De ordinario a extraordinario

Por namusplant

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Jimin está en la búsqueda de algo que le haga latir el corazón de forma acelerada, sediento de emoción y gana... Más

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Por namusplant


Suponía que así era como se iniciaba el primer día de universidad. Tomando un jugo que dolía de lo dulce que era y unas galletas que él mismo preparó ayer.

La verdad es que no tenía tanta hambre.

Así de aburridas eran las mañanas de Jimin. Sin apetito alguno y con algo de sueño comenzaba a analizar su desempeño desde el levantarse de la cama hasta preparar un plano desayuno. Habían veces en las que se atrevía a pensar en las noches antes de irse a dormir y ver si es que se saltó algún paso en su rutina de cuidado facial.

Hoy, desafortunadamente, tuvo que evitar profundizar en su mente para poder llegar a tiempo a clases.

Siendo las ocho de la mañana debía soportar la interminable introducción del maestro de Matemáticas, primer curso general. No odia los números, por suerte.

Son sencillas, necesarias y siempre tienen una respuesta.

Se ganó algunos enemigos en la secundaria por expresar aquello. Nada más que gente envidiando sus buenas habilidades con los números.

Dando un gran bostezo decide que es momento de distraerse mirando a las personas a su alrededor. Muchas veces imagina lo que estarán pensando solo viendo sus rostros, a ver si así mata su aburrimiento un poco.

Gracias a que se encuentra a un lado del salón en una de las últimas sillas ve a una chica sonriéndole a su teléfono. Quizá le escribió su pareja, o vio la foto de su querida mascota. Un video gracioso, tal vez.

Luego, en unas sillas más adelante, ve a un chico con lentes gruesos que solo mira la pizarra detrás del profesor. Pareciera que está escuchando atentamente, pero su parpadeo lento y boca entreabierta dice que está en el más allá, pensando en las estrellas.

Y luego está a él, un chico al otro extremo del salón en su misma fila que lo miraba de manera fija. Apoyado en una de sus pálidas manos adopta una posición tranquila y determinada. ¿Pero determinado a qué?

Jimin igual no aparta la mirada. Recorre su cabello y cejas blancas, ojos cautivadores, nariz redonda y una inusual sonrisa que le da un vuelco al corazón. Y es que fue una curvatura hacia arriba tan llena de aprobación en esos finos labios fue impactante. Ni qué decir de las joyas que los decoraban en cada lado, lo hacían brillar. Regresarle la sonrisa sería lo más adecuado. Sin embargo, una pequeña gota de saliva le impidió respirar por un segundo, causando una estruendosa tos en medio del discurso de bienvenida.

-¿Se encuentra bien, joven?

-Sí, lo siento, no se preocupe.

No podía estar más avergonzado; incluso sus orejas podrían estar soltando vapor de lo calientes que las sentía en este momento para empeorar las cosas.

Todavía así, con un asentimiento aburrido, el maestro continuó su monólogo. Mientras que él volvió su mirada al chico brillante. Este solo pudo sonreír más grande haciendo notar unos inusuales colmillos metálicos encima de sus dientes. Aún más encantador, a su parecer. ¿Y qué si se estaba burlando? Algunos solo se asustaron y otros ocultaron sus risas. Claro, su sonrisa fue mucho más fascinante de admirar.

Ahora sí le pudo regresar la sonrisa sin atragantarse, pero el chico de cabellos blancos giró su rostro, algo avergonzado de tener un contacto visual tan intenso. Eso sí, nunca dejó de estar con un gesto de satisfacción, pues el chico que se atragantó le había devuelto el gesto alegre. Por alguna razón se sentía como un pequeño ganador gracias a eso.

Conforme pasaba la clase ese sentimiento de timidez se fue alejando de ambos chicos, pues estuvieron lanzándose miradas en las cinco horas de clase que tuvieron. Atrevidos no fueron, porque ninguno se acercó a platicar en el corto receso en el que estaban. Cada uno por razones diferentes.

Para distraerse de su mente toma su celular y entra a revisar cada red social que tiene.

Jimin sentía que no podría hablar con una persona que se ve tan espontánea y segura. Él mismo se consideraba alguien aburrido y con una extraña afición por recolectar hojas de diferentes plantas.

Tengo un libro de hojas secas, ¿te gustaría verlo?

No.

¿Por qué es tan extraño?

Más bien, insulso. Desde que tiene clara memoria se vio varias veces desplazado por sus "amigos", al principio no lo entendía, era muy pequeño. Luego, en la secundaria se dio cuenta de que era un patrón, pues siempre le comentaban que era muy callado y poco arriesgado. Terminó por inferir que tener amigos no estaba escrito en su destino, mucho menos pareja. Todavía recuerda cuando las dos únicas novias que tuvo en la adolescencia pensaron que Jimin era poco emocionante como para estar de enamorados.

"Eres mejor como amor platónico", "no te enojas por nada", "no siento que te interese lo suficiente".

Pasó mucho tiempo preguntándose si algo estaba mal con él.

Claro que tuvo que superarlo, ya no podía estar en las nubes cuestionando su forma de ser. Se enfocó en sí mismo, buscó maneras de ser más interesante y más activo para conocer personas. Intentó miles de hobbies.

Natación, que le dejó muchos dolores corporales en el proceso.

Bordado, algo que le hizo enemigo de los nudos.

Pintar lienzos, ni siquiera podía entender su propio arte abstracto.

Jardinería, planta que tocaba era planta que moría.

Deportes con alguna esfera en juego, porque parece que su rostro era un imán natural de balones.

Ya casando, se resignó a ser alguien que era más como un personaje secundario en su propia vida. Un chico que toma jugo de naranja cada semana, con padres trabajadores que se aman, un pequeño departamento en la ciudad que le durará mientras estudie y trabaje en la librería de la calle en donde vive. Ah, sí, y que es virgen.

Por otro lado, el joven con piezas metálicas en el rostro no tuvo el suficiente valor de iniciar la conversación, pues vio que el chico de cabellos castaños estaba muy pensativo viendo su celular en el receso. Considera que debió haberse maquillado un poco para ocultar sus horribles ojeras. Maldice a su padre que llegó ebrio en la madrugada y lo mantuvo despierto con sus vómitos. Bueno, tampoco es como si hubiera sabido que encontraría a alguien tan lindo en su primer día.

Mientras sacude su pie derecho, inquieto, lo observa delizar cosas en su móvil. Además, ¿qué le podría decir para comenzar? Con su apariencia de chico rebelde cree que puede causarle una gran impresión, ya sea buena o mala. En cambio, el castaño se ve como alguien tan fresco, como un buen vaso de limonada en un día caluroso. Alguien cool. No cree que ayude mucho hacerse el misterioso para empatarlo, igual, ya se han echado el ojo. Supone que la atracción ya está pactada silenciosamente entre ambos.

Odia sobrepensar las cosas, pero es inevitable cuando está nervioso.

Vamos, algo para conversar de forma casual.

Oye, te atoraste feo, ¿estás bien?

Sí.

A la mierda, ¿qué más daba? Era una excusa tonta para hablarle de todos modos.

Para su mala suerte, algo que asumía ya era parte de él, ve al castaño levantarse para atender una llamada y sale de la casi vacía habitación. Oh, no, justo cuando ya iba a levantar su nervioso trasero para hablarle de cómo se etragantó en media clase.

Bueno, será una señal.

Jimin responde la llamada al ver que es su atolondrada madre.

-Bebé, ¿cómo te encuentras?, ¿estás en la universidad, verdad?

-Sí, mamá, y ya no me llames así, es vergonsoso -dice viendo alrededor con pena-, me haces sentir como de cinco años.

-Pero si eres mi bebé, ya no seas llorón. Te llamaba para decirte que te llevaré las últimas cajas que dejaste tiradas acá.

-Está bien, y no las dejé tiradas, solo eran cosas no importantes.

-Si no lo son ¿puedo tirar estas que están llenas de hojas secas?

-¡Ni te atrevas! -sin querer levanta la voz asustado por sus preciadas hojas secas. Le costó mucho tiempo armar una hermosa colección de distintas muestras.

-Ay, qué chillón estás hoy. Bueno, nos vemos más tarde. Pórtate bien y haz amigos, Chimmy.

Sin esperar respuesta su madre cuelga y él se queda tieso, pensando en cómo su madre aún lo trata como un bebé. De pura suerte lo dejó ir a la ciudad a estudiar, claro que después de un día entero de llanto.

-Mi Chimmy ya está dejando el nido -era lo que había dicho su madre entre lágrimas cuando decició estudiar lejos.

Gira los ojos, guarda el celular y regresa a su clase donde el maestro ya estaba empezando a retomar el tema de hoy.

Vaya día.








¡Hola, lectores!

Qué nervios siento ajajas, es la primera vez que publico algo mío, y creo que será la última vez(?🤨 aksjdna. Sé que se lee algo aburrido pero es que es el primer capítulo, quise que conozcan un poquito de lo que piensan ambos y cómo es que tienen una visión tan distinta de las cosas. Ya pronto se hablarán y comenzará lo picante.

Espero les haya gustado :c

Namusplant🌱

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