Contigo, siempre | Mi Luz (li...

By Gisse_Astrada

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Emily Becker, por mucho que le ha costado deja su oscuro pasado atrás. Sin querer relacionarse con nadie del... More

Dato.
Analepsis.
Cap. 1- Recuerdos.
Cap. 2- Llamada.
Cap. 3- Noticia.
Cap. 4- Sentimientos.
Cap. 5- Coincidencia.
Cap. 6- Dolor.
cap. 7- Una oportunidad.
Cap. 8- Juntos.
Cap. 9- Contigo.
Cap. 10- Confesiones.
Cap. 11- De tu mano.
Cap. 12- Confesiones de un alma herida.
Cap. 13- Calma.
Cap. 14- Recuerdos de un alma herida.
Cap. 15- Demonios.
Cap. 16- Te amo.
Cap. 17- Fantasma.
Cap. 19- Todo por ti.
Cap. 20- Contacto.
Cap. 21- Algo más.
Cap. 22- Dimitry.
Cap. 23- Sueños rotos.
Cap. 24- Tal vez.
Cap. 25- Propuesta.
Cap. 26- Para siempre.
Cap. 27- Sentimientos encontrados.
Capítulo especial - Fiesta universitaria.
Cap.28- Cena.
Cap.29- Verdad.
Cap. 30- Papá.
Cap. 31- Catarsis.
Cap. 32- Cartas del pasado.
Cap. 33- Oportunidades.
Cap. 34- Caos.
Cap. 35- Dejar ir lo que nunca fue.

Cap. 18- Confesión.

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By Gisse_Astrada

Las emociones que llegaron a invadir su corazón, lo hicieron sentir que estaba a punto de caminar sobre una cuerda floja y que su equilibrio dependía de lo que la mujer en sus brazos, sentía respecto a ese hecho.

¿Cuál era su historia con aquel sujeto? ¿Qué tanto había sufrido para que después de tantos años, aún le doliera? ¿Acaso albergaba algún sentimiento hacia él?

Esa última pregunta le hacía sentir la hiel en su boca y no le agradaba en absoluto el sabor.

—No es lo que imaginas, Pack. —susurró Emily, con temor. Deseaba hacerle saber con urgencia que nada había cambiado entre ellos, con sus sentimientos.

—No creo que sepas qué es lo que me imagino al respecto. —dijo serio. Sintiéndose de momento, extraño.

—Sí, lo sé —aseguró ella, mirándolo a la cara, podía sentir la tensión en su cuerpo—. No estoy así por él.

—¿No? —ironizó, sin poder evitar los celos. Se apartó de ella, necesitaba por alguna razón poner distancia.

—No. Es más complicado que eso. —dijo Emily, sin gustarle su lejanía.

—¿O sea qué sí fue alguien importante? ¿Lo sigue siendo aún? —quiso saber rabioso y apretando sus dientes. Necesitaba con urgencia esa aclaración.

—¿Qué? ¡Claro que no! No lo he visto en años. —Emily, parecía desesperarse por no poder aclarar ese punto y sentía miedo por eso.

—Pero por alguna razón te has puesto así. Te afectó verlo y eso se debe por alguna razón. —Patrick, caminó de un lado a otro en la habitación, ansioso; Emily, se encontraba sentada en la cama. 

—Pero no por esa razón. Sí, no lo negaré, fue alguien importante, y también quién más daño me hizo. Lo odio, es lo único que puedo sentir por él. —desesperó. 

—¿Qué te hizo? ¿Mhm? Para que después de tanto, estés así con solo verlo.

Poniéndose de pie, caminó con decisión hasta él, era el momento de su verdad sin importar qué tanto doliera. Extendió su brazo hasta la altura de su rostro, exhibiendo allí un tatuaje de una estrella fugaz envuelta en una estela de fuego; siempre le había parecido un tatuaje delicado, pero en ese instante, no comprendía porque ella se lo mostraba.

La miró a los ojos y en ellos se reflejó un dolor que parecía destrozarla y descubrirlo, no le gustó en absoluto. Emily, pasó saliva con dificultad sintiendo el nudo en la garganta por lo que diría.

—Este tatuaje representa la pérdida de mi embarazo, tenía diecisiete años; debajo, está la cicatriz que me hice con unas tijeras a los diez días, cuando sentí que mí vida se había arruinado —ante esas primeras palabras, Patrick, quedó helado. Emily, hablaba con la voz rasgada, como si hubiese tragado vidrios y clavos—. Creí en sus palabras, en su amor, en lo que sentía y él… sólo se burló de mí. Era extranjero, cuando supe que regresaría a su país, fui hasta su casa para que me explicara, para comprender por qué después de todo lo que me prometió, lo que nos juramos, se iba. Su madre me hizo ver la realidad, las mentiras que me dijo, la forma en que me usó y jugó conmigo —no solo había dolor en su voz, también un viejo odio—. Lo comprobé cuando lo vi besarse con otra chica. Le valió mierda lo que yo sentía por él. Me fui de ahí sin mirar atrás, no miré hacia ningún lado de hecho. Fue cuando me embistió un vehículo y al despertar, el doctor me informó que había perdido mi embarazo —sus lágrimas, las que había intentado retener con fuerzas, cayeron sobre sus mejillas como si pesaran una tonelada—. Ni siquiera lo sabía. No lo supe hasta que el daño fue irreparable —su voz y su labio temblaron—. Él se fue sin importarle cómo estaba, cómo me encontraba, sin saber qué yo, había perdido un embarazo suyo. Solo tenía diecisiete años. Me culpé por eso, mucho tiempo. Perdí a mí bebé por irresponsable. Hubiera cumplido seis, este año. 

Llevando sus manos a su cabello, apartó las hebras rubias de sus ojos, dejando su cabello aprisionado contra su cuello y lloró, con dolor, con amargura, con culpa, con… odio.

Ese llanto desgarrador también desgarraba el corazón de Patrick. Ambos compartían el mismo dolor de la pérdida y bien sabía que eso no se podía olvidar así no más.

Se acercó a ella, para contenerla porque temía de verdad que fuera a romperse de forma irreversible y la mujer loca y achispada que conocía se perdiera en medio de ese llanto, de ese dolor de los recuerdos.

Emily, se aferró a su cuerpo cuando sintió el calor de sus brazos, como si éstos fueran un pequeño madero que había encontrado en medio del inmenso océano para sujetarse, cuando estaba perdiendo las fuerzas para seguir nadando y no le quedaba más opción que dejarse hundir al fondo de la oscuridad. No. Patrick, no era un madero, él era un gran crucero que la llevaba segura a tierra firme, a descansar en la calidez de una hermosa playa en verano, bajo las sombras de las palmeras.

Eso era Patrick: paz, calma, seguridad, amor, esperanza, futuro y más, mucho más.

Por increíble que fuera, su llanto mermó en consideración, al igual que el temblor de su cuerpo. Sí, ese era su lugar seguro y en el que más amada se había sentido en toda la vida.

—¿Cómo te sientes? —susurró con paciencia.

—Increíblemente mejor… necesitaba sacar esto de mí. Solo lamento que tú… —murmuró.

—No te disculpes por eso, amor. Entiendo. Fue tu primer amor, el que despertó tu corazón. No por eso dejaré de sentir celos. —le hizo ver. 

—Él no fue mi primer amor —contradijo con seguridad, mirándolo con sus ojos rojos—. Ahora sé que solo fue un enamoramiento, nada más. Tú eres mi primer amor, Pack, el verdadero. —aseguró, logrando que Patrick, sintiera una calidez abrasadora en su pecho.

Patrick, besó su frente con cariño y volvió acunarla entre sus brazos.

Sus corazones después de tanto dolor, soledad y desesperanza, se habían encontrado en el camino, un poco heridos, sí, pero, con la certeza de que habían llegado al lugar que pertenecían, para poder sanar finalmente uno al lado del otro.

Emily, al fin después de años, se quitaba esa mochila de sus hombros que apenas la dejaba continuar. Ahora debía mirar hacia adelante, hacia un futuro junto al hombre que amaba de verdad.

Recostados en la cama, nuevamente, Patrick, sujetó su muñeca acariciando su tatuaje y sintiendo casi imperceptible aquella circunferencia en su piel. Emily, lo observó sin saber qué pensaba sobre eso, y para su sorpresa, él, llevó su mano a su boca y dejo allí un dulce beso. Sintiendo la emoción que le generaba ese simple acto, le acarició la mejilla, girando así su rostro hacia ella. 

—Aún no te he dicho todo… —murmuró y él, la miró atento— ese no fue mi único intento. El dolor y la soledad que sentía, me hizo… 

—No, no sigas. —interrumpió, sintiendo su dolor. 

Él conocía muy bien ese pozo de oscuridad en el que había caído, y la comprendía, pues él también lo consideró en varias oportunidades. 

—Me deprimí y eso hizo que conciliar el sueño en las noches fuera imposible —sabía lo que diría a continuación. Él también quiso beber hasta la inconsciencia y no despertar—, intenté acabarme el frasco de pastillas para dormir.

—Emily. —susurró afligido. 

—Las vomité a todas. No pude. Fue como si algo me lo hubiera impedido, ¿Sabes? Y… entonces, comprendí la magnitud de lo que iba hacer. Él no merecía mi dolor y decidí que, viviría y sería feliz; me llevó casi dos años volver a ser yo. Y ahora aparece solo para recordarme lo que perdí.

—Cariño, tranquila, todo va a estar bien. Eres una mujer fuerte, decidida, arriesgada, valiente y algo loca, y es lo que más amo de ti, te lo aseguro. —dijo con convicción.

—Patrick, de verdad te digo que él no significa nada para mí, no quiero que tengas dudas de lo que siento por ti. —musitó contra su pecho.

—Ey, nena, lo sé, puedo darme cuenta cuando te miro a los ojos, la forma en que me miras y también, cuando te entregas a mí. Puedo sentirte entera, no a medias ni un poco, me das todo de ti y yo te doy todo de mi. 

—Te amo mucho. —sonrió.

—Y yo a ti, no te imaginas cuánto. —culminó besando con amor su boca.

El amanecer asomaba en el horizonte, entre los edificios, señal de que un nuevo día iniciaba y ambos aún no habían cerrado sus ojos.

Emily, seguía abrazada a él, con su mirada perdida en algún punto invisible dentro de la habitación y Patrick, mirando el blanco del techo.

La aguja del reloj marcando el avance de los segundos era lo único que resonaba en esa habitación. Extendió su mano, sujetando un pequeño control y con solo apretar un botón, las ventanas se cubrieron con las cortinas como si estás fueran un telón, dejando la habitación a oscuras.

—Descansa, cariño. —dijo Patrick, besando su cabeza.

—Tú también, Pack.  —correspondió besando su pecho.
 

                                             ✯✯✯

—¡Wow! Es la primera vez que me traen el desayuno a la cama. —dijo Emily, con una sonrisa.

Acomodándose en la cama, extendió su brazo y tomó un trozo de fruta del tazón.

Patrick, se acomodó a su lado en la cama y la bandeja de comida entre medio de ellos.

—Es un desayuno-almuerzo, cariño. Casi lo mismo que ayer. —recordó con gracia.

Entre miradas tiernas y sonrisas, la bandeja pronto quedó vacía. Afuera el día estaba nublado, anunciando lluvia, y con el paso de las horas para complementar ese día, terminaron viendo películas de comedia junto a una enorme fuente de palomitas.

Sus risas resonaron en toda la habitación, disipando cualquier extraño sentimiento de la madrugada.

—Hay algo de lo que me gustaría hablarte, Emm. —dijo un poco nervioso, sobre una idea que venía rondando su cabeza en las últimas horas.

—Dime. —respondió Emily, sin saber lo que diría.

—Tú… ehm, no sé cómo… tú estás estudiando derecho, y… —por alguna razón empezó a balbucear las palabras.

—Así es. —afirmó ella, con el ceño fruncido y una sonrisa.

—Y, teniendo en cuenta qué … bueno, yo… —dijo y aclaró su garganta para seguir.

—¿Qué cosa, Pack? —preguntó con aire divertido por su actitud. 

—Que trabajes en la firma… conmigo. —terminó de decir de una buena vez. 

Emily, quedó totalmente sorprendida ante su propuesta. No esperaba que fuese a pedirle aquello, pero si lo pensaba con seriedad, le vendría muy bien algo de experiencia. Ambos compartían la misma pasión, él, un abogado de renombre y ella, una estudiante de derecho, que esperaba pronto ser la mejor en ello. No tuvo que pensarlo demasiado.

—Me gustaría, pero… —dijo y mordió sus labios.

—¿Pero? —cuestionó expectante.

—¿Cómo esperas que trabajemos juntos sin que tenga ganas de besarte a cada instante? —insinuó y en menos de un segundo estaba sentada sobre sus piernas.

—Eres una diablilla pervertida. —río Patrick, más relajado.

—Soy honesta. —dijo con gesto inocente.

—Ya veremos eso, tal vez y puedas ayudar a Paul, más que a mí. De esa manera evitaré saltarte encima como un animal hambriento. —dijo sugerente, acariciando su cintura.

Mhmm señor Müller, no me tiente. —dijo la rubia coqueta.

—¿Yo? —fingió indignación— La provocadora eres tú.

Y acalló cualquier queja que pudiera hacerle, asaltando su boca como un hambriento.
 

✯✯✯ 
 

Francia.

Sentado en su sillón de cuero, con un puro en su mano y un whisky en la otra, observó la ciudad del amor desde lo más alto de aquel edificio.

¿Amour? Que irónico que en esa ciudad, él, careciera de ese sentimiento en su vida.

La había perdido hacia ya muchos años. La había dejado irse de su vida para siempre. Y el vacío que ella, había dejado, jamás nadie lo había podido llenar nunca. La había buscado, sí, por todas partes y por muchos años. Eso le había ganado el gris en su cabello, las arrugas en su frente, la tristeza en sus ojos.

Había detenido la búsqueda de su paradero, su familia jamás le dijo nada ni a dónde se había ido, tampoco lo sabían ellos. Y cómo saberlo, si ellos mismos la habían echado a la calle, al saber que se había enamorado de un don nadie. Un don nadie que había sabido hacerse su fortuna, que limó y pulió por veintiséis años.

Ahora, y por alguna extraña sensación en el centro de su pecho, le decía, le gritaba desde hacia unos meses, que debía retomar lo que un día había iniciado. Y se había jurado que daría con ella, lo necesitaba, para poder después de tantos años, cerrar ese circulo.

Ya los años le habían pasado y la había extrañado, no podía negarlo. Ella había sabido dejar una gran huella en su corazón y se lamentó el día en que la había dejado ir.

—¿Monsieur, Fabrice? —(señor, Fabricio) —dijo su hombre más fiel.

—¿Quoi? —(¿Qué?) —cuestionó, exhalando el humo de su cigarro. Aquel mal hábito había sido su mejor compañera hacía años.

—Nous l’avons trouvé. —(La hemos encontrado)

—¿Où? —(¿Dónde?) —cuestionó ansioso.

—Angleterre. Dans un village à la périphérie de la ville. —(Inglaterra. Un pueblo a las afueras de la ciudad)

—¿Il s’est marié? —(¿Se casó?) —quiso saber con temor.

—Ne pas. Mais il avait une fille. Emilie. —(No. Pero, tuvo una hija. Emily)

—¿Emilie? —sonrió sin poder evitarlo. Aquel nombre le gustaba.

—Oui. —(Sí)

—¿Quel âge as tu? —¿Cuántos años tiene?)

—25 ans. Il étudie le droit à Londres. –25 años. Estudia derecho, en Londres)

—Comme moi. Savez-vous quelque chose sur le père? —(Como yo. ¿Sabes algo del padre?) —necesitaba saber ese detalle que le anudaba las entrañas.

—C’est le cas, monsieur. Elle est orpheline. —(Ese es el caso, señor. Ella es huérfana) —respondió aquel hombre con el mayor de los tactos.

—¿Orpheline? ¿Et Angélique? —(¿Huérfana? ¿Y Angélica?) —Cuestionó estupefacto. Aquella noticia le había golpeado muy duro el corazón.

—Il est décédé quand la fille avait 6 ans. —(Falleció cuando la niña tenía 6 años)

—¡¿Quoi?! Ce n’est pas possible. Préparez tout, nous allons à Londres. —(¡¿Qué?! No puede ser. Prepara todo, nos vamos a Londres?).

💫💫💫💫💫💫


Hola mujeres! como están? 

Que acaba de pasar aquí? Las leo ❤️ 

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