BREAKING DAWN, remus lupin

By culturedisaster

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BD | eres como un museo, nunca me cansaré de mirarte. More

ᝰ.ᐟ breaking dawn

prólogo

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By culturedisaster


Remus Lupin adoraba los días fríos en Escocia.

El frío era la excusa perfecta para usar varias capas de tela y amortiguarlo. Las sudaderas ayudaban a ocultar las cicatrices que llevaba en los brazos, y aunque casi todos sabían sobre la del cuello, también era una oportunidad para cubrirla con una bufanda y quitar algo de atención de él.

Incluso siendo 'popular' como muchos pensaban, recibía miradas de disgusto y horror cada vez que alguien se percataba de la inmensa línea que pasaba desde su mandíbula hasta su pecho, una de las muchas heridas que se había hecho a sí mismo durante la luna llena. Uno pensaría que al ser parte de un mundo mágico, se podrían borrar marcas de su cuerpo así como curarlas, pero por desgracia ese no era el caso, y temía que si alguien notaba que se expandían por todo su cuerpo, lo juzgarían incluso más.

Había acompañado a James y a Sirius a una de sus prácticas de Quidditch, incluso con las fuertes ráfagas de viento que golpeaban el aire tenían la necesidad de montarse en su escoba. A su lado se encontraba Peter, quien soplaba su aliento en sus manos para calentarse.

De su boca colgaba un cigarrillo, el calor del humo acariciaba su garganta y la sensación de satisfacción hacía que se estremeciera contra las duras bancas del estadio. Se recostó sobre la tabla de madera y reposó la cabeza para atrás, apuntando al cielo.

Era el tipo de días que preferiría quedarse dentro de la sala común, con una taza de café hirviendo o escuchando música en su habitación, pero James había insistido en sacarlo por razones que el desconocía.

El quinto año era conocido en Hogwarts como un detonante a la adultez, todos decían que la presión llegaba a ser demasiada y los TIMOS dejarían a cualquier agotado después de tomarlos todos. Habían vuelto hace dos semanas, y había comprobado que era cierta la preocupación de muchos, sus trabajos se habían acumulado y las clases eran mucho más estrictas que antes.

Perdido en la idea sobre cómo hacer su próximo ensayo para pociones, Peter lo agarró del hombro y apuntó hacia abajo donde se encontraban sus amigos.

—¿Escuchaste lo que pasó con la buscadora de Ravenclaw?

Remus negó. —No, ¿Qué le pasó?

—Dicen que se acostó con uno de los profesores del año pasado, no sé si sea verdad pero parece que la sacaron del equipo. Los de Ravenclaw van a hacer pruebas.

En el medio del campo, Leeseo iba acompañada de otras dos chicas que estarían compitiendo contra ella por el puesto de buscadora. Todos en su casa sabían que el rumor era cierto, pero ninguno terminó de confirmar nada para ahorrarle un momento de vergüenza a la chica.

—Potter, Black. —saludó cordialmente Edvin, el capitán del equipo de las águilas. —Tenemos que hacer pruebas, sé que habían apartado la cancha pero esto es urgente.

—Perdón, amigo, pero practicar en un día como este es la gloria. —contestó Sirius sin soltar su escoba.

Edvin suspiró frustrado, sabía que intentar negociar con el dúo de amigos era casi imposible. Estuvo a punto de darse la vuelta y disculparse con sus compañeras pero una de ellas decidió hablar por ellos.

—¿Qué pasa? ¿Tienen miedo de que les ganemos en el próximo partido? —preguntó con una sonrisa traviesa. —El año pasado destruimos a Gryffindor, supongo que no quieren que se repita.

El capitán bajó la cabeza y se cubrió la mitad de la cara ocultando su burla.

—¿Quién eres tú, perdona? —cuestionó James con el ceño levemente fruncido.

—Hyunseo.

Ella siempre había resguardado su apodo para aquellos que eran cercanos a ella, se sentía más íntimo de cierta manera que la llamaran así, por eso prefería presentarse por su nombre real y no la combinación entre su apellido y su nombre.

—No les tenemos miedo, ganaron por pura suerte, uno de nuestros golpeadores se lesionó.

Leeseo chasqueó la lengua. —Suerte o no, la copa es nuestra. Vámonos, Edvin, ellos necesitan más la práctica, ya veremos que hacemos después.

Dieron el primer paso de vuelta hacia el castillo cuando los detuvieron.

—¡Esperen! —pidió Black resignado. —Hagan su estúpida prueba rápido, tenemos dos horas.

—Genial. —murmuró la chica mirando de reojo cómo iban a tomar asiento los muchachos. Las personas como Sirius Black y James Potter eran difíciles de tratar, especialmente porque tenían un complejo de narcisismo y superioridad que no se rompía a menos que les golpearan el ego, el único golpe tan duro como para ceder sin dejar rastro de aquello.

Había sido una apasionada del Quidditch por años, pero nunca se le había presentado la oportunidad de jugarlo de manera competitiva. Usualmente, tendría pequeños torneos con la ayuda de su padre, quien había sido un aspirante a llegar a ligas mayores y convertirse en un profesional sino fuera por su matrimonio, donde ambas partes habían dejado mucho atrás con el fin de juntar a sus familias.

Se juraba que nunca dejaría que la casen por beneficio, confiaba en que no le harían eso a ella.

—Hagamos esto rápido. —pidió Edvin dándoles la señal para que se suban a sus escobas.

James y Sirius tomaron asiento junto a Peter, ambos iban con cara de resignación.

—Llegamos a un trato, somos tan generosos que los dejamos usar un poco de nuestro tiempo para sus estúpidas pruebas. —Remus soltó una carcajada y extendió la cajeta de cigarrillos que llevaba en el bolsillo, ofreciéndoles.

—Yo creo que les dolió recordar que perdieron el año pasado.

—¿Quién se cree esa chica? —intervino el mayor de los Black, quien parecía mucho más angustiado. —Es la primera vez que la veo en mi vida.

—¿Quién? ¿Ella? —Peter apuntó su mirada hacia el aire donde se divisaba la silueta de Leeseo volando. —Lee Hyunseo, sí, es la hija de Lee Yunseo, mi papá trabaja con él.

'Para él', lo hubiera corregido ella si lo hubiese escuchado. Se mantenía en una posición orgullosa por el apellido que llevaba, el legado que marcaba y los logros de sus antepasados, aunque no haya conocido a la mayoría.

Lee Hee-Seok abrió el primer taller de pociones avanzadas en 1778 bajo el seudónimo de Cálix Louviere, mantuvo su identidad en secreto ya que en la época se impuso una ley impidiendo a cualquier extranjero abrir un negocio propio por supuesto riesgo a sustancias desconocidas (mayormente magia negra) e intentos de homicidio. No fue hasta 1801 que se inició una protesta cuando los recursos eran demasiado escasos por el cierre de fronteras externas al Reino Unido y terminaron derrocando a Arcturus Hyrenze, el gerenal a cargo del virreinato y Hee-Seok tomó el puesto como primer ministro democrático de magia. Su negocio fue pasando en generaciones hasta que se convirtió en una exportadora hacia lugares como; Francia, Bélgica y América, todo esto bajo el mando de Lee Yunseo quien heredó todo después de un ataque que sus hermanos sufrieron, dejando todo el negocio familiar sobre sus hombros.

A diferencia de familias como los Black o los Malfoy, su linaje no se extendió de manera extrema ni criaron a múltiples herederos para hacerse cargo de los diferentes roles familiares que había que cumplir, en el caso de Leeseo, ella era hija única y legalmente era la heredera total de la fortuna y el negocio de su padre y aunque no habían hablado mucho de eso aún, siempre tuvo en sus planes continuarlo con la frente en alto.

—No te amargues así, Canuto. —Remus reprochó. —No es el fin del mundo.

—Pareces maniático enojándote por cositas chiquitas. —lo molestó James, quien había vuelto a su humor de antes en cuestión de segundos y aprovecharía el momento para burlarse de su amigo.

—¿Cómo dijiste que se llamaba? —preguntó Lunático inclinándose hacia Peter. —¿Hyunseo?

—Sí. —él asintió sin darle importancia, volviendo a su vista al campo.


















—¡¿Quedaste?! —le preguntó Marco cuando se la encontró fuera de su sala común. Había estado atento a los resultados, sabía que sería importante para su mejor amiga.

Sin poder contener su emoción, ella chilló de alegría y lo abrazó con fuerza, dándole una respuesta positiva a su pregunta.

Llevaba el pelo recogido en una coleta y las manos cubiertas en guantes para entrenar, evitando que se le clavaran astillas mientras volaba. Estaba agotada después de hacer tantas prácticas, pero le había alegrado encontrar a su amigo afuera.

—Felicidades, enana. —le acarició el hombro cuando se soltaron.

—Gracias. —agradeció rápidamente, acercándose hacia la puerta que milagrosamente estaba abierta. —Tengo que ir a la biblioteca, se me olvidó hacer la investigación de criaturas mágicas.

—Te odio tanto cuando te pones estudiosa.

Ella rodó los ojos pero fue a su habitación con rapidez, se cambió al ropa a un calentador negro con un buzo rojo vino, lo más cómodos posible ya que sabía que estaría un par de horas completando su tarea.

Saludó a Madame Pince mientras iba a la sección que le correspondía, sin querer perder tiempo encasillandose en una charla con la bibliotecaria.

Su rendimiento académico era lo más importante para su madre, quien aseguraba que el futuro estaba forjado por el conocimiento y no permitiría que una hija suya sea un desgraciada. Leeseo no tenía problemas con eso, no sólo era inteligente, pero también culta, y tenía la sensación que eso era lo que le faltaba a su madre.

Revisó al hoja donde tenía el apunte de lo requerido varias veces, sacando y metiendo libros en su lugar cuando no eran lo que buscaba. De repente, una voz masculina murmuró algo junto a ella, dándole un susto ya que ni se había dado cuenta de que había alguien más en ese pasillo.

—No vas a encontrar sobre la acromántula acá, de eso es tu deber, ¿Verdad?

Se volteó confundida, pero asintió.

—Mi amigo Peter va en la misma clase y me pidió ayuda, soy Remus Lupin. —se presentó con amabilidad, a lo que ella también le respondió así.

—Hyunseo. —dijo. —Si no es aquí, ¿Dónde?

—Sígueme. —apuntó con la cabeza hacia la parte trasera de la biblioteca, y le dio la espalda para caminar hacia allá.

Leeseo lo siguió, procurando no perderse el título de ningún libro que le pueda ser útil en el camino. Al parecer, la respuesta estaba relativamente cerca de la sección prohibida, donde Madame Pince se dio cuenta y mantuvo un ojo atento en ellos para que no pasaran.

—Las acromántulas también son consideradas monstruos, por eso nunca hay información sobre ellas en la sección de criaturas mágicas.

—Son arañas gigantes que pueden hablar, ¿No creen que es peligroso tener eso dentro de las instalaciones?

—Dumbledore puede ser un poco extravagante, es mejor no cuestionarlo.

Rieron un poco y Leeseo tomó el libro de la mano de Remus. —Gracias por tu ayuda.

—Cuando quieras

Esa fue la primera vez que Remus habló con Leeseo, sin saber que a partir de ese día, no habría momento en el que pudiera sacarla de su mente.

































HELLOOO, un mini recordatorio de que Leeseo se pronuncia como "iso", la L no se pronuncia y que es la unión de su nombre completo Lee Hyunseo, creativa salió la mina.

Otro recordatorio para evitar ser lector fantasma, no viene nada mal la motivación de leer algunos comentarios o las estrellitas 😽

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