La Jaula del Ángel

By Vanilla_Witch

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Una historia de un amor imposible donde un demonio que no sabe como amar correctamente se enamora de un ángel... More

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By Vanilla_Witch

Sora estaba en el limbo, tendría que acostumbrarse a vivir bajo el eterno sufrimiento y tortura de Belial o entregar su alma, no sabía cual de las opciones era peor. Al menos confiaba que Belial se aburriría pronto de él, sin embargo, lo que más lo asustaba, más que aquella poderosa y sanguinaria demonio, era su hijo, Beryl hacía que toda la violencia desmedida que su madre provocaba se quedara pequeña, si bien no parecía sanguinario, su forma de ser y pensar hacia que las rodillas le temblaran a Sora y los pequeños demonios que día a día se juntaban fuera de su jaula no ayudaban a que Sora se tranquilizara.

—Van a torturar al ángel, van a torturar al ángel. — cantaba uno, como burlándose del ángel con ojeras manchando su bello rostro.

—¡Me ofrezco para lamer los guantes de Belial cuando termine con su cara bonita!

—Yo ya compré entradas en primera fila.

—Paren... — susurró Sora cansado, no tenía energías para seguir. — Por favor... solo... paren.

Los demonios sólo rieron y siguieron burlándose de él como si de un deporte se tratara.

Por si no fuera poco, como una tortura silenciosa, como una burla, Beryl enviaba alguno de sus subordinados con un lirio blanco día a día, como recordatorio de que lo estaba vigilando, recordándole que la luna llena se acercaba y sería torturado por los demonios como un simple regalo.

Por un leve segundo, pasó por su mente ver a Jett, sin embargo las voces fuera de la jaula enseguida lo devolvían al martirio que vivía.

Beryl llegó sonriendo, esta vez aparte del lirio blanco traía un fino traje del mismo color entre sus manos.

—Espero que te portes bien hoy, traje esto para ti — le lanzó las ropas elegantes — es una ocasión especial así que espero que estés a la altura y te portes bien. Espero que grites y llores mucho, eso le encanta a madre. — le decía el demonio mientras esperaba a que se vistiera.

Sora aterrado tomo las ropas y comenzó a vestirse mientras los demonios menores le gritaban palabras groseras y vulgares al verlo con menos ropa.

—Perfecto — sonrió Beryl cuando Sora ya estaba vestido en elegantes ropas blancas. — Nos vemos a la media noche.

El estomago del ángel estaba hecho un nudo, le costaba respirar y sentía que algo saldría por su garganta en cualquier momento y a pesar de las palabras de los demonios, a pesar de que sabía que sufriría se negaba a gritar, se negaba a llorar, no quería darles la satisfacción a los demonios, quería intentar ser fuerte.

La luna estaba en su punto más alto, Jett no podía dejar de pensar que una noche igual a esta había visto a Sora por primera vez, sin embargo, él aún no era digno de volver a verlo aunque eso le doliera, sus cuernos seguían sin crecer por más que había consumido más almas que otros demonios que ya se veían adultos. Sus hermanos en el salón como siempre no le tomaron atención, simples saludos y un par de burlas.

Jasper sacudió su cabello y se burló de él, como si la paliza que le había dado hubiese sido un cuento del pasado, como si fuese un juego de niños, al final, los demonios eran seres muy simples, sobre todo los de aquella familia.

—¿Que alma de bestia le trajiste esta vez a mamá? — se burló uno de sus hermanos.

Jett no quiso responder y simplemente siguió recibiendo burlas y saludos de los demonios en la habitación.

Belial parecía mas radiante que de costumbre, el regalo que le había dado Beryl el año pasado haría que todos los demonios trabajaran mas duro por ella este año, como siempre, no le otorgó ni una mirada, recordó lo mucho que deseaba que esos ojos carmesí lo miraran alguna vez, lo mucho que deseaba siquiera una palabra de aliento de su creadora, sin embargo su corazón ahora no suplicaba por el cariño de Belial, había algo más en él.

—Desde que tengo al ángel las peleas se han vuelto más divertidas, creen que lo van a poder recuperar — reía Belial — ni siquiera pueden entrar al infierno y creen que me van a quitar lo que es mío.

A pesar de que sus demás hijos reían con las palabras de la hermosa mujer, el rostro de Jett se ensombreció, Belial tenía razón, Sora era de ella y eso no iba a cambiar, porque aunque sus cuernos crecieran eso no cambiaría el hecho de que su madre era la mas fuerte, en el fondo un demonio defectuoso como él nunca podría tener a Sora.

El pequeño apretaba sus puños cada vez que su madre hablaba del ángel con desdén, cada vez que sus hermanos se burlaban de las matanzas de ángeles ¿como se atrevían a herir a a quienes Sora quería?

¿Él llegaría a ser igual que ellos?

Como de costumbre, sus hermanos comenzaron a entregar los regalos a Belial que los miraba desde un trono, criaturas que se creían extintas, almas de tamaños considerables y artefactos mágicos de la mejor calidad, siempre contrastaron con las almas de bestias que siempre le traía Jett. Aunque fueran bestias fuertes que la mayoría de sus hermanos no podrían vencer solos, seguían siendo eso, bestias del infierno, nada muy llamativo o impresionante. Como todos los años desde su nacimiento, su regalo fue completamente ignorado al igual que su presencia. Sin embargo no fue el único ignorado, esta vez Belial parecía desinteresada de los regalos y lo único que le importaba era escuchar hablar a Beryl que la miraba con una sonrisa repleta de cariño.

—Investigué mucho hasta llegar a esta solución... — comenzó a explicar Beryl — El ángel se niega a dar su alma y como no podemos obligarlo directamente a entregarla sin un contrato de por medio, entonces creé un método para que sufra.

Belial lo escuchaba atenta, un nudo en el estómago de Jett se estaba comenzando a formar con las palabras de Beryl, sentía que su cuerpo ardía.

—Fortifiqué la barrera de su alma, por lo que a pesar de que viva en un ambiente corrupto como el infierno, la corrupción no afectara su alma de manera directa, ya lo probé dejando demonios menores cerca de él, el sufrimiento psicológico ya no le hace daño a su alma, por lo que podrá seguir existiendo aquí por muchos... mmm — pensó Beryl — creo que puede durar mas de un siglo con el mantenimiento adecuado.

¿Por que sentía que no podía respirar?, ¿Por que sólo podía escuchar un zumbido en sus oídos mientras su hermano hablaba?

—Nuestro impedimento era acercarnos directamente, se lo mucho que le gusta a madre la violencia... no sería llamada el demonio de la violencia por nada — sonrió sacando una pequeña caja dorada — Siempre y cuando madre o cualquier otra criatura utilice estos guantes podrá maltratar al ángel, torturarlo, golpearlo y muchas cosas más... Su cuerpo sigue siendo frágil y puede morir, así que si madre lo desea puede matarlo con sus propias manos y torturarlo hasta que esté dispuesto a entregar su alma. — sonrió — Yo, Beryl, me encargaré de restaurar el cuerpo del ángel las veces que sea necesarias, hasta que madre este satisfecha.

—¡No hay que perder el tiempo! — dijo emocionada casi dando brincos de la felicidad— ¡Vamos!

Los demonios avanzaban pero los pies de Jett no se movían, las palabras de Beryl resonaban en su interior, el día que tanto temía había llegado y no podía hacer nada. Le costaba respirar, le costaba moverse, quería llorar, quería gritar.

No sabia que hacer para detener esto.

Poco a poco comenzó a avanzar, sintiendo sus rodillas temblar, el frío aire nocturno lo hacía sentir escalofríos mientras el sudor corría por su frente, todos lucían tan felices y emocionados por las noticias de Beryl, sin embargo, el rostro de Jett había palidecido.

Había llegado al jardín donde sus memorias más bellas habían ocurrido, el lugar que aparecía en sus sueños cada noche, a pocos metros se encontraba la jaula dorada donde mantenían prisionero a Sora.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca lo pudo ver, mas hermoso que nunca. Su bello rostro, enmarcado por su melena color arena, se mantenía serio y sereno, como si estar rodeado de demonios no le importara en lo más mínimo y sus alas resplandecían iluminando el lugar como si de la misma luna se tratara. Se mantenía sentado en una silla como un muñeco sin vida, sin emoción alguna, sus ojos cerrados, solo dejando ver las largas pestañas en una cara sin imperfecciones.

El corazón de Jett volvía a latir al verlo sano y salvo ¿Pero acaso eso duraría?

Belial se acercó a la jaula con la caja en sus manos, poniéndose los guantes, pero se detuvo, sonriendo maliciosamente.

—Yo no lo haré... quiero ver como el ángel sufre... y si me emociono demasiado lo mataré enseguida... — sonrió, mirando al mas fuerte de sus hijos.

Belial tenía mas poder y experiencia que cualquiera de sus hijos, pero si se trataba de fuerza bruta sabía que Jasper era el indicado, lo había visto masacrar cientos de ángeles con una sonrisa en su rostro. Sin duda era su hijo favorito, quien deseaba que tomara su nombre en un futuro, él sería el primero.

—Por favor Jasper, haz los honores.

Como si fuera el premio más grande, con el pecho en alto Jasper se acercó a la jaula, su sonrisa y mejillas sonrosadas por ser elegido por Belial se hacían visibles, pero todos sabían que también estaba sediento por exprimir su violencia en aquel desvalido ser.

Jett sabía lo que dolía un golpe de Jasper, Sora no lo aguantaría, no lo merecía, eso no podía pasar. No podía siquiera imaginar la escena sin que sus ojos dorados se llenaran de lagrimas, no podía dejar que Sora sufriera lo mismo que él, el ángel no estaba acostumbrado al dolor, su cuerpo no era fuerte como el de un demonio, no podía dejar que le hicieran daño a Sora, prefería soportar aquel sufrimiento un millón de veces si eso salvara al ángel de su triste destino.

Su cuerpo se movió solo, sus pequeños brazos intentaron retener al demonio fornido para que dejara de avanzar.

—No... — susurró, aferrándose a las piernas de Jasper con fuerza — por favor no... Jasper... por favor...

Todos enmudecieron, ninguno se hubiera atrevido a desafiar una orden de su madre, sin embargo Jett era tan insignificante a los ojos de todos que lo tomaron como una humorada, como un niño pequeño haciendo un berrinche porque él no había sido elegido. Jasper le dio una patada, haciendólo rodar por el piso mientras seguía avanzando.

Las risas era lo único que podía escuchar mientras sentía la mirada de Belial sobre él, con asco.

Las lagrimas comenzaron a caer por las mejillas del pequeño, no le importaba que lo vieran así, no le importaba que se rieran de él, no podía dejar que le hicieran daño a Sora, no quería que dañaran a lo que más apreciaba en esta vida.

—¡No!, ¡Por favor no lo hagan! — gritó con todas sus fuerzas, finalmente llamando un poco la atención.

Los ojos de Sora se abrieron de golpe al escuchar el grito desgarrador del niño que corría para retener al gran demonio que se acercaba a su jaula, por otro lado, a Belial todo el espectáculo le parecía gracioso. Tal vez por fin iba a poder deshacerse de aquella basura que tenia por hijo.

El pequeño se aferraba a Jasper con fuerza para detener los pasos del mayor, Jasper lo golpeaba, pero una y otra vez el niño se levantaba, intentando retrasar lo inevitable, Sora cubriendo su rostro evitaba mirar la escena mientras las lagrimas caían por sus ojos cristalinos, pero no podía bloquear los gritos desgarradores de Jett, no podía bloquear las risas de los demonios que encontraban cómica aquella escena tan desgarradora.

—¡Por favor Jasper! — suplicaba por primera vez en su vida, si era por Sora perdería el orgullo, no podía soportar pensar que algo le pasaría, se abrazó a las piernas del mayor llorando, gritando por clemencia al pobre ángel.

—Idiota — soltó molesto el de cabello gris, mientras lo golpeaba con fuerzas, estrellando su cara contra la roca.

Por temor a que Belial se aburriera Beryl hizo una señal con sus manos para que un par de sus subordinados retuvieran al niño que seguía gritando y suplicando por que no le hicieran daño al ángel, gritos que no se apagaban a pesar de que todos reían.

La escena parecía reproducirse en cámara lenta a los ojos de Jett, su hermano poniéndose aquellos guantes y acercándose a Belial que con unas palmadas en su cabeza lo animaba, la reja se abría y finalmente Jasper entraba y se acercaba más que cualquiera a Sora.

Tal vez lo imaginó, pero creyó ver que el ángel le sonreía, en señal de que todo estaría bien, ante de que uno de los puños del demonio cayera en el estomago del bello y delicado ángel.

No podía respirar, no podía escuchar nada, sus oídos zumbaban, sentía que su campo de visión se acortaba, las risas se habían apagado y en su mente solo estaban los puños de Jasper golpeando a Sora, solo podía ver aquella desgarradora escena.

La sonrisa del ángel mientras en frenesí Jasper lo golpeaba, no hacia ruido, seguía manteniendo contacto visual con Jett que se había tranquilizado y se encontraba preso por dos demonios, con ojos sin emoción, observando todo.

Sora nunca había sido golpeado en su vida, lo mas violento que había vivido había sido cuando lo capturaron, pero cada golpe que sentía en su débil cuerpo lo hacía sentir ganas de vomitar, lo hacían querer gritar y suplicar, pero no se rebajaría no lloraría, no suplicaría, no les daría en el gusto, aunque fuera débil aguantaría, se negaba a gritar.

Jasper lo golpeó justo en el rostro, tan fuerte que la silla se tambaleó haciendo que el ángel cayera.

Nuevamente risas, más risas, aplausos de Belial...

Jett observó como con esfuerzo y un hilo de sangre, que enseguida se evaporaba en pequeñas partículas de luz, caía de la comisura de los labios de Sora, mientras este aun con su vista fija en él, le sonreía y moviendo sus labios, aun con una mirada repleta de dulzura en aquel rostro magullado pudo leer en sus labios un "Gracias".

Se sintió como fiebre, como un fierro quemado su garganta.

Sólo pudieron oír un grito desgarrador, más fuerte que el de un dragón, antes de que las cabezas de los subordinados de Beryl rodaran dejando un charco de sangre en el piso del jardín.

El silencio reinó, incluso Belial quien nunca se había interesado en Jett estaba atenta viendo como el pequeño se retorcía en el piso sujetando su cabeza, gritando, bañándose en la sangre de los demonios que acababa de matar mientras sus hermanos más débiles se desmayaban por la cantidad de poder que el niño desprendía.

El cuerpo de Jett se calmó y lentamente desde sus cienes un par de cuernos comenzaron a brotar.

El niño volvió a gritar ante el dolor lacerante de los cuernos saliendo de su cabeza, ante la confusión y el sabor de la sangre que entraba por sus labios, sus ojos vacíos mirando en dirección del ángel mientras las lagrimas que ahora caían ya no eran cristalinas si no que rojizas como los ojos de su madre.

Cómo un animal salvaje el pequeño, mas rápido que cualquiera comenzó a correr en dirección a la jaula, uno de sus hermanos se abalanzó frente a él pero tan rápido como lo hizo, el brazo que había atrapado a Jett ya estaba por los aires.

Belial, sonriendo se alejó del camino del niño, estaba claro que se dirigía a la jaula, con tal de ver aquel pintoresco espectáculo no le importaba si era el niño quien mataba al ángel.

—Si quieres el honor tendrás que matarme primero — soltó Jasper despreocupado con una carcajada, no era rival para él, un demonio tan pequeño no podría hacerle nada.

Nadie pensó que el niño quería salvar al ángel, nadie pensó que el pequeño iría contra Jasper, y ahí estaba, como una bestia poseída, con caminos de sangre cayendo por sus ojos y por los cuernos que se hacían mas grandes con el pasar de los minutos, al igual que los pequeños colmillos y garras que empezaban a crecer. Jasper era fuerte, pero la velocidad de Jett lo superaba y aunque pateara o golpeara a Jett este volvía a saltar para morderlo o arañarlo, cada vez haciendo que el demonio retrocediera más, era tan rápido que Jasper ni siquiera podía ver de donde venía.

Al principio sólo fueron un par de mordiscos y arañazos de los que Jett se reía, ninguno de los presentes había nunca visto a Jett sangrar por lo que la imagen para los demonios que seguían conscientes era impactante.

—¿De verdad crees que arañándome como un gatito vas a lograr algo? — lo desafió — Ven aquí y pelea como un demonio.

Jett no podía escuchar, en su mente se repetían las risas de sus hermanos mientras la constante imagen de Jasper golpeando a su querido Sora se repetía una y otra vez, los cortes y mordidas comenzaron a notarse más, la camisa negra del fornido demonio de cabello ceniza estaba cada vez más rasgada y en su piel cobriza las heridas que sangraban se multiplicaban.

Jasper no podía atrapar a Jett así que haría lo que tanto quería el pequeño y tomándole atención al ángel un circulo mágico se formó en su puño, directo para golpear al ángel.

Jett no pestañeó y se lanzó directo a su cuello desde su espalda.

—Tu... pequeño... — gruñó Jasper, mientras la fuerza descomunal del niño halaba su cabeza, empujando sus hombros con los pies, intentando decapitarlo.

Con un horrible sonido la cabeza del mayor se estampó contra los barrotes mientras el fornido cuerpo del demonio caía como un saco dejando manchado de sangre todo a su alrededor.

—Jett... detente — un débil susurro se escuchó ante el silencio sepulcral de los demonios observando aquella escena impactados — Por favor...

Sora con lagrimas en sus ojos y el rostro magullado y salpicado de sangre suplicaba por que algo de la inocencia del pequeño se conservara, porque detuviera eso, por que aquellos cuernos repletos de sangre volvieran de donde habían venido.

No había forma que el dulce niño que le traía flores fuera ese monstruo, no había forma de que ese niño acabara de asesinar a su familia a sangre fría. Sabia que lo estaba protegiendo, lo sabía, pero aun así estaba aterrado y se sentía mareado por lo pesado que se había vuelto el aire alrededor del pequeño Jett.

—Jett... ya estoy bien... estoy a salvo... estoy bien...

Pero Jett no escuchaba y como un animal hambriento metió la mano dentro del pecho de Jasper, sacando un cristal rojizo embarrado en sangre, el alma de Jasper, y frente a todos los presentes se comió el alma de su hermano, como un animal que reclama su premio luego de cazarlo.

Cuando terminó, el inocente rostro repleto de lagrimas sangrientas no se detuvo a mirar a su madre que aplaudía o a Beryl que miraba la escena horrorizado y mareado por la cantidad de poder demoniaco que desprendía el niño. Miró en dirección de Sora que lloraba horrorizado de la escena que acaba de presenciar.

Avanzó con pasos irregulares, como si se tratara de una marioneta descompuesta frente al ángel y con una sonrisa repleta de inocencia le extendió una mano y antes de poder decir cualquier cosa su conciencia se desvaneció dejando a su lado feral al mando.


******

Como tardé mucho en publicar el otro capitulo les dejo este de regalito <3 ahora si a esperar al otro viernes o sábado. 

Espero que les guste y recuerden que sus votos y sobre todo comentarios son mi sueldo ahahah ok no, pero son lo que más me motiva e impulsa a seguir y también hace que la historia llegue a mas personas, así que no se olviden de dejar un voto y un comentario que no les toma más de un minuto T-T me conformo con un "te odio" 

También no olviden que si les gustan mis historias pueden recomendárselas a algún amigo y así no sufren solos ahahaha. 

Muchas gracias a todos por el recibimiento de la historia y varios me han dicho que no les llegan las notificaciones, así que también voy a publicar como anuncio cuando suba capitulo nuevo. 

Si quieren una dedicación de algún capitulo respondan aquí para anotarlos que después se me olvida <3

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