• | KaiSagi OS | •

By Karligg

1.3K 67 59

Tal y como dice el título. Todo esto serán pequeñas historias KaiSagi de un solo capítulo. Quizá algunas teng... More

Operación FCSNATC.

Enamorado.

532 27 28
By Karligg

• +18, lenguaje explícito. Esto fue editado y recomiendo volver a leer en caso de que ya lo hayas hecho.

Isagi está perdidamente enamorado de Michael Kaiser.

El alemán era con bastante obviedad atractivo, e Isagi no dejó de pensar en él desde que desvió su tiro en Blue Lock, donde se conocieron. Sí bien sus interacciones daban a entender lo horrible que era su relación, Isagi no podía evitar pensar que eran como dos piezas del rompecabezas que encajan perfectamente.

Nada evitaba que soñara con caricias suaves, besos calientes que lo harían derretirse y una mano tatuada recorriendo cada rincón de su cuerpo. En sus sueños, Kaiser lo miraría con amor, con deseo y con adoración, e Isagi correspondería, estarían en la cama, Kaiser debajo de él sonriéndole con esa coquetería que siempre hace al cuerpo del nipón estremecer, Isagi estaría sentado en su regazo, inclinado hacia él para besar su cuello y morder ese tatuaje que nunca puede dejar de mirar.

Pero luego sería hora de despertar, y volver a la realidad en la que Kaiser solo lo mira con burla, como si no fuera nada, al contrario de su sueño, donde lo miraba como si Isagi fuera el universo entero. La horrible realidad en la que Isagi debía fingir una mirada de disgusto cada vez que Kaiser le daba la suya propia, porque incluso si su interior se remueve por el hecho de que Kaiser lo esté mirando, debía responder sus provocaciones con fiereza, de esa manera Kaiser no perdería su interés en Isagi.

-

No es que Isagi fuera una persona que se preocupara por su apariencia, de hecho, nunca lo hizo, lo único que siempre le interesó fue el fútbol, pero desde que se enamoró de Kaiser, ha empezado a levantarse más temprano para arreglarse con tiempo y poder verse más bonito.

Supo que estaba haciendo un buen trabajo cuando sus amigos y otros miembros de Bastard München se quedaban más segundos mirándolo a primera hora de la mañana, varios yendo más allá diciendo unos cuantos elogios, como lo bonitas que se veían sus pestañas, y como sus ojos se veían más azules de lo normal.

Todo esto lo pudo lograr cuando fue a la oficina de Ego, exigiendo que le dejara comprar algunas cosas a cambio de varios puntos de recompensa que tenía acumulados de las selecciones anteriores, Ego levantó una ceja con incredulidad, pero simplemente lo despidió con un flojo movimiento de su mano, diciendo despreocupadamente que hiciera cualquier mierda que quisiera, después de todo, Isagi Yoichi ha entregado resultados bastantes prometedores.

Isagi salió dando saltitos de aquella oficina, yendo rápidamente a arreglarse con ropas casuales que Anri dejó sobre su cama, sacando también de la funda de su almohada una lista que había preparado en noches anteriores, luego de ver varios vídeos sobre cómo embellecer su rostro.

Con algo de dinero que le dio Ego por las ofertas que recibió, y también sus ahorros, fue en busca de todos los productos en su lista.

...

Al regresar, puso en práctica todo lo que vio cuando fue la mañana siguiente, se levantó mucho más temprano, ya que en realidad le avergonzaba que alguien lo viera tratando de ponerse bonito solo para Kaiser.

Se dio un baño relajante, cuando estuvo vestido empezó su nueva rutina, lavó su rostro para limpiarlo, lo tonificó con agua termal, aplicó su sérum y contorneó con cuidado sus ojos, agregó su crema hidratante para finalizar con un bloqueador que pudo haberle costado perfectamente un ojo de la cara.

Se perfiló las cejas con muchísimo cuidado, quizá fue una tontería, pero estaba usando algo de su metavisión para evitar cometer errores a toda costa, luego, con unas pinzas se deshizo de algunos pelos que no eran parte de la forma. Aún no era muy conocedor sobre cómo usar el maquillaje, así que le bastó con pintar un poco sus pestañas y poner sobre las mejillas un rubor casi imperceptible.

Se sintió bastante orgulloso de su trabajo, pues incluso si nunca se consideró alguien feo, era capaz de notar la diferencia.

Se alarmó al escuchar algunos pasos a lo lejos, olvidó que aún tenía su metavisión activada, así que rápidamente guardo todas sus cosas y fue devuelta a su habitación para ocultarlas bajo su cama. Cuando hizo esto sus compañeros de cuarto recién empezaban a despertarse, estirándose con pereza y bostezando cansados.

Se sorprendieron al ver que Isagi ya estaba completamente listo, pero ninguno supo si solo era parte del sueño mañanero el hecho de que Isagi se veía más hermoso que antes.

Sin más palabras que los buenos días, todos fueron camino a los baños para también empezar a prepararse.

Durante todo ese tiempo Isagi miraba ansioso el pasillo por el que tendría que aparecer Kaiser, se supone que ya debía estar aquí, Isagi memorizó sus tiempos.

Una mota rubia y azul se hizo a la vista, e Isagi sintió como su corazón empezaba a latir más fuerte.

Kaiser se veía tan hermoso y angelical como siempre. Isagi intentó actuar con normalidad, despreocupado hablando de cualquier tontería con Hiori, cuando sintió la mirada que tanto anhela tener siempre sobre él. Volteó con cuidado de no parecer muy ansioso, sonrojándose cuando notó que Kaiser estaba más cerca de lo que esperaba.

—Te ves hermoso hoy, Yoichi. —y se fue, como si no acabara de desatar una guerra en el interior del mencionado.

Oh, Isagi se lanzaría al abismo por ese hombre.

___


Todos sabían del enamoramiento de Yoichi por Kaiser, incluso el propio Kaiser era consciente de este hecho. Desde la manera en que Yoichi lo miraba hasta la forma en que su rostro se iluminaba cada vez que compartían un momento juntos, incluso si solo era para insultarse, Isagi parecía feliz de al menos poder cruzar palabras con el rubio. No había duda alguna.

Resultaba bastante divertido observar lo exaltado que se ponía su japonés favorito en su presencia; a veces, Kaiser se preguntaba si Yoichi había intentado en algún momento ocultar sus sentimientos. Pero, de cierta manera, era adorable. La manera en que sus mejillas se sonrojaban ligeramente y cómo su voz se volvía un poco más suave cuando Michael estaba cerca, eran detalles que no pasaban desapercibidos para este, ni para nadie.

Al principio, Kaiser no correspondía a esos sentimientos, simplemente veía a Isagi como otro rival al que vencer. Aunque superaba con creces a cualquiera que Kaiser hubiera conocido, no iba más allá de eso.

Sin embargo, conforme pasaban más tiempo juntos, comenzó a notar pequeños detalles que despertaban algo en su corazón. La forma en que Isagi sonreía cuando marcaba un gol o cómo se esforzaba al máximo en cada entrenamiento, o la manera en que sus ojos se estrechaban cuando estaba concentrado en algo, y como sus labios se apretaban al no encontrar su voz cada vez que Michael coqueteaba burlonamente con él, todo eso comenzó a dejar una huella en Kaiser, pero solo fue eso, algo que hizo al alemán apenas dirigir su mirada unos segundos más al nipón.

El revoloteo del amor recién comenzó a hacerse presente alrededor del corazón de Kaiser después de la NEL. Cuando Yoichi realizó una actuación digna de pasar a la historia del fútbol, algo cambió en el brillo de los ojos de Kaiser cada vez que contemplaba lo hermoso que se veía Isagi con el sudor del cansancio remarcando su piel blanca. Era como si cada gota de sudor resaltara aún más su encanto, y Kaiser no podía evitar sentirse cautivado por esa imagen.

Era una sensación nueva para él, pero no planeaba negarlo, sería patético.

Isagi Yoichi terminó por enamorarlo, y Kaiser no supo cómo actuar, sabe bastante bien que sus sentimientos son correspondidos, podría confesar, ganas no le faltaban, pero eso no sería divertido, quería saber hasta qué punto llegaría por él, ¿qué tan mal se pondría por cualquier acción suya?

Kaiser quiere saber.

___


Ahora, en la actualidad, Isagi se encontraba acostado sobre la lujosa cama en el enorme apartamento que compró en Alemania luego de que la NEL haya terminado, uno que casualmente era el apartamento vecino de Kaiser. Casualmente.

Isagi no planeaba vivir en un lugar tan costoso, y no porque no pudiera costearlo, sino porque siempre fue más de cosas simples a la hora de acomodarse en algún lugar, pero por supuesto que Kaiser sería todo lo contrario, así que no le quedó de otra más que elegir su hogar lo más cerca posible del idiota que lo enamoró.

Casualmente, claro.

Estaba bastante ansioso, ya que hoy es 31 de Marzo, y mañana es su cumpleaños. La razón de su nerviosismo no era por la celebración en sí, sino que esperaba que Kaiser viniera a desearle un feliz cumpleaños y darle un hermoso regalo.

De preferencia que incluya besos, abrazos y una noche larga con sus cuerpos enredados entre las sábanas.

Últimamente la actitud del rubio dio un giro algo drástico, o quizá solo sea su imaginación, pero sentía que ahora eran mucho más cercanos.

El rubio abrió su puerta, curioso, de quién será su nuevo vecino, solo para sorprenderse cuando un familiar brote apareció en su campo de visión, Yoichi fingió estar igual de sorprendido al darse cuenta de que Kaiser también vivía ahí.

Todo empezó porque Yoichi había cocinado accidentalmente demasiado arroz, y no había manera de que comiera eso toda la semana.

Oh, no, ¿qué voy a hacer ahora? —habló al aire, posando su mano en su barbilla—. Le podría dar un poco a Mihya. —sopesó esta opción, como si no se hubiera equivocado en las porciones de arroz y agua a propósito solo para tener una excusa para hablar con Kaiser.

Luego de eso, fue directamente a la puerta de Michael, que estaba justo frente a la suya, para ofrecerle algunas fuentes del bendito arroz. Kaiser se rió, pero las aceptó de todos modos.

Y así empezó un largo e interminable intercambio de cosas cuando el alemán le devolvió las fuentes lavadas junto a una botella de vino demasiado caro para el gusto de Isagi, pero lo bebió sin tanta culpa ya que fue su amado Mihya quien se lo regaló. Luego, Isagi le dio unos pequeños pasteles al encontrarselo por casualidad en el pasillo, resoplando que él había comprado demasiados en el supermercado y no quería tantos, Yoichi no se dio cuenta de su tonta excusa, y Kaiser no dijo que sabía perfectamente que esos pastelitos estaban recién horneados.

¿Te gusta la repostería, Yoichi?

Siempre me ha gustado, pero hasta hace poco he podido empezar a hacer algunas cosas.

Al siguiente día, Michael le regaló un set completo de utensilios para repostería, algo que hizo a Yoichi sonrojar enormemente pues no esperaba recibir tal cosa.

Eran interacciones que hacían a Isagi gritar como una colegiala.

Por lo tanto, no hay manera de que Kaiser no le dé al menos un saludo, y sabe muy bien que Kaiser está despierto, lo comprobó al escuchar movimiento a través de la puerta unos momentos antes. Miraba cada tanto la hora en su teléfono, 23:57p.m.

Isagi no sabe si es mucho ilusionarse con que Kaiser lo salude exactamente a las 00:00a.m., pero soñar es lo que siempre ha hecho desde que conoció al amor de su vida.

23:59a.m.

Su corazón empezó a acelerarse por el nerviosismo, es la primera vez que se siente tan emocionado por su cumpleaños, Kaiser lo saludará, está seguro, no hay manera de que se haya imaginado toda la tensión latente entre ellos.

00:00a.m.

Acaba de cambiar, definitivamente ya es su cumpleaños, Isagi abrazó aún más la pobre almohada entre sus piernas, los latidos en su pecho iban a mil por hora, sus ojos fijos en la pantalla de su teléfono y sus oídos atentos a un posible llamado en su puerta.

Pasaron segundos eternos y sufridos, hasta que sintió la vibración de su celular y con rápidez se fijó en quién era.

Se decepcionó enormemente cuando vio que solo era Bachira, no tomó mucho tiempo para que empezara a recibir mensajes de feliz cumpleaños por parte de todos sus amigos. Pero ninguno de ellos era Kaiser.

00:11a.m.

Ya era ridículo, si Kaiser no lo ha felicitado, entonces lo más probable es que esté durmiendo como un bebé, Yoichi no sabe por qué sigue esperando que alguien llame a su puerta.

¿Mihya realmente olvidó su cumpleaños?

Incluso si ya considero esta posibilidad, las lágrimas amenazaban con desbordarse de sus ojos mientras luchaba por contenerlas. Apagó su teléfono, incapaz de enfrentarse a los mensajes de felicitación que solo servían para recordarle su miseria. Aunque cada fibra de su ser ansiaba la presencia de Kaiser, se resignó a la cruel realidad y buscó refugio en el sueño, deseando escapar del dolor que lo consumía.

Lo cual también fue una ilusión muy tonta, ya que le resultaba imposible pegar ojo sin imaginar al rubio entrando por su puerta, disculpándose por haber tardado tanto y besándolo con amor en busca del perdón de Yoichi.

O quizá solo está siendo ridículo, a lo mejor Kaiser si lo felicitará, pero no exactamente ahora, lo hará más tarde, sí, eso es lo que pasa. Isagi sentía que en cualquier momento podría volverse loco.

No tuvo más opción que ir al botiquín de su baño, sacando un frasco de pastillas que estaba muy bien escondido entre otros remedios, se tomó una con prisa y volvió a su cama con los hombros caídos por la desgana. Durmió hasta tarde, teniendo suerte de tener dos días libres por haber ganado un partido junto a su equipo. Isagi soñó con brazos fuertes abrazándolo por la espalda y caricias mañaneras que hicieron a su corazón apretarse al recordar que nada de eso era real.

...

Despertó con unos fuertes golpes en su puerta.

Yoichi se quejó con enojo mientras se removía entre sus finas sábanas de seda, molesto por el irritable ruido en la entrada de su apartamento, quiso ignorarlo pero al parecer la persona que estaba tras su puerta era muy terca e insistente, lo suficiente como para hacer que el nipón resoplara al verse obligado a levantarse para atender a ese maldito hijo de perra que no lo está dejando dormir.

—¡Deja de golpear la puta puerta, ya voy! —no molestes a Yoichi por la mañana luego de que haya tenido una mala noche, podría golpearte con un bate.

La luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas entreabiertas, pintando la habitación con tonos suaves y cálidos que contrastaban con el estado de ánimo sombrío de Yoichi. Apenas había dormido esa noche, atormentado por la decepción y el dolor de la soledad a pesar de la pastilla que se tomó, abrió su puerta con la mirada de mil demonios, pero tan pronto como vio de quién se trataba, la somnolencia e ira que residía en su cuerpo se esfumó por completo, sus ojos se abrieron con incredulidad, una feliz incredulidad, pues su tan amada rosa azul era el responsable de su temprano despertar.

Tan pronto como cayó en cuenta de esto se sonrojó, pues su apariencia debe ser muy descuidada, puede sentir su pelo desordenado en todas las direcciones, la saliva pegajosa que derramó sobre su mejilla mientras dormía y las marcas rojizas de la almohada en su mejilla.

Kaiser se rió en voz baja, probablemente teniendo conocimiento de lo que pasaba por la cabeza de Yoichi en estos momentos.

—No te preocupes, Yoichi, incluso por la mañana te ves precioso. —Kaiser, con su habitual gracia y encanto, le aseguró que incluso en su apariencia más desaliñada, seguía siendo hermoso. Las palabras del rubio provocaron que el sonrojo en sus mejillas se hiciera más profundo, la sonrisa sincera de Kaiser y su cálida presencia disiparon cualquier inseguridad que pudiera haber sentido.

Kaiser parpadeó con asombro al ver como el pequeño tinte rojizo del más pequeño se extendía por todo su rostro hasta su cuello, sus labios teniendo un leve temblor que delataba su nerviosismo.

—¿Tú crees? —se peinó el cabello desordenado con timidez, no siendo capaz de mantener contacto visual con Michael o de lo contrario podría empezar a vomitar arcoíris. Yoichi en realidad no es consciente de que está actuando como el enamorado que es, su actitud desafiante y siempre retadora ante Kaiser no se encontraba por ningún lado, pues lo único presente en su mente ahora mismo era en lo celestial que se sintió ser llamado "precioso" por el alemán.

—... Yoichi —la mano de Michael se acomodó en su pómulo, e Isagi se quedó sin aliento cuando el alemán empezó a acariciarlo con su pulgar—. Vamos a cenar juntos esta noche. —

—¡Sí! —ambos se quedaron en silencio ante la rápida afirmativa de Isagi, así que se apresuró a repetirlo con más calma—. Eh, sí, seguro. —Kaiser sonrió con gracia y retiró su mano luego de que su invitación haya sido aceptada, esta acción no le agradó a Yoichi, ya que se sintió frío sin el contacto reconfortante que hacía a su corazón bombear sangre demasiado rápido, pero no hubieron réplicas al respecto.

Una cajita se extendió en su dirección, y Yoichi sintió que su corazón iba a explotar en cualquier momento por el amor que lo desbordaba.

—Feliz cumpleaños, Yoichi. —el mencionado aceptó el regalo con una sonrisa radiante, ambos rivales conectaron miradas y eso fue lo único que hizo falta para ablandar el corazón de Isagi.

—Gracias, Mih- Michael. —su sonrisa tembló, después de todo, solo llama "Mihya" a Michael en su cabeza.

Una ceja se levantó en su dirección, pero finalmente Kaiser se fue a su propio apartamento.

Tan pronto como cerró su puerta, Yoichi comenzó a saltar como loco por todo su apartamento, lanzándose con fuerza a su sofá para ahogar su enorme grito contra los cojines. Cuando se quedó sin aire se volteó para mirar el techo, si miraran lo suficientemente bien casi podrían ver corazones en sus pupilas.

Yoichi sabía que su Mihya jamás se olvidaría de él.

___

Oh, que malditamente hermoso es Yoichi, cuyos ojos se encontraban hinchados y enrojecidos por las lágrimas derramadas sin descanso. Para Kaiser, esa imagen poseía una extraña y dolorosa belleza, casi hizo que se sintiera mal cuando Isagi abrió la puerta, pero no pudo evitar la fascinación que lo invadió al contemplar la fragilidad de Yoichi, quien tenía el corazón destrozado por lo que él consideraba el "desinterés" de Michael.

No creyó que una simple e intencional felicitación atrasada causaría tal efecto en el nipón, dejó a Kaiser con una sensación de poder que no debería sentirse tan bien. Era consciente de que sus emociones estaban mal encaminadas, pero la complejidad de su relación con Isagi le impedía sentir verdadera culpa.

Mientras observaba a Yoichi, Kaiser se encontró reflexionando sobre su próximo movimiento, había algo magnético en la forma en que el nipón lo miraba, como si cualquier cosa que hiciera Kaiser, por muy simple u horrible que fuera, él la adoraría con vehemencia. Aunque sus acciones podrían considerarse cuestionables, no podía negar la intensidad de sus sentimientos hacia Yoichi. En ese momento, se dio cuenta de que estaban unidos por algo mucho más hermoso de lo que parecía.

-

—¿Cómo que no podrás? —para el amor hay obstáculos, Yoichi estaba luchando contra la ira de todos sus amigos por videollamada.

Chigiri parecía bastante molesto, al igual que varios otros, mientras que Bachira lucía algo desanimado.

—Lo siento... Esta noche tengo cosas que hacer —estaba tan absorto admirando a su rubio mientras este le preguntaba si quería cenar con él que olvidó por completo los planes que había organizado para celebrar su cumpleaños con sus amigos—. ¡Pero puedo mañana! —

Varios negaron con la cabeza, pues sus agendas de futbolistas eran bastante complicadas de por sí como para aplazar los planes un día. Isagi se sintió bastante mal por desperdiciar el tiempo de los demás, pero es lo suficientemente egoísta como para que eso no llegue a su corazón, pues los aleteos de mariposa en todo su cuerpo siguen presentes gracias a lo que pasó hace algunas horas.

—De verdad lo lamento. Pero no es algo que quiera cancelar —intentó poner sus mejores ojos de gato atropellado—. Consideren dejar pasar esto como regalo de cumpleaños, no pido nada más. —sus amigos parecieron entender lo importante que era para Yoichi lo que sea que hará esta noche, así que no les quedó más que suspirar y aceptar.

—Lo que sea que te haga feliz. —

___

Recibió un mensaje de Kaiser diciéndole la hora a la que lo buscaría, así que se puso manos a la obra para ponerse bonito. Quizá sí se esfuerza más que las otras veces hoy Kaiser confesará sus sentimientos.

O si se emborracha lo suficiente, puede que sea Yoichi quien lo haga.

Fueron horas las que hicieron falta para poder alistarse con tiempo, casi lloró cuando por culpa del nerviosismo se manchó muchas veces con su rímel. Tampoco quería maquillarse mucho, para él siempre fue suficiente algo de pintura en sus pestañas, rubor y bálsamo labial, nada más hacia falta. Aunque hoy puso algo de brillo en sus labios.

Otras dos horas hicieron falta para que Yoichi enfrente el dilema de qué ponerse para la cena. Conociendo el gusto de su rubio por los restaurantes elegantes, se preparó mentalmente para un lugar de lujo. Sin embargo, él mismo no era aficionado a los trajes formales, así que optó por una combinación de ropa casual, aunque de marcas reconocidas y costosas. Cualquiera que lo viera reconocería al instante la calidad y el valor de sus prendas.

Una vez listo, se instaló en su sala de estar, pasando el tiempo leyendo los mensajes de felicitación de sus seguidores en Twitter y compartiendo algunos de los hermosos dibujos que le habían dedicado. Su corazón latía con emoción mientras aguardaba la llegada de su enamorado.

Cuando finalmente llamaron a la puerta, Yoichi se levantó de un salto, acomodando algunos mechones rebeldes antes de apresurarse a abrir. Sus ojos se encontraron con la visión de Kaiser parado ante él, una figura tan deslumbrante que parecía haber descendido directamente del cielo. En ese momento, Yoichi sintió como si su alma hubiera sido bendecida por un ángel, destinada a ser cuidada y protegida por milenios.

La belleza de Kaiser lo dejó sin aliento, y en ese instante, Yoichi no pudo evitar preguntarse si en alguna vida pasada había realizado actos heroicos para merecer la fortuna de conocer a alguien tan perfecto y hermoso.

Al parecer Kaiser tampoco era muy fan de los trajes, pues su atuendo era muy parecido al de Yoichi, lo que le hizo pensar que ellos estaban conectados de alguna forma porque incluso eso les salía bien.

—Joder, eres tan guapo. —las palabras abandonaron su boca tan pronto como pudo reaccionar, aunque no se sintió arrepentido al ver un pequeño tinte rosa en las orejas de Michael.

—Igual que siempre -sigue siendo Kaiser después de todo—. También te ves bello, Yoichi —no tuvo tiempo de responder cuando repentinamente sintió un aliento caliente y húmedo junto a su oreja—. ¿Te pusiste lindo para mí? —

Sus piernas temblaron e Isagi tuvo que usar neuronas extras para obligarlas a mantenerse firmes.

—... Sí, lo hice por tí. —Kaiser no se había alejado, pero se separó solo un poco para que sus rostros estén a milímetros de distancia. El alemán sonrió cuando Yoichi lo admitió a pesar de su brillante sonrojo, el nipón estaba gritando a los cielos en su interior, pues tenía unas ganas inmensas de besar de una vez por todas al mayor, y rezaba para no ser el único que quería eso.

Justo cuando creyó que su más grande fantasía se haría realidad, Kaiser se alejó, una sonrisa juguetona posada en los labios que estuvo tan cerca de besar, la decepción en el rostro de Yoichi pareció hacerse muy visible, pues el alemán se rió con burla.

—Vamos, no olvides que tenemos una reserva. —sus propios belfos fueron acariciados con suavidad, acción que solo hizo a Isagi fruncir el ceño con enojo, ¡si no iba a besarlo no debería tocarlo tanto entonces! Golpeó con frustración la mano de Kaiser, alejándola de su rostro. El alemán simplemente le ofreció su brazo en respuesta, luego de que una suave risa se le escapara.


Yoichi suspiró, enganchando su mano de todos modos, si bien estaba enojado por las burlas del contrario, no pudo evitar un pequeño grito de emoción interno al estar por primera vez más cerca que nunca de besarlo.

Si fuera por él, no comería con tal de besuquearse toda la noche con Kaiser.

-

Como supuso, el restaurante era el mejor de la ciudad, los meseros se apresuraron a tomar sus abrigos y abrir sus sillas para que se sienten. Isagi se sentía algo fuera de lugar, no estaba acostumbrado a comer en restaurantes, por lo que tanto trato especial le hacía sentir algo extraño. Hubiera preferido que fuera Kaiser quien le abriera la silla y le sacara su abrigo, junto a todo el resto de su ropa también, pero eso debería ser en un lugar más privado.

Yoichi lucía con orgullo el collar de oro que adornaba su cuello, con una delicada rosa de zafiro que brillaba con la luz del atardecer. Era más que un simple accesorio; era un símbolo del amor que Kaiser le había entregado, un lazo que unía sus corazones en un vínculo etéreo. Cada destello del zafiro evocaba los destellos de felicidad que Yoichi sentía cada vez que miraba a su amado Kaiser, y el suave peso del collar le recordaba constantemente la calidez del amor que ambos han sentido desde siempre, al menos por parte de Yoichi.

Fue un regalo que va más allá de lo material, un tesoro que Yoichi atesoraba con devoción, como si cada hilo de oro tejido en la cadena fuera un lazo invisible que lo unía a Kaiser de manera permanente.

Al inicio todo transcurrió con bastante normalidad, algunas conversaciones por aquí y por allá, pero había algo que inquietaba a Yoichi.

Kaiser no mostraba señales de querer intentar algo más, su tono de voz se volvió bastante neutro y su mirada estaba fija en el menú, o en cualquier cosa que no fuera Yoichi. ¿Acaso no estaba interesado en estar ahí con él? ¿Todo su comportamiento anterior fue una mala broma?

A medida que avanzaba la cena, el ambiente se volvía más pesado. Yoichi intentaba mantener una conversación animada, pero cada intento era recibido con respuestas monosilábicas por parte de Kaiser. Los silencios incómodos se alargaban, interrumpidos solo por el murmullo de otros comensales en el restaurante.

Cada vez que Yoichi buscaba la mirada de Kaiser, este desviaba los ojos hacia cualquier otro lugar menos hacia él, como si estuviera evitando un encuentro visual.

Se apresuró a comer lo que pidió, no queriendo que Kaiser se dé cuenta de las lágrimas que llenaron sus ojos. Escuchó movimiento por parte del contrario, y no pudo evitar levantar la cabeza para mirar lo que estaba haciendo el alemán.

Había extendido su mano en su dirección, y volvió a ponerla sobre su mejilla tal como lo había hecho momentos antes, a pesar de sentir como su corazón latía más rápido, no pudo evitar la enojada confusión en su ser, ¿qué demonios le pasaba a Kaiser? Actuando todo desinteresado y luego tan suave con él, no sabe a dónde quiere llegar.

—Yoichi, ¿de verdad estás llorando? —incluso si su voz revelaba la preocupación que el rubio sentía por el nipón, había una sonrisa jugando en sus labios que solo lo confundió más.

—¿Por qué estás jugando conmigo? —su voz se quebró sin poder evitarlo, y sintió el pulgar de Kaiser acariciarlo para limpiar una lágrima traviesa con un amor que lo hizo sonrojar.

—Perdóname, liebe... —sintió el delicado toque en sus labios, y esta vez Isagi no lo alejó—. No puedo evitarlo cuando te ves tan hermoso con esa mirada triste en tu cara. —se alejó de él, y Yoichi casi inclina la cabeza para perseguir el toque.

Kaiser bebió algo del vino en su copa, y Yoichi siguió sus acciones, buscando algo con lo que calmarse. Que suerte que decidió usar un rímel waterproof. No se dio cuenta de cuántas copas había bebido hasta ahora, cuando su cuerpo se relajó y lo sentía más cálido que de costumbre.

—Mihya es tan malo conmigo. —

—¿No te gusto así, Yoichi? —fue la simple respuesta de Kaiser, quien no esperaba ser llamado por un apodo tan adorable.

—Claro que sí... Amo todo de Mihya. —tarde se dio cuenta de todos los disparates que estaba soltando, pero ni siquiera era capaz de controlar su boca.

El silencio que lo recibió volvió a ponerlo nervioso, pero Kaiser no dejó que terminara así.

—Yo también amo todo de Yoichi. —millones de mariposas revolotearon por todo el cuerpo de Yoichi al escuchar eso. Sus ojos tristes se iluminaron como faros y una sonrisa brillante enmarcada por hoyuelos fue todo lo que hizo falta para calentar el corazón de Kaiser.

Sus miradas por fin se encontraron, y todo el mal sentir anterior se esfumó como si nunca hubiera existido.

Michael sonrió satisfecho de los resultados, actuar indiferente y frío resultó ser todo un éxito, y una sensación de victoria lo llenó al darse cuenta de que Yoichi lo perdona muy fácilmente a pesar de todo.

Kaiser pagó la cuenta del restaurante con una sonrisa. Y mientras caminaban hacia su lujoso auto, Yoichi no podía evitar sentir un cosquilleo en el estómago, una mezcla de emoción y anticipación por lo que tanto ha deseado estos últimos años.

Cada roce de sus manos, cada mirada furtiva, era una promesa de pasión contenida, una chispa que amenazaba con encender la llama del deseo en cualquier momento. Y mientras el semáforo se detenía en rojo, Yoichi aprovechó el momento para admirar a su amado, perdido en la profundidad de sus ojos claros que brillaban con una intensidad que le robaba el aliento hasta a su alma.

Fue entonces cuando Yoichi notó las cajas apiladas en la parte trasera del auto, envueltas en papel de regalo y lazos de seda. La curiosidad se hizo presente en su pecho, pero antes de que pudiera preguntar, Kaiser reveló el secreto con una sonrisa juguetona.

—Son todos los otros regalos que te compré. —

Y en ese momento, Yoichi se sintió abrumado por la dicha, por el amor desbordante que lo rodeaba. Ah, Yoichi estaba completamente enamorado, él sería capaz de hacer cualquier cosa por Michael.

Amará a Kaiser por toda la eternidad.

...

Isagi gimió contra la boca caliente que aprisionaba la suya, tan pronto como el nipón desbloqueó su puerta lo empujaron hacia dentro para presionarlo contra la pared, dientes ansiosos recorrieron su cuello y una húmeda lengua recorrió cada parte de su piel que estaba a la vista, la cual no era mucha, y eso pareció fastidiar a Kaiser.

—E-Espera... —en un pobre intento de apartar al otro, presionó sus manos contra el duro pecho ajeno—. Vamos a la cama. —

Lo levantaron con rapidez y tardaron segundos en llegar al dormitorio, Kaiser lo acomodó contra las almohadas con una delicadeza sorprendente, se deshizo por ambos de sus ropas y acarició con amor cada rincón de su cuerpo, ha soñado tanto con este momento que no pudo evitar las lágrimas que empezaron a derramarse por su rostro.

Kaiser se alarmó, deteniendo todos sus movimientos y apresurándose a consolar a su chico.

—¿Qué sucede, Yoichi? —limpió con cuidado las lágrimas, besando sus mejillas en un intento por tranquilizarlo—. ¿No quieres? Puedo detenerme. —Isagi sacudió su cabeza con fuerza, negando tales preguntas.

—Es solo que estoy feliz —Yoichi besó repetidamente los labios de Kaiser, pequeños piquitos que sonrojaron al alemán—. Te he amado desde el primer día que nos conocimos, y siempre he soñado con este momento. —

En lugar de responder, Kaiser volvió a besarlo, pero esta vez no fue apresurado y hambriento, sus labios se tocaron con delicadeza y Yoichi no pudo evitar derramar más lágrimas.

Esta vez fue el nipón quien adentró su lengua en la cavidad ajena, no queriendo atardar más lo que ha estado esperando desde el inicio.

Kaiser buscaba en los cajones junto a la cama algo que pudiera ayudarlo a abrir el estrecho agujero de su amante. Pero las piernas que rodearon su cintura detuvieron su búsqueda.

—No hace falta —una repentina timidez se apoderó de las expresiones de Yoichi mientras le entregaba un condón al alemán, recibiendo una mirada curiosa por parte de este—. Yo... Me preparé para ti antes de salir. —

Oh, que cosita tan linda.

Ese fue el pensamiento que tuvo Kaiser cuando aceptó el preservativo, de alguna forma le hacía algo de gracia que desde el inicio Yoichi haya ido a cenar con él con el pensamiento de que iban a follar después de eso.

Sin más preámbulos, alineó su dura longitud contra el agujero que se cerraba alrededor del aire por las ansias, ambos gimieron con fuerza cuando la cabeza del pene de Kaiser empujó el anillo de músculo, si bien Yoichi dijo que se preparó, no pareció ser suficiente para recibir la enorme polla de Kaiser. El ardor por expandirse más de lo que estaba acostumbrado gracias a sus juguetes hizo a sus ojos volver a humedecerse, pero el placer era mucho más grande.

Kaiser tiene su polla en él, está dentro de mí, sonrió con felicidad, sus bellos hoyuelos enmarcando la sonrisa de satisfacción que tiene ahora mismo.

Ni siquiera esperaron a que el nipón se acostumbrara, ninguno quería esperar, tan pronto como Michael estuvo enterrado hasta la empuñadura arremetió con fuerza contra el pelinegro, quien no podía controlar los sonoros gemidos que se formaban en su garganta. Sus piernas fueron agarradas para ser empujadas contra su pecho, dándole a Kaiser una perfecta vista de su pelvis chocando con dureza contra las bien formadas nalgas de Yoichi, al igual que la de como su polla desaparecía repetidamente en el apetitoso agujero del nipón.

Se aseguró de que sus embestidas fueran certeras, golpeando con firmeza el bulto interior que apenas podía sentir por culpa del condón.

—Puedes quitártelo si quieres- ¡Ah! —como si hubiera leído su mente, Yoichi le dio la autorización que esperaba en silencio.

No tardó en salir del interior de su amante para quitarse el molesto plástico, supuso que Yoichi solo se lo dio por el lubricante que este tenía, ya que no tienen uno a mano.

Esta vez volvió a insertar su grueso pene con lentitud, concentrándose en gozar de las húmedas paredes que su amado tiene solo para él. Kaiser gimió con deleite, se sentía en el puto paraíso, si hubiera sabido que Yoichi era tan delicioso no habría esperado tanto por este momento.

Volvió a su ritmo anterior, ambos despreocupados por el volumen de sus gemidos llenos de placer, sin importarles las quejas que puedan recibir de los vecinos.

Las piernas de Yoichi que aún estaban pegadas a su pecho se movieron para posarse sobre los hombros de Michael, usando fuerza para arrastrarlo hacia abajo y que pudieran compartir un beso lleno de dientes, saliva y lenguas entrelazadas.

Kaiser se quedó mirando unos cuantos segundos el collar que Yoichi aún tenía puesto, con un oscuro sentimiento envolviéndose alrededor de sus pupilas que se agrandaron.

—Mío, todo mío... —sus dientes rozaron el cuello blanco del nipón, para luego sin piedad alguna morder aquella zona hasta que algo de sangre se deslizó por su hombro, Isagi gritó por el dolor, pero lo que más sintió gracias a eso fue como su propio pene se tensaba para venirse.

Kaiser me marcó, soy suyo.

Su interior se sintió caliente, y al salir del estupor de su orgasmo se dio cuenta de que era porque Michael también se había corrido con fuerza. Vinieron juntos.

Ambos se desplomaron sobre la cama, agotados.

-

—¿Deberíamos tocar? —Chigiri preguntó a pesar de saber la obvia respuesta, varios ex Blue Lockers ya se habían dado la vuelta para regresar al ascensor, no queriendo interrumpir el momento feliz de la nueva pareja.

—Supongo que ya sabemos lo que era tan importante esta noche. —Bachira se rió con burla, en realidad contento de que su Yocchan finalmente haya conseguido lo que siempre quiso. La abeja siempre apoyó a Yoichi con su obsesión por Kaiser.

—Ya vámonos. —Rin rodó los ojos, molesto por haber perdido tiempo en venir hasta aquí para tratar de darle una sorpresa al delantero de ojos zafiro.

Sin duda alguna, este ha sido el mejor cumpleaños que ha tenido Yoichi en toda su vida.

-

Claro que una sola ronda de sexo alucinante no sería suficiente para saciar a Isagi de Kaiser. Cuando éste último sintió que el sueño empezaba a invadirlo, un peso sobre su pelvis volvió a despertarlo.

—¿Yoichi? —el nombrado sonrió, Kaiser se pregunta dónde quedó el agotamiento que lucía su rostro momentos antes.

Michael tenía mucha resistencia, así que no le costó ayudar a Isagi sosteniendo sus caderas con fuerza y levantándolas, el nipón agarró el pene que volvió a estar erecto y lo dirigió a su agujero goteante de semen, en un rápido movimiento, Yoichi sintió como lo empujaban hacia abajo, sus ojos rodaron hasta ponerse blancos por lo profundo que llegó Kaiser en él, podía sentirlo en su vientre mucho más que antes, esta posición definitivamente se convirtió en la favorita de Isagi.

No tardó en usar su propia fuerza para levantarse y dejarse caer sin parar, la habitación se llenó de nueva cuenta con sus gemidos e Isagi se sentía en la gloria, rebotando sin parar sobre la gruesa y palpitante polla de su amante, no pasó mucho tiempo para que Kaiser volviera a derramar chorros de su dura venida por todo el interior del nipón, quien tenía una expresión de plena felicidad.

Michael volvió a recostarse cómodamente contra las almohadas, su respiración estaba acelerada como si hubiera realizado una sesión normal de su entrenamiento, y la verdad es que la comparación no es tan descabellada.

Sus ojos volvieron a cerrarse, pero se abrieron de nuevo, y muy a regañadientes, cuando sus manos fueron tomadas para jalar su cuerpo y que regresara a sentarse. Ni siquiera fue capaz de preguntar cuando se hipnotizó con la vista de Yoichi dándose media vuelta para ponerse de perrito y ofrecerle su agujero dilatado.

—Vamos, dame más. —Yoichi no tuvo vergüenza al menear su culo de un lado a otro, su sonrisa juguetona haciendo juego con sus mejillas sonrojadas como también lo hacía con sus ojos brillantes estrechados por el placer y la anticipación.

Kaiser dio un suspiro interno por la increíble vista y también por lo despierto que seguía Yoichi, pero de todos modos se levantó para posicionarse correctamente detrás de él, su pene gritaba por tener que volver a levantarse pero no es que Kaiser pudiera luchar contra la excitación de ver a su ahora pareja como una perra en celo ansiosa por su polla.

Las caderas ya marcadas de Isagi fueron rodeadas otra vez por las grandes manos de Kaiser, manteniéndolo en su lugar para poder apuntar al agujero maltratado, se hundió hasta el fondo, resoplando jadeos húmedos por la excesiva estimulación a la que su pobre pene estaba siendo sometido al ser envuelto completamente por las apretadas paredes de su amante.

Yoichi igualó su entusiasmo, moviendo sus caderas en sintonía con las de Kaiser, creando un sonido de choque de pieles que solo hacía a su interior encenderse aún más. A ninguno de los dos les tomó mucho tiempo correrse otra vez, Isagi se abrazó el vientre con una enorme sonrisa de alegría, al hacer esto su torso fue hacia abajo dejando atrás su culo en el aire, puede sentir un pequeño bulto en su vientre, que estaba lleno de la carga de Kaiser, motivo de su felicidad.

Cuando el alemán se desplomó otra vez sobre su espalda, casi lloró al sentir como su virilidad ya flácida e igual de agotada que él era agarrada con firmeza por una delicada mano que luchaba por envolverla.

—Yoichi... —su llamado lastimero pudo ser perfectamente una súplica, a Kaiser no le importa, lo único en su mente ahora mismo es el dolor de la sobreestimulación contra la que estaba luchando.

Sin embargo, el nombrado no respondió, lo único que tenía su atención era la polla flácida que se empezó a levantar a duras penas, inducida por el placer de ser acariciada en un vaivén constante de arriba hacia abajo que Yoichi no iba a detener a pesar de los quejidos adoloridos de Kaiser.

Michael vio blanco cuando una boca caliente lo tragó entero de un solo bocado, sus manos se apresuraron a aferrarse por su vida en los cabellos azabaches, no sabiendo si planeaba alejar al contrario o empujarlo hacia lo más profundo, pero no puedo contener sus gemidos cuando sintió como la punta de su pene chocaba contra el fondo de la garganta de Yoichi.

Supuso que el agarre de sus manos fue débil, ya que al nipón no le costó nada moverse para iniciar su ritmo de dentro hacia fuera que está haciendo a Kaiser perder la cabeza.

Pasó lo que pareció una eternidad, pues el alemán hace bastante tiempo sintió su corrida salir de él. Aunque no en grandes cantidades. Al fin encontró fuerza suficiente para alejar la cabeza de Isagi lejos de su entrepierna.

—Detente, ya vine. —decir algo fue la peor decisión que pudo haber tomado Michael Kaiser en años. Yoichi inclinó su cabeza hacia un lado, confundido.

—¿Lo hiciste?, ¿cuándo? —Kaiser parpadeó con lentitud, incrédulo—. No sentí nada bajar por mi garganta... —al parecer este hecho enfadó a Yoichi, pues miró el pene que para sorpresa del rubio, seguía erecto, con un ceño fruncido acompañado de una mirada llena de determinación, como si acabara de aceptar un reto.

Esa fue la perdición de Kaiser, ya que pasó los siguientes diez minutos conteniendo sus gritos de placer y dolor, ya que Isagi estaba decidido a obtener una larga y gran corrida del alemán, quien se corrió una vez más pero según las palabras de Yoichi, no fue una verdadera corrida ya que no salió casi nada de semen.

No fue hasta que sintió cómo su cuerpo se deshacía que pudo descansar, pues finalmente, finalmente, se corrió con fuerza en lo más profundo de la garganta de Yoichi, el nipón emitió sonidos de felicidad al conseguir su objetivo.

Kaiser miraba el techo con la mirada borrosa, Isagi Yoichi lo acaba de dejar seco.

—¿Mihya está llorando? —la confusión se hizo presente en el bello rostro del tatuado, llevó una de sus manos hacia su cara solo para sorprenderse por sentir la humedad recorrer sus pómulos sonrosados.

Kaiser no respondió, porque ni siquiera él supo en qué momento ocurrió tal suceso. Sin lugar a duda, Isagi nunca se va a escapar de sus garras luego de darle el mejor sexo de toda su vida. Yoichi no insistió al ver la negativa de Kaiser por responder, se quedó en silencio mientras se acomodaba.

Michael observó con absoluto horror como la mano de Isagi volvía a dirigirse hacia su polla agotada. No supo ni de dónde sacó fuerza suficiente para reaccionar con rapidez y agarrar la mano atacante, Isagi se quejó, pero Kaiser obligó a su cuerpo a hacer un último esfuerzo y abrazó a Yoichi para girarlos a ambos hasta quedar acostados de lado en la cama, en posición de cuchara.

—B-Basta... —Michael tenía ganas de lanzarse por el balcón ante su tartamudeo agotado, ¡¿cómo demonios Yoichi quería seguir teniendo sexo?! ¡Kaiser ya se quedó sin munición!—. Sigamos en otro momento, mañana hay que entrenar —Yoichi quiso girarse para reclamar, ¡él todavía no se ha saciado!, la noche es larga, no entiende por qué Mihya no quiere seguir—. Noa se enojará si no nos ve con nuestra energía al cien por cien. —los intentos de Isagi por girarse se detuvieron ante la mención de su maestro, y a Kaiser casi le dieron ganas de sacar energía de cualquier lugar para follar a Yoichi hasta el amanecer y molestar a Noa, pero se contuvo.

—Mañana no te escaparás, tonto Mihya. —en su voz se oía un puchero, pero Kaiser sonrió al sentir como una de las manos que estaba entrelazada sobre el estómago pegajoso de Yoichi era agarrada y besada con amor.

No sabía si excitarse o sentir miedo por la declaración del pelinegro.

Pero esta noche, Kaiser definitivamente temió por su vida.












__________

¡Por fin! Esto finalmente fue editado, espero que la nueva versión les guste más que la anterior, estuve muy feliz de reescribir esto, ¿saben lo que me gusta más que un romance kiis?, un Isagi obsesionado con Kaiser. Lo encuentro muy atractivo, sobre todo cuando está acompañado de un Kaiser que corresponde a sus sentimientos pero sigue siendo un poco idiota y cruel.

En fin, espero seguir actualizando seguido, tengo tantas cosas escritas que debo terminar.

Me verán en tres años más con suerte, o no.

Continue Reading

You'll Also Like

74K 4K 52
Juanjo Bona y Martin Urrutia se conocen en el casting de Operación Triunfo, ¿Dónde les llevará la experiencia?// Historia de los agapornis, lo mas fi...
164K 23K 66
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niño puede elegir entre salvar o...
701K 19.5K 80
"...Vamos a pecar juntos..." ❝One-Shots sobre personajes masculinos del anime "Naruto" , escritos por un fan para otros fans , con alto contenido +18...
199K 25.4K 119
𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 || 𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚎𝚗𝚐𝚊ñ𝚘𝚜𝚘, 𝚢 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚑𝚊𝚛á 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜. Teen Wolf...