La Leyenda de Chieko

By gochiscotland20

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Luego de 15 años de la muerte de Korra, la nueva Avatar aparece en la ciudad de Zaofu. Con la imposibilidad d... More

El Avatar de Zaofu
La Princesa de la Tribu Norte
El Oasís de los Espíritus
Un cumpleaños como el Avatar (Parte 1)
El Mundo de los Espíritus
La Reina de Omashu
Entre consejos y decisiones
Batalla en Zaofu
El Templo Aire del Sur
El Avatar Aang
La calma después de la tormenta
Una lección de aire control
El amor del Avatar

Un cumpleaños como el Avatar (Parte 2)

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By gochiscotland20

Chieko siguió a Yuiuk hasta lo que parecía una planicie de hielo y nieve. Eso era la único que era. Hielo y nieve, más de lo mismo. La princesa se arrodilló detrás de una piedra, y le indicó que hiciera lo mismo.

Frente a ellas, se extendía el hielo un poco más, para luego dar lugar al océano. El sol ya iluminaba casi por completo y se reflejaba fuertemente sobre el agua. Chieko notó mucho movimiento y, de repente, un calamar orca saltó a la superficie para sumergirse inmeditamente después.

- Ahora que llegó el otoño, significa que también llegaron los calamares orcas.- explicó Yuiuk. - Vienen a reproducirse en esta época del año.-

Chieko vió como algunas más saltaban a la superficie y suspiró.

- Son hermosas.-

- Lo sé, venir a verlas es mi pasatiempo favorito. Mi padre...- la princesa se detuvo un segundo, pensativa. - Mi padre me traía aquí todo el tiempo. Desde su muerte, no he dejado de venir.-

Chieko la comfortó, llevando su mano a su brazo y acariciándola con ternura. Yuiuk le sonrió agradecida.

Un salpicado muy fuerte llamó su atención y miraron hacia el océano. Los calamares orcas se habían juntado en manada y parecían estar persiguiendo un conjunto de morsas tortugas. Para atraparlas, abrían sus enormes bocas llenas de dientes, y de ellas emergian escalofriantes tentáculos que las tomaban y llevaban directo al interior de los calamares orcas.

Chieko ahogó un grito de horror y Yuiuk lanzó una carcajada.

- E- eso fue terrorífico.- admitió el Avatar.

- Lo es si no los conoces, pero te aseguro que son animales muy buenos y pacíficos. Ven.- le respondió la princesa, tomando su mano para que la siguiera.

- N-no c-creo que sea buena idea.- opinó Chieko, tratando de zafarse del agarre.

- Tranquila, no te harán nada. Es la misma manada hace años. Me conocen y me tienen confianza.-

- O-ok.-

Ambas se acercaron a la orilla y los calamares orcas dejaron su caza. Parecían haber notado la presencia de Yuiuk. Las morsas tortugas que fueron lo más afortunadas posibles para que no las comieran, aprovecharon la distracción y se alejaron nadando al fondo del mar.

Los calamares orcas se acercaron a la orilla y Yuiuk se agachó a su nivel. Lanzaban sonidos juguetones, que parecían ser de alegría. La princesa la indicó a Chieko que se agachara junto a ella, y el Avatar obedeció.

Yuiuk llevó su mano a la cabeza de uno de ellos y este se dejó acariciar. Pronto, los otros también quisieron de sus caricias y se iban amontonado frente a ella. Chieko sonrió. La princesa se veía tan feliz con los animales, parecía en su hábitat natural. Su sonrisa era tan hermosa.

- Vamos, Chieko, intenta tú.- le dijo Yuiuk.

Tomó su mano y, delicadamente, se la ofreció a los calamares orcas para que la olieran. Estos la inspeccionaron un poco y luego lanzaron sonido de júbilo. Comenzaron a acercarse a la maestra tierra, abalanzándose uno arriba del otro. Yuiuk llevó la mano de Chieko a la cabeza de unos de estos, y ella lo acacrició cuidadosamente. El animal pareció amarlo.

- Creo que sienten que eres el Avatar.- comentó Yuiuk.

- ¿Eso crees?-

La morena asintió.

- Una presencia como la tuya los va a alterar siempre.-

Chieko se sonrojó, por más que sabía que lo decía por sus grandes poderes.

- Todos estamos conectados en este mundo, por más que no lo parezca. Nuestras energías se entrelazan una con otras, así como nuestros destinos. Como Avatar, es esencial que entiendas eso. Tú no sólo eres el balance entre las cuatro naciones, sino que eres el balance entre todos los seres del planeta.- continuó Yuiuk, muy enfocada en acariciar a un calamar orca.

- ¿Por eso me trajiste aquí?-

- Sí, y porque creo que es un gran lugar para nuestra siguiente lección de agua control.- respondió la princesa, enderezandose y volteando a verla. - Vamos, ven.-

Yuiuk se alejó un poco de la orilla y espero allí a Chieko. El Avatar se acercó dudosa.

- Te enseñaré mi especialidad: el hielo.- le dijo, moviendo sus manos y levantando del suelo espinosos pedazos de hielo.

Se los lanzó a Chieko y esta los esquivó con agilidad.

- ¡Oye! ¿Por qué hiciste eso?-

- ¿Ves como es una gran forma de atacar?-

- Sí, ¡pero no a mí!-

Yuiuk rió.

- El hielo es agua congelada. Puedes creer que se parece más a una roca, pero estás equivocada. El hielo es filoso e inestable, aunque puede ser muy útil si lo sabes manejar.-

- ¿Cómo puedo hacerlo?- preguntó Chieko.

- Bueno, cuando tú controlas el metal, lo haces pensando en los pedazos de roca procesada que tiene adentro, ¿cierto?- cuestionó la princesa y el Avatar asintió. - Pues es la misma lógica. Para controlar el hielo tienes que pensar en controlar el agua que lo compone ¿Entendido?-

Chieko asintió, convencida de que había captado todo.

- ¿Por qué no lo intentas?- propuso Yuiuk. - Recuerda lo que te enseñé.-

El Avatar suspiró e intentó recordar. Se plantó firme en posición sobre el hielo, pero sin clavar de lleno los pies en él. Inhaló y relajó su cuerpo por completo. Sintió el agua en el hielo que las rodeaba y movió sus manos, pretendiendo hacer lo mismo que Yuiuk había hecho. Cerró los ojos para concentrarse.

Escuchó un sonido de requebramiento y sintió como dos espinas de hielo flotaban a cada uno de sus lados. Abrió los ojos y comprobó que lo había logrado. Yuiuk dio saltitos, aplaudiendo emocionada.

- ¡Sí! No puedo creer que lo hayas logrado a la primera. Eres realmente una natural en esto.- comentó la morena.

- Vaya, no tienes que sonar tan impresionada ¿Tan poca fé me tenías?- se indignó Chieko, aún con las espinas flotando a sus lados.

- En mi defensa, los maestros tierra son conocidos por ser testarudos y poco flexibles en general. El agua es un elemento muy distinto: sólo pensé que te costaría más.- contestó Yuiuk.

- Pues...- Chieko movió sus dedos y las espinas de hielo comenzaron a bailar en círculos alrededor de Yuiuk. - Me has subestimado.-

Las espinas comenzaron a hacer una danza más compleja y Yuiuk rió encantada, lo que le sacó una sonrisa a Chieko. Cada cosa que la princesa hacía solo la hacía ver más preciosa, y su risa era la más hermosa de todas.

- Me alegra que seas tan buena alumna. Será más fácil enseñarte.- comentó Yuiuk, jugando con su cabello algo nerviosa.

- Jaja, gracias.-

- ¡Piensa rápido!- gritó la princesa, y con su agua control redireccionó las espinas hacia el Avatar.

Chieko las frenó inmeditamente, destrozándolas en el aire. Yuiuk asintió con orgullo.

- Me haces quedar tan bien como maestra.- comentó, tirando su pelo para atrás en modo de broma, y Chieko rió.

- Es que eres una asombrosa maestra.- alagó el Avatar y la princesa se sonrojó.

Rió avergonzada y comenzó a jugar con su cabello de nuevo.

- G-gracias. C-creo que deberíamos continuar con nuestra lección.- dijo Yuiuk, claramente avergonzada.

Chieko asintió y, por el resto de la mañana, se la pasaron controlando hielo juntas. El Avatar había comenzado a disfrutar mucho las clases, todo gracias a la compañía de Yuiuk. En general, ella había hecho todo más fácil para Chieko, e incluso había logrado que poco a poco le gustara ser el Avatar.

Sin embargo, todavía le preocupaba no poder hablar con Korra. Tenía un mal presentimiento que la estaba matando de la ansiedad. Sentía que algo realmente peligroso se acercaba, pero no lograba descifrar que era y eso la volvía loca. Sobretodo porque no quería decepcionar a nadie. El mundo entero contaba con ella y no poder protegerlos la aterraba más que nada.

Cuando Yuiuk dió por terminada la lección, se subieron a la canoa, de nuevo controlada por Chieko, y emprendieron el regreso al palacio por los canales. Sin embargo, cuando dieron la vuelta por el muelle principal, se percataron de un gran grupo de gente que se encontraba frente a la enorme puerta de la Tribu Norte.

Yuiuk y Chieko intercambiaron una mirada preocupada, pues en la aglomeración podían distinguir a la reina Shui, Wing y Wei. Rápidamente, Chieko aparcó la canoa sobre el muelle y bajaron corriendo hacia el grupo.

- ¿Que está sucediendo?- preguntó Chieko.

- Periodistas de Cuidad República quieren entrar. Exigen hablar contigo inmediatamente.- contestó Wing.

Chieko se acercó al borde de la pared de hielo y se asomó. Frente a la puerta, vió una embarcación llena de personas, que poseían cámaras y micrófonos. Gritaban a los maestros agua que resguardaban la entrada que los dejaran pasar, pues ellos no podían negarles la entrada, ya que eso sería violar su derecho a trabajar. Los pobres guardias no sabían dónde meterse.

- ¿Quiénes se creen que son? ¿Una violación a su derecho a trabajar? Como se nota que son de Ciudad República. Que arrogantes.- comentó la reina Shui, completamente indignada.

- ¿Quién les habrá dicho que Chieko estaba aquí? Dejé órdenes claras en Zaofu de que esa información era secreta y no debía salir a la luz ¡Vinimos aquí para evitar esto mismo!- se quejó Wei.

- Seguro fue alguno de tus oficiales inútiles, debiste haberlos entrenado mejor.- atacó Wing y Wei lo fulminó con la mirada.

- No es momento, Wing.- dijo entre dientes.

- Déjenlos entrar.- soltó Chieko y todos la miraron estupefacta.

No sabía porque lo había dicho. Jamás había hablado en público y seguramente terminaría horriblemente. Pero sentía que se lo debía al mundo, sentía que debía dar señales de vida claras y hacerse conocer, para que la gente comenzara a confiar en ella ¿Qué mejor forma que hablando con la prensa?

- ¿Estás segura, Chieko? Seguramente sea transmitido a todo el mundo.- dijo Yuiuk, tomándola del brazo.

Chieko asintió.

- Creo que es lo mejor. La gente tiene derecho a conocerme, después de todo, yo significo mucho para ellos.-

- Supongo que si eso es lo que quieres, podemos invitarlos a pasar al palacio para que te entrevisten.- ofreció la reina y el Avatar le sonrió.

- Se lo agradecería mucho.-

La reina ordenó a los guardias que dejaran pasar la embarcación, mientras que Yuiuk y Chieko volvían al palacio a prepararse para la entrevista. Una vez en la Sala del Trono, la princesa enfrentó al Avatar.

- Enserio no tienes que hacer esto si no quieres. No estás obligada.- le dijo.

- Tranquila, Yuiuk, sí quiero hacerlo.-

- Oh...-

- Aunque me encantaría algún consejo. Sé que tú has hecho muchos discursos así, los he visto en las teles de locales de Zaofu.- pidió Chieko.

- Por supuesto...- aceptó Yuiuk. - Primero: piensa mucho antes de hablar. No puedes decir cualquier cosa porque siempre alguien puede usar tus palabras en tu contra.- dijo, mientras caminaba de un lado a otro y enumeraba con los dedos. - Segundo: muéstrate siempre serena, no importa lo que te pregunten. En estas ocasiones, si te enojas pierdes. Tercero: si te preguntan algo que no te gusta, debes responder igual pero no digas la verdad. Sé lo más ambigua posible para que no se entienda una verdadera respuesta ¿Entendiste?-

- Eeem, ¿supongo?- contestó Chieko, levantando los hombros confusa.

Yuiuk iba a hablar pero la puerta del palacio se abrió repentinamente y entró la reina liderando al grupo de periodistas. Chieko tragó saliva nerviosa. Tal vez no había sido tan buena la idea.

Apenas la vieron, los periodistas comenzaron a correr hacia ella, casi pisoteando a la reina. Chieko lanzó un grito ahogado, completamente asustada, pero Yuiuk levantó una pared de hielo entre ellas y los entrevistadores.

- Si desean hablar con ella...- les dijo hablándoles a traves del hielo y acercándose lentamente para intimidarlos. -...deberán hacerlo de forma ordenada. Ella responderá sus preguntas cuando dejen de parecer tan desesperados.-

Los periodistas murmuraron una disculpa y se agruparon despacio, preparando sus micrófonos y cámaras en silencio. Chieko suspiró tranquila y le dedicó una sonrisa agradecida a Yuiuk, quién se la devolvió. La princesa se acercó y posicionó al lado de Chieko.

- ¿Quieres que me quede contigo?- le susurró al oído y el Avatar se estremeció de pies a cabeza.

Sus mejillas se tornaron completamente coloradas. Realmente esa chica la mataría algún día si seguía haciendo esas cosas.

- S-sí por favor.- respondió como pudo y Yuiuk deshizo la pared de hielo.

- Pueden acercarse despacio.- les dijo a los periodistas.

Estos obedecieron y se movieron hacia Chieko en masa.

- Chieko, dinos, ¿es cierto que hasta enterarte que eras el Avatar vivías en la calle y eras una ladrona?- preguntó una chica morena y el Avatar frunció el ceño.

- Sí...¡pero lo hice por necesidad! No hubiera podido sobrevivir...- respondió apurada y la misma chica la interrumpió.

- ¿Es cierto que atacaste a unos policías en Zaofu?-

- Emm, sí, pero...fue defensa propia.-

- ¿Planeas recuperar tus vidas pasadas?- preguntó un chico castaño.

- Yo...estoy en eso. Denme tiempo.-

- ¿Has hablado con Korra?- saltó una chica de ojos azules.

- Técnicamente, sí, pero no voluntariamente...-

- ¿Qué opinas sobre lo que dice el rey de Ba Sing Se?-

- ¿Qué? ¿Qué tiene que ver lo que diga el rey de Ba Sing Se?-

- Muchos dicen que estás destinada al fracaso, ¿que piensas de eso?- dijo otro antes de que la chica de ojos se pueda explicar.

- Yo...- dudó Chieko.

Se estaba arrepintiendo de haber aceptado hacer eso. Estaba totalmente abrumada con sus preguntas. Así que tomó el micrófono más cercano que tenía y le pidió a todas las cámaras que la apunten.

- ¡Dejen de preguntar! Ahora voy a hablar solo yo.- les dijo molesta. Suspiró y miró directamente a las cámaras. - ¡Hola, mundo!- siguió y soltó una risa nerviosa al notar todos los ojos sobre ella.

Miró a Yuiuk por apoyo y esta se acercó un poco más a ella, regalándole una sonrisa alentadora. Chieko la miró agradecida.

- Mi nombre es Chieko, la nueva reencarnación del Avatar. Soy de la ciudad de Zaofu. Hasta hace unos días, pensaba que era una simple maestra tierra, que vivía como una vagabunda, robando para sobrevivir. Muchos crearán que soy afortunada solo por ser el Avatar y, en cierta forma, eso es cierto.- comenzó diciendo en su discurso.

Empezó a sudar y secó sus manos en su pantalón. Escaneó con la mirada a los periodistas, que la miraban expectantes, y tragó saliva nerviosa.

- Gracias al Avatar Korra, vivimos en una época de paz y yo planeo mantenerlo de esa forma. Por esta razón, es que ya me estoy entrenando en el manejo del agua control aquí en el Polo Norte. Quiero asegurarme que cuando se presente una amenaza, yo la pueda enfrentar y protegerlos a todos ustedes. Siento que...- continuó Chieko, y frenó un instante, pues se acababa de dar cuenta de algo. - Siento que esta es la vida dándome una segunda oportunidad. Hoy, solsticio de otoño, es mi cumpleaños, y es el único que he disfrutado en años. Yo he sufrido mucho y es el peor sentimiento del mundo, por lo que si mis poderes pueden evitar que las personas sufran entonces los aprovecharé al máximo. Lo que más deseo es que ustedes confíen en mi. Los cuidaré. Se los prometo. Muchas gracias por escuchar y es un placer conocerlos.- finalizó su discurso y bufó profundamente.

Chieko le devolvió el micrófono al periodista al que se lo había sacado. Le habían empezado a temblar las piernas tanto que sentía que se desplomaría en cualquier momento. No podía creer lo que había hecho. Se acercó a Yuiuk rápidamente.

- Necesito que se vayan todos de aquí.- le suplicó y la princesa asintió.

- ¡Eso será todo por hoy! El Avatar ha dado su discurso y no desea responder más preguntas. Les pido que se retiren.- exclamó Yuiuk, empujando a los periodistas hacia la puerta.

La reina Shui tomó la iniciativa y se llevó a los trabajadores de nuevo a su embarcación. Wing y Wei, que habían escuchado todo desde atrás de la puerta, entraron apenas el grupo se retiró. Chieko, por su lado, tuvo que sentarse en el trono de Yuiuk para recuperar la compostura.

- ¡Chieko, eso fue increíble!- gritó Wei, corriendo hacia ella.

- Fue una gran manera de ganarse a la gente, sin duda te amarán.- afirmó Wing.

- Ay, por mi salud mental espero que sí.- dijo el Avatar y Yuiuk rió.

- Verás que sí ¿Cómo se te ocurrió decir todo eso?-

- Solo...solo hablé con la verdad.-

Luego de eso, Chieko decidió que ni siquiera almorzaría e iría a dormir. Por más que fuera su cumpleaños, ya no le quedaban fuerzas para festejar nada. Había puesto toda su energía en ese discurso.

¿Lo mejor de la siesta? Cuando despertó, ya era de noche. Salió de su habitación y comenzó a buscar a Yuiuk. Como no la encontró en su recamara, fue hasta el comedor del palacio y allí, se encontró con un extravagante banquete. La morena estaba ahí, junto con la reina,Wing y Wei.

- ¡Feliz cumpleaños!- exclamaron al unísono.

Chieko se quedó tiesa un segundo, mientras que Wing y Wei se acercaban a ella.

- ¿Por qué no nos dijiste que era tu cumpleaños?- cuestionó Wei, abrazándola por los hombros.

- Y-yo...no se me ocurrió.- contestó el Avatar.

- Si Yuiuk no nos decía, ni nos enterabamos ¡Podríamos haberte comprado un regalo!- agregó Wing.

Chieko miró a Yuiuk, y descubrió que está la estaba mirando con una sonrisa de oreja y oreja. El Avatar se ruborizó cuando vio como de acercaba a ella.

- Feliz cumpleaños. Considera este banquete mi regalo.- le dijo la princesa.

- No era necesario...-

- Claro que sí. Wing y Wei le dieron indicaciones a nuestros chefs para que cocinen las mejores comida de Zaofu. Claro, se tomó algunas libertades porque no teníamos todos los ingredientes. Espero que te guste.- le dijo Yuiuk, jugando con su cabello nerviosa.

A Chieko se le llenaron los ojos de lágrimas y se abalanzó sobre la princesa, abrazándola muy fuerte. Las mejillas de Yuiuk se tiñieron de rojo, y le correspondió el abrazo gustosa.

- Me encanta.- confesó Chieko, sobre el hombro de su amiga. - Muchas gracias. Eres la mejor.- le susurró en el oído y se separó, para mirar al resto de los presentes. - Todos lo son. Es el mejor día de mi vida.- rió Chieko, encantada.

- ¿Qué esperamos? ¡A comer!- exclamó la reina Shui.

Así fue como Chieko pasó su primer cumpleaños como el Avatar. Un día que jamás olvidaría: ni ella, ni sus próximas vidas lo harían.

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