Lo que nunca tuvimos [#2]

By paovelasquezz

1.8K 145 178

El último año de Morgan Jones antes de ir a la universidad fue un completo caos. Su vida se complica luego de... More

Aclaratoria
Reparto
Playlist
Capítulo 01: Error de novata
Capítulo 02: El efecto mariposa
Capítulo 03: El inicio del desastre
Capítulo 04: La humillación
Capítulo 05: La pequeña Jones
Capítulo 06: Verte con los mismos ojos
Capítulo 07: Las cartas
Capítulo 08: Solo un capricho
Capítulo 09: Mi perdición
Capítulo 10: Las fantasías de Morgan
Capítulo 11: La primera cita
Capítulo 13: 20 razones para estar contigo

Capítulo 12: Esa versión de mi

55 6 12
By paovelasquezz

—Morgan —me habló Kristie—, ¡Morgan!

—¡¿Qué?!

—No me estás escuchando, ¿Puedes dejar de mirar a la ventana, por favor?

—Si te estoy prestando atención, yo escucho con los oídos, no con los ojos.

Ella resopló acercándose a mí.

—Vale, ya, ¿Qué sucede? Estás rara desde ayer, no, rara no, ¡Insoportable!

—¿Insoportable? Llevabas una maldita hora sermoneándome por establecer contacto con Reese antes de la fiesta de Abbey. Sé que la cagué, sé que fue mi culpa, pero no necesito que tú también me lo recuerdes.

—Ah, todo este cabreo es por Axel, ¿no? Se ha enterado que hablaste con él, ¿es eso?

—Él estaba ahí.

—Ah, con razón tanta amargura entre ambos.

—Solo quiero hablar con él. No contesta a mis mensajes y los lee todos.

—Bueno, ya llegará en cualquier momento. ¿Ahora sí me puedes prestar atención?

—De acuerdo.

Ella me mostró dos atuendos esperando una respuesta a su indecisión.

Cuando me levanté por la mañana en casa de Rowdy, mi resaca no fue normal, así que acudí a Hailey, la única adicta al café de la familia que todo lo soluciona.

Si, una mujer que todo lo resuelve a punta de café.

Y funcionó.

Por la tarde me vine a casa de los Heinrich para encarar a Axel, pero para mí sorpresa, no había pisado la casa desde ayer.

Heinrich sabía dónde estaba porque claramente nadie puede salir de esa casa sin avisar la ubicación primero.

Política de Heinrich.

Así que esperé y esperé en la habitación de Kristie, mientras ella me enseñaba casi todo su armario buscando algo para ponerse.

Finalmente le aceptó una cita a Jay.

—Me gusta como te queda el verde —le dije.

—Pero no me siento cómoda con eso.

—¿Entonces por qué lo tienes ocupando espacio en tu armario?

—Abbey me lo regaló y sus gustos te podrían agradar a ti pero no pegan en nada conmigo. Además quiero verme linda para la cita.

Suspiré intentando armarme de paciencia.

—Te encanta JayJay.

—¿A qué viene eso? ¡Estamos hablando de la ropa!

—A mi me parece que dejamos de hablar de ropa hace rato.

Ella me miró mal.

—No estoy enamorada de Jayden, simplemente me agrada su compañía y estoy intentando darle una oportunidad a ver qué tal funcionamos.

—Yo no dije que estabas enamorada, dije "te encanta", pero ya veo que estás más que encantada por mi mejor amigo.

—Rowdy y yo somos tus mejores amigos —me reprochó.

—No, Rowdy es tú mejor amigo. Él es simplemente un buen amigo para mí. Ahora, JayJay, siempre va a ser mi chico favorito para ti.

—Una lástima, mi favorito es Oliver. Además, el primer amor no se olvida y él siempre quedará entre mis recuerdos.

—Y bien entre tus recuerdos porque para que haya algo más de su parte considerando que está tres metros bajo tierra, es como que complicado.

—¡Morgan!

—Ya, perdón —me levanté de su cama, tomando entre mis manos una opción que en definitiva era lo ideal para su primera cita—. Definitivamente esto. Te verás preciosa.

Ella sonrió hacia mí con emoción.

—Gracias por ayudarme.

—¿No que no te encantaba? —le devolví la sonrisa con un toque de diversión.

Ella rodó los ojos y se encerró en el baño.

Seguido de eso, escuché pasos aproximarse por el pasillo, creí que era Heinrich viendo si todavía no había matado a su hija o algo parecido, pero al escuchar la voz de Axel y luego darme cuenta que entraba a su habitación cerrando su puerta inmediatamente, supe que era mi señal de encararlo.

—Kristie, acaba de llegar tu primo, iré a hablar con él.

—Si, ve con tu Romeo. De todas formas ya no me falta nada para estar lista e ir con el mío. Muchas gracias.

Sonreí a través de la puerta.

Esta chica estaba tan feliz de salir con Jay que yo estaba más emocionada y nerviosa que ellos dos juntos.

Fui directo al pasillo y me adentré en su habitación sin detenerme a tocar la puerta.

—Kingsley, tenemos que hablar.

Él me miró molesto.

—¿Qué acaso no sabes tocar la puerta?

—Creí que no aparecerías nunca, llevo toda la tarde esperando —ignoré su comentario anterior.

—No iba a hacerlo y creo que fue un error haber aparecido entonces, porque no te quiero ver ni estar cerca de ti, Morgan.

Eso me llegó como flechas con veneno directo al corazón.

¿Por qué me decía esas cosas tan horribles?

Me dolió, pero eso solo activaba mis ganas de arrancarle la cabeza.

—¿Estás molesto por algo? Lo único que he hecho estos días es intentar arreglar las cosas, entenderte, pero eres tan inmaduro que careces a niveles altísimos de responsabilidad afectiva, ¿Y sabes qué? El que tengas miedo a que te rompa el corazón no justifica el hecho de que me trates como si yo hubiese hecho algo horrible, porque al menos yo estoy aquí intentando hablar mientras tú huyes como el maldito cobarde que eres, Kingsley.

—¿Y no has hecho algo horrible, Morgan?

—No lo sé, tu dime, ya que al parecer sabes tanto sobre mí que ni siquiera me preguntas directamente, sino que asumes cosas y me evitas por completo.

—¿Pues sabes qué? No te entiendo, en absoluto. Dijiste que no querías saber nada sobre esos dos que te hicieron meme internacional con ese vídeo que hicieron contigo.

—¿Y no puedes controlar tus malditos celos y confiar en mí de una puta vez? Si te digo que no quiero saber nada de ellos, es porque así es y punto.

—No puedo, y si, estoy celoso. Demasiado celoso, porque hace dos días te dije que estaba enamorado de ti, y por la noche me echas de tu casa para estar con la persona que te humilló frente a toda tu preparatoria. Ahora dime algo, ¿Ese beso entre nosotros no significó nada para ti?

Fruncí el ceño confundida ante el rumbo que estaba tomando la conversación.

—¿Qué? Claro que sí, ¿Por qué piensas que no? Entiende que tenía que hacer las paces con mi pasado para poder enfocarme en mi presente.

—No me vengas con esa tontería, Morgan.

—¿En serio te vas a enojar conmigo por eso? Yo ni siquiera sabía que estaba ahí, no puedes culparme por todo lo que pasó.

—No te culpo, pero te conozco y no puedo estar con alguien que cuando vea a su ex, vaya corriendo a sus brazos.

—Yo quiero estar contigo, Axel.

—Entonces saca a ese idiota de tu cabeza de una vez por todas, no puedo soportar que cuando estés conmigo, pienses en él.

¿Eso pensaba él sobre mi?

—Te equivocas, Axel Kingsley, al parecer no me conoces tanto como dices. Y qué decepción.

Luego de eso, no nos volvimos a hablar, cada uno evitaba al otro todo lo posible. Tres semanas, para ser exactos.

Krist-Rose insistía en que nos arregláramos porque esa discusión era una completa estupidez, y aunque realmente lo era, ambos éramos tan orgullosos que sabía que una reconciliación no sucedería pronto.

Ahora me encontraba en casa de mi mejor amiga viendo una serie que quedamos en acabar juntas.

—Morgan, no te comas todas las palomitas —se quejó ella.

—¿Es mi culpa que tú comas lento y yo tenga hambre? No.

—Es que me quedo tan pendiente de la serie que se me olvida agarrar.

—Yo no voy a esperar a que te avispes, come y deja de quejarte, si se acaban, en la cocina hay más.

La serie estaba interesante, era de asesinatos adolescentes.

Y justo cuando íbamos a saber al culpable del asesinato, entró el padre de Kristie a interrumpir. Se detuvo en medio de la tv y nos miró a ambas.

—¿Se comieron todas las palomitas y no me esperaron?

—¡Heinrich! No me dejaste ver quien es el culpable —me quejé.

—Ni te molestes, papá, Morgan ni siquiera me dejó comer a mí.

—Mentira, ella se quedó hipnotizada viendo la serie en lugar de hacer las dos cosas al mismo tiempo.

—Vale, ya —tomó el control remoto y apagó la tv.

Volví a quejarme.

—¿Es en serio? ¿Cuándo dejarás de ser un aguafiestas?

—Hoy mismo, porque te tenemos una sorpresa, Morgan.

—¿A mí? —pregunté, dejando el bowl de palomitas a un lado de la cama de Kristie.

—Si, a ti. Lexi te ha hecho una cena especial para celebrar tu pronto cumpleaños, ya acabo de avisar a tu familia y viene en camino. Así que, prepárate, abajo te espera la comida mas deliciosa que te puedas imaginar.

—¿Qué? No, no quiero. No quiero ver al odioso de tu sobrino.

—Ah, ya dejó de ser el novio asombroso y regresó a ser el odioso sobrino.

—Nunca fuimos novios.

—Pues díselo a Lexi, ¿Le vas a despreciar la invitación? Yo no quiero estar ahí cuando se lo digas.

—Tú puedes comerte mi comida, así que eso no se pierde.

—Papá adora la comida de mamá.

—Él adora todo lo que se pueda comer, Kristie, por eso tuvo tantos hijos.

—¿Qué has dicho? —Heinrich me miró con reproche.

—¿Yo? Nada —le sonreí, inocente.

—No creo que sea correcto que no quieras asistir a tu propia cena de cumpleaños, Morgan —continuó hablando.

—¿Pero si es correcto organizar algo sin preguntarme? Ni siquiera sabían si quería que mi familia asistiera. No me preguntan nada y es para mí.

—Es que Lexi quería darte una sorpresa, cariño.

—Ya sabes cómo es mamá, Morgan. No lo hace con mala intención, solo quiere hacer algo lindo por ti.

—¿Y no pueden, no lo sé, no invitar a Axel? —pregunté.

—Morgan... —inició él.

—Ugh, bien.

—Deberían arreglarse de una vez por todas, todos saben que te mueres por comerle la boca a mi primo —añadió Krist-Rose.

—No puedo creer que mi estrellita haya dicho tal cosa —Heinrich frunció el ceño hacia ella.

Yo simplemente reí en respuesta.

—Ojalá sean langostinos, saben que es mi platillo favorito de Lexi.

—Creí que solo amabas el sushi —dijo la rubia a mi lado.

—Sí, pero a Lexi no le queda tan bien, prefiero los langostinos hechos por ella.

—A Lexs todo le queda bien —respondió Heinrich.

—Claro, es tu esposa, si dices lo contrario mínimo te ahorca.

Él rodó los ojos hacia mí.

Cómo amaba molestarlo.

—¡Heinrich! —se escuchó la voz de Axel desde la sala.

Entonces sus pasos se aproximaron hasta la habitación de Kristie y al verlo no pude evitar notar algo en él.

Me ignoró por completo, como si no estuviera ahí, como si no existiera.

—¿Por qué están preparando tanta comida? ¿Quién viene a cenar? ¿Mis padres? —le preguntó a su tío.

—No, Lexi quiso hacer algo especial por el cumpleaños de Morgan —me señaló, pero Axel ni se molestó en desviar su mirada hacia mí y eso sí que me dolió—. Vienen sus padres también.

—Padre, Hailey no es mi madre —aclaré.

—Claro, Calum y Hailey.

—Ah, bueno —fue su única respuesta antes de darnos la espalda para salir de la habitación.

Pero mi maravilloso aliado Heinrich, lo detuvo.

—¿A dónde crees que vas?

—A mi habitación.

—¿Y no piensas saludar a Morgan?

En ese momento se dignó a poner sus ojos sobre mí por unos segundos y me saludó con fastidio.

—Hola, Morgan —se giró hacia su tío nuevamente—. ¿Algo más o ya me puedo ir a mi habitación?

—Ya te puedes retirar, pero recuerda que es obligatoria tu asistencia a la cena.

Él rodó los ojos y se encerró en su pieza.

Yo me limité a mirar al padre de Kristie con los ojos entrecerrados.

—Eres de lo peor, ¿lo sabías?

—Un placer —me sonrió en respuesta.

Quedamos solas nuevamente, así que aproveché para ojear mi móvil y resoplé borrando una vez más el chat que constantemente aparecía con nuevos mensajes en estas últimas horas.

—¿Qué pasa? —me preguntó Kristie.

—Arnie no para de escribirme.

—¿Para qué te escribe?

—No lo sé, es un idiota. Seguro quiere regresar y ya.

—¿No has leído los mensajes?

—No me apetece hacerlo, por culpa de ellos dos, otra vez estoy alejada de Axel.

—Hablando de mi maravilloso primo, ¿Por qué no hablan y arreglan todo de una vez por todas? Se veían lindos juntos.

—Tu piensas que me veo linda con todo el mundo.

—Pero esto es diferente.

Suspiré pensando en aquella posibilidad.

—¿Tú crees que debería hacerlo?

—Totalmente.

—No crees que me cerrará la puerta de su habitación en la cara, ¿o sí?

—No lo hará —entrecerré los ojos hacia ella.

—Vale, ahora vuelvo.

Me levanté de la cama y salí al pasillo.

Debido a que la puerta estaba abierta, noté como estaba sumido en su móvil.

—¿Puedo pasar?

Él alzó la mirada hacia mí.

—Ya estás dentro.

Vale, esto sería un poco más complicado de lo que parecía.

Suspiré resignada y decidí soltar todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento.

—Escucha, no sé cuál orgullo es más grande, pero estoy dejando el mío de lado para arreglar las cosas.

Él se incorporó sobre su cama invitándome a sentarme a su lado.

Entonces, continué hablando.

—Disculpa si te hice pensar que te estoy usando, no es así. Ni intento hacerlo, ni lo haré. Mi relación con Reese y Arnie es algo...

—Rara —completó por mí.

—No, iba a decir complicada. Ellos... me jodieron la vida bastante tiempo, me hicieron sentir muy humillada y eso es algo que no puedo dejar pasar así como así, sin embargo, también pasé muchas cosas con ellos. Fuimos amigos por mucho tiempo antes de eso y no es fácil simplemente no querer alguna explicación, escuchar las razones por la cual hicieron eso. No sé que siento por ellos, no sé si los odio, si solo estoy decepcionada, si siento rencor o simplemente me da igual su existencia, pero tienes que entenderme... nada de lo que ha sucedido con ellos ha sido fácil para mí. No es nada lindo ser consciente de que medio pueblo te ha visto en ese tipo de situaciones comprometedoras.

—Pero lo hiciste.

—Lo sé, y estoy muy arrepentida, no sé qué me sucedió en ese momento, pero esas malas decisiones me hicieron ser quien soy hoy y te aseguro que esta versión de mi, no es nada parecida a la Morgan que aparece en ese vídeo. No puedes condenarme por algo que ya pasó, no puedes culparme y hacerme sentir mal por una versión de mi que ya no existe.

—Lo lamento, sé que tú más que nadie la ha de pasar horrible por esa situación, es solo que... me cuesta entenderte, Morgan.

Tomé su mano entre las mías, él me miró a los ojos entrelazando nuestros dedos.

—Te aseguro que tú eres la única persona con la que siempre he querido estar. Por favor, no te alejes de mí por esto.

—No quiero alejarme de ti, pero si quiero saber que estamos en la misma página.

—Lo estamos... bueno, depende, ¿en esa página tuya seguimos discutiendo o ya estamos en la parte en que nos besamos? Porque realmente me apetece más saltarnos todo esto y pasar a la parte donde me besas y me perdonas.

Él soltó una suave risa que me hizo sonreír.

—Me encantan tus ocurrencias.

—Mis ocurrencias... ¿Y yo no o qué?

Axel no respondió, más bien, aprovechó ese momento para besarme, y sentir sus labios nuevamente sobre los míos fue tan lindo...

La diferencia es que ahora no sentía esas mariposas que tanto me mencionó Adler aquella vez. Ahora no sentía nada... solo paz y muchas ganas de tenerlo mucho más cerca.

La tensión entre nosotros aumentó, esas ganas de aumentar la intensidad de ese beso... y él se dio cuenta porque se detuvo.

Su rostro quedó a poca distancia del mío y sentí que mi corazón explotaría en cualquier momento cuando pasó uno de sus dedos sobre mi labio inferior.

—Estás nerviosa —afirmó él en un susurro—. Desde aquí puedo escuchar lo fuerte que late tu corazón.

—No estoy nerviosa, solo... estoy anhelando algo más que un simple beso ahora.

—Ya tendremos mucho tiempo para eso, no te preocupes.

—¿Eso significa que estamos bien?

Tomó una de mis manos dejando un beso sobre ella.

—No puedo estar mucho tiempo enojado contigo. Mis ganas de besarte no aguantan tanto.

Reí.

Y una vez más, dejó un beso corto sobre mis labios haciéndome sonreír. 

—¿Puedo sentarme a tu lado en la cena?

—Si sabes que Heinrich y Kristie mueren por saber si nos reconciliamos o no, ¿cierto?

—Lo sé, pero prefiero que se den cuenta ya a tener que pasar más tiempo alejado de ti para ver cómo se mueren buscando chisme.

Reí ante su comentario.

—Claro que puedes sentarte junto a mí en la cena.

Aquella dichosa cena...

Creí que ya todo aquel drama había terminado, pero entonces entendí que realmente tus actos tienen muchas consecuencias a la larga y este quizá era mi karma después de todo.

Papá y Hailey habían llegado, como siempre, él y Heinrich mantenían sus conversaciones amistosas de horas, esta vez, estaban los hermanos menores de Kristie atormentando mi paciencia.

Los Heinrich eran una familia gigante y yo odio a los niños.

—Bueno, Morgan, ¿ya tienes pensado lo que quieres hacer en tu cumpleaños este año? —preguntó Heinrich durante la cena.

Axel me miró intrigado, a lo cual Kristie sonrió y le dio una mirada cómplice a su padre.

Claro que ya se imaginaban que nos habíamos arreglado.

—Quería ir a un crucero con mis amigas, ya sabes, no se cumplen veinte años todos los días, pero papá no me dejó terminar de dar la idea cuando dijo su palabra favorita «no», así que supongo que tocará ser una fiesta asombrosa y ya.

—Siempre haces que tus cumpleaños luzcan asombrosos —añadió Hailey.

—Es mi día, ¿no? se supone que tengo que pasarla bien, así que hago algo que esté a mi altura.

—¿A tu altura económicamente? —preguntó Heinrich.

—No, a mi altura de gustos y yo tengo gustos caros.

Sentí la mano de Axel sobre mi pierna. Lo observé inmediatamente con una pequeña sonrisa, fue un acto reflejo de su parte, ya que ahora ni siquiera me prestaba atención, solo comía sin añadir nada a la conversación.

La pantalla de mi móvil se encendió nuevamente con el rostro de Arnie entre mis notificaciones. Lo tomé antes que Axel se diera cuenta y discutiéramos de nuevo, él seguía llamando, así que si le seguía rechazando la llamada, seguiría insistiendo.

Así de intenso es.

Pero por un instante agradecí que fuese tan intenso, porque esa noche, decidí atender a la dichosa y tormentosa llamada.

—Morgan, ¿A dónde vas? —preguntó Hailey.

Si les decía que iba a hablar por teléfono, dirían «cero móviles en la mesa», y entonces Arnie seguiría enviándome captando la atención de Axel.

—Al baño, vuelvo enseguida —mentí tranquilamente.

Kristie me dio una mirada cómplice, ella sabía a lo que iba, después de todo me levanté con el móvil ocultando la pantalla en el bolsillo trasero de mi pantalón.

Yo siempre lo llevaba en la mano, he ahí la diferencia.

Subí las escaleras y me encerré en la habitación de mi mejor amiga. Entonces, atendí.

—Más vale que sea importante lo que sea que vayas a decirme, Sinclair, porque me has jodido todo el puto día.

—Lo es, Morgan, ¿Es que no has visto tus redes sociales últimamente? —me preguntó.

Y eso me asustó.

—No, tengo muchas y he estado un poco ocupada organizando lo de mi cumpleaños.

—Vale, ¿Te hackearon o algo?

—¿Eh? No que yo sepa.

—¿Estás sola?

—Estoy en casa de Kristie, ¿por qué tanta pregunta?

—¿Estás sola ahora mismo?

—¡Si! Me he encerrado en su habitación para atenderte, ya dime qué pasa.

—Hay fotos tuyas circulando en redes sociales.

Por un segundo sentí que el mundo se me caía nuevamente.

Pestañeé varias veces sin poder aceptarlo y pregunté:

—Fotos... fotos mías, ¿cómo? ¿con Kristie? ¿De mi lindo disfraz en la fiesta de Abbey?

—Fotos tuyas posando desnuda.

Y fue en ese instante en que sentí que me empezaba a faltar la respiración.

—¿Morgan? ¿Sigues allí? —preguntó al no obtener respuesta de mi parte.

—Si, aquí estoy —intenté hallar mi voz.

—Creí que... debía decírtelo.

—Gracias.

—¿Estás... bien?

—Lo estaré, debo irme.

—Vale, si necesitas algo, ya sabes, estoy a una llamada de distancia.

—Lo sé, gracias. Adiós.

Dejé el móvil sobre la cama y me senté en el suelo pensativa.

¿Por qué está ocurriéndome otra vez?

¡¿Qué clase de karma estoy pagando que todavía no se cumple mi deuda?!

Estaba demasiado en shock como para reaccionar, hacer algo al respecto. Solo sé que no pude contenerme, una lágrima se deslizó por mi mejilla y solo pude abrazar mis piernas reviviendo todo aquel suceso del instituto.

¿Cuándo va a acabar esto? ¿Por qué algo de hace años me sigue persiguiendo?

He cambiado, ¿por qué esto sigue sucediéndome?

Kristie entró a la habitación en vista que yo me estaba tardando a regresar a la mesa y al verme de esa forma, se adentró cerrando la puerta con seguro.

—¿Era Arnie? —preguntó, sentándose a mi lado.

Giré mi cabeza apoyada en mis rodillas y sin ganas de ocultar mi tristeza, la miré asintiendo con la cabeza mientras lágrimas seguían rodando por mis mejillas.

Ella me abrazó con delicadeza, yo seguía abrazando mis piernas, pero ahora mi cabeza descansaba sobre su hombro.

—Quiero que todo acabe, Krist. No soporto seguir pasando por esto —confesé.

—¿Qué ha pasado? ¿Qué te dijo Arnie? —preguntó, acariciando mi cabello.

Me incorporé tomando mi móvil para mostrarle todo, se lo entregué antes de poder mirar las fotos, no me sentía lista o capaz de revivir todo ese momento.

—Abre el chat de Arnie, seguro ahí están las pruebas.

Por su rostro pude notar su sorpresa, es decir, que sí estaban.

—¿Arnie te hizo esto?

—No, más bien él me avisó lo que estaba ocurriendo. No puedo creer que todavía haya cosas de ese estúpido trío arruinando mi vida. Lo único que me consuela es que ellos dos también han de estar en las fotos.

Mi mejor amiga me miró en silencio.

—Morgan...

—¿Qué? ¿Qué pasa?

—No creo que estas fotos sean del trío, parece como si tú hubieses tenido toda la intención de tomártelas y me has dicho que aquella vez del trío, no sabías que te estaban grabando.

Fruncí el ceño sin entender entonces de qué foto me estaban hablando.

No recuerdo haber hecho otra cosa.

—Déjame ver.

Le quité el móvil de las manos y lo primero que vi en la pantalla fue a mí misma cuando tenía dieciséis.

Miraba a la cámara sin importar nada, estaba sobre mi cama con las piernas dobladas debajo de mí suavemente sobre el colchón. Mis manos reposaban justo delante de mí, mis dedos se encontraban delicadamente curvados y listos para impulsarme hacia adelante en cualquier momento.

La mirada era un poco seductora, con una sugerente promesa de movimiento apenas contenido. La tensión en mi postura sugería un control total sobre mi cuerpo, una confianza sensual que irradiaba a través de cada gesto.

Lo más chistoso del asunto es que estaba completamente desnuda, con mis pechos al aire y cabello suelto, cubriendo solo mi intimidad con unas bragas de encaje que no dejaban absolutamente nada a la imaginación.

¿Por qué hacía esas cosas cuando tenía dieciséis?

Con el tiempo entendí que solo buscaba validación, aunque sea una mínima muestra de afecto, atención. Y vaya que a día de hoy me avergüenza tanto esa versión de mí.

Estaba intentando gustarle a Reese en ese tiempo, así que le pasé las fotos.

No fue hasta mucho tiempo después que fuimos algo y luego incluimos a Arnie.

Pero el solo pensar que ahora me había traicionado dos veces, me derrumbaba por completo. ¿Qué necesidad?

Creí que esas fotos estaban más que borradas, ha pasado mucho tiempo, ¿Por qué ahora se le da por arruinarme la vida así? ¿Qué gana difundiendo tal cosa?

Ahora me encontraba frustrada.

Porque no era nada sobre el trío, ahora eran unas fotos que solo le pasé a Reese.

Y voy a matar a ese imbécil.

Continue Reading

You'll Also Like

5.1M 443K 82
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
1.5K 164 42
Mack estaba cansada de estar rodeada de parejas. Su mejor amiga acababa de comprometerse, su hermano había encontrado a la mujer indicada e incluso s...
2.3K 21 1
SEGUNDO LIBRO. Bast y yo no teníamos muchas cosas en común pero poco a poco comenzamos a desarrollar algunas. Le gustaba enloquecerme y a mi me gust...
91.6K 4.6K 37
Te has conectado. Tienes un nuevo mensaje. ¿Qué haces?