Jimin despertó con los brazos de Jungkook sobre su cadera, y una pierna suya encima de sus muslos. Escuchaba su respiración, al igual que le era posible sentirla cerca de su nuca.
Apoyó su cabeza sobre la almohada, disfrutando una vez más lo que era despertar en brazos de Jungkook. Giró su cuerpo con cuidado de no despertar al contrario, quedando frente a frente. Estiró una de sus manos hasta el cabello de Jeon, dejando suaves caricias en sus hebras. Su vista fue directa a sus facciones; sus pestañas tupidas y sus labios fruncidos. Sus mejillas un poco infladas y su nariz ganando la atención por su bella forma.
Acarició su mejilla con sus nudillos, sonriendo a medida que más tocaba su suave y cálida piel.
—¿Puedo despertar así siempre? —murmuró Jungkook, aún con sus ojos cerrados.
—¿Cómo amaneciste, amor? —preguntó Jimin, dejando un beso en su mejilla.
Poco a poco, Jungkook fue abriendo sus ojos. Sonriendo al notar la sonrisa marcada de Jimin.
—Bien —tanteó su nariz—. ¿Se ve mal?
Jimin negó. La hinchazón había reducido bastante.
—Te ves lindo —sonrió—. Hablo de cómo te sientes por tu medicamento.
—¿Bien?
Jungkook no recordaba nada de anoche. Tan sólo tenía el vago recuerdo de haber llegado a la habitación con la ayuda de los brazos de Jimin. Durmiéndose juntos después.
—¿No te acuerdas de nada?
Jungkook negó, sin embargo, después abrió sus ojos de par en par, sentándose en la cama y cubriendo su cara con sus manos.
—¿No jodí nada? —refiriéndose a Jongsuk y Jarin.
—Casi —rió con la nariz—. Jongsuk me llamó porque preguntabas mucho por Jarin y por mí, después llegué y querías besarme. Me perseguiste por todo el jardín —torció sus labios—. Antes de que Jongsuk llamara, estaba por decirle a Jarin lo de nosotros.
—¿Qué?
—Que estamos en algún tipo de relación —copió la misma posición que Jungkook—. Que te quiero y fuimos novios, en su pasado. Que nos reencontramos y queremos intentarlo.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión? Querías prolongarlo más
—Mira lo que pasó por eso —señaló a Jeon—. Jarin y Jongsuk han estado a nada de descubrirnos. No podemos seguir arriesgándonos igual, Kook.
Pareció entenderlo. Asintiendo por más que Jimin explicaba cada una de las complicaciones que llevaban por el camino. Y tenía razón, era más fácil decírselos, a que pasara algo más, después.
Jungkook tomó ambas manos de Jimin entre las suyas, sintiendo miles de mariposas en su estómago. Sonrió a donde el menor, quien lo veía un poco confundido.
—¿Entonces podemos formalizar lo nuestro? Ya sabes, antes de que se venga lo que sea con ellos —con su cabeza señaló la habitación de al lado, correspondiente a Jongsuk.
—¿C-Con eso te refieres a...
Mordió sus labios, callando la pregunta cuando vio como Jungkook asentía con sus ojos brillosos en su dirección.
—¿Quieres intentarlo de nuevo, rulitos? ¿Quieres ser mi novio?
Jimin tomó un largo respiro. Una palabra que no creyó volver a escuchar salir de esos labios. La misma mirada llena de brillo que lo miró desde la primera vez. Y los nervios en su tono de voz, aunque la respuesta le fuera más que evidente.
—No nos dejemos ir esta vez, ¿sí? —acunó su cara entre sus manos—. Hablemos, discutamos, lloremos, pero no nos vamos a volver a ir sin escuchar al otro, y sin hablarlo.
Jungkook asintió.
—Lo haremos bien esta vez, amor —besó cortamente sus labios, haciendo que el rizado cerrara sus ojos y disfrutara de su toque.
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Ambos mayores esperaban a sus hijos en el comedor. Los platos servidos con el desayuno que los dos hicieron desde unos minutos después que decidieron salir de la cama, después de formalizar su relación.
Jungkook sentado a un lado de Jimin, sus manos unidas por debajo de la mesa como siempre. Sus pies moviéndose con desesperación, ansiosos y temerosos por la llegada de sus hijos a la mesa.
Jongsuk apareció primero, con una sonrisa de oreja a oreja, tallándose los ojos y tomando asiento para beber un poco del café que tenía servido delante suyo.
—Buenos días, señor Park. Buenos días, papá. ¿Cómo te sientes?
Jimin respondió con una sonrisa y un asentimiento de cabeza.
—Estoy bien. Mejor —habló Jungkook.
—Bien, porque no creía poder soportarte un día más, así como estabas ayer de insoportable —untó un poco de mantequilla sobre su pan tostado.
Al notar que los mayores no continuaban con su desayuno, les dedicó una mirada con los ojos entrecerrados.
—Si esperan a Jarin, ella prefirió ir a darse una ducha antes de bajar.
—Gracias, cariño —respondió Jimin cortésmente.
Una mirada de reojo de ambos, bastó para entender que sería mejor comenzar con un poco de su desayuno, al menos hasta que Jarin estuviera en la mesa.
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Todos desayunaban en silencio, sobre todo, aquellos mayores que de vez en cuando se dedicaban miradas cómplices, nerviosas, junto con apretones de sus manos sobre sus muslos.
El desayuno había dado fin. Jongsuk y Jarin parecían tomarse la situación sin importancia, ajenos a la pequeña atmósfera de incomodidad que sentían Jungkook y Jimin. Bebían el poco café que sobraba en sus tazas.
Un carraspeo proveniente de la garganta de Jungkook fue la que llamó la atención de los menores, al igual que la de Jimin, dándole la señal que estaba por comenzar esa plática que llevaban prolongando por mucho tiempo, meses.
—Jongsuk, necesito hablar contigo —vociferó con voz firme, que escondía a la perfección cualquier rastro de nerviosismo de su parte.
Su hijo asintió.
—Sí, vamos a la sala —sonrió.
Jungkook negó, Jimin tragó con fuerza y miró a su hija.
—No es necesario que sea en privado —volvió a hablar el mayor.
—Jarin, también quiero hablar contigo —intervino Jimin.
Tanto Jarin como Jongsuk se miraron uno a otro, confundidos del tono de su voz en sus padres, y por la necesidad de una charla tan temprano.
—No hicimos nada por la noche, papá —Jongsuk se defendió enseguida—. Sólo dormimos y vimos una película.
Jarin asintió, dándole la razón a su novio.
Jungkook frunció su entrecejo, mientras Jimin se esforzaba por ocultar la risa que quería escapar de sus labios por la forma en que su hijo parecía seguir con ese pequeño trauma de casi ser atrapados la primer vez.
—No es sobre eso, Jongsuk.
Jungkook habló entre dientes, sintiéndose avergonzado por tocar esos temas frente a Jimin. No le avergonzaba hablarlos con él, o con su hijo, pero, si se trataba de su hijo con la hija de su novio, por supuesto que sería un tema del cual haría el mayor intento para evitarlo a toda costa.
Jimin tomó fuerza de voluntad para hacerlo de una vez por todas, queriéndose quitar de encima ese peso que no lo dejaba sentirse tan tranquilo como le hubiera gustado desde un inicio.
Cerró sus ojos antes de hablar, e infló sus mejillas.
—Jarin, Jongsuk. Jungkook y yo tenemos una relación, y hemos estado saliendo desde hace meses —habló tan rápido como su lengua se lo permitió.
Jungkook chasqueó su lengua. No pensaba que sería tan directo, aún así, no le molestaba la forma en que lo hizo. Sin rodeos.
Sin embargo, los menores estaban callados, ceños fruncidos y labios apretados. Jongsuk mordió sus labios, mientras que Jarin tenía su lengua en su labio superior. Analizando sus palabras, tratando de comprenderlas y transformarlas a lo que sería su nueva realidad.
Jarin sacudió su cabeza y rió.
—No juegues con eso, papá.
Jimin negó, serio. Si fuera una broma, reiría junto a ella. Esa vez era la excepción.
—No es broma, amor. De verdad estoy saliendo con Jungkook.
Jarin estuvo por hablar, pero Jongsuk interrumpió, haciéndola cerrar su boca y dignarse a mirar a la nueva pareja.
—¿Cómo? ¿Desde cuándo?
Jimin agachó la cabeza cuando vio el rostro de Jarin. Serio, y decepcionado.
Jungkook tomó un largo respiro, esperando hacer más ligero el ambiente si hablaba desde la forma en que todo comenzó.
—Jimin y yo nos conocemos desde hace años, en la preparatoria. Fuimos pareja en ese entonces, terminamos por problemas de comunicación y porque pensó que lo había engañado. Nunca arreglamos nada, y yo hice muchas cosas mal para superarlo...
Jungkook contó la historia de comienzo al final en el que estaban. Se aseguró de no omitir nada para que sus hijos les creyeran y trataran de ponerse en su lugar, si es que de algo podía ayudar a cualquiera que fuera su reacción.
Jarin parecía haberse quedado sin voz y sin aire. Jongsuk tan sólo asentía y acariciaba el dorso de la mano de su novia sobre la mesa. Mientras que Jungkook dejaba caricias sobre el muslo de Jimin, queriéndole dar apoyo al notarlo aún nervioso, y ansioso por la respuesta de su hija. No todos los días le decían que su padre era pareja del padre de su novio.
—¿L-Lo que dijo Taeyong ayer fue cierto? Que tú lo engañaste con el señor Jeon —señaló a los dos con su dedo índice que tenía pequeños temblores.
Jimin asintió, igual Jungkook.
—Lo hice, me dejé llevar por todas las emociones del pasado —suspiró con pesar—. Fue a propósito lo que hice para que supiera que estaba con alguien más para poderlo terminar después. Pero él fue el primero que hizo evidente quién le era infiel a quién —intentó defenderse. Jarin negaba con la cabeza. Jimin intentó tomar su mano sobre la mesa, pero ella la quitó, como si de repente, el toque de su papá la lastimara—. Amor —los labios del mayor comenzaban a temblar por el dolor de sus acciones. De su rechazo—. Sólo ponte en mi lugar. Jungkook fue mi novio en la preparatoria, y lo amaba demasiado. Nunca lo dejé de amar, y no terminamos por eso, sino por un error que yo cometí. Pensé muchas cosas horribles de él por mucho tiempo, incluso me hizo dudar de todo —Jongsuk miraba fijamente a su papá, mientras más palabras salían de los labios de Jimin—. Pero un día llegaste a presentármelo de nuevo, y yo traté, te juro que traté de ignorarlo.
—¿Por eso lo tratabas mal y eras tan distante? —Jarin bajó su voz.
—Así es, amor —Jimin mordía sus labios—. Quise odiarlo todavía, pero mis planes se arruinaron en Ibiza con la habitación compartida. Tuve que hablar con él, y las cosas se fueron dando con el paso de los días. Hablamos y arreglamos todo, supe que Jungkook nunca fue la mala persona que creí que fue.
—Jarin, yo también traté de conquistar de nuevo a tu papá —Jungkook se incluyó cuando escuchó que las palabras de Jimin se quedaban atrapadas en su garganta—. Le dije que lo intentaría por más difícil que fuera todo. Jimin me recalcó una y mil veces que no por la relación entre ustedes. De verdad se preocupaba por ti —Jarin alzó su cabeza para ver a su padre, quien ya tenía los ojos acuosos—. Pero... los sentimientos ganaron.
—Imagina pensar que perdiste al amor de tu vida, pero muchos años después lo encuentras y por más que hayas tratado de dejarlo atrás, te das cuenta que nunca lo olvidaste y lo seguiste amando, aunque fuera en lo más profundo de tu corazón —Jimin insistió.
—¿El señor Jeon siempre fue de quién me hablaste?
—¿Y el señor Park fue de quien tú me hablabas? —Jongsuk preguntó a su papá.
Los mayores asintieron.
—Nos amamos.
Jarin negó y cubrió su cara con sus manos, apoyando sus codos sobre la mesa.
—Amor, dime algo. Lo que sea —su tono desesperado mostró su preocupación—. Por favor.
Su hija descubrió su cara, miró los ojos verdes de Jimin. Negó y las lágrimas salieron de sus ojos.