tu vida, y no, no pienso hacerlo porque no es justo que tengas que renunciar a todo lo que te importa por tratar de mantenerme a tu lado." nos dolió a todos, ¿verdad?

4. "Louis guardaba con recelo cada pieza del rompecabezas que conformaba su enormidad y alma, le daba pequeñas migajas de información que intercambiaba por burlas cariñosas y le permitía entrar solo hasta el recibidor que su jardín marchito era." Yo no tengo palabras para describir lo mucho que me puede la idea de que Louis le entrega a Harry su cuerpo sin ninguna duda, pero es inmensamente receloso con cuánto de su corazón le muestra. Y Harry, ¿siendo codicioso por cada momento que Louis le da, por cada pedacito de información? No no no, es demasiado para mí. Esa es su verdadera intimidad y me ha hecho bolita escribirlos así de crudos, elementales y a pesar de todo cálidos.

3. "—Te amo." Les juro que hasta este preciso momento, yo no estaba segura de si después de todo lo sucedido entre este par - con todas sus peleas, con todos sus insultos y todas las maneras que han encontrado para lastimarse - podíamos llamar a lo que sentían amor. Pero a medida que el capítulo avanzaba y Harry le mostraba otro pedacito más de su corazón, su confesión salió casi inadvertida. Y sí, ustedes saben que a mí me encanta que sea Harry el primero en decir "te amo", pero esto no estaba planeado. Ni así ni de ninguna forma, pero se sintió tan orgánico, que ¿cómo negarle el capricho al dorado hijo de Hollywood?

2. "No había sucedido nada más, con un Louis demasiado ebrio para mantener el control aplastante que normalmente tenía entre sus pensamientos y sus palabras, y un Harry con la voluntad de acero y la resignación de un condenado, que se negó a aceptar hacer algo más que abrazarlo para mantener el frío a raya. Sin embargo, cuando a la mañana siguiente Harry se encontró acariciando cuidadosamente la espalda de Louis mientras vomitaba sus entrañas en un baño que probablemente estaba infestado de ratas y susurrándole arrullos tontos ante los quejidos adoloridos de Louis, comprendió que en esa noche había sucedido absolutamente todo." La noche en le nid du rouge-gorge es una escena que tenía planificada hace muchísimo tiempo, pero que estaba segura no quería incluir directamente en el libro; sin embargo, a medida que escribía este capítulo, tuve que detenerme y empezar a coser los retazos de esa noche para mostrárselas también, porque todos merecían conocer cuándo fue que Harry comprendió que lo que sentía por Louis era más que lujuria. El detalle más bonito es que le nid du rouge-gorge significa 'el nido de los petirrojos', y aunque la posada destartalada en la que terminaron probablemente ni siquiera tenía nombre, H y L decidieron llamarla así porque lo que más recuerdan es lo calientitos que estuvieron toda la noche y los cuadros de los petirrojos que estaban por todo el lugar. Además, un breve vistazo de por qué Gerard parece querer intervenir pero no puede en la relación de los chicos al inicio del fic - y por qué estaba comprensivamente resentido con ambos-.

1. Yo sé que ustedes saben cuál fue mi top 1, ¿verdad? "—Por eso te prometo que cada día te amaré por cada parte de ti que odie, te cuidaré, atesoraré y respetaré como la mitad de mi alma. Prometo estar siempre a tu lado, alegrarme por tus logros y abrazarte en tus dificultades, cuidar tu corazón como lo más preciado que tengo, prometo ser tu cómplice, tu pilar y tu compañero hasta el día en que me lo permitas." Escribir últimamente se me ha hecho un poco más pesado que hace algunos años porque ahora sobrepienso demasiado cada palabra, pero les juro que en este momento yo estaba tan inmersa en su amor, que en el momento en el que me detuve y leí lo que estaba escribiendo, lo único que pude pensar fue "¿A caso esos son votos matrimoniales?". ME QUEDÉ HELADA con esta escena, porque Harry mandó al carajo la programación y verdaderamente hizo promesas bien fuertes. Y yo solo me puedo imaginar el momento, con ellos dos desnudos, abrazados, todavía sensibles por todo lo que están desenterrando y a Louis con los ojos brillantes escuchando a Harry prometerle la vida. MUERTA, MUERTA QUEDÉ. Señor, acuérdate de que yo también soy tu hija 😭😭😭😭😭

No entró en el top, pero merece su mención especial por AAAAAAH. "—Pagano.—susurró contra su sien, dejando un casto beso — El único dios al que le sirvo." Y es que donde creen una nueva religión para adorarte, ahí es. Voy a admitir que esta escena erótica me ha dado dolores de cabeza reales, es la parte del capítulo que más he corregido porque desde siempre, la dinámica entre Louis y Harry ha sido muy particular, y aunque han pasado por muchos momentos y diversas etapas, algo de esa dinámica se mantiene siempre. Así que el sexo entre ellos tiene ese algo que va entre el odio y la devoción que a veces es muy complicado equilibrar. Agradecimiento eterno a mis amigas de la uni, porque leyeron un poco de esa parte y entre muchas risas y algunas anécdotas, me ayudaron a cambiar algunas partes que simplemente no quedaban bien.

Also, me encanta la idea de que los ojos de Louis no son azules, si no grises y por eso reflejan distintos colores siempre (no, esto no es verdad, obviamente, pero Louis tampoco es un asistente, así que... pequeñas licencias creativas). La manera en que Harry espera hasta el momento justo después de decirle que lo ama, para pensar en que siempre ha sabido que los ojos de Louis son grises y que aún así se enamoró de la tormenta y no del cielo en calma... Uffff, stop.

Y antes de ponerme a fangirlear con ustedes por toda la cantidad de amor que hay aquí, me despido. So, eso ha sido todo por hoy conmigo. Tengo fe en que el siguiente acto no va a tardar mucho porque ya lo tengo bastante avanzadito - y además viene con una sorpresa especial -, así que solo puedo mandarles un abrazo de oso donde sea que estén, agradecerles infinitamente todo el amor, cariño, paciencia y apoyo que me dan siempre y pedirles que, como siempre, si les gustó, voten, comenten y compartan.

También, por cierto, es hermoso cuando me mandan mensajitos por Ig y me etiquetan en sus stories reaccionando al capítulo o con el cap de su momento favorito. ¡Me alegran el día, la semana y el mes! Así que, por favor, si hablan de HYLM en IG no olviden etiquetarme. ¡Me encuentran como @thesun_ls! 
Y si no me siguen, vayan a hacerlo que en estos días subiré una cajita de preguntas para chismear de este acto y de muchas cositas más. ¡Nos vemos por ahí!

Todo mi amor y vida xx

Pdta. Este capítulo va dedicado a Caro porque ha esperado con la paciencia de un santo por esta actualización y le prometí que saldría antes de que su bebé vaya a la uni 😂💛

Pdta 2. ¿Alguien puede decirme cuál es la conexión de este capítulo con la sinopsis? ¡Premio a la respuesta correcta!

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