Fingiendo no amarte • Charles...

By AlessaRojass

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Ayla Walker pasó de ser una simple fan de la formula 1, que sólo fue a una carrera gracias a un concurso, a s... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capítulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39

Capítulo 40

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By AlessaRojass

Cenas y recuerdos

-Me veo bien?- Charles se paró frente a mí acomodando el cuello de su camisa y posteriormente arreglando su cabello.

Lucía bien, más que bien, esa camisa le quedaba a la medida, marcando sus músculos y el corté de pelo que su madre le hizo mejoraba aún más la situación.

Cual es el problema? Que quería lucir bien para Amy.

-Estás guapo- dije con completa sinceridad.

-Gracias- salió de la habitación casi dando brinquitos y bajó la escalera- Layla puedes quitar tu maquillaje de la cocina!- le gritó a mi hermana que se encontraba por algún lugar del departamento.

-Déjame en paz Charles- le respondió ella de vuelta.

Yo por el contrario me tiré en la suave cama dedicada a ver tiktok en lo que queda de día, evitando en los que aparecía junto a Charles.

Por simple curiosidad busqué el perfil de Amy, tenía muchos videos además de muchos seguidores, bailando, con amigas, viajes, era muy variado, lo más preocupante es que no tenía nada con algún chico, o sea que esta linda chica además de soltera parece que es uña y mugre con Charles.

Me golpeé mentalmente encontrándome en esta posición stalkeando a aquella chica, estaba mal, lo sabía, solté el móvil y miré el techo blanco de la habitación soltando un suspiro.

Charles le pidió a su chef que cocinara algo especial, cuando normalmente siempre comemos fideos o arroz.

Para distraerme me levanté perezosa de la cama y caminé a la habitación que compartía Carlos y Layla, toqué para asegurarme de no interrumpir a la parejita y luego de un "pasa" de mi hermana abrí la puerta.

-Que hacen?- pregunté sentándome en el borde de la cama mientras ellos empacaban sus cosas en las maletas que trajeron.

Hoy se iban, su vuelo salía a las 3am, por lo que volvía a ser yo y Charles solos en el departamento, la semana junto a Carlos y mi hermana pasó rápido, en realidad estuvimos más tiempo en el departamento jugando videojuegos y riendo de cualquier tontería que visitando lugares de Monaco. Me alegró que vinieran, pero Carlos tenía un compromiso familiar por lo que no podían quedarse más.

Y aunque quisiera que mi hermana se quedara para que fuera mi ancla en cuanto a Charles, no podía pedirle eso y privarla de vivir una linda experiencia con Carlos.

-Te voy a extrañar- dijo mi hermana abrazándome por cortos segundos- fueron divertidos estos días.

Asentí haciendo una mueca y miré la pantalla que transmitía una película aunque se veía algo aburrida.

-Puedes visitarnos en España cuando quieras- Carlos revolvió mi cabello pasando cerca de mí al recoger sus cosas del baño- aún queda mes y medio de verano.

-En cuanto le quiten el yeso a Charles planearemos ir- sonreí, extrañaba España.

Fue mi primer gp fingiendo ser novia de Charles, también me trajo recuerdos de papá, aunque no crecí allí siempre sería mi hogar.

-Se quedaran a la comida con Charles y su amiga verdad?- pregunté con cierto miedo de que negaran.

-Claro boba- rió mi hermana cerrando su maleta- no te dejaré sola con esos dos.

Al menos mi hermana me entendía.

Luego de hablar otro rato con ellos bajé a por una manzana y aunque lo niegue a ver en que andaba Charles.

Lo encontré sentado mirando su celular en el sofá, luego de tomar la manzana me senté a su lado subiendo las piernas al sofá y cruzándolas.

-Que haces?- pregunté por segunda vez en el día pero esta vez a Charles.

-Mirando las redes no más- respondió y levantó su mirada hacía mí.

Podría decir que mi mayor debilidad son los ojos de Charles, que además de ser de un color precioso tenía la capacidad de estrujar todo mi cuerpo, aunque fuera una simple mirada.

-Estás linda- comentó sin dejar de mirarme.

Yo como es usual preferí quitar mis ojos de los suyos y mirar el cojín en mis piernas.

A que venía ese comentario? Ni siquiera me había arreglado.

Cuando pude controlar mis nervios y me disponía a contestarle el timbre sonó, yo sabía muy bien quien era, y él parece que también ya que se levantó a abrir con una sonrisa.

-Charlie!- exclamó ella abrazándole.

-Hola Amy- luego de separarse la invitó a pasar y entró mirando el lugar.

-Tu departamento es literalmente como lo soñaste de pequeño- rió mirándolo- los trofeos, medallas, colores y una gran consola de juegos- terminó mirando la consola bajo la pantalla, luego me miró.

-Ayla!- se acercó dando un beso en mi mejilla en saludo- un gusto verte.

-El gusto es mío- respondí con una sonrisa.

Aunque lo intentara no podía odiarla, era dulce conmigo, no me echaba malas miradas como si lo hacía Alexandra, supongo que eran situaciones completamente diferentes.

Como si leyeran mi mente Carlos y Layla bajaron sacándome de ese incómodo momento.

Minutos después ya estábamos sentados en la gran mesa de Charles hablando entre nosotros, al menos esta vez todos estábamos en la conversación.

Al terminar el postre y algunas copas de vino nos reíamos a carcajadas de un chiste muy malo que soltó Carlos y Charles continuó.

-Gracias por la invitación Charlie- sonrió abrazando en despedida al chico ya en frente de la puerta.

Cada vez que lo abrazaba sentía una puntada en el estómago.

-Y fue un placer conocerlos, espero tengan un buen viaje- dirigió a Carlos y Layla que sonrieron en agradecimiento.

-No te vayas a olvidar de mi- le advirtió a Charles y giré los ojos- y mándale saludos a Pascale.

-Espera- la llamó en cuanto se giró.

Charles se que suena egoísta pero por favor no lo hagas.

-Mañana tenemos una cena familiar- lo hizo- tu eres mas que familia y sé que mamá estará feliz de verte.

Su mirada se emocionó y sonrió asintiendo.

-Allá nos vemos- ambos asintieron y la chica siguió su camino al elevador.

De nuevo esa sensación en mi estómago, maldición.

Horas después despedimos a Carlos y a Layla, abracé fuerte a mi hermana y le advertí a Carlos que la cuidara.

Así sólo quedamos Charles y yo de nuevo, tal como en el principio.

Él cerró la puerta y me miró sosteniendo su cabeza con sus manos recostado de la mesa.

-Que tienes?- preguntó curioso y arrugué el ceño.

-Yo? Nada, por qué debería tener algo?- ataqué con otra pregunta tal como me enseñó Luci cuando nos metíamos en problemas al iniciar la universidad.

-Estás rara- hizo una mueca con sus labios- que pasa por tu mente?

Tantas cosas pasan por ella

Que si el tuviera el poder de leer mentes definitivamente me moriría de vergüenza.

1. Amy y Charles siendo mejores amigos que nunca.

2. Estoy sola de nuevo con la tentación llamada Charles Leclerc.

3. Mañana conocería a toda la familia Leclerc, toda!

Esas tres cosas definitivamente alteraban mis pensamientos.

-Seguro sólo son nervios por mañana- me excusé ocultando las otras razones.

-Tranquila- sonrió tranquilo- mi familia es muy dulce y divertida, te sentirás cómoda- asentí creyendo sus palabras y desvíe de nuevo mi mirada de la suya.

-Ya es tarde- miré el reloj- debería subir a dormir- me levanté del sofá y tomé sus pastillas de la repisa- no olvides estas- las puse en su  mano.

Pero sin embargo en cuanto planeaba retirar mi mano de la suya él me sujetó, uniendo nuestras manos.

-Charles- suspiré bajo.

-Y si hacemos algo?- invitó moviendo su pulgar sobre el dorso de mi mano- no tengo sueño.

Eso era una muy mala idea, pero quizá el recelo que sentía por la llegada de Amy me hacía querer estar más cerca de Charles en vez de alejarme.

-Que planeas?- pregunté y sonrió.

Nunca supe que Charles tenía una terraza arriba del segundo piso, era un nuevo piso completamente libre, la caja de pizza a nuestro lado nos acompañaba mientras mirábamos las estrellas en el amplio cielo.

Me imaginé muchas ideas de cosas por hacer que quisiera Charles, pero esta, me gustó.

-Sabías que se pueden comprar las estrellas?- dije cortando el silencio y Charles rió.

-Eso es imposible- negó aún riendo- como compras algo que forma parte del espacio?

-No se como funcione- comencé a explicar- pero sé que puedes hacerlo, te dan un certificado, e incluso le puedes poner nombre.

-Suena como una locura- comentó y se quedó en silencio- pero es lindo.

-Si, me gustaría tener una, quizá con mi sueldo de este mes ahorre para una- dije y Charles sonrió divertido.

-Olvidaba que te pagan por estar conmigo- recargó sus brazos bajo su cabeza para mejor comodidad.

-Es la única manera en la que logro soportarte- respondí y se tocó el pecho.

-Eso me ofende- su mano volvió a su cabeza- yo creo que tú estarías conmigo incluso pagando por ello, me adoras.

-Ja! Que gracioso- exageré la risa.

Volvimos al silencio mientras simplemente mirábamos el cielo, me recordó a la noche que estuvimos mirando el cielo luego de una carrera, cuando no sentía estos choques eléctricos con su cercanía, o al menos no con tanta intensidad.

-Lo de la estrella no suena tan loco ahora que lo pienso- hablo de nuevo.

-Lo sé

Me senté esta vez mirando hacía abajo, todo se veía muy pequeño desde esta altura.

-Se ve la playa desde acá- señalé el puerto y los barcos que se veían en miniatura.

-Si- me imitó- en cuando me quiten este yeso lo primero que quiero hacer es ir a la playa.

-Eso haremos entonces- el sonrió mirándome, yo no pude mirarlo.

-También se ve mi gimnasio- señaló hacía la derecha y asentí mirándolo.

-Y el restaurante al que siempre vamos- señalé yo esta vez.

-Y si enfocas muy bien la vista ves las calles donde nos perdimos cuando viniste por primera vez a Mónaco- sonreí como boba al recordar.

-Donde?- pregunté buscando el lugar que señalaba.

-Allá- tomó mi mano causándome escalofríos y me guió hasta el lugar- mira.

Lo encontré y asentí, me giré a verlo y me sorprendí al ver que su mirada ya estaba en mi con una pequeña sonrisa.

-Tienes las mejores vistas de Monaco desde acá- aclaré mi garganta tragándome el nudo formado y me separé alejando mi mano de la suya.

-Si, soy afortunado.

.

Nos dormimos muy tarde esa noche, pero me la pasé increíble.

Hoy será la comida con los Leclerc, salí temprano con uno de los autos de Charles a comprar algunas cosas para la casa.

Él usualmente pide que las compras las traigan hasta su puerta para no llamar la atención, pero  yo lo prefiero a mi manera, en Miami yo solía ir cada 15 días a por las compras, la diferencia acá es que el super es mucho mas grande y moderno que al que solía ir.

Caminé por cada pasillo buscando los alimentos que le mandaron a Charles para recuperarse, también los de su dieta, sus snacks favoritos, y lo que me gustaba a mí.

Él es más fitness y yo más frituras, aunque en este tiempo con él la he dejado un poco.

Metí la leche de almendras de la cual odio el sabor, con una cara de disgusto y moví de nuevo el carrito al siguiente artículo.

No habían muchas personas en realidad, aún era temprano, por lo que estaba cómoda sin tanta gente a mi alrededor o en la fila para pagar.

Aunque no me agrade la idea, me estoy acostumbrando a Monaco, más de lo que debería, se que cuando vuelva a Miami e incluso cuando todo esto acabe, me va a doler olvidarme de este lugar y su gente.

La música en mis airpods está a un nivel considerable y de vez en cuando muevo la cabeza a su ritmo, mientras metía esta vez el cereal favorito de Charles, que no es nada fitness pero lo come desde pequeño según sus palabras.

En cuanto iba a tomar la caja otra mano se interpuso sosteniéndola desde el otro extremo. Miré al dueño de la mano y mis ojos se alegraron al ver a un guapo chico de ojos verdes y cabello rubio, muy rubio.

El chico tenía un bronceado notorio que le quedaba de maravilla y resaltaba sus ojos, sus ojos verdes!!

Arrugué el ceño al ver que no soltaba la caja incluso cuando estábamos frente a frente mirándonos.

-Voy a tomar esto- le dije atrayendo en mi dirección la caja de colores con el cereal de aros.

-Yo también- dijo él imitándome.

-Bueno toma otra caja- volví a jalar hacía mi.

-Esa es la última- miré el estante, y en efecto, esa era la ultima caja del fulano cereal, como es eso posible.

Un supermercado internacional, gigante, lleno de productos, y les queda una sola caja del cereal.

-Yo la tomé primero- sonreí teniendo la razón.

-Si pero son mis favoritos desde que tengo memoria- sonrió mostrando unos dientes perfectamente blancos.

-También son los favoritos de mi- me interrumpió aún sonriendo.

-Tu novio? Él podrá entenderlo- aún no soltaba la caja!

-No es mi novio- corregí aunque en realidad no era para nada necesario- son los favoritos de mi amigo con quien me estoy quedando.

-No tienes novio entonces- profundizó su mirada.

-No, no tengo, y tampoco te interesa saber eso- necesitaba llevarme esa caja al departamento o Charles me mataría o dejaría de hablarme por lo que queda de vacaciones.

-Me alegra saberlo- sonrió de nuevo- mi nombre es Apolo- extendió su mano libre hacía mi.

-Ayla- dije recibiendo su mano con la mía también disponible.

-Entonces Ayla sin novio- achiné un poco los ojos hacia él- quieres llevarte este cereal para tu amigo con el que te estás quedando.

-Eso dije- asentí.

-Pero yo quiero llevármelo para desayunar con el ya que luego de diez años vuelvo a mi país de nacimiento y no los he vuelto a comer.

-No te pedí toda esa explicación- levanté los hombros y rió.

-Puedes llevar cualquier cereal, mira- señaló uno de bolitas de chocolate.

-Ese no es el que quiero- negué- no estaré toda la mañana peleando por un cereal, tengo cosas que hacer.

-Y yo igual- ambos nos miramos por unos segundos.

El chico realmente era atractivo, como de película.

-Muy bien, hagamos algo- peinó su cabello alborotándolo aún más- te daré la caja, si me das tu número y salimos.

-Bromeas no? Pésima forma de coquetear- reí negando.

-Si realmente quieres la caja, sino estaremos acá hasta la noche- cruzó su brazo con el que no tenía sostenido un lado de la caja.

-No le doy mi número a extraños- alcé las cejas con los labios en línea.

-Yo no le doy mis cereales favoritos a extrañas- me imitó.

Ya mis piernas dolían y estaba tardando mucho para ser solo una ida al super, y aún me faltaban cosas por meter al carrito.

Además, es lindo, estoy soltera, Charles tiene a Amy.

No pierdo nada

-Tu ganas- el chico sonrió alegre sacando el celular de su bolsillo.

Salí del super y con ayuda del chico que trabaja allí metí las bolsas en el auto, le dí la propina al chico y con mala cara se fue de nuevo al interior del lugar.

Supongo que porque no fue una propina muy alta, y al ver tal ferrari amarillo pensará que tengo millones, si supiera.

Al volver y notar que Charles no estaba metí con calma cada cosa en la despensa y el refrigerador.

Guardé la caja del cereal que estaba algo maltratada y reí por la cómica escena que formé junto a ese rubio bronceado.

El resto del día hasta la tarde esperé a Charles mirando en la tv mi serie favorita, incluso creo haberme quedado dormida unas horas.

El sonido de las llaves en la puerta de entrada me avisaron que al fin Charles llegó, me incorporé al sofá y limpié la baba que había soltado.

-Hola- habló tranquilo cerrando la puerta y dejando las llaves en la mesa.

-Hola- dije al igual que él, le quería preguntar donde estaba y porque tardó tanto, pero sinceramente eso era algo que no me correspondía saber.

-Salí temprano, pero no te vi por eso no te avisé- se sentó a mi lado mirando mi serie, la cual se adelantó mientras dormía y ni sabia que capítulo era ese.

-Esta bien- dije fingiendo no importarme- yo había ido al super.

-Yo acompañé a Amy de compras- relajó los hombros y me miró unos segundos.

Pero los míos se tensaron

-Si?- lo miré con poco aire en mis pulmones y asintió.

-Si me pidió ayuda para elegir unas cosas y como no tenía nada que hacer fui con ella.

-Que bien- tragué fuerte- mira la hora- me levanté del sofá de un brinco- iré a arreglarme para la cena con tu familia.

-Pero aún faltan como dos horas- levantó la mirada hacía mi mientras subía las escaleras.

-Si pero yo tardo mucho arreglándome- mentira, era muy rápida en eso en realidad.

Llegué a mi habitación y me tiré en la cama en un suspiro.

Mis estomago se sentía como si llevara más de tres días sin comer, mi corazón latía rápido, y mi boca picaba por reclamarle el haberse ido con ella y dejarme a mí toda una tarde sola.

Limpié la boba lagrima que salió de mi ojo izquierdo y me reclamé a mi misma esos sentimientos, yo me busqué lo que paso, yo lo dejé libre, sabiendo que es el mejor partido para cualquiera.

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