not you again, please › kookm...

By ggkminlvrs

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Park Jarin quiere presentar a su novio con su padre, Jimin. El rizado está encantado con la relación de su hi... More

، 🦋 : Prólogo.
، 🦋 : ¿Cómo se llama?
، 🦋 : No lo conozco.
، 🦋 : Mesa sola.
، 🦋 : Gyuri.
، 🦋 : Ya no existe.
، 🦋 : Te lo juro.
، 🦋 : Mala decisión.
، 🦋 : Aceptando la realidad.
، 🦋 : Una noche en el club.
، 🦋 : El 'hubiera' no existe.
، 🦋 : Más y más planes.
، 🦋 : No vendrá.
، 🦋 : Puños cerrados, boca cerrada.
، 🦋 : Gateway car.
، 🦋 : Antes de la universidad.
، 🦋 : Error de sistema.
، 🦋 : No exageres.
، 🦋 : Pan francés, lo tengo.
، 🦋 : Cosmopolitan.
، 🦋 : Show you what devotion is.
، 🦋 : Just have fun.
، 🦋 : Mientes.
، 🦋 : ¿Trato?
، 🦋 : ¿Hola? ¿¡Taeyong!?
، 🦋 : Llegando a Seúl, aquí no.
، 🦋 : Aquí está la respuesta.
، 🦋 : Dos meses y era suyo.
، 🦋 : Excusas inocentes.
، 🦋 : Despedida.
، 🦋 : Ducha.
، 🦋 : No iba a funcionar.
، 🦋 : ¿Ves lo que haces?
، 🦋 : Pink haze.
، 🦋 : ¿Enamorado?
، 🦋 : Pómulo abierto.
، 🦋 : ¿Es tu forma de agradecerme?
، 🦋 : Las piezas en su lugar.
، 🦋 : Mensajes.
، 🦋 : Puerta abierta.
، 🦋 : Puente herido.
، 🦋 : Verdades a la luz.
، 🦋 : Intuición.
، 🦋 : Mastermind.
، 🦋 : This is what you want?
، 🦋 : Galletas de disculpa.
، 🦋 : Realidad.
، 🦋 : Un club de nuevo.
، 🦋 : Jongsuk y Jarin.

، 🦋 : Noches.

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By ggkminlvrs

Jarin frunció su entrecejo en cuanto su padre terminó la última oración. Sin entender a lo que quería referirse, ni tener idea de lo que se podría tratar. Por su mente no pasaba nada malo, su papá a veces exageraba en las cosas, así que no se preocupó, aunque su corazón latió con fuerza, esperando que terminara de decir lo que comenzó a salir de sus labios.

—No creo que sea tan malo, ¿o sí?

Jimin torció sus labios como respuesta. Despegó su espalda del sofá. Sentándose lo más derecho en este, mientras su hija se acomodaba a su lado.

Jimin sentía sus nervios a flor de piel. Estaba a punto de contarle la verdad a su hija, y decirle todo lo que había pasado con Jungkook, desde sus inicios en universidad, hasta donde se encontraban en el momento. Sus sentimientos puros hacia él, y su devoción entre ellos. El amor que flotaba cada que uno aparecía en el radar del otro.

Era lo más hermoso que sentía en mucho tiempo, lo más real. Y tenía miedo de decirlo, pero a la vez, se moría por no hacerlo.

No es como que Jungkook se mereciera estar oculto con lo que le ha demostrado. Sus detalles día a día. Jungkook merecía que Jimin gritara a los cuatro vientos lo que le hacía sentir.

Sí, estaba un poco cansado de no poder decir que Jungkook lo tenía nuevamente enamorado, incluso más que antes.

—Tengo algo que decirte sobre Jungkook —tragó con fuerza.

—¿Ya no será el señor Jeon? —enarcó una ceja, burlona.

Jimin rodó los ojos con un poco de diversión en el gesto. Su hija jamás podía comportarse en momentos serios.

—No, porque ya sabes que lo conozco desde antes. ¿Me vas a dejar hablar o me seguirás interrumpiendo? —reclamó en forma de berrinche, con un ligero tono chillón en su voz quejumbrosa.

Jarin sonrió y alzó sus manos, agitándolas de un lado a otro, negando con la cabeza.

—No, no, no. Sigue, papá. Te escucho.

Jimin asintió, juntando sus propias manos sobre su regazo. Nervioso. Podía sentir el inminente temblor en éstas, que podría aparecer en cualquier momento.

—Cuando fuimos a Ibiza y nos obligaron a compartir habitación por su error de sistema, a un inicio seguía enojado con Jungkook y quise mantenerme en la misma posición. Hice mi mayor esfuerzo para tener el menor contacto con él cuando supe que estaría casi siempre en mi casa al recoger a Jongsuk, pero...

El sonido de su celular se hizo presente, llamando la atención de ambos. Jarin estaba a nada de clickear al botón rojo, pero al ver el nombre y la hora; teniendo en cuenta lo qué pasó antes, contestó.

—Hola, cariño. ¿Qué pasa? —preguntó en cuanto tomó la llamada de Jongsuk.

La voz nerviosa de su novio se hizo presente al otro lado de la línea, haciendo que Jarin frunciera su nariz a medida que la llamada avanzaba hasta el punto que colgó y miró a su papá.

Él conocía esa mirada preocupada.

—¿Qué pasa?

—Jongsuk dice que su papá tomó lo que le recetaron para calmar el dolor de la nariz que se lastimó, pero es fuerte, y no para de preguntar por ti y por mí, y Taeyong. Que no quiere que Jongsuk me diga cosas que no, sólo para molestar. Jongsuk no sabe cómo tenerlo quieto en su casa.

Jimin se puso de pie de inmediato, asintiendo y tomando las llaves de su auto.

—Ve por algo para abrigarte, amor. Después hablaremos de esto que quería contarte.

Jarin asintió, desapareciendo en las escaleras hasta el segundo piso.

✧✦✧

En cuanto la puerta de la casa de Jungkook fue abierta, mostrando a Jongsuk con un rostro lleno de preocupación.

—Papá está en la sala de estar, recostando viendo la televisión —se hizo a un lado, permitiéndole la entrada de primera mano a Jimin.

El rizado asintió, con una mueca, llegando a donde le indicó el menor. Notando los pies de Jungkook, en el respaldo del sofá, mientras más se acercaba, veía más completo el cuerpo de Jungkook, mostrándole que su cabeza colgaba del asiento. Boca abajo veía la televisión.

Jimin se puso de pie delante suyo. Enarcando una ceja, queriéndose ver lo más autoritario posible.

Jungkook se recompuso de inmediato cuando lo vio. Sentándose completamente derecho, pero sin parar de sonreír.

—¿Qué haces aquí? Tienes que estar en tu casa con Jarin —su voz se podía escuchar un poco perdida a causa de los medicamentos. Jimin nunca pensó que le recetarían algo fuerte como para estar cómo se veía.

—Jongsuk me llamó —se tomó la libertad de sentarse a su lado. Con la mirada de ambos menores encima suyo—. Taeyong no irá a mi casa, ¿sí? No hará nada malo conmigo o con Jarin —intentó tranquilizarlo, temiendo que el contrario soltara algo que no debía, frente a sus hijos.

—Le di un buen golpe, ¿no?

Jimin frunció su ceño, un poco divertido.

—El que dio un buen golpe fue él, mira cómo estás por su culpa.

Jungkook pareció perderse un momento en su mente, queriendo recordar quien golpeó a quien, pues según su mente, Taeyong fue quien terminó en el suelo y Jungkook ganó victorioso.

—Fui yo quien ganó.

Jongsuk negó y se llevó sus manos a sus cabellos. No le importó interrumpir la pelea que estaría a punto de iniciar.

—¿Señor Park? —llamó la atención de ambos mayores, haciéndolos girar sobre su hombro—. Disculpe mi atrevimiento, pero no creo que yo solo vaya a poder con mi papá si está muy insistente con el asunto de la tarde. ¿Cree que podría quedarse hasta que esté bien y se le pasen los efectos de sus pastillas? —miró con la duda tanto en Jarin como en Jimin, Jongsuk adivinó de lo que se trataba, así que no tardó en agregar más a su oferta—. Tenemos una habitación extra para usted, y bueno, Jarin puede dormir conmigo. No haremos nada más.

Jarin asintió con una mueca hacia su papá. A ella le importaba mucho el señor Jeon, y verlo preocupado por una situación "ajena" a él, la hacía tener cierto cargo de culpa.

—Está bien, papá —susurró la menor.

Jimin terminó asintiendo, y dio una mirada rápida a Jungkook que seguía desifrando lo que acababan de hablar.

—Bien. Entonces, ustedes dos váyanse a su habitación, yo me encargaré de este señor —señaló a Jeon, Jungkook se señaló a sí mismo, abriendo sus ojos de par en par—. Sí, tú.

—Puedo ayudarlo —Jongsuk insistió.

—Gracias cariño, pero estaré mejor si yo me encargo solo. No te preocupes, váyanse a descansar.

Igualmente, se sentía más cómodo con sus hijos en otro lado, lejos de ellos, pues en cualquier momento Jungkook podría soltar cualquiera de los secretos de su relación.

Y eso no tardó en pasar, pues en cuanto los menores subieron y la puerta de su habitación fue cerrada, no bastaron más de cinco minutos para que Jungkook intentara tomar a Jimin de la cintura y hacer pucheros.

—¿Me das un beso?

Jimin negaba tan rápido como le era posible, cubriendo los labios de Jungkook con la palma de sus manos.

—Contrólate, nuestros hijos están en la casa —bajó la voz y forzaba su mandíbula.

—Uno rápido, no se van a dar cuenta, rulitos —susurró y rió. Sintiéndose tal cual niño pequeño haciendo travesuras a escondidas de sus padres—. Te ves muy bonito hoy.

—Gracias, Kook, pero debes dormir ya. Anda, vamos a tu habitación —Jungkook enarcó una ceja, con gesto coqueto. Jimin negó—. Para que te duermas.

—¿Y si no quiero dormir?

Jimin puso un brazo de Jungkook sobre su cuello, y sosteniendo su mano. Con su brazo libre lo sostenía de la cintura, ayudándolo a pararse e ir a las escaleras.

—Tienes que dormir.

—¡No! Es muy temprano —chilló.

—Jungkook, casi es media noche, debes descansar.

—Soy joven aún —alzó ambas cejas—. ¡Estoy bien! Ven, te quiero abrazar.

—No —Jimin se soltó, desestabilizando a Jungkook, aunque logró mantenerse de pie.

—¿Por qué no? —hizo un puchero.

—Porque hoy estoy enojado contigo, así que no habrá cariño hoy.

—¿Qué hice mal? —sus labios empezaron a temblar.

—Nada, sólo no te quieres ir a dormir. Ya, compórtate.

Intentó volver a tomarlo de la misma forma, aunque Jungkook fue más rápido, deshaciéndose de su agarre y yendo tras él, haciendo que Jimin corriera por toda la casa, hasta el jardín donde sólo se escuchaba el sonido de la noche y la risa de Jungkook.

—¡Ven! —extendía sus brazos y corría detrás suyo, abriendo y cerrando sus puños.

Jimin tomó un sobre de semillas, alzándolo y mirando fijamente a Jungkook. Haciéndolo parar.

—Te mueves y te aviento esto —advirtió.

—¿Por qué estás siendo tan malo? —chilló.

Jimin pareció haber ganado cuando Jungkook dio un pisotón sobre el césped. Sin embargo, su mano reaccionó rápido al arrojar el sobre contra Jungkook en cuanto se movió, dispuesto a ir cerca suyo.

—¡Te advertí! Seguiré aventando todo lo que vea.

—Nada me va a doler —excusó encogiéndose de hombros, queriéndose volver a acercar a Jimin.

Cada que se movía, algo iba en contra suya. En su mayoría eran simples e inocentes sobres de semillas, pero a la vez que Jimin se quedaba sin armas, algunas podían ser más grandes y dolorosas; como un balón de fútbol, unas botas de lluvia, impermeables que hizo bolita, una maceta de plástico, etc.

Jungkook los esquivaba con facilidad, y si lo golpeaban era algo mínimo. Haciéndolo sentir invencible, a no ser, hasta que Jimin se encargó de hacerlo volver a la realidad, arrojándole una regadera para plantas de plástico, golpeándolo en la cabeza, haciéndolo quejarse y caer al suelo por la sorpresa del golpe.

—¡Mierda! —habló Jimin al recordar la nariz lastimada de Jungkook. Terminó acercándose a él, viéndolo quejarse—. ¿Estás bien?

—¡Casi me matas con eso! —se quejó a lágrimas. Jimin pasó su lengua por sus labios, implorando por paciencia. Ya no tenía la edad para soportar los mismos berrinches que le soportaba a su hija cuando era una bebé—. No, y no le digas a Jarin o a Jongsuk de eso. Ven, te llevare a dormir.

Esa vez Jungkook no se opuso, dejándose llevar hasta a su habitación. Donde Jimin lo ayudó a destender su cama, y recostarlo para arroparlo de nuevo.

—Estaré en la habitación de sobra, por si necesitas algo —besó la punta de la nariz de Jungkook, sonriéndole—. Descansa, amor —susurró.

Jungkook sacó su mano de las cobijas, tomando a Jimin de la muñeca para no dejarlo salir.

—Duérmete conmigo, ¿sí? No quiero estar solo.

—No puedo. Jongsuk y Jarin están en la otra habitación. No voy a dejar que nos vean así.

—Jongsuk no va a venir hasta la mañana, si es que no me despierto antes —hablaba casi dormido—. Despertamos a las 10:00 y nos da tiempo. Jongsuk no sale de su habitación hasta las 11:00. Por favor, ¿sí? Hoy me golpearon muy feo.

Jimin alzó una ceja, llevando una mano a su cintura.

—¿No que habías ganado tú?

—Si te digo que perdí, ¿me cuidas por la noche y duermes aquí?

Jimin negó con una sonrisa, apagando la luz de la habitación, volviendo de su camino hasta la cama de Jungkook, dónde se deshizo de sus zapatos y se metió con cuidado al otro lado de la cama. Jungkook sonreía victorioso, pegando su pecho a la espalda de Jimin en cuanto lo tuvo a su lado.

—Duérmete ya —susurró, tomando las manos de Jungkook sobre su estómago, acariciando el dorso de éstas con pequeños movimientos circulares de sus dedos.

Caricias que hacían que Jungkook sintiera más cansados sus ojos, y su respiración más tranquila. Pegó su nariz al cuello ajeno, aspirando su suave aroma.

—Buenas noches, rulitos —susurró con voz somnolienta.

—Buenas noches, Kook —sonrió.

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