En un vasto vacío de posibilidades infinitas.
En un vacío infinito una figura se emctraba flotando en medio si se le podía describir se le denominará como planta "Blanca" tanto en vestimenta como en cabellos solo se actuando en aquel tono de color en sus ojos que eran rojos carmesí
Está era Shiraori, la diosa novata de las arañas y la magia, flotaba con gracia.
Su mirada, tan penetrante como el vacío mismo, se deslizaba a través de ventanas Inter dimensionales que colgaban en el espacio como lienzos de realidades alternativas.
Cada ventana era un portal a un universo distinto, un reino de historias y leyendas que se entrelazaban y divergían en el tejido del cosmos.
Con un gesto delicado, Shiraori abrió una ventana particular, una que vibraba con el caos de un conflicto eterno.
No era el reino donde los dioses del trueno y los titanes de hierro luchaban por la supremacía, ni tampoco el lugar donde caballeros estelares cruzaban sables de luz contra las fuerzas de la oscuridad. Era un universo donde los protectores enmascarados y los vigilantes capaces desafiaban a aquellos que buscaban sumir al mundo en la desesperación.
En este universo, una anomalía había capturado su atención. Un asesino, cuyo origen se encontraba en un reino de guerra sin fin y dioses caóticos , había cruzado el umbral entre dimensiones .
Este ser, conocido por su habilidad para cazar a aquellos imbuidos con energías sobrenaturales, ahora se encontraba en medio de una batalla contra seres de maldad pura.
Uno tras otro, los villanos caían ante su implacable determinación, su presencia una sombra mortal que se deslizaba entre los rascacielos de una ciudad que nunca dormía.
Shiraori observaba, sorprendida y cautelosa. Sabía que su deber era intervenir solo cuando fuera necesario, para mantener el equilibrio entre las dimensiones.
Pero ¿qué hacer cuando un guerrero de un mundo de dioses oscuros y máquinas de destrucción aparece en un lugar donde los héroes vuelan por los cielos y los villanos desatan el caos ?
La diosa de las arañas se encontraba ante una encrucijada de destinos, una decisión que podría alterar el curso de múltiples realidades..y por experiencia no quería hacerlo, en especial luego del desastre el Antimonitor
Con la sabiduría de una entidad que había visto nacer y morir incontables mundos.. Algunos generalmente causados por su propia mano ya que eran una amenaza...
Shiraori sabía que cada acción, por pequeña que fuera, tenía el potencial de desencadenar olas de cambio a través del infinito mosaico de universos.
En el silencio del vacío interdimensional, Shiraori, la diosa de las arañas, convocó a un familiar, una pequeña araña de un blanco puro como la nieve. Con una voz que apenas rompía el silencio eterno, le dio una orden simple pero trascendental. contactar al caído, el único en ese universo con quien había forjado un vínculo.
Como si respondiera al llamado del destino, una figura emergió de la nada.
Un hombre de cabello dorado y ojos que reflejaban la profundidad de los cielos nocturnos, vestido con un traje impecable que contrastaba con las dos alas majestuosas que se desplegaban detrás de él.
Era Lucifer, el portador de luz, cuya presencia imponía tanto respeto como temor.
"¿A qué se debe esta interrupción araña ?"
Preguntó con una voz que llevaba el peso de eones. Su semblante mostraba una mezcla de curiosidad y molestia, pues no era común que sus asuntos fueran interrumpidos por caprichos divinos.
Con un esfuerzo que parecía consumir toda su voluntad, Shiraori extendió su mano hacia la ventana flotante que mostraba la anomalía.
"Observa," fue todo lo que dijo, su voz un susurro que apenas perturbaba el aire.
Lucifer se acercó, y en un instante, su comprensión de la situación fue completa. Sin embargo, su irritación no disminuyó.
"Deberías llamar a padre para esto," dijo con firmeza, su tono dejando en claro que preferiría no ser parte de los asuntos de otros.
"Ya lo he intentado," respondió Shiraori, su voz ganando un matiz de frustración. "Pero no responde. " Tsk.. Los dioses judeo cristianos son molestos...
La revelación colgaba entre ellos como una espada de Damocles. La ausencia de respuesta del padre de Lucifer no era un buen augurio, y ambos lo sabían.
Lucifer, a pesar de su naturaleza solitaria y sus principios inquebrantables, entendía la gravedad de la situación. No era solo el equilibrio de un universo lo que estaba en juego, sino el de incontables realidades que podrían verse afectadas por esta intrusión. Después de todo ya había pasado antes..
Shiraori, con su naturaleza introvertida y su casi nula experiencia en la convivencia, se encontraba en una encrucijada.
Hablar con Lucifer ya había requerido de ella un esfuerzo monumental, y ahora, la posibilidad de tener que intervenir directamente la llenaba de una ansiedad abrumadora.
Su comprensión de los seres a su alrededor era binaria, o los entendía con una claridad asombrosa o no los comprendía en absoluto. Y en este momento, necesitaba desesperadamente estar en la primera categoría.
Lucifer, por su parte, era conocido por su terquedad e inflexibilidad. Juzgaba a aquellos que no compartían su visión del mundo y a menudo se mantenía al margen, un lobo solitario que seguía su propio camino. Pero incluso él no podía ignorar el llamado del deber que resonaba en su ser.
"Entonces, parece que nos toca a nosotros lidiar con esto," dijo finalmente, su voz resignada pero decidida. "Pero recuerda, araña , solo será porque os debo un favor ."
Con esas palabras, Lucifer de nuevo se desvaneció en un as de luz
Shiraori dejó escapar un suspiro de alivio, finalmente sola, con la tranquilidad necesaria para continuar con su vigilancia interdimensional.
Pero el destino, siempre caprichoso, tenía otros planes.
A través de las ventanas dimensionales, la diosa observaba escenas de caos y alianzas improbables
un guerrero del norte luchando hombro con hombro con seres de bosques encantados contra criaturas de la noche; constructores de máquinas divinas enfrentándose a legiones de metal y circuitos en un conflicto estelar; y un héroe de antiguas leyendas montado en un grifo empuñando su espada contra un ser de pura corrupción y desorden.
En ese momento, el espacio mismo pareció retumbar con el sonido de truenos, y un resplandor dorado iluminó el vacío.
Ante Shiraori se materializó una figura imponente, un hombre de estatura colosal, con un martillo que destellaba como un sol capturado y una barba tan majestuosa como las tormentas que invocaba. Era el patrón de la humanidad de un reino lejano, conocido por su poder sobre las tormentas y el rayo.
"¿Qué acaso es el día de perturbar mi soledad ? "
Preguntó Shiraori, su voz teñida de un cansancio que iba más allá de la fatiga física.
El recién llegado, cuya presencia era tan abrumadora como la tormenta que lo acompañaba, inclinó su cabeza en una disculpa.
"Lamento la intrusión, pero he venido porque conozco el origen de las perturbaciones que has estado observando,"
Dijo con una voz que resonaba como el eco de un trueno lejano.
Shiraori lo miró con una mezcla de sorpresa y escepticismo.
"¿Y bien? ¿Cuál es la fuente de este caos que atraviesa los universos?"
El dios de las tormentas cerró los ojos por un momento, como si estuviera reuniendo la voluntad para compartir un secreto de gran peso.... pero en realidad es algo mas curioso
- En realidad es un asunto muy vergonzoso que tengo que contarte verás una diosa muy joven llamada Hardy al parecer estaba aburrida y tuve la brillante idea de abrir diferentes portales que conectan diversos planos de existencia El problema es que muchos muchas Deidades codiciosas comenzaron a hacer lo mismo en diferentes y es por eso el origen de todo este caos
Shiraori asintió lentamente, procesando la magnitud de la revelación.
"Entonces, debemos actuar...." Dijo suspirando de nuevo , aunque no es como una deidad como ella necesitase de oxigeno a estas alturas
El dios asintió, su expresión grave. "Estoy de acuerdo. Y aunque nuestras sendas rara vez se cruzan, esta vez, debemos unir nuestras fuerzas."
La escena terminó con una promesa silenciosa entre dos seres de poder inmenso, un acuerdo tácito para enfrentar juntos una amenaza que podría desgarrar el multiverso mismo.
Era el comienzo de una batalla épica, una lucha que se libraría en las sombras de las dimensiones, invisible para los mortales, pero cuyos resultados determinarían el destino de muchas realidades.
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Fin