— Mira Sasuke, te traje esto, anoche dijiste que quería comerlo — alzó la bolsa, con la esperanza de verlo sonreír, había insistido en que tenía antojos pero se mantenía al margen, solamente asintió con la cabeza.
— Lo dejaré aquí, para cuándo tengas hambre.
— Gracias Naruto — murmuró mientras seguía tejiendo.
— ¿Ahora que haces?
— Una diadema ¿Por qué?
— No sabía que tejías.
— Acabo de aprender — respondió — No es la gran cosa.
No sabía que decirle, parecía una respuesta que daba fin a lo que le dijo, en silencio subió para tomar un baño, el vientre de Sasuke estaba cada vez más grande, y la verdad es que no había tocado de nuevo el tema con él.
Con eso de que tenía las hormonas alborotadas y lloró porque se acabaron los tomates, Sasuke era como una bomba de tiempo, algunas veces le causaba gracia el cambio de humor en el Uchiha aunque no siempre.
— ¿Te gusta el color celeste? — preguntó tocando su barriga — Es el único color que encontré, si quieres puedo buscar como se hace una flor o lo que sea que te vaya a gustar.
— Créeme que a veces me gustaría que nada de esto hubiera pasado, pero si no fuera así, no te tendría a ti... Tengo que pensar bien tu nombre — dejó las cosas de lado, dando por terminado lo que hoy y fue hacia la mesa, miró dentro de la bolsa que Naruto llevó, olía bien, debía admitirlo.
— ¡Así te quería atrapar! — el rubio lo señaló desde el otro lado de la puerta.
— Ve a ponerte ropa.
— Yo no sabía que te gustaba esa comida, lo comí varias veces con Hinata es bastante bueno... — cerró la boca antes de seguir.
— Claro — se fue a la cocina empezando a sacar cosas para cocinar.
— ¿Qué vas a hacer?
— La cena.
— Pero ya la traje — señaló la bolsa.
— Ya no tengo ganas de eso, puedes comerlo y pensar en tu noviecita — murmuró molesto empezando a cocinar algo.
— Sasuke no lo quise decir.
— Solo déjalo así haré algo de comer para mí, come eso tranquilo.
Esperó a que el doncel se diera la vuelta para golpear su frente contra la pared, solo era una metida de pata tras otra.
— Sasuke, no te enojes por esto.
— No estoy enojado pero no quiero que menciones a esa mujer en la casa ni nada que tenga que ver con ella.
— Si, lo siento — se recargó en la barra de la cocina para mirarlo — Siento que estoy perdiendote cada vez que me miras así lo puedo sentir.
— Si no es una cosa es otra — pensó mientras veía el cuchillo, lo soltó antes de hacer cualquier cosa — A veces te amo y otras veces te odio.
— La verdad no sé como entender tu silencio, a veces me da algo de miedo.
— Bueno, yo sólo sé que eres un idiota.
Por la mañana no hizo nada de ruido, se levantó con cuidado de la cama, Sasuke últimamente tenía el sueño muy ligero.
— Si le contara esto a mi yo de hace diez años me odiaría a mi mismo — dijo mirándose en el espejo — Aún tengo una espinita sobre Sasuke, sé que lo vi mucho antes, pero no sé cuándo — lavó su rostro, regreso al cuarto para buscar un cambio de ropa, dejó todo en la cama y se agachó, colocándose de cuclillas para estar de frente a Sasuke.
Justo como cuando se casaron, quitó el cabello que caía sobre su cara para verlo con mayor atención — ¿Nos habremos visto antes?
— ¿Qué pasa? — dijo aún adormilado — ¿Ocupas algo? Tenías un traje limpio hasta el fondo del ropero — urmuró tallando sus ojos.
— No pasa nada, solo quería verte dormido — admitió, desconcertandolo por completo.
— ¿Para qué o qué?
— Porque tengo suerte de que nos hayamos casado, por eso — esperó a que se sentara para abrazarlo con fuerza — Ya voy algo tarde, pero te juro que vendré temprano.
— ¿Desayunaste algo?
— Así estoy bien, quédate acostado si quieres, ya me voy, nos vemos en la tarde — se despidió saliendo de la casa a toda prisa.
— Bueno, es tierno a su manera — susurró tratando de convencerse, de mentirse que todo iba a estar bien.
— ¿Como van las cosas con Sasuke? — cuestionó Ino con curiosidad.
— Creo que bien, aunque anoche se me salió decir algo sobre Hinata, eso lo molestó aunque dijo que no era cierto.
— ¿Tu no aprendes verdad?
— Tengo que aprender a quedarme callado, por cierto, voy vi más de cerca a Sasuke y sentó que lo he visto antes.
— Están casados desde un año y cacho, lo haz visto muchas veces.
— Osea sí, pero no porque es de antes de conocerlo, tal vez lo vi en la calle o algo por el estilo, no lo sé.
— ¿Te imaginas que tu mente te esté diciendo que Sasuke es el verdadero amor de tu vida?
— ¿Y eso como porqué?
— ¿Alguna vez haz escuchado hablar del hilo rojo del destino?
— Unas veces, pero eso no tiene nada que ver.
— Bueno sí, pero de todas las personas con las que pudiste casarte, fue con él, si la secretaria de tu padre y yo hablamos mucho y dijo que había más candidatas para que te pudieras casar y que invirtieran en los nuevos proyectos.
— Quizá el padre de Sasuke era el que más ofrecía, no sé.
— No estás entendiendo el punto Naruto.
— Si lo hago pero eso que tiene que ver.
— Que te gusta Sasuke pero en realidad no lo quieres admitir, y no me vayas a decir que es guapo porque eso ya lo sé.
— Entonces no diré nada ttebayo.
— Por cierto ¿Cuándo va a nacer la bebé?
— En una semana mas o menos, todavía no sé, la doctora le dijo a Sasuke que dependía de ella si querer nacer o no antes.
— ¿Te imaginas que sea una copia de Sasuke? Ahí vas a tener remordimiento y no vas a querer que nadie la lastime y vas a recordar lo que tú hiciste — comenzó a mover las manos como si quisiera asustarlo.
— A veces me da miedo lo que dices — dijo tenso antes de entrar, pero quizá y era verdad.
Sería masoquista decirlo pero le gustaba más la faceta que Sasuke mantenía, antes le gustaba porque no se metía en sus asuntos pero ahora, era completamente diferente.
— Se ve mejor cuando está enojado...
Miró el teléfono, moviendo la pierna, pensando en si llamar al azabache o no, a lo mejor y ya estaba haciendo cualquier otra, marco a la casa esperado a que contestara pero nada.
Volvió a intentar dos veces má, estaba preocupado, hasta que escuchó la respiración agitada de su esposo — ¿Sasuke?
— Naruto, vuelve a la casa.
— ¿Qué ocurre? ¿Te sientes mal?
— Ya empezó — dijo por lo bajo — Voy a parir.
— ¡¿Ya?! Tranquilo, no te muevas no me tardo en llegar ¿Sí? — salió a toda prisa de la oficina, llamando la atención de la rubia — Ino, si alguien pregunta por mi diles que no vendré, voy a ser papá ahora mismo — gritó antes de entrar al elevador.
Cuado llegó a la casa encontró a Sasuke en el sofá respirando agitado.
— ¿Hace tanto empezaste? — preguntó preocupado.
— Unos quince minutos — se levantó con dificultad, no se esperaba que Naruto lo cargara para llevarlo al auto.
— ¿Te sientes bien? — tenía que preguntar.
— Lo estoy, solo llévame al hospital.
— Oh... Espera — lo acomodó en el asiento trasero — Tu maleta — entró corriendo a la casa, no tardo demasiado dejando la maleta en la cajuela, comenzó a manejar de forma que no le importaba si recibía una que otra infracción.