Besos y caricias cubrieron su cuerpo por entero, estremeciéndola. Su lengua atrevida también fue partícipe en el juego de seducción. Los labios de su hombre recorrieron cada tramo de su piel, como si fuera la primera vez que la exploraba desnuda, así se sentía junto a ella cada vez que la tomaba y ella solo se dejaba hacer.
Emily, arqueó su espalda cuándo aquellos intrépidos labios llegaron a su vientre, en descenso hacia su intimidad, que palpitaba con desespero por su atención. Toda su piel se encontraba erizada y cómo no estarlo, si las manos de Patrick, ardían sobre ella, más sus labios húmedos, estaban por llevarla a la combustión sobre aquella cama.
Soltó un fuerte gemido cuándo sintió el aliento de Patrick, sobre su sexo anhelante y eso que ni siquiera la había tocado con su boca. Patrick, sonrió atrevido por su reacción, ambos sabían que el encuentro sería por demás placentero.
El brillo de su húmedad, lo llamaba a gritos para ser bebido por él y solo por él, que bien sabía cómo volverla loca en la intimidad y le fascinaba cómo ella se entregaba por completo a todo lo que quisiera hacerle.
No dejó de mirarla fijo a los ojos, cuando abrió su boca y descendió a devorarla con hambre. El sabor de su sexo, le resultaba adictivo, toda ella había quedado impregnado en él, en su ser. El aroma de su cuerpo después del sexo, era similar al afrodisíaco mas exquisito y adictivo.
Emily, jadeó y gimió sin pudor alguno cuándo aquellos labios atraparon su clítoris y su lengua jugaba con su entrada, torturándola sin piedad, deshaciéndola en sus brazos.
Amaba todo lo que él se atrevía a hacerle. Lo que pasaba por su mente perversa a la hora del sexo, le fasinaba y enloquecía a partes iguales.
Sujetó los cabellos de Patrick y tiró de ellos cuando él, arremetió sin piedad con sus dedos y lengua en su intimidad, arqueando su espalda cuándo el orgasmo la arrasó desarmándola entera.
Sus besos fueron subiendo por su abdomen hacia sus pechos, dónde chupó, lamió y mordió sus pezones que estaban por demás endurecidos a causa de su excitación, haciéndola gemir nuevamente por la atención recibida. Cómo le encantaba escuchar su voz agitada y excitada por su causa. Jamás se cansaría de poseer su cuerpo, de amar su alma, de contemplarla a ella y todo lo que le hacia sentir y vivir.
Devoró sus labios cómo un poseso, cómo si no lo hubiera hecho en mucho tiempo. Emily, enrolló sus brazos alrededor de su cuello manteniéndolo unido a ella. Coló su lengua en su boca y cuándo acarició la suya, todo fue más intenso. Ambos se devoraron por igual en ese beso.
Pudo sentir como el erecto miembro de Patrick, acariciaba sus pliegues húmedos, deslizándose de arriba abajo y haciendo presión con descaro en su intimidad que a gritos pedía ser llenado por él.
—No aguanto —jadeó Emily, con desespero, mordiéndole los labios en consecuencia—. Tómame ya, Pack. Ahora. Te quiero dentro de mí, llenándome entera. —pidió moviendo sus caderas a su encuentro.
Cómo amaba Patrick, que ella fuera deshinibida a la hora del sexo, que no temiera ni se avergonzara de pedir lo que deseaba en la cama.
Patrick, gruñó cómo un animal ante su pedido y cómo siempre, él estaba dispuesto a complacerla. Sólo bastó con un simple movimiento para adentrarse en ella hasta el fondo y sus oídos se llenaron de sus dulces gemidos. Fue recibido por su estrechez tibia y húmeda que le daba la bienvenida.
La miró a los ojos cuándo comenzó a moverse, hecho que contaba como doble penetración, porque en esa mirada cargada de deseo y lujuria, también había amor, mucho amor por ella. Y Emily, sabía que sus ojos también le expresaban lo mismo a Patrick, quién sonreía para luego besarla y aumentar la velocidad de sus embestidas.
Las manos de Emily, le recorrieron la espalda de extremo a extremo, arañándolo y envolvió su cintura con sus piernas. No había ni medio milímetro de distancia de uno a otro y les encantaba que así fuera siempre.
Cada día que pasaba y que compartían, el amor que se tenían solo aumentaba cada vez más y con mayor intensidad.
Patrick, sabía que la vida había sido generosa con él, cuando se perdía en la mirada de esa intrépida y alocada rubia, que no hacía más que volarle la cabeza desde el primer día en qué la conoció. Y estaba feliz por eso.
Sí, Dios era justo a fin de cuentas.
Hacía unos días tuvo la loca idea de querer compartir con ella el resto de su vida —aunque no era tan loca la idea si lo pensaba bien—. Sabía qué si alguien iba a acompañarlo por el resto de sus días, esa persona debía de ser Emily, la mujer que se retorcía de placer bajo su cuerpo.
Ya había comprado el anillo, solo le faltaba armarse de valor para pedírselo de una buena vez. La quería para él, viviendo con él, cómo Dios manda. Y cada día estaba más seguro de su decisión cuándo pasaba su tiempo con ella, cuándo tenía la dicha de despertar junto a ella, cómo cuándo en esos momentos que le hacía el amor con fuerzas, tenía la certeza de qué su corazón no se equivocaba, que nunca lo hizo al amarla, al elegirla a ella.
Emily, gimió y tembló bajo suyo haciéndole saber que su orgasmo estaba cerca y sería devastador. Aceleró sus movimientos. Él, también estaba cerca y quería correrse junto a ella. Se apoderó de sus labios tragando sus gemidos y gruñó dentro de su boca, cuándo la intimidad de Emily, se contrajo alrededor de su miembro en un descontrolado orgasmo que lo arrasó al suyo también, llenándola de él.
Las piernas de Emily, cayeron laxas a sus costados. Se sentía temblar entera y que si intentaba ponerse de pie, no podría y le fascinaba ese resultado. Sonrió con ese pensamiento.
—Cásate conmigo, rubia. —susurró sobre su rostro, sorprendiéndola por completo.
Aún Patrick, permanecía dentro suyo sin intensiones de salirse.
—¿Qué... qué has dicho, Pack? —quiso asegurarse Emily, que sus oídos no la estaban engañando con eso.
—Que te cases conmigo, ¿quieres? —volvió a preguntar y para su sorpresa no había duda en su voz ni tampoco tembló al hacerlo.
La intensidad con la que sus ojos azules la miraban, podrían ponerla a arder nuevamente.
Pero, ¿cómo podía hacerle semejante propuesta cuándo todavía seguía duro dentro de su intimidad? ¿No debería ser en una cena romántica, con velas y seguramente rosas también? ¿No debía acaso ponerse de rodillas y sostener el anillo en su mano?
—¿En serio? —tembló Emily, al preguntar. No quería que fuese una broma, pero Patrick, no era de esa clase que bromeara sobre temas importantes.
—Muy en serio, tanto, como sé que sigo duro todavía. —le hizo saber, empujando sus caderas hacia las de ella, haciéndola jadear por el placer.
—¿No deberías ponerte de rodillas? —sonrió Emily, ante eso, ilusionada.
Patrick, la miró travieso.
—Me arrodillo si quieres.
Así como estaban, unidos aún, se arrodilló sujetando sus delgadas piernas, para luego llevar una de sus manos a su clítoris y comenzar a estimularla con descaro. Emily, volvió a jadear a causa de sus caricias, sintiendo cómo todo se acumulaba en ese botón de nervios que él bien sabía cómo mimar.
—¿Cuál era tu pregunta, cariño? —preguntó Emily, atrevida y jadeante. Patrick, sonrió con malicia.
—Te amo con mi vida, Emm —comenzó con su declaración, su voz ronca, excitado—. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo —se movió, saliendo y entrando en ella con suavidad gracias a la cantidad de fluidos que habían liberado ambos, robándole gemidos ahogados—. Por ti he deseado ser una mejor persona —sus manos le acariciaron el vientre en ascenso a sus turgentes senos—. Tú me vuelves mejor persona. No te imaginas lo que significas para mí —le hizo ver su verdad. Emily, estaba llena de emociones y sensaciones fuertes por él—. Tenerte me da paz, felicidad, amor. Tu amor es mi recompensa en esta vida, de que algo he hecho bien. —dijo sin dejar de verla a los ojos.
Emily, no podía creer que eso estuviese sucediendo de esa manera. Su propuesta, su declaración mientras le hacía el amor, amenazaba con arrasarla. Era mucho, era fuerte, era intenso. Un sollozo escapó de su garganta junto a un par de lágrimas y en menos de un segundo, tenía a Patrick, sobre ella.
—Dime que sí, amor y te prometo que sólo viviré para amarte y hacerte feliz. Ese será mi propósito —dijo besando todo su rostro— ¿Te casarías conmigo, Emily? —preguntó nuevamente sin apartarle la mirada de encima.
Le resultó adorable el mohín que hizo con sus labios, los cuáles no tardó en besar, en degustar.
—Sí, quiero —susurró sobre su boca, altamente nerviosa por semejante paso en su vida, pero segura de su respuesta. Patrick, estaba encantado con su respuesta—. Lo quiero todo contigo, Pack, eres todo para mí —confesó acariciando su rostro con suma ternura, gesto que Patrick, recibió con sus ojos cerrados y seguido movió sus caderas contra las de ella—. Ahora, termina de hacerme el amor.
—Con mucho gusto, amor.
Sonrió volviendo a besarla.
❤️❤️❤️
Hubo un error cuando publiqué el capítulo, perdón. Esta es la parte correcta del capítulo: Propuesta.
Tuve problemas para publicar este capítulo, siempre me salía error y cuando logro subirlo se me mezclan los capítulos de la historia. Bueno, espero que disfruten del capítulo