MI DULCE REGALO

By CrystalCassanova

476K 34.7K 3.8K

Él es un militar. Ella es una escritora. Él no cree en el amor. Ella escribe sobre hombres amorosos y perfect... More

Prólogo
CAST
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
27
28
29
30
Epílogo
Extra 1
Happy birthday

26

8K 599 150
By CrystalCassanova

Si me fuera permitido devolver el tiempo para que tu no tuvieras que sufrir todo lo que sufriste, creeme que lo haría. No importa si eso cambia nuestra historia y tal vez no te conozca mas adelante, pero tan solo con saber que no eres un alma rota, seré feliz.

—Spencer Tae-moo.

SPENCER:

   —¿Emma, no le has dicho? —pregunta su hermano sonriendo.

   Giro mi rostro para ver que dice Emma, pero su rostro me deja saber que está asustada.

   —¡Cállate! —Emma se suelta de mi agarre y va hacia su hermano, golpeándolo en el intento.

   Él sin importarle nada se mantiene riendo.

   —Tu hermosa Emma y yo íbamos a tener una hermosa bebé... —Sonríe aún más mientras que Emma se queda petrificada—. Lamentablemente murió por una pequeña pelea entre Emma y yo, tanto que ella nunca podrá tener hijos con ningún hombre, ni siquiera sometiéndose a tratamientos de fertilidad...

    Me he quedado sin palabras.

   Mi cuerpo no reacciona y mi cabeza no me da ningún pensamiento que me haga salir del shock.

   Emma es infertil.

   Dios, no sé qué decir ni que pensar.

   ¿Cómo reacciono a esa confesión cuando la mirada de Emma está sobre mi?

    Trago en seco y respiro profundo, bajando mi cabeza para buscar alguna palabra que me ayude a salir de este bloqueo mental.

   —¿Emma, lo ves? Ningún hombre quiere a una mujer infertil, era obvio que él deseaba tener algunos bebés contigo, pero él ya sabe que eso no sucederá. —menciona él hermano de Emma burlándose de mi shock.

   Respiro profundo y levanto la cabeza.

   Lo miro a los ojos. Intento hallar la fuerza para poder decir estas palabras.

   —No es necesario que ella me dé un hijo para quererla, ya la amo y no me ha dado nada. Eso marca la diferencia. —respondo viéndolo a los ojos.

   Observo como le molesta que conteste con tanta paciencia, pero es lo que es.

   —Por favor, Spencer, dejémonos de mentiras. —coloca sus manos en su cadera—. Todo hombre desea que la mujer que ellos aman, les de un hijo y tu no vas a ser la excepción.

   Observo lo que quiere hacer.

   Quiere poner fin a la relación de Emma y yo con ese tema.

   Emma no ha dejado de mirarme. Sé que está turbada porque ese secreto salió a la luz y la entiendo.

   Claro que deseo un hijo o tal vez una niña, a quien voy a mentir si es la verdad, pero no por esa razón voy a abandonar a Emma. Mi amor por ella sobrepasa cualquier obstáculo, incluso este de que no pueda procrear vida dentro de ella.

   Las mujeres no solo vinieron al mundo a procrear bebés, ellas existen no solo por ese hecho, hay algo más allá por lo que ellas están en este mundo y creo que es para ellas ser libres y felices. Quiero hacer feliz a Emma y no necesito que este embarazada de mi.

   Fijo mis ojos de nuevo en la familia de Emma mientras me acerco a ellos.

    —Aléjense de mi mujer y de mi familia. —empujo con mi dedo índice el pecho del hermano de Emma—. Ustedes no son bienvenidos aquí, por ende, como recomendación, no me hagan golpearlos hasta que le paguen a Emma cada una de las lágrimas que ella ha derramado, las cuales sé que son muchas.

    El hermano de Emma empieza a carcajearse.
  
   —¿De verdad esperas que vas a ser feliz con esta mujer a tu lado? —pregunta mirándola de abajo hacia arriba.

   Perdóname Dios, pero tengo que hacerlo.

   Golpeo su cuello con mi mano recta. Le golpeo justamente en la nuez de adán, haciendo que él se agarre todo el cuello, mientras gime de dolor.
 
   —Maldito —.murmura como puede—. Te detesto Emma y juro que nunca vas a ser feliz. —menciona su hermano haciéndome enojar más.

   Agarro su cabello riso y echo su cabeza hacia atrás.

   —Vuelvo a verte de nuevo cerca de mi, tendré que deshacerme de tí, aunque no es una mala idea. —miro a los padres de Emma—. Eso va para ustedes también. Otra cosa, empiecen a trabajar o hagan pornografia entre ustedes, malditos asquerosos y malnacidos.

   Agarro el codo izquierdo de Emma, empezando a caminar lejos de esas personas.

   Nunca había estado en una situación que me causara tanto estrés. Esas personas son las más asquerosas que he conocido y tan solo con escuchar lo que dice Emma de ellos, sé que ella necesita terapia para sanar todo lo que le ha sucedido.

   Aún sigo pensando en todo lo que quisiera decirles a esas personas, pero por el bien de Emma y mío, mejor entro a la casa, obligándolos a que se vayan.

   Emma entra a la casa sin siquiera mirar atrás, mientras que yo si me giro para ver que hacen y me da felicidad ver como ellos se giran y se van de mi casa.

   Cierro la puerta e inmediatamente camino hacia la cocina, encontrándome a mi madre y a Emma.

   Mi madre en cuanto me ve, se acerca a mí, abrazándome fuertemente.

   —Elizabeth ya se fue a dormir, ya sabes que mañana tiene escuela. —me besa la mejilla, ya que soy más alto que ella—. Habla con ella, no te alejes, ella te necesita, no lo dice, pero lo veo.

   Luego de decir esto, mi madre se aleja de la cocina, agarrando su bolso y diciéndome adiós para irse a su casa.

   Ella tiene auto y el llegar a su casa solo toma 5 minutos. No vive tan lejos de mi.

    Emma está sentada en una de las barras de la isla de la cocina. Tiene sus manos posicionadas en las palmas de su mano y de inmediato sé que todo esto la ha agobiado.

   Sé lo histérica que se pone y que cuando está así, suele ofenderme sin razón, asi que estoy pensando dos veces en acercarme a ella. Es obvio que no quiero escuchar una palabra descompuesta de parte suya.

    —Te entiendo..., yo también me alejaría si la chica que me gusta fuese infertil. —menciona Emma de un momento a otro levantando la cabeza y fijando sus ojos en mi.

   Trago en seco.

   Maldición.

   No otra vez.

   Intento acercarme a Emma, pero ella levanta su mano queriendo decirme que me detenga.

    —No lo hagas, Spencer. —una lágrima se desliza por su mejilla—. Ese maldito secreto era él único que quería mantener en secreto. No quería decepcionarte más de lo que lo he hecho...

   Me acerco a ella de una vez por todas y tomando su rostro en mis manos, lo levanto hasta la altura de la mía.

   —No, no, no, preciosa. Nunca me has decepcionado, no importando lo que me has hecho, no me siento decepcionado de tí. —respondo queriendo que ella entienda cada palabra que mencioné.

   Ella se seca una de las lágrimas que siguen cayendo por sus ojos.

   —¿Entonces me tienes lastima o pena? —pregunta ella esperando tal vez una respuesta que pueda cambiar todo en un solo momento.

   Niego muchas veces mientras en mis labios aparece una sonrisa que hacen que sus ojoa vuelvan a brillar de nuevo. Antes de contestarle, busco su mano y la coloco en mi pecho, deseando que ella pueda sentir los latidos de mi corazón.

   —Nunca he sentido pena por ti, ni lo haré, lo único que siento aquí en mi corazón por ti, es amor y uno que no sé cómo se creó, no sé cómo llegó allí, pero todo comenzó cuando te vi por primera vez, tu sonrisa me cautivó y tu voz me enamoró perdidamente de ti. Intenté realmente olvidarte y dejar de amarte, pero... —respiro profundo y me acaricio los labios con la punta de mi lengua—, lo que siento es más fuerte que yo. Estoy enamorado de tí, Emma. Aún si no lo aceptas, lo estoy.

   Mis ojos se clavan en los de ella como si fueran alfileres.

   —Te olvidas del hecho de que no puedo dar hijos... —menciona haciendo que mi corazón se acelere nuevamente.

   Estoy tratando de no pensar en ese tema y al parecer Emma no desea soltarlo.

   —Emma...

   Ella detiene mi habla colocando su mano en mi boca.

   —¿De verdad no te importa que no pueda darte hijos, Spencer? —me pregunta mirándome como un niño el cuál desea su caramelo favorito.

   Claro que deseo hijos de ella, pero él decírselo solo empeorará la situación. Pero aunque no lo tuviéramos, creo que podemos ser felices, solo si ella nos lo permite.

   —Emma déjame explicarte esto...

   De pronto se aleja de mí como si mi toque la quemara.

    —Lo sabía, sabía que quieres hijos. —menciona secándose las lágrimas y empezando a caminar hacia la puerta principal de la casa.

   Antes de que llegue a ella, me interfiero en su camino.

   —Déjame hablar, Emma...

   —No quiero escucharte, no me vas a humillar... —menciona moviéndose hacia la izquierda y hacia la derecha para irse, pero no se lo permito.

   —¡Emma, por favor, deja de actuar como una niña y actua por primera vez conmigo como una persona adulta! —le grito perdiendo el control.

   Su rostro me dice que está sorprendida por como le hablé.

   No quería hablarle así, pero es que ella no me deja otra opción. ¿Por qué no puede escucharme?

   Me empuja hacia la puerta agresivamente.

   —¿Cómo te atreves a gritarme? ¿Quién te crees, Spencer? —me pregunta mientras me empuja y me apunta con su dedo índice.

   Respiro profundo tratando de calmarme.

   —Emma solo trato de decirte algo y no me dejas. Quiero decirte que si quiero tener hijos contigo y me entristece que no puedas, pero eso no te hace menos ni hace que él amor que te tengo disminuya. ¡Emma te amo y lo seguiré haciendo aunque no me des hijos, joder! —exclamo desesperado—. No sé qué te está pasando, en un momento estás feliz y me dices que quieres volver y en otro me tratas mal. Me tienes confundido, Emma.

    Mis ojos y los de Emma no se separan ni un instante.

    Me siento desesperado por poder comprenderla, pero ella me pone la vida más difícil.

    —Me gritaste... —menciona lentamente.

   Dios.

   Agarro mi rostro y respiro profundo queriendo no perder el control con ella.

   Me está volviendo loco.

   —¿No escuchaste lo que te acabo de decir, Emma? —giro mi rostro hacia mi derecha tratando de contener las lágrimas que amenazan con salir. No me puedo permitir llorar.

   Ella se acerca a mí, pero su rostro no demuestra que quiera arreglar las cosas, más bien luce enojada conmigo.

   —No quiero seguir con esto.

   No.

   Trago en seco.

   No es lo que creo que va a decir.

   Coloco una mano en mi cintura y bajo mi cabeza, acariciándome la frente.

   Me duele la cabeza.

   —Esto se terminó, Spencer. —su expresión es totalmente neutral—. No quiero estar más contigo, hoy mismo volveré a mi pais y me alejaré completamente de ti. Ya no puedo con esto, me rindo. Tú y yo, no nacimos para estar juntos, así que espero que lo entiendas.

   Paralizado.

   Mi mente no reacciona y no envia nada.

   Se va.

   Ella me está dejando.

   ¿Qué hice mal?

   ¿Acaso no la quise más de lo que debería?

   Mis ojos se vuelven cristalizados y es allí cuando ya no puedo controlarlo.

   —Agradezco todo el amor que me tienes, Spencer. Me amas y no lo merezco y yo también te amo y es por eso que me voy, esperando que seas feliz con alguien que si pueda darte los hijos que desees y que no esté tan traumada como yo. —expresa ahora con melancolía.

   Bajo mi cabeza intentando no llorar, pero no es fácil.

   —Vete. —menciono.

   Su expresión melancólica cambia rápidamente por una más seria.

   —¿Qué? —pregunta.

   —Por favor, vete y no vuelvas jamás. No mires hacia atrás, aléjate de mi, Emma. —pido por primera vez—. Si me amaras como dices, no me harías sufrir. Ya no puedo seguir aguantando tu amor de un momento y tu desprecio por largas horas. Te amo, pero me amo más de lo que te amo y no me voy a perder, no voy a caer en la depresión ni en la ansiedad porque tu así lo desees. —abro la puerta de mi casa—. Vete, no quiero verte y vete para siempre, por favor.

   Una lágrima se desliza por mi rostro mientras intento no desvanecerme en frente de ella.

   Me duele.

   Me duele que ella decidiera alejarse de mi, solo porque no puede dar hijos.

   —Te amo, Spencer y ya me voy. Espero que seas feliz... —expresa pasando por mi lado lentamente como si no quisiera irse.

    Me río de sus palabras.

   —¿Feliz? Mi felicidad eres tú y me estás dejando. —respondo viendola a los ojos.

   —Pero ni siquiera estás luchando por mí, si me amaras lo hicieras y no me dejaras ir así como si nada. —dice apuñalandome con esas palabras.

   Respiro profundo antes de responderle.

  Camino hacia donde ella está, sin acercarme mucho.

   —He luchado demasiado queriendo comprenderte, pero nunca he podido. He luchado por ti, que tú no lo veas, ya es otra cosa. —menciono cansado. Las palabras salen lentamente de mi boca—. Ya deja de torturarme y por favor aléjate de mí. Hazlo para siempre, Emma. Ayúdame a intentar dejar de amarte, porque me estás matando lentamente. —seco mis lágrimas—. Tú amor es como el veneno, se entra en tu cuerpo sin saber y lentamente te va matando. Eso has hecho tú, Emma, eso me has hecho.

   Veo como me mira y sé que quiere decirme algo porque su mirada cambia. Su expresión pasa a ser compasiva y eso me molesta porque es lo que todo el tiempo ha hecho. Enojarse conmigo sin razón y luego venir a querer chantajearme con migajas de cariño.

   Y por un momento siento que mi corazón se detiene, cuando ella me mira por última vez y se da la vuelta dándome la espalda, alejándose de mi. Abre la puerta del patio y la cierra, dándome una mirada fugaz para luego seguir caminando.

   Me quedo estático.

   No puedo moverme, no deseo hacerlo.

   Emma se acaba de ir y esta vez es para siempre. No hay retorno.

   Me he quedado vacio, sin mi Emma.

   Ahora tengo que resignarme a recordarla todos los días, ya que nunca podré volver a verla y estoy por seguro que esa agonía será de lo peor para mi.

   Ahora entiendo la frase que ella mencionó al final de su libro:

   Te amaré sempiternamente, aunque me resigne a perderte y a tenerte solo en mi mente.

Me duele por Spencer, pero era lo mejor.😭✨️❤️‍🩹

Continue Reading

You'll Also Like

3.7K 61 12
El Anticristo, maldición sobre el cristianismo, es una de las últimas obras del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Aunque fue escrito en 1888, su c...
975 159 37
Harry Thompson es un musico reconocido a nivel mundial; vive una feliz vida junto a su esposa Christina Thompson, quien desde pequeños le apoyo para...