La Leyenda de Chieko

gochiscotland20 द्वारा

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Luego de 15 años de la muerte de Korra, la nueva Avatar aparece en la ciudad de Zaofu. Con la imposibilidad d... अधिक

El Avatar de Zaofu
La Princesa de la Tribu Norte
El Oasís de los Espíritus
Un cumpleaños como el Avatar (Parte 1)
Un cumpleaños como el Avatar (Parte 2)
El Mundo de los Espíritus
La Reina de Omashu
Batalla en Zaofu
El Templo Aire del Sur
El Avatar Aang
La calma después de la tormenta
Una lección de aire control
El amor del Avatar

Entre consejos y decisiones

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gochiscotland20 द्वारा

Una hora después, ya estaban todos en el meca-helicoptero listos para partir. Chieko se sentó entre Wing y Wei, para evitar a Yuiuk lo más posible, aunque ella y Kaira se sentaron en el asiento frente a ellos. La reina de Omashu tenía su brazo alrededor de los hombros de la morena, abrazándola con cariño, y Yuiuk descansaba su cabeza en el hombro de Kaira. Chieko apretó sus dientes molesta y decidió mirar por la ventana.

En el helipuerto del palacio, la reina Shui los saludaba efusivamente mientras el meca-helicoptero despegaba. Cuando estaban a una distancia considerable del suelo, Chieko echó un vistazo al paisaje e inmediatamente se arrepintió. El mundo le empezó a dar vueltas y se le armó un nudo en el estómago. Rapidamente, se achicó en su lugar e intentó esconderse, evitando a toda costa volver a ver a la ventana.

- Chieko, ¿estás bien? Estás muy pálida.- preguntó Wei y el Avatar negó.

- C-creo que le tengo miedo a las alturas...¿E-es muy largo el viaje?- preguntó a Kaira.

- Una o dos horas, no más.- contestó esta.

- Ay...- se quejó Chieko, hundiéndose más en su asiento.

- ¿Un abrazo te haría sentir mejor?- le preguntó Wei y Chieko asintió. - Ven aquí.- rió.

Chieko se abrazó a Wei y cerró sus ojos con fiereza. Él le frotaba la espalda afectuosamente, para hacerla sentir mejor, y pronto ella se quedó dormida. Cuando aterrizaron en Zaofu, Wei la despertó suavemente y luego bajaron todos del meca-helicoptero.

En el helipuerto del palacio Beifong, los esperaba Suyin. La jefa saludó a sus hijos con un abrazo fuerte que casi los deja sin aire, y después estrechó la mano de la reina Kaira con efusividad.

- Gracias, su Majestad, por la advertencia.- le dijo Suyin.

- No hay de qué.- respondió sonriendo amable.

Chieko rodó los ojos. Era tan buena que le daba mucha bronca. Wei notó esto, pero no comentó nada.

- Chieko...que hermoso verte de nuevo ¿Cómo has estado, linda?- preguntó Suyin, acercándose a ella y tomándola de las manos.

- Muy bien, gracias Suyin.- le sonrió Chieko.

- ¿Como vienen tus lecciones?-

- Ya soy maestra agua y...¿adivina qué? Logré entrar al Mundo de los Espíritus.- le dijo orgullosa Chieko.

- ¡Oh, esas son grandes noticias, linda!- felicitó Suyin. - Aunque con la gran maestra que te tocó no me sorprende que lo hayas logrado tan rápido.- comentó y Chieko rió incómoda.

- Em, sí, tienes razón...-

Suyin la dejó para ir a saludar a Yuiuk, quién la recibió con brazos abiertos. Chieko suspiró viendo a la princesa.

La jefa de Zaofu invitó a todos a pasar al palacio y, una vez dentro, comenzó a asignarles sus habitaciones a cada uno. Wing y Wei usarían sus recamaras de toda la vida y Chieko se hospedaría en la que había estado antes de ir hasta la Tribu Norte; mientras tanto, Yuiuk y Kaira compartirían una habitación matrimonial. Al escuchar esto, Chieko frunció el ceño y apretó los dientes con rabia, pero se mantuvo callada. Wei, a su lado, notó esta reacción y levantó la ceja curioso. 

Cuando Suyin terminó, acompañó a Yuiuk y Kaira, mientras que el resto se quedó atrás. Chieko se las quedó viendo mientras se iban.

- Yo también me iré a mi cuarto. Quiero dormir...viajar en meca-helicoptero es exhaustivo.- comentó Wing, bostezando y yéndose. 

- ¿Tú que harás?- preguntó Chieko a Wei, quién le sonrió.

- Darte un consejo.- 

- ¿Un consejo? ¿Qué clase de consejo?- cuestionó el Avatar confundida. 

Wei suspiró.

- Mira...no te conviene guardarle tanto rencor a Kaira.- sentenció el comisario.  

- ¿Disculpa?- 

- El rencor solo te pudrirá el alma. Creeme, lo digo por experiencia.- agregó Wei, mirando hacia la dirección por la que se había marchado Wing. 

- Oh, ya entiendo...hablas de tu hermano.- dijo Chieko y Wei asintió. 

- Wing y yo eramos como papel y pegamento: nada podía separarnos. Hasta que...- comenzó el comisario, suspirando. - Hasta que un día cometimos un gran error, un error al que no pudimos atribuirle el culpable jamás. Desde ese momento, algo se rompió en nuestra relación. Este error nos marcó tanto y sigue siendo tan doloroso que nunca pudimos dejar el resentimiento por el otro. He sido cada día más miserable desde entonces.- agregó con aire triste. 

 - Pero eso es distinto...Wing es tu gemelo. Kaira no es nada para mí.- argumentó Chieko. 

- Pero Yuiuk significa todo para ti, y ambos sabemos que esto en relidad se trata de ella.- dijo Wei y el Avatar se sonrojó fuertemente. 

- ¿Q-qué? C-claro que no...- 

- No me mientas...he notado como la miras. Estás loca de amor.- 

- ¿Es muy obvio?- indagó Chieko avergonzada y Wei rió.

- No, solo para mí, aunque tu rostro al conocer a Kaira hoy te pudo haber delatado ante cualquiera. Debes disimular más.- 

- ¿¡Cómo rayos se supusiera que reaccionara!? ¡Quedé como una estupida frente a todos ustedes!- se justificó Chieko y Wei soltó una carcajada. 

- Lo sé, no estuvo bien, pero a lo que voy es que...¿tú quieres a Yuiuk, cierto?- dijo y Chieko asintió. - Entonces debes ser consciente de que este comportamiento podría terminar afectando tu relación con ella. Es su esposa, te guste o no. Si la quieres, no le hagas esto más complicado de lo que ya lo es para ella ¿Por qué piensas que no te lo dijo?-

- Yo...no sé, pero si es tan complicado para ella, ¿porque sigue con Kaira?- preguntó el Avatar.

- No es tan fácil, Chieko, es un matrimonio político. No se puede romper así nomás. Están juntas por una razón y eso es para mantener a la Tribu Norte a flote. No ha estado muy bien economicamente en los últimos años; fue un medida desesperada a la que ambas partes accedieron.- contestó Wei. 

- Oh...entiendo, es solo que...no creo poder dejarlo ir de forma tan sencilla. En serio me dolió.- admitió murmurando Chieko.

- Lo sé- le dijo Wei, agachándose a su altura y tomándola de los hombros. - Pero escucha: no permitas que esto quiebre la hermosa relación que tienes con ella. Si dejas que el rencor te consuma, el conflicto llegará a un punto sin retorno, y ahí será demasiado tarde para repararlo. Explotará en tu cara y vivirás arrepentida toda tu vida. Y esa es la peor forma de vivir.- sentenció con ojos llorosos, pero trató de disimularlo enderezándose. 

- Lo extrañas, ¿cierto?- corroboró Chieko, refiriéndose a Wing.

- Extraño como eramos antes, sí. También por más que quiera odiarlo, es imposible no quererlo. Por eso te advierto. No seas tan tonta como lo fuimos nosotros.- contestó el comisario, ahora con la voz ahogada como si estuviera a punto de llorar. 

- Ok, como digas, viejo sabio.- bromeó Chieko, para aliviar un poco el ambiente, y Wei rió.

- Oye, este viejo sabio solo quiere verte feliz.- 

El Avatar le sonrió. Ella también quería ver a Wei feliz, después de como había estado allí para ella, por lo que decidió en ese mismo instante que enmendaría el conflicto entre hermanos. Después de todo, ella era el Avatar, su deber era traer paz al mundo y era mejor empezar con cosas pequeñas y mundanas como una pelea familiar. 

Además, Wei tenía razón. Yuiuk era la persona más importante para ella en ese momento, y no quería perderla. No sabría que haría si la perdía. También había estado tan enfocada en su bronca hacia Kaira que había perdido completamente el objetivo principal: Aang. Chieko sentía que había tomado la decisión incorrecta. 

Zaofu la necesitaba pero Aang también. Su existencia y la del resto de los espiritus dependían de ella. Era un tema urgente, que Chieko había dejado de lado por completo por defender a su ciudad, algo que también era urgente e importante. Estaba entre la espada y la pared. 

Decidió que lo mejor sería contactar con Korra y pedirle su consejo. Ella seguro sabría que hacer. Así que se despidió de Wei y se dirigió hacia su habitación, un lugar tranquilo y seguro donde podría entrar al Mundo de los Espirítus sin problema. Cuano llegó, vió a Yuiuk y Kaira salir de la habitación de al lado y bufó molesta. 

- ¡Chieko!- exclamó la reina de Omashu. - Ibamos a encontrarnos con Suyin para hablar del plan de defensa contra Ba Sing Se, ¿vienes?- 

El Avatar lanzó una mirada fugaz a Yuiuk y suspiró.

- Vayan ustedes, yo voy después.- le sonrió a Kaira. - Tengo que hacer cosas de Avatar.- le susurró cómplice y la reina rió. 

- Esta bien, te vemos más tarde entonces.- le dijo Kaira, tomando a Yuiuk de la mano y pasando por su lado para partir.

Chieko chocó su mirada con la de la princesa por unos segundos y esta le sonrió agradecida. Chieko simplemente entró a su recámara rapidamente. Se sentó sobre la cama en la posición de meditación y se esforzó por olvidarse de Yuiuk por unos minutos. Era complicado, pues era lo único en que pensaba últimamente, pero para entrar al plano espiritual era esencial desligarse de todo. Suspiró y se enfocó en pensar en Korra e inmediatamente sintió como su alma se despagaba de su cuerpo. 

- Vaya, que rápido fue.- comentó Chieko, al verse nuevamente en el borde del acantilado en el que había platicado con Korra

- Es porque ya lograste desbloquear ese poder, ahora cada vez que quieras entrar podrás hacerlo sin problema.- le respondió la voz de Korra detrás de ella. 

Chieko se volteó a verla. 

- ¡Korra!- exclamó emocionada.

- Hola, Chieko, ¿vienes a buscar a Aang?-  preguntó la morena y Chieko rió incómoda. 

- Sí, acerca de eso...- 

- Chieko...- advirtió Korra. - ¿Qué sucede?- 

- Necesito un consejo.-

- ¿Qué clase de consejo?- 

- Tengo un problema...- comenzó a explicar el Avatar y Korra levantó la ceja incrédula. - Debo ir al Templo Aire del Sur, sé que debo hacerlo cuanto antes pero...Zaofu está bajo amenaza. El rey de Ba Sing Se está demente y piensa que puede invadir mi ciudad sin ninguna consecuencia. Yo...debo estar aquí cuando eso pase, le prometí a la gente que la cuidaría y ahora más que nada mi pueblo me necesita. No puedo irme pero sí no lo hago tal vez sea demasiado tarde para Aang.- terminó de explicar Chieko y Korra suspiró

- Ah, el viejo dilema del Avatar.- dijo la morena. - Escucha, a todos nos ha pasado. En tu camino como Avatar te encontrarás con estas encrucijadas. Ambos problemas son urgentes e importantes, y yo lo único que te puedo aconsejar es que hagas lo que tú creas mejor. Si tu corazón te dice que debes quedarte con tu gente, entonces quédate, pero al tomar esa decisión también tienes que ser cosciente de lo que puedas llegar a perder durante el camino.- 

- Pero...¿y si no pierdo nada? ¿Qué tal si Aang sí puede esperar y yo me voy de Zaofu dejándolo indefenso en vano? No se que haría si mi ciudad cayera ante Ba Sing Se por no estar allí.- 

- Ser el Avatar es tomar decisiones díficiles. Estás en el mundo para traer paz y balance, lo que significa que a veces tendrás que sacrificar tus necesidades personales por las de los demás.- 

- ¿Dices que...no vaya con Aang?- 

- Tu pueblo te necesita. Aang es importante, pero quien sabe que podría pasar si te vas de Zaofu. No creo que a Aang le moleste, de hecho, creo que estará orgulloso. Sé que él haría lo mismo si estuviera en tu lugar.- se ofreció Korra y Chieko suspiró aliviada. 

- ¿Enserio crees eso?- Korra asintió y Chieko se le lanzó encima para abrazarla. - Oh, gracias, gracias, gracias.- la morena rió y le palmeó la espalda.

- De nada, para eso estoy.- 

- Espero haber tomado la decisión adecuada.- dijo Chieko, separándose de Korra. 

- Pronto lo descubrirás. Es momento de que vuelvas, adiós Chieko.- le dijo la morena y colocó su pulgar sobre su frente, lo que hizo sentir que su espíritu se despegaba de la tierra de un tirón. 

Cuando volvió en sí, lo primero que escuchó fue como golpeaban desesperadamente su puerta. Le costó un poco reaccionar, pero cuando lo logró, se levantó de la cama y fue corriendo a abrir. Allí estaba Yuiuk, con una expresión llena de preocupación.

- Yuiuk, ¿estás bien?- le preguntó y la morena negó.

- Nos engañaron, Chieko.- respondió y el Avatar le miró confundida.

- ¿Qué? ¿Quién nos engaño?-

- El rey de Ba Sing Se. La invasión no será en dos días: está sucediendo ahora mismo.- informó Yuiuk, con mucho pesar. - Debes venir.-

Chieko asintió y siguió a la princesa hasta la sala principal. Allí, reunidos frente a uno de los ventanales del palacio, estaban todos observando atentamente. Se acercaron y el Avatar se abrió paso entre ellos.

Lo que vio la dejó estupefacta. Era un batallón completo, con tanques y globos, que avanzaba por las montañas en el lado oeste de la ciudad. El escuadrón era liderado por un grupo de soldados montados sobre osos ornitorrincos, y el que llevaba la delantera vestía una armadura distinta al resto. Chieko asumió que ese debía ser el rey.

Los ciudadanos de Zaofu corrían desesperados, buscando refugio donde sea que tuvieran más cerca. Muchos gritaban, otros simplemente lloraban y otros se quedaban petrificados del miedo en sus lugares.

Suyin corrió a las puertas de metal del palacio y las abrió rápidamente.

- ¡Rápido! ¡Todos los que puedan, entren aquí!- le gritó a la gente que andaba por los alrededores.

Las personas comenzaron a entrar con prisa, mientras Suyin volvía con el grupo.

- Escuchen, yo iré a buscar al ejército pero, mientras tanto, los policías deberán defendernos ¿Crees que puedan hacerlo, Wei?- le preguntó a su hijo y este asintió.

- Por supuesto, ya mismo voy a buscarlos.-

- Yo voy contigo.- intervino Wing y Wei rodó los ojos.

- Como quieras, pero no seas insoportable.- le dijo y su gemelo bufó molesto.

- Tú eres el que se pone insoportable en estos casos.-

- ¿Cómo te atreves...?- comenzó Wei, a punto de tirarse sobre su hermano.

- ¡Wei, no tenemos tiempo para esto! Solo vayan.- ordenó Suyin.

Los gemelos obedecieron y se fueron rápidamente hacia la comisaría, pero sin dejar de discutir. Suyin suspiró cansada y volteó hacia las chicas.

- Ustedes también deben salir a distraerlos mientras yo preparo el batallón. No serán más de unos minutos, pero son minutos cruciales.- les dijo. - ¿Cuánto le falta al ejército de Omashu para llegar?- le preguntó a Kaira y esta negó.

- Me temo que no llegarán a tiempo, Suyin, aún están a mitad de camino. Solo seremos nosotros.-

- Entonces debemos pelear con todas nuestras fuerzas, ¿entendido?-

Las chicas asintieron.

- Una vez prepare el ejército, yo me encargaré de darle refugio a los ciudadanos, ustedes no se preocupen por ellos. Ahora vayan, demuestrenles de que estamos hechos en Zaofu.- les dijo Suyin.

Las chicas salieron corriendo por la puerta principal en dirección al valle de las montañas del oeste, donde los agentes de Wei ya estaban formados en posición de defensa, esperando la llegada del ejército de Ba Sing Se. Yuiuk se colocó al lado de Chieko, y le sonrió.

- ¿Estás lista para poner a prueba todo lo que te enseñé?-

Chieko rió.

- Honestamente, no lo sé.-

- Si no te sientes segura, sigueme a mí y estarás bien.- tranquilizó la princesa.

- ¿Tú tienes experiencia luchando?- le cuestionó Chieko.

- Bueno...no pero si me he entrenado para hacerlo.- contestó Yuiuk.

- Yo me crié en las calles, creo que mejor deberías seguirme tú a mi.- le retrucó el Avatar y Yuiuk rió.

- En todo caso, deberían seguirme a mí, chicas. Yo soy la que realmente tiene experiencia en batallas.- acotó Kaira y Chieko levantó una ceja incrédula.

- ¿Enserio? ¿Por qué? ¿Fuiste militar?-

- Por supuesto que no...fui una guerrera Kyoshi.- respondió la reina.

- Ok, eso es mil veces más genial.- comentó Chieko impresionada. 

- Ajam, chicas, no quiero interrumpir su momento especial, pero el ejercito de Ba Sing Se está a solo unos metros.- se metió Wei. 

En efecto, era cierto. El ejército ya había bajado por la montaña y se había detenido en el valle a tan solo unos metros de donde ellos estaban. El soldado de armadura distinta al resto se bajó de su oso ornitorrinco y se colocó frente a su batallón. 

- Quiero hablar con el Avatar.- exclamó.

Chieko contuvo la respiración por un segundo. El corazón le empezó a palpitar rápido y las piernas le comenzaron a temblar, quiso salir corriendo en ese preciso instante. Su primera gran prueba como el Avatar estaba frente a ella. Era su momento de probarse ante el mundo, de probarse a sí misma que era capaz de cumplir su misión destinada. Suspiró y dió un paso adelante decidida. 

- Aquí estoy.-

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