Jimin entró a la habitación de su hija, un vaso de agua en una mano y una aspirina en la otra. Dejó ambas cosas en la mesa de lado de su cama. Su celular vibró en el bolsillo de su pantalón, haciéndolo sacar y ver la notificación.
Jungkook:
Que tengas lindo día, rulitos ;)
Puedo verte hoy más tarde?
Sonrió de inmediato, tomándose el tiempo para responderle.
Jimin:
Lindo día 🥰
Mmm... no sé
Jarin estará en casa todo el día, no voy a dejar que salga por lo que hizo anoche.
Jungkook:
Y si dejamos que no salgan a ningún lado, pero que si se vean entre ellos para vernos nosotros ;)
Jimin:
Pero si dejo que vea a Jongsuk entonces va a pensar que no me importa lo que haga y que puede hacer todo, ella debe hacerse responsable de su actos.
Jungkook:
Te aseguro que con la resaca le será suficiente.
Por favor :'(
Quiero verte.
Sintió las mariposas en su estómago al leer el último mensaje. Jungkook le causaba un revuelo en su interior. ¿Por qué tenía que ser siempre así?
Mordió su labio mientras contestaba. Odiaba cuando se salía con la suya.
Jimin:
Bieeeen, nos vemos a las 5:00 en mi casa. Dile a Jongsuk que será una comida en "familia".
Dio un respingo cuando su hija se removió en la cama, quejándose del dolor de cabeza, tan pronto como despertó. Jimin guardó su celular en su pantalón. Se cruzó de brazos hasta que su hija abriera sus ojos. Un padre firme sería ese día, bueno, esos diez minutos.
—Tienes agua y una pastilla a tu lado para que te ayude con el dolor de cabeza —habló, haciéndola brincar en su cama.
—¡Papá!
—Entré a dejarlas y me detuve por unos mensajes —habló—. Aún así, tenemos que hablar de lo que hiciste anoche —Jarin asintió con la cabeza gacha—. Y hoy no saldrás a nada, estás castigada. Tuviste suerte de que ayer antes de que llegaras, ya tuviera planeada una comida con el señor Jeon. Así que vendrá Jongsuk y podrán estar en tu cuarto o en la sala de estar, pero no saldrán.
—Bien, papá —respondió con pesar mientras bebida agua—. Me duele mucho la cabeza.
Jimin torció sus labios.
—Te hice un desayuno que te ayudará con eso. Así que trata de no tardar —besó su sien—. No vuelvas a hacer eso, amor. Por favor. Está bien que tomes, pero no a los extremos como lo hiciste ayer.
Jarin abrió sus ojos de par en par. No recordaba gran parte del final de la noche.
—¿¡Qué hice!?
Jimin rodó los ojos y se cruzó de brazos.
—¿Qué recuerdas?
—Sólo cuando llegamos a casa de Jongsuk y cuando me tiraste a mi cama, porque me golpeé la cabeza.
—Me disculpé —respondió Jimin de prisa.
Quizás podía asustar un poco a su hija.
Sonrió y después torció sus labios. Jarin tomaba la pastilla que tenía al lado.
—Digamos que ayer por la noche, en casa de Jongsuk, te comportaste muy diferente y tuve la necesidad de disculparme con el señor Jeon —Jarin frunció su entrecejo, Jimin se sentó en la orilla de la cama—. Le dijiste cosas al señor Jeon sobre robarle a su hijo para salir todas las noches y seguir haciendo lo que hacen como salir a sus clubes, le agradeciste porque trajo a Jongsuk al mundo ya fuera por un error o por estar planeado... —tuvo que contener la risa cuando Jarin formó una sonrisa invertida y su rostro se desfiguró.
—No, no. Dime que no hice eso —habló con velocidad, saliendo de la cama.
Jimin asintió fingiendo estar muy apenado, aunque por dentro riera a más no poder.
—En fin, hoy vienen ambos Jeon a la casa, así que debes desayunar y hacer algo para tu resaca.
Jarin asintió tirándose sobre la cama. Jimin salió de la habitación apretando con fuerza sus labios, hasta que cerró la puerta de la habitación de su hija, y al caminar por el pasillo para ir a las escaleras, fue cuando una risa divertida salió de sus labios.
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Jungkook alisaba su camiseta blanca tipo polo, frente a la puerta de Jimin. Dio una mirada a sus piernas, o mejor dicho, a sus pantalones negros, queriendo notar que no tuvieran mancha alguna. Perfectos. Jungkook sonrió.
Jongsuk lo miraba extraño, es decir, su papá siempre se comportaba así cuando tenían que ver a los Park, pero ese día era más extraño que de lo normal. Llevaba perfume y cuidaba su peinado, incluso llevaba un pequeño pastel de chocolate en sus manos.
—Llama a la puerta, Jongsuk. Por favor.
El castaño asintió, dando unos golpes en esta. El pulso de Jungkook se aceleró cuando la puerta fue abierta, mostrando a un Jimin con camisa azul marino y lunares blancos, pantalón suelto negro y botines del mismo color. Sus rizos hacia atrás, a excepción de uno pequeño que caía en su frente y lo hacía ver mucho mejor.
Una sonrisa tímida salió de sus gruesos labios rosados, la cual Jungkook devolvió mostrando sus dientes y achicando sus ojos.
—Buena tarde, señor Park —saludó Jongsuk estrechando su mano con el mayor.
—Buena tarde, cariño —sonrió al menor—. Pasa. Jarin está en el comedor acomodando los platos.
Jongsuk asintió y entró dejando a los mayores atrás.
Jungkook estiró sus manos a donde Jimin, acercándole el pastel. Park dio una mirada rápida al postre de chocolate, sonriendo. Su favorito.
—Traje esto, ¿está bien? —preguntó en voz baja.
—Está perfecto, gracias —Jungkook dio un asentimiento con la cabeza—. ¿A qué se debe este postre?
Jeon fingió pensárselo por unos segundos, para terminar encogiéndose de hombros.
—Estoy feliz.
Para Jimin fue inevitable no sonreír al escuchar la respuesta, la forma en que Jungkook lo miraba decía que era a causa suya. Volvió a experimentar lo que sintió hace tantos años, cuando recién sus sentimientos salían a la luz.
—Bien, entonces pasa.
Jungkook asintió, entrando después de Jimin. Cuando el rizado dio media vuelta para cerrar la puerta, Jungkook aprovechó que lo tenía tan cerca suyo como para hablarle en su oído.
—Te ves muy lindo hoy.
Las mejillas de Jimin se encendieron, y rascó su nuca.
—Gracias. Tú igual te ves lindo hoy. La camiseta te hace ver más... atractivo.
Jungkook sonrió negando. Jimin mordió su labio con un gesto divertido en sus ojos.
Jarin llegó corriendo a donde ellos, mordía sus labios y se balanceaba de un lado al otro estando de frente a Jungkook. El castaño tenía una ceja enarcada. Jimin detrás de su hija, mirando a la distancia.
—Señor Jeon, lo siento.
Jungkook frunció su ceño, sin entender el porqué de su disculpa.
—¿Por qué lo sientes?
—Papá me dijo que ayer hablé muchas cosas sin sentido, y lamento haberlo incomodado por agradecerle por Jongsuk de la forma en lo hice.
Jimin llevó su mano a su boca, queriendo contener la risa, tanto por la cara que tenía Jungkook y lo que Jarin decía.
Lo único que le fue posible fue hacerle señas a Jungkook, a espaldas de su hija, moviendo su dedo índice para pedirle que las aceptara y le diera la razón. Jeon frunció aún más su ceño.
—Sí... está bien, linda. No te preocupes —intentó escucharse lo más normal posible, como si no se preguntara qué tanto inventó Jimin.
—¡Gracias, señor Jeon! —sonrió y salió corriendo para huir, dejando a los adultos nuevamente solos.
Jungkook se fue al lado de Jimin, mirando a sus hijos con el mismo ceño fruncido. El menor sonreía cruzado de brazos.
—¿Qué le dijiste?
—Te cuento después de la comida.
Esa comida concurrió como no había pasado en los meses anteriores. La primera diferencia fue Jungkook sentado al lado de Jimin. Sus hijos frente a ellos, hablando y bromeando entre todos. Jimin reía con los chistes de Jungkook, y el castaño se alentaba a contar más para sólo verlo sonreír a causa suya.
Sus manos se rozaban por debajo de la mesa, con cada toque, Jimin agachaba su cabeza y fingía acomodar su cabello para disimular el color en sus mejillas.
Más tarde, ambos menores se dedicaron a lavar los platos, para después subir a la habitación de Jarin.
Por su lado, Jimin y Jungkook salieron al jardín trasero de la casa, sentándose en un sofá exterior que tenía frente a una mesita, donde bebían un poco de té, notando como los colores del cielo se oscurecían, y los brillos de las estrellas salían con el paso de los minutos.