34: Aizetsu, ¿bueno o malo?
Si, tus hermanastros habían escapado de nuevo de la policía.
Toda la gente estaba vuelta loca, era un desastre total, tú estabas a punto de volverte loca con todo lo que pasaba, no podías dejar de pensar, realmente estabas perdiendo la cordura.
— Logramos acorralarlos por unos segundos, pero le juro que en unos segundos ni yo se como, lograron herirnos y escapar... — Un policía le dijo a otro, que era superior a él.
Habían venido muchas, miles de patrullas y ambulancias de otros hospitales al hospital, tú estabas en una mientras unas enfermeras te checaban y las demás revisaban a los graves heridos, la cual la mayoría ya estaban muertos, lamentablemente y los que quedaban agonizaban de dolor, todo era un desastre.
— Al parecer no estás herida, solo estás manchada de sangre. — Una de las enfermeras comentó, mirando tu ropa manchada de aquel líquido rojo y rostro. – ¿Te duele alguna parte del cuerpo? —
Interrogó, asentiste con la cabeza agachada y una expresión perdida y con dolor.
— Si, todo.... Todo me duele... — Susurraste, antes de lentamente mirar a la mayor. — ¿Wade y los demás están bien? —
— Wade está siendo revisado por demás enfermeras, está más grave que antes, sin duda esta más muerto que vivo.... — Agregó la mayor, ante su información tu expresión se volvió sin duda más triste y sentías un vacío extraño en tu cuerpo..... como si algo te faltara aunque no era así, era insoportable. — Raku fue encontrada con un cuchillo en la espalda, la están curando, por poco moría por desangrado, y Husdon..... él no sobrevivió.... —
¿H-Husdon murió? ¿Acaso escuchaste bien? Ante sus palabras e información, no supiste cómo reaccionar, no sabías cómo sentirte, ya hasta se te complicaba sentir emociones, sin duda te estabas volviendo loca.
A ver, Husdon no sobrevivió....el falleció, lo que más te daba tristeza de toda la situación es él como reaccionaria Wade, a pesar de que lo regañaba o lo golpeaba, o los dos se la mantenían peleando, él era su hermano.... Compartieron infancia, sus padres no estaban la mayoría del tiempo, solo se tenían el uno al otro....
[••••]
Raku y Wade fueron trasladados a otro hospital, mientras tanto, el anterior donde ocurrió la masacre era la escena del crimen, los policías investigaban a fondo, muy a fondo en ese lugar, para ver si conseguían alguna pista de donde podrían estar tus hermanastros.
— Akari... solo dime si estás bien. — Habló Wade, estaba tan grave que ya casi no lo reconocías, incluso su tono de voz era adolorido y casi no podía hablar bien.
— Deberías dejar de preocuparte por mi cuando tú estás peor, Wade. — Le dijiste tomándolo del hombro, este sonrió de lado antes de soltar una leve risa.
— No me hagas reír por favor, me rompieron las costillas..... — Pidió, a lo que lo miraste con confusión.
— Pero no dije nada gracioso... — Susurraste.
— Claro que si, me da gracia que me pidas eso, ya es la tercera vez que me dices.... Y lo sigues haciendo cuando te he dicho que me preocupas más tú.... — Agregó, con una leve sonrisa en sus labios a lo que tú frunciste el ceño.
Suspiraste, por alguna razón sintiéndote nerviosa ante sus palabras.
— Wade Ikeda, yo te prohíbo que me vuelvas a decir eso, ¿no me ves? Estoy perfectamente bien. — Cruzaste los brazos con molestia.
— Bueno, pero ya no te enojes... — El mayor se quedó callado unos segundos. — ¿Husdon está bien? Por favor dime que si.... Si no todo el esfuerzo que hice para buscarlo fue en vano.... Solo quiero que él esté a salvo a pesar de que me odie.... —
Hablo con un tono suave y lleno de esperanzas, tú, ante eso sin darte cuenta empezaste a sollozar, algo que Wade noto.
— ¿Q-Que pasa? ¿E-El está bien? — Preguntó, su mirada se oscureció al instante.
No supiste cómo responderle, soltaste un suspiro, sin encontrar las palabras correctas para decirle la verdad, Esque simplemente no podías soportar la dura verdad.
— Señorita Akari, puede venir por el desayuno de Wade, ¿por favor? — Una enfermera la cual había entrado té preguntó.
— Si, ya voy. — Mencionaste antes de mirar a Wade. — Cuando venga te digo... ¿está bien? —
A regañadientes el nombrado tuvo que asentir, pero, tú tono de voz era suave, por lo que se le cruzó por la mente de que su hermano estaba bien, eso hizo que este sonriera de alivio y esperanza, deseando abrazarlo.
Cuando tú cerraste la puerta yéndote, este estuvo tranquilo por unos segundos, hasta que, de repente escucho algo, sintió que alguien estaba detrás de él...
— Ahh... que lindo es el amor que se tienen tu y la mocosa de Akari, ¿verdad? — Al escuchar aquella voz terrorífica y muy molesta a este se le detuvo el corazón por unos segundos, y en un parpadeo el ambiente se tornó tenso, demasiado, a tal punto que moverse y hablar se le dificulto.
Como pudo, volteo detrás de él, notando que era Sekido, quien estaba en la ventana con un cuchillo y un pañuelo el cual goteaba una sustancia que al parecer era droga.
— ¿Q-Que estás haciendo aquí? — Este trato de retroceder, pero, apenas movió un centímetro su cuerpo y ya le dolía de forma insoportable, a lo que soltó un leve grito. — N-No me hagas daño por favor, te lo ruego.... Te lo suplico! —
Wade suplico, con desesperación y dolor en su tono de voz, esto solo creció cuando el ojirojo se empezó a acercar a él con rapidez, y, en un parpadeo ya estaba encima de él, con unas venas remarcadas en su rostro le puso el pañuelo en la boca.
— Pagarás por todo esto, lo qué pasó.... Es culpa tuya aunque no quieras aceptar. — Se acercó a su oído. — Y por tu culpa murieron más de 50 personas, ¿estás satisfecho con eso? Solo espero que si. —
Wade no sabía cómo reaccionar, su cuerpo estaba tan asustado y tenso que no podía moverse o poner resistencia, era una tortura para el, pronto su vista se comenzó a nublar, y, no pasó mucho cuando este cayó inconsciente, lo único que pudo pensar antes de hacerlo, es rogar que su hermano estuviera a salvo y bien, no como el.
[••••]
— ¡Todo nuestro esfuerzo fue en vano, carajo, carajo, mierda! — Grito Karaku, apuñalando y pateando a la misma vez una mesa, hasta que finalmente esta cayó rota al suelo. — ¡Estábamos a punto de tener a Akari en nuestros brazos de nuevo, estábamos así de cerca! — Junto un poco sus dedos.
Habían escapado de los policías, eso tenían que agradecer y ahora mismo él y Aizetsu estaban en una de las habitaciones de la casa abandonada y alejada de la sociedad que habían conseguido, estaba sucia eso sí pero al menos tenían un lugar donde esconderse.
El ojiazul solo tenía una mirada inexpresiva y al parecer triste y a la vez decepcionada, mientras miraba el suelo, el ojiverde había golpeado casi todas las cosas de aquella casa y aún así estaba enojado.
— Estas muy desanimado, Aizetsu. A pesar de que te curamos. — Karaku apuntó el filó de su cuchillo hacia el, refiriéndose a la venda que tenía este en su pecho.
— N-No estoy desanimado por eso.... — Pareció sollozar levemente, algo que a él ojiverde le pareció extraño. — ¿V-Viste la forma en que Akari me miró? Tenía miedo..... pero miedo de mi....cree que soy un monstruo. —
— ¿Estas bromeando? Es porque lo eres, eres un monstruo, todos aquí lo somos, deja de ser un doble cara por favor que al menos mataste a 10 personas, no eres inocente ni la victima. — Karaku mencionó, con una sonrisa burlona en su rostro, realmente le parecía patético que su hermano dijera eso, y más cuando estaba mintiendo, que se hacía el pobre.
Aizetsu se quedó callado, miró el cuchillo al lado de él, a decir verdad, y de forma sincera, se sintió obligado al momento de asesinar a esas personas inocentes, obligado por sus hermanos, se sentía como un títere estupido y que en cualquier momento podrían desechar, pero no decía nada.
— Ya lo sé.... Pero, si te soy sincero me sentí mal cuando los asesine....y más cuando Akari me miró de esa forma... — Admitió, a los segundos solo escuchó una risa a carcajada de parte de su hermano.
— JAJAJAJ! Que gran broma, hermano... — Se acercó a él, y lo tomo del hombro. — Aunque te arrepientas ya no hay vuelta atrás, ya los mataste, si sales la policía te atrapara y te pudrirás en la cárcel, así que no lo hagas, ¿está bien? ¡Mejor anímate, ya casi secuestramos a Akari de nuevo! –
Este sonrió, de forma algo aterradora, el ojiazul solo lo miró y su expresión cambió a una seria. Era obvio que Karaku no se lo tomaría serio, no sabía ni para que se lo dijo a él.
– Sabes que...? Olvídalo. — Después de eso se levantó y salió de la habitación.
[FLASHBLACK]
Todo había empeorado desde la muerte de tus padres adoptivos, su tío Urami se ofreció en cuidarlos, algo que a regañadientes tuvieron que aceptar, en cambio tú eras la única que se sentía aliviada con eso, te sentías a salvo.
— Vaya vaya, su pequeña hermanastra.... ¿Como se llamaba? — Este preguntó a tus hermanastros, quienes estaban sentados todos en un sofá.
— Akari. — Respondió Sekido.
— Que extraño.... Me parece tan extraño que esté tan pegada a mi la pequeña Akari! Ni se quiere acercar a ustedes! ¿Porque será? — Preguntó con una sonrisa, mientras cortaba unas pequeñas verduras para la cena. — ¿Será que les tiene miedo? —
Interrogó nuevamente, los menores se quedaron callados sin decir nada, pero era verdad, desde que habían llegado a la casa no te despegabas de su tío, no te querías quedar a solas con ellos... y obviamente sabían la razón, pero no se la dirían al mayor.
— No creo, después de todo sabe que somos demasiado amables y divertidos, tío! — Urogi fingió una sonrisa. — Quien sabrá porque no nos quiere cerca de ella... —
— Si... Dios sabrá.... – Susurro Sekido cruzado de brazos.
– Bueno, necesito entregarle la cena. — Agarró tu plato ya servido y Justo cuando iba a dar un paso su teléfono vibro. — Ay, me está llamando alguien, ¿uno de ustedes me podría hacer el favor de llevarle esto? ¿Tu, Sekido? —
Lo apuntó, el nombrado de 14 años miró esto antes de asentir, se levantó y camino hacia el mayor donde tomó el plato con tu cena y empezó a caminar hacia tu habitación.
Cuando llegó, te noto a ti en el escritorio, al parecer dibujando, o haciendo otra cosa.
Noto que te sobresaltaste cuando este cerró la puerta, lo volteaste a abrir y te quedaste levemente sorprendida al verlo.
— ¡Hermano! ¿Pasa algo....? — Preguntaste, tomaste la hoja y corriste hacia el. — ¡Mira, dibuje a nuestros padres! ¿Apoco no están lindos? Me esforcé demasiado! ¿Que te parece? —
Encuestaste con una sonrisa tierna, Sekido vio el dibujo notando que no te había quedado tan bien, más bien eran palitos.
— Está horrible. — Dijo, abriste más los ojos ante sus palabras. — Ni se parecen, ni siquiera sirves para eso. —
— ¿P-Porque dices eso? — Ladeaste la cabeza y bajaste la hoja con tristeza. — ¿Me salió feo? Acabo de decir que me esforcé.... —
En un momento repentino, el mayor te arrebató la hoja y la rompió en pedazos frente a ti, ante esto te quedaste helada, y tú pequeño cuerpo empezó a temblar cuando notaste un semblante furioso alrededor de él y unas pequeñas venas marcadas en su rostro.
— Cállate. — Se comenzó a acercar a ti, a lo que quisiste retroceder pero antes de que lo hicieras te tomo de la muñeca y te empujo contra la pared, donde te tomo de la mandíbula y la apretó haciendo que soltaras lágrimas. — Ya me tiene harto tu actitud asustadiza, ya deja de llorar y ser tan sensible por todo. —
No entendías, no entendías nada de lo que pasaba, el porqué hacía eso....
— Mira, maldita, cuando te vea la próxima vez con nuestro tío Urami, y te la pases pegada a él en la noche te daré un duro castigo que jamás se te podrá olvidar en toda tu miserable e insignificante vida. — Te apretó el cabello y la barbilla más fuerte, tus lágrimas empezaron a caer.
— N-No entiendo porque haces esto, hermano.... — Susurraste con tu tono de voz quebrado.
— Como me escuchaste, cómo estás siempre pegada a él y no nos quieres cerca nuestro tío está empezando a sospechar, así que ya sabes, maldita idiota. — Apretó la mandíbula y puños mirándote con ira. — ¡Asiente si entendiste! —
Con dolor y tristeza asentiste múltiples veces.
— Sekido, ya déjala. — La voz de Aizetsu se hizo presente. — No es justo que le hagas eso, solo tiene 10 años... —
— Y eso a mi que me importa. — Te soltó y caíste al suelo, soltando un quejido de dolor en el proceso. — Tu no deberías meterte en esto. —
Sin decir nada el ojiazul camino hacia ti donde te tomo del brazo y te abrazó, alejándote a la vez del mayor.
— Ya déjala, no es su culpa.... — Frunció el ceño. – Y Dios, Sekido, te juro por mi vida que si me entero que le hiciste daño de alguna manera le dire a mi tío y a la policía. —
— No serías capaz de hacer eso. — El contrario dijo.
— Oh, vamos a ver si dices lo mismo cuando estes en la cárcel para menores. — Te acarició el cabello mientras sollozabas, ambos se miraron, de forma seria y el ojirojo molesta también. — Mi tío Urami necesita que vayas abajo. Deja de perder tu tiempo aquí y ayúdalo en algo. —
A regañadientes y sin poder creer sus palabras, Sekido camino hacia la puerta.
— Jodete. — Eso dijo antes de salir de ahí.
Gracias a Aizetsu, pasaron años en los que los demás no abusaron de ti, ya que el ojiazul les había hecho la misma amenaza, y a él lo conocían perfectamente como un chico el cual no mentía, entonces, lamentablemente tuvieron que resistirse esos años a la lujuria que contenían en ti, aún así, siempre se mantenía contigo, con miedo.
[FIN DEL FLASHBLACK]
— Sekido.... — Aizetsu le llamo al nombrado.
Sekido ya había vuelto del hospital con Wade, quien ahora mismo estaba en su sótano, pronto se encargaría de él.
El nombrado, quien estaba sentado observando a la ventana, lo volteo a ver.
— ¿Que necesitas? – Pregunto con un cigarrillo en la boca.
— Estoy cansado de esto....
— ¿Cansado? ¿A que putas te refieres con eso?
Aizetsu apretó los puños y mantuvo la cabeza agachada, no sabía cómo se tomaría el mayor lo que iba a decir, pero, tenía que arriesgarse.
— Cansado de esta vida. — Sekido abrió más los ojos con sorpresa ante las palabras de su hermano. — Soy un monstruo y mate a muchas personas, estoy consciente de eso, pero... me sentí obligado al hacerlo....me siento un inútil títere el cual podrían mandar a la mierda en cualquier momento.... Me di cuenta que realmente no quiero esto cuando vi a Akari mirarme de otra manera... como si fuera un monstruo..... y lo soy, pero....Agh, es difícil de explicarlo, solo quiero irme.... Espero lo entiendan, pero siguen siendo mis hermanos, los quiero. —
Dio una suave sonrisa para tranquilizarlos, Sekido al escuchar esto se quedó callado, en su mirada se veía la sorpresa y confusión que llevaba sobre sí mismo en ese momento, mientras tanto el ojiazul estaba súper nervioso de lo que respondería.
— Si... yo también no quiero esto. — Aizetsu se sorprendió y soltó un jadeo con sorpresa al escucharlo. — Yo tampoco quiero ser un asesino, Aizetsu, realmente lo lamento el haberte tratado así.... Te lo juro por mi vida que no quería hacerte daño.... Cambiemos juntos, ¿está bien? —
Pregunto con una suave sonrisa y tirando el cigarro al suelo, el contrario no podía creerlo, juraba que se iba a desmayar de la alegría en ese momento, sus ojos se llenaron al instante de lágrimas de felicidad, y, por unos segundos, también volvieron a tener brillo, un brillo tierno de esperanza.
Sekido extendió sus brazos invitándolo a un abrazo, el contrario rápidamente corrió hacia el, cuando llegó, lo abrazó por el cuello, lleno de alegria, pero.... La mirada del ojirojo cambió a una seria y asesina.
— Que estupido. — En un momento repentino, este empujó a Aizetsu a la ventana.....
Lo único que pudo escuchar fue su grito de desesperación puro, para después en un parpadeo ya no escuchar nada, este se asomó, notando que su hermano ya había muerto al caer encima de las rejas, las cuales atravesaron su estómago, llenando todas estas de sangre...
— Después de todo no me caías tan bien, Aizetsu.