Jimin apoyó su mano en el pecho de Jungkook, recorriendo sus labios con su lengua hasta poder entrar a su boca y volver más húmedo su beso. Jungkook forzó su agarre en su cintura, enterrando sus dedos sobre su piel, de forma que un jadeo de parte de Jimin se ahogó entre ambos labios.
—¿Y esta es tu forma de agradecerme? —murmuró sobre sus labios, acercando a Jimin a su cuerpo con un mínimo de fuerza en su cintura, para poder tenerlo cerca, al punto de que sintiera su erección entre sus piernas, la cual comenzaba a crecer—. Porque estás haciendo un problema ahí.
Jimin se apegó más a él, sintiéndolo más, moviéndose hasta crear un poco de fricción entre ambos miembros semiduros. Mordía sus labios y echaba su cabeza hacia atrás con cada roce, volviéndose más vulnerable y hambriento de contacto, igual que le pasaba a Jungkook.
El castaño sacó sus manos del cuerpo de Jimin, subiendo sus manos hasta su nuca, acarició sus rizos, Jimin cedía al toque de sus dedos sobre su cabellera, aún así, no pudo contenerse a hacer un puño con su mano sobre su cabello, y tirar de el, mirando como Jimin mordía más sus labios, hasta el punto de tenerlos blancos por la fuerza ejercida.
Jungkook dirigió la cabeza del rizado hasta su rostro, tomándolo de nuevo en un beso lleno de desesperación y deseo. Podía escucharse el sonido de los chasquidos de sus labios con cada movimiento, al igual que el de sus pasos torpes sobre el piso de madera de la sala.
Sus respiraciones entrecortadas, y su piel comenzaba a calentarse. Jungkook se deshizo del abrigo que Jimin llevaba, dejándolo tirado sobre el piso. El rizado no dejaba de tocar el pecho de Jungkook, metiendo su mano por encima de su camisa, tocando parte de su piel y deshaciéndose de sus botones para tenerlo de torso desnudo frente a él.
Jimin, quien caminaba a espaldas, tanteaba con una de sus manos detrás suyo, hasta sentir el respaldo del sofá. Intentó dar la vuelta y rodearlo, pero Jungkook ya lo tenía aprisionado contra este, con su rodilla en medio de su entrepierna, masajeando su erección, acelerando más el flujo sanguíneo en el cuerpo de Jimin.
—Extrañaba lo caliente que eres —lamió sus labios, repasando con su pulgar el labio inferior de Jimin.
—Yo extrañaba verte así.
Jungkook enarcó una ceja, un tono ronco y coqueto salió de su voz.
—¿Cómo?
—Enojado —lo atrajo de la camisa para besar su mandíbula—. Me excita verte así.
Jungkook sonrió de lado, victorioso. Para celebrar, lo tomó de los labios, pegándose más a él hasta el punto de tener su espalda encorvada en el respaldo del sofá, haciéndolo caer a este. El castaño tuvo que dar la vuelta, conteniéndose por tirarse encima, de la misma forma en que Jimin cayó.
El rizado se recompuso en su lugar, sentándose. Jungkook hizo lo mismo a su lado, aunque sus manos iban directo a sus muslos y sus labios a su cuello. Jimin terminó sentándose encima, a horcajadas, dejándose besar en la hendidura de su mandíbula.
—Vayamos arriba —susurró Jungkook cerca de su oído, antes de tomarlo con fuerza de su cintura, para cargarlo y salir del sofá. Jimin enrolló sus piernas en su cadera.
Subía las escaleras a paso lento, dejando cortos besos en su cuello, y Jimin besaba su mandíbula.
Al abrir la puerta, y entrar a su habitación, Jimin bajó de su regazo, para después empujarlo del pecho hacia la cama, logrando que Jungkook cayera de espaldas en la superficie acolchonada. Sus ojos se clavaron en él cuando Jimin empezó a deshacerse de su ropa con lentitud, quitándose la camiseta por encima, mostrando su abdomen marcado.
Lo siguió con sus ojos, cuando las manos del rizado viajaron a su propio pantalón, bajando el cierre de forma provocativa al tener los azules de Jungkook encima suyo. Lo devoraba con la mirada a medida que más piel era expuesta.
El pantalón terminó en alguna parte de la habitación. Jungkook se sentía hipnotizado por la dorada piel de Jimin, mostrando aún su bronceado que tomó en las playas de Ibiza. Sus piernas largas, y unos muslos que ansiaba por tomarlos en sus manos.
Llenó sus pulmones de aire, y se puso de pie hasta llegar frente a él, chocando su pecho en su espalda, aprisionando su cuerpo en el suyo. Jimin tragó con fuerza al sentir la erección de Jungkook contra su piel. ¿Cómo había sobrevivido a estar tanto tiempo sin él?
Besó su cuello, pasando su lengua por su piel. Amoldó sus manos en su trasero, amasándolo y robando gemidos de Jimin. Jungkook mordió sus mejillas por dentro al sentir la suave piel sobre sus palmas.
Jimin sonrió, dio media vuelta quedando frente a él para acariciar sus mejillas y plantar un corto beso en sus labios. Una sonrisa lasciva salió de éstos, antes de arrodillarse y desabrochar el pantalón de Jungkook hasta deshacerse completamente de la parte inferior, liberando su erección.
Aún de rodillas y con sus manos a los lados de ambas piernas del castaño, Jimin alzó su cabeza para conectar su mirada con Jungkook, y así pedirle permiso para tomarlo en su boca. Jungkook asintió con una sonrisa ladina, acariciando los rizos del contrario.
Jimin lamió la punta con delicadeza, sin dejar de hacer contacto visual, y vaya que eso encendía más los sentidos en Jungkook, y también en Jimin. Tomó un largo respiro y lo tomó por competo dentro de su boca, haciendo movimientos ascendentes y descendentes.
—¿Puedo? —preguntó Jungkook en medio de un suspiro lleno de satisfacción.
Jimin murmuró de forma afirmativa, parando sus movimientos, dejando que Jungkook tomara ahora el control de éstos con tan sólo afianzar su agarre en sus rizos.
—Si quieres que pare, sólo golpea mi muslo —Jimin asintió.
Tiró de su cabello, empujando su miembro dentro de la boca del rizado, un movimiento suave que lo hizo sentir un escalofrío recorrer todo su cuerpo por aquella sensación tan placentera.
—Carajo, Jimin —gimió.
Jimin lo miró con los ojos humedecidos, sin embargo, nunca tocó su muslo. Jungkook aceleró sus movimientos con cautela, embistiendo su boca, dejándose envolver por la calidez y humedad que lo envolvía.
Jungkook hacía su mayor esfuerzo por no venirse en ese preciso momento, porque estaba a punto.
Entre cada embestida e incremento de velocidad, la respiración de Jungkook se entrecortaba, y Jimin comenzaba a tomar completo control de su boca, tomándolo todo y a la misma velocidad que lo hacía Jungkook. Cuando supo que no podría seguir conteniéndose, habló.
—Jimin, v-voy a correrme, para —Park frunció su entrecejo, murmuró en forma de negación—. No lo voy a poder evitar —jadeó.
Jimin tan sólo paró para hablar. Una pequeña frase dicha, fue la que bastó para que volviera a tomarlo entre sus labios.
—Hazlo en mi boca.
Jungkook negó con una sonrisa soncarrona, olvidaba que Jimin podía ser así de atrevido en cuanto a sexo se tratase. Pero, sus deseos eran órdenes. Terminó donde Jimin se lo pidió, en su boca, saliendo un poco de ese líquido blanco por la comisura de sus labios. El orgasmo lo invadió, cerró sus ojos con fuerza y gimió el nombre del menor.
Jimin relamió sus labios, no dejando que escapara nada. Jungkook se permitió deleitarse con la imagen que tenía al frente. Lujuria expedía de sus ojos, y tal vez, de cada poro de su cuerpo.
Las mejillas de Jimin se tornaron rojas, debido al calor que subía por estas. Su mirada continuaba fija en Jungkook, mientras limpiaba con la lengua cada rastro de semen. Podía continuar si Jimin seguía en esa misma habitación con él.
—Vamos a la cama —habló con un tono ronco que erizó cada vello del cuerpo de Jimin.
En el momento que sus muslos tocaron la cama, Jungkook ya estaba encima suyo, atacándolo con besos hambrientos por su torso. Desde sus clavículas hasta su "V", donde dejaba pequeños lametones, logrando así que Jimin irguiera su cuerpo.
Jungkook acariciaba su cuerpo, descendiendo hasta llegar a sus muslos, tomándolos por la parte interna de estos para después separarlos y acariciar con la yema de sus dedos alrededor de su entrada. Jimin estiraba su cuello, hundiendo su cabeza en la cama, mordiendo sus labios y gimiendo, lleno de excitación que Jungkook provocaba.
Bastó con que Jungkook estirara su mano para abrir su cajón, tomar lubricante para después dejar caer gotas sobre la misma entrada del rizado, y un poco sobre sus dedos.
Introdujo un dedo, obteniendo un gemido de Jimin. Simuló embestidas hasta que lo sintió listo para meter un dedo más. Jimin se removía con urgencia en la cama, completamente cegado de cada onda de placer que recorría su cuerpo.
—¿Quieres algo más? —Jungkook preguntó con la misma voz ronca, mientras se ponía un preservativo.
—Por favor, J-Jungkook —gimió—. ¡Maldita sea!
Su cabeza cayó en la cama, sus gimoteos aumentaban a medida que su miembro entraba en él.
—Gracias, amor.
Besó sus labios y comenzó a embestirlo. Sus movimientos aumentaban a gran medida, Jimin enterraba sus dedos en la espalda del castaño, sin embargo, cuando la velocidad bajaba, Jimin gruñía como queja, haciendo que Jungkook sonriera y volviera a la misma frecuencia.
Cuando Jimin abrió sus ojos, Jungkook notó el placer en ese bosque verde. Sus pupilas dilatadas y su boca entreabierta. Una bella imagen que se permitió ver de más para guardarla en su mente. Gemía su nombre y pedía que siguiera, hasta que ambos terminaron corriéndose a la vez. Jimin manchando ambos cuerpos, y parte de la cama.
Jungkook se dejó caer a un lado suyo, tomando la cara de Jimin por la mandíbula, obligándolo a voltear a donde él. Una sonrisa salió de los labios de Jungkook, y la cual fue devuelta. Besó sus labios, profundamente, dejando envolver ambas lenguas hasta que al separarse sus labios chasquearan. El pulgar de Jungkook acariciaba la mejilla del rizado, y su sonrisa seguía en su rostro.
El sexo con Jimin no se comparaba con algún otro, y no era por la forma en que sus cuerpos se movieran, o conectaran a la perfección, sino que no era tan sólo sexo, era algo más allá, donde sus sentimientos guiaban sus cuerpos y los hacían disfrutar a sobremanera, queriendo cada vez más de ellos, sin poderse soltar.
—Me encantas, ¿sabías? —murmuró cerca de sus labios.
Jimin sintió su pulso palpitar con fuerza, sonrió y acarició el dorso de su mano con amor, besando cortamente sus labios.
—Siempre has estado en mi corazón y nunca has salido de ahí, ¿lo sabías?
Tal vez era el momento para dejar escapar un poco sus sentimientos y palabras.