Ni Héroe Ni Villano (One Punc...

Od FachamanZ

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Después de presenciar la negligencia flagrante de los héroes y lo podrido que está el mundo, Saitama se sumer... Více

Punto de Ruptura
Amanecer del Antihéroe
Sueños y... ¿Mosquitos?
El Secreto del Poder
El Ninja y El Antihéroe
Un Pequeño Cambio
Más que un Simple Entrenamiento
El Debut del Antihéroe como Héroe
Lo Que los Héroes no Hacen
Un Antihéroe Frente a la Multitud
El Día Oscuro de Ciudad J
Tediosa Promoción
Un Desafió de Otro Planeta
El Conquistador del Universo
Profecía Destruida
Más Fuerte que la Clase S
Muchos Cambios
Orgullo Fragmentado
Un Encuentro Molesto
Lo Que La Asociación Si Hizo Bien
Cazador de Monstruos
Ser un Héroe
Depresión y Ambición
Empujando Limites
Artes Marciales
Odisea Nivel Dragón
Un Kaijin Independiente
El Hombre Más Fuerte entre Nosotros
Sombra en Ciudad Z

Un Nuevo Acompañante

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Od FachamanZ

Saitama se encontraba en su apartamento, absorto en una búsqueda en internet, tratando de encontrar alguna forma de escapar de la monotonía que había invadido su vida. Sin embargo, su concentración se vio interrumpida bruscamente por un golpeteo en la puerta.

Antes de que pudiera reaccionar, la voz del joven cyborg resonó desde el otro lado. "¡Maestro!", exclamó Genos con entusiasmo.

Saitama estuvo a punto de levantarse de un salto y abrir la puerta para deshacerse a patadas del molesto visitante, pero algo lo detuvo en seco. Recordó lo que acababa de leer sobre la necesidad de hacer pequeños cambios en su rutina para combatir el aburrimiento.

Decidiendo darle una oportunidad al cyborg, Saitama se levantó con calma y se acercó a la puerta. Con una expresión de curiosidad, abrió la puerta y se encontró con Genos esperando afuera.

Saitama: "¿Qué es lo que quieres?"

Preguntó Saitama, dando a entender que estaba dispuesto a escuchar lo que el joven tenía que decir.

Genos: "Maestro, vine para preguntarle si podría ser su discípulo. No estoy seguro de lo que me respondió la última vez".

Un ligero tic nervioso apareció en la ceja de Saitama mientras luchaba por contener su irritación.

Saitama: "¿Otra vez con lo mismo? Bueno, hablemos de eso adentro".

Una vez dentro, Saitama se dirigió a la cocina y comenzó a preparar una taza de té, pero luego dudó antes de servir uno para Genos.

Saitama: "Hmm... No estoy seguro de si tú... bueno, si quieres..."

Genos, con una sonrisa amable, interrumpió a Saitama antes de que pudiera terminar su frase.

Genos: "No se preocupe, maestro. Aunque soy un cyborg, tengo la capacidad de sentir sabores. No tendré problemas con el té".

Saitama asintió con gesto de sorpresa y luego se sirvió una taza para sí mismo antes de sentarse frente a Genos en la mesa.

Saitama: "Ah, eso es genial supongo. Por cierto, ¿Cómo te llamas? Lo olvidé".

Genos inclinó ligeramente la cabeza en señal de respeto antes de responder.

Genos: "Soy Genos, maestro. Genos, el cyborg".

Tal como en la historia original, Saitama se negaría rotundamente a aceptar a Genos como su discípulo, dejando claro que no estaba interesado en esa dinámica. Sin embargo, la actitud de Genos no se limitaría a la insistencia en convertirse en su pupilo. Pronto, las preguntas curiosas de Genos sobre las habilidades y apariencia de Saitama comenzarían a surgir. Saitama, Estando al borde de su paciencia, negó tener cualquier tipo de implantes y se enfrentó a las preguntas curiosas de Genos sobre su calvicie y una supuesta armadura en la cabeza. Sin embargo, la conversación no había terminado, Genos comenzó a relatar su historia.

A diferencia de la historia original, Saitama no se molestó al escuchar las palabras de Genos. Por el contrario, una sensación de empatía creció en su interior mientras escuchaba la trágica historia del joven cyborg. Las palabras de Genos sobre la masacre en su ciudad, su transformación en un cyborg y su búsqueda de justicia resonaron con Saitama de una manera inesperada.

Recordó el día fatídico en su propia vida, cuando el pulpo rosa había sembrado el caos y la destrucción en Ciudad Z. Aunque las circunstancias eran diferentes, la sensación de pérdida y desesperación era la misma.

Saitama se encontró a sí mismo siendo arrastrado por la historia de Genos, su corazón latiendo con compasión por el joven cyborg. Mientras escuchaba, una determinación silenciosa se encendió en su interior. Quizás, en este cyborg que buscaba justicia, podría encontrar un propósito más allá de la rutina aburrida que había estado experimentando.

Para terminar Genos diría lo siguiente.

Genos: "Me gustaría que usted me enseñe a volverme tan fuerte como usted, Maestro".

Saitama asintió, adoptando una expresión más seria. Estaba decidido a ayudar a Genos a alcanzar su objetivo.

Saitama: "¿Qué edad tienes?"

Genos: "Tengo 19 años".

Saitama reflexionó por un momento, luego señaló.

Saitama: "Eres bastante joven. Tengo 25 años, así que tienes el potencial de superarme".

Finalmente, Saitama miró fijamente a Genos y dijo.

Saitama: "No tengo problema en enseñarte, pero será duro. ¿Estás listo?"

Genos respondió con determinación.

Genos: "¡Sí, señor!"

De la nada una súbita alerta de Genos haría que la tensión en el aire se hiciera palpable. Con una rapidez asombrosa, se situaría frente a la puerta, su mirada fija hacia el exterior, y anunciaría

Genos: "Siento que algo se acerca a gran velocidad."

Antes de que Saitama pudiera responder, y tal como en la historia original, un estruendo interrumpiría la calma del apartamento. No era por la puerta que se revelaría la amenaza, sino a través del techo, que se quebraría violentamente bajo la fuerza de un monstruo en forma de mantis, que aterrizaba con arrogancia entre ellos.

Con una risa desafiante, el mantis comenzaría a presentarse: "Mi nombre es—"

Sin embargo, no llegaría a terminar su frase. Saitama, irritado por la destrucción de su hogar, le propinaría un golpe tan rápido y potente que la cabeza del mantis explotaría al instante, esparciendo un desagradable residuo alrededor. Mirando con desdén los restos de su techo dañado, Saitama murmuraría con un tono de reproche mezclado con resignación: "Mi techo..."

Tras el abrupto final del monstruo mantis, Genos percibiría más presencias amenazantes en las cercanías. Alertando a Saitama, ambos se dirigirían rápidamente hacia el exterior del apartamento, donde se encontrarían con un par de criaturas igualmente inusuales: una rana y un caracol, ambos con aspectos humanoides.

Antes de que Genos pudiera tomar la iniciativa, como había propuesto, la situación se descontrolaría en un instante. Saitama, claramente molesto y sin tiempo para deliberaciones, actuaría con una velocidad impresionante. En lo que parecía menos de un parpadeo, tomaría a ambos monstruos por la cara y, con un movimiento brusco y eficiente, aplastaría sus cabezas contra la acera.

Con un tono frío y una expresión severa reflejando su frustración por el daño a su propiedad, Saitama comentaría en voz baja pero con una carga evidente de irritación: "¿Por qué tenían que hacer un agujero en mi techo..." La pregunta, más retórica que inquisitiva, resonaría en el aire mientras observaba los restos de las criaturas, evidenciando el poco interés por cualquier justificación que pudieran haber tenido.

La tranquilidad efímera que Saitama experimentó tras el rápido enfrentamiento con la rana y el caracol fue interrumpida cuando sintió un contacto inesperado en su tobillo. Reaccionando con reflejos fulminantes, levantó la pierna y descubrió a un topo humanoide aferrándose a él. El topo, con ojos desorbitados por el miedo, intentó zafarse y regresar al agujero de donde había emergido, pero Saitama, con un agarre firme, lo atrapó por una pierna y lo lanzó con fuerza contra un edificio cercano. El impacto fue tan violento que la pared del edificio quedó manchada de sangre.

Dando media vuelta para regresar a su apartamento, Saitama notó que Genos estaba enfrascado en un combate propio. Su oponente era un gorila robot, una presencia imponente que parecía poner a prueba las habilidades del cyborg. Aunque parte de él quería intervenir, Saitama decidió mantenerse al margen. Observar desde la distancia, este enfrentamiento le proporcionaría una oportunidad perfecta para evaluar las capacidades de su recién adquirido discípulo, así como entender mejor sus puntos fuertes y sus vulnerabilidades. Con un interés renovado, se quedó observando, listo para analizar cada movimiento y cada decisión táctica de Genos frente al desafío que tenía delante.

Antes de que el polvo se asentara de su anterior enfrentamiento, Saitama sintió una presencia intimidante detrás de él. Al voltear, se encontró cara a cara con un imponente león humanoide de siete metros de altura, cuya presencia dominante solo era superada por su actitud desafiante. Con una voz profunda y cargada de desdén, el león le dijo: "Conmigo no será tan fácil, calvo bastardo."

La irritación cruzó el rostro de Saitama. Estos encuentros consecutivos con monstruos estaban empezando a confirmar su teoría: como las cucarachas, los monstruos parecían no solo sobrevivir sino multiplicarse. Resuelto a terminar con esta interrupción rápidamente, observó cómo el león canalizaba su fuerza, desgarrando su camisa con un rugido potente, preparándose para lanzar una serie de ataques rápidos y cortantes hacia él.

Sin embargo, para Saitama, estos ataques eran predecibles y fáciles de esquivar. Se movió con tal velocidad que incluso el Rey de las Bestias perdió su rastro en un instante. El monstruo giró confundido, sintiendo una leve presión en su espalda. Al voltearse, se encontró nuevamente con Saitama, quien con una calma desconcertante le dijo: "Yo también ataco rápido."

En un abrir y cerrar de ojos, Saitama lanzó su serie de golpes normales consecutivos. Cada impacto era tan poderoso que el león no tuvo oportunidad de reaccionar ni defenderse. En cuestión de segundos, el imponente león fue reducido a nada más que un charco de sangre en el suelo. Con un suspiro de resignación y una mirada hacia el cielo, Saitama murmuró sobre lo tedioso que era tener que lidiar con monstruos que se hacían los fuerte, pero en realidad eran debiluchos.

Saitama volvió a observar la pelea entre Genos y el otro robot con un semblante serio, mientras la destrucción continuaba a su alrededor. Como era de esperar, Genos salió victorioso del combate, sin sufrir ni un rasguño significativo. Con habilidad y determinación, desarmó al gorila robot, dejándolo reducido a poco más que una cabeza pegada a un torso inerte.

Al acercarse, Genos dirigió unas palabras al Gorila, indicándole que era hora de que respondiera algunas preguntas. Mientras tanto, Saitama se aproximó con una expresión severa, claramente preocupado por los daños en su techo. El Gorila, ahora sintiendo la aterradora presencia de Saitama, habló con voz temblorosa.

Gorila Acorazado: "Perdónenme, responderé todas sus preguntas, así que por favor, perdónenme la vida"

Suplicó, esperando una clemencia que sabía que era incierta.

Saitama, con una mirada sombría, respondió

Saitama: "Está bien, te salvas solo porque necesito que alguien pague mi techo..."

Mientras tanto, Genos, con determinación y con la mano aún apuntando al gorila, insistió.

Saitama: "Ya escuchaste al Sensei, di todo lo que sabes".

[Fin del capitulo 4]

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