Una noche antes de viajar a Ibiza. Jungkook comenzó a divertirse un poco con Jimin.
Terminó de cerrar su maleta, y se dejó caer en la cama, poniéndose boca arriba, abriendo su celular en el chat con Jimin. El cuál estaba vacío, si no fuera por su número de cuenta y el pequeño intercambio de mensajes previo a su viaje.
Rulitos :)
Envíame tu número de cuenta y cuanto es, por favor.
Jungkook:
₩5.936.982
5460 9700 0000 0000
Rulitos :)
Ok, te lo mando.
Jungkook:
Buenas noches :)
Estaba pensando, que tal si la primera noche la pasamos juntos en el bar poniéndonos al día?
Jongsuk me dijo que él y Jarin irán al club por la noche, entonces... eso :)
Su respuesta no tardó más de diez minutos en llegar, haciéndolo soltar una carcajada mientras se divertía escribiendo lo demás.
Rulitos :)
A solas contigo? No, gracias Jungkook.
Jungkook:
Tienes miedo a lo que pueda pasar después?
Rulitos :)
No.
Jungkook:
Entonces no veo el problema, solo es divertirnos un poco.
Rulitos :)
Buenas noches, Jungkook.
«Buenas noches, rulitos.»
✧✦✧
Por primera vez, Jungkook parecía estar muy tranquilo con saber que se encontraría con Jimin, Seguro de sí mismo, de lo que haría.
Esperaban a que los pasajeros terminaran de abordar, Jongsuk y Jungkook tenían asientos juntos. Jimin y Jarin estaban separados de ellos, por lo que no se habían visto en la terminal, ya que ambos Park llegaron más tarde de lo que esperaban al aeropuerto. Un pequeño inconveniente de tiempos por la larga despedida entre Taeyong y Jimin.
Jungkook tan sólo se relajó en su asiento, inclinando su lugar, apoyando su cabeza en el respaldo, cerrando sus ojos y cruzándose brazos. Un objetivo era el que tenía en mente en esos días.
Jimin.
Su respiración neutra y su conciliación de sueño fueron las que lo relajaron más, hasta dormir las dos horas y media, de viaje.
✧✦✧
Llegando al aeropuerto de Ibiza, Jongsuk y Jarin se saludaron entre abrazos y besos. Jungkoon intentó saludar a Jimin estrechando sus manos, sin embargo, este evadió su mirada y se fue por otro lado, simulando ir en busca de sus maletas.
Jungkook sonrió burlonamente.
Al estar lejos del castaño, Jimin tocó su frente y se permitió sentar en una banca del mismo aeropuerto. Su viaje no fue tan bueno como pudiera decirse, sus nervios no disipaban, su pulso seguía igual de acelerado que esa noche anterior al recibir el mensaje de Jungkook.
Por supuesto que tenía miedo de estar cerca suyo. Lo que más quería estar lejos de él, por ello se aventuró a tener una pareja tan rápido, que aunque no fuera la mejor opción, Jimin comenzaba a sentirse a gusto y cómodo al lado de Taeyong, aunque, esas mariposas que sentía en su estómago con Jungkook, jamás aparecían con su novio.
«Es el paso del tiempo lo que me hará cambiar mis sentimientos por Taeyong.»
Ese era su pensamiento cada noche de insomnio al sentirse mal por estar con su actual novio, cuando sus sentimientos por Jungkook, en vez de esfumarse, se expandían más.
✧✦✧
Jungkook y Jimin fueron al frente cuando llegaron su hotel. Cada uno llevaba arrastrando sus maletas. Sus hijos iban detrás de ellos, aunque Jongsuk era quién llevaba más peso, y Jarin tan sólo dos bolsas.
Los menores tomaron asiento para descansar en los primeros sofás de la entrada, dejándolos seguir solos su camino. Jungkook era el encargado de recoger las llaves de las habitaciones, ya que estaban a su nombre gracias a la compra con su tarjeta. Jimin prefería ir con él, ignorándolo, aunque estando pendiente de todo respecto a las habitaciones. Sólo quería llegar a la suya y dormir un poco para que al día siguiente se levantara temprano y aprovechar tiempo en la playa.
—Buenas noches, ¿en qué podemos ayudarlos? —preguntó una mujer joven muy amable con una sonrisa de lado a lado.
—Buenas noches, señorita. Tengo una reservación a nombre de Jeon Jungkook —mencionó el castaño.
Jimin escuchaba con atención, mientras se mensajeaba con Taeyong, avisando que había llegado al hotel.
La joven asintió, tecleando con velocidad en su computadora. Sonrió de vuelta, alzando su cabeza.
Abrió una gaveta que no podían ver por fuera del mostrador. De pronto, dos tarjetas negras fueron puestas sobre la superficie.
—Eso es todo, que tengan buena estancia con nosotros —la joven los despidió con la misma sonrisa del principio.
Jungkook frunció su entrecejo, mirando las dos tarjetas. Buscando una respuesta a ello, pues él había reservado tres habitaciones, no dos.
Mientras encontraba la lógica, la voz alta e histérica de Jimin fue la que lo sacó de sus cavilaciones, haciéndolo pegar un pequeño brinco por la sorpresa y el golpeteo de su voz.
—Tú lo planeaste, ¿verdad? —preguntó mientras ponía frente suyo la tarjeta, agitándola.
Su ceño fruncido y sus fosas dilatadas eran lo que hacían ver su cara llena de furia.
Y él podía hacer todo, menos hacer algo sin avisarle a Jimin. Jamás lo obligaría a ello.
Negó con su cabeza y alzo sus manos como signo de paz. Jimin seguía sin creerle, pues a pesar de no decir algo más, su mirada era la que hablaba por sí misma.
No le gustaba eso, para nada.
—No, en serio que no, Jimin.
—Tu mensaje de ayer es lo que me está haciendo creer lo contrario —torció sus labios.
Jungkook volvió a negar. Su última alternativa fue tomarlo de la muñeca para acercarlo nuevamente a la recepción. Jimin se cruzó de brazos al llegar al mostrador.
—Señorita, creo que hubo un error —Jungkook hablaba rápido y nervioso. Toda la tranquilidad de su viaje, se fue en ese momento.
—Dígame.
—Me dieron dos tarjetas cuando tuvieron que darme tres —enseñó las dos tarjetas en su manos—. Son tres habitaciones las que reservé hace dos semanas. Tres habitaciones y once noches.
La joven frunció su entrecejo, volviendo a teclear. Negó y volteó la pantalla de su computadora. Señalando la reservación que tenían bajo el nombre de Jungkook.
—No, señor. Mire, aquí dice que la reservación a su nombre fue por dos habitaciones y once noches.
Jimin fulminó con la mirada al castaño. Su boca entreabierta, realmente incrédulo de lo que pasaba el primer día. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza que Jungkook se fuese atrever a hacer algo de ese tipo.
Jeon sintió su penetrante mirada encima suyo, por lo que, con sus manos temblorosas, sacó el celular de su bolsillo, buscando la confirmación de su reservación y el estado de cuenta de su banco dentro de sus e-mails.
Iba a ese viaje a recuperarlo, no a perderlo más de lo que ya lo tenía.
—No —dijo apretando sus labios mientras sus dedos se deslizaban por el celular—. ¡Aquí está! —mostró el correo frente a Jimin, quien lo leyó con cuidado.
Ahí decía perfectamente que habían sido tres habitaciones y no dos.
Eran tres habitaciones con cama matrimonial. Igualmente, cuando Jungkook le enseñó su estado de cuenta, era el mismo costo que el que aparecía en la plataforma cuando le enseñó el hotel.
Su rostro se relajó. Jungkook se lo mostró a la recepcionista, quien mordió su labio y torció su boca.
—Entonces temo decirle que fue un error de sistema. Permítanme ver qué puedo hacer.
—Gracias —murmuraron los mayores a la par.
El sonido de las teclas y el mouse eran las que llenaron ese momento de silencio. La cara que la joven hizo no fue del agrado de Jimin, quien empezó a maldecir en sus adentros.
«Jódeme más el día.»
—Ahora mismo no contamos con más habitaciones disponibles para enmendar nuestro error, pero podemos darles por todas las noches de su estadía, bebidas gratis en el bar, como disculpa. Igualmente le haremos la devolución del dinero sobrante de la otra habitación, a su tarjeta con la que efectuó su compra.
Jimin revolvió sus rizos. Jungkook rascó su nuca.
—¿No hay ninguna otra habitación? —el castaño volvió a intentarlo.
—No, lo lamento mucho señor. Entendemos si también quiere cancelar su reservación y buscar algún otro hotel por la zona. Aceptamos la culpa.
Jimin interrumpió aquella disculpa. Masajeando sus sienes. No quería hacerlo, sin embargo, no contaban con otra opción viable.
—Tómalas —dijo en un susurro.
—¿Qué? —preguntó Jungkook al no poderlo escuchar bien.
—Acepta esas dos habitaciones —habló entre dientes—. Es temporada alta, si este hotel está lleno, los demás estarán igual. Nos quedaremos sin habitaciones si buscamos algo más.
Jungkook asintió, obediente a lo que Jimin decía.
—Las tomamos, gracias.
Ambos se fueron de la recepción. Park sentía su cabeza a punto de estallar por ello.
—Puedes dormir con Jarin y yo con Jongsuk, si quieres —Jeon habló en voz baja.
Jimin negó. Nunca invadió la privacidad de su hija, ni de pequeña, ni de mayor. No lo haría por unas vacaciones. Sabía que para su hija de diecinueve años podría ser extraño dormir con él en la misma cama. Él la respetaba mucho.
—No quiero incomodar a Jarin. Es una niña y yo su papá, no sería muy cómodo para ella que durmamos en la misma cama.
Jungkook asintió, comprendía la situación. Además de que sus hijos ya tenían claro que compartirían la suya.
—¿Dormiremos juntos?
—En la misma habitación, Jungkook —puntualizó con tono firme y aún lleno de enojo. Pensaba dormir en algún sofá de la habitación.
Mientras tanto, por más que se esforzaba Jungkook, no paraba de dar brinquitos mentales sonriendo, aunque por fuera, su cara estuviera igual de seria que la de Jimin.
Llegando con sus hijos, Jeon le entregó la tarjeta a Jongsuk.
—Bien, ésta es su tarjeta, entonces se pueden ir y disfruten sus vacaciones.
Jongsuk volvió a tomar las cosas de ambos, mientras lo hacía, Jarin veía que su papá no hacía ni intentaba nada por su tarjeta de habitación.
—¿Y la tuya, papá? —preguntó.
Jimin agitó sus pestañas, queriendo deshacerse de su mala cara.
—Hubo un problema con el sistema y registraron dos habitaciones. La compartiremos el señor Jeon y yo —fingió una sonrisa.
Jarin asintió no muy convencida.
—Anda, mi amor. Vayan, no te preocupes —besó su mejilla dándole golpecitos en su espalda dirigiéndola a donde Jongsuk la esperaba.
Ella sonrió y siguió su camino. Jungkook esperaba a Jimin en el mismo lugar de pie, con sus manos dentro de los bolsillos de sus shorts.
Ya había sido mucha seriedad, necesitaba relajar su ambiente, así que volvió a su misma actitud que la de la noche pasada.
No podía ser tan malo después de todo, iba a compartir habitación con Jimin, no estaría tan lejos suyo, después de todo.
—¿Nos vamos a nuestra habitación? —enarcó una ceja, señalando el ascensor con la palma de su mano, abriéndole paso a Jimin delante suyo.
Park tan sólo le dedicó una mirada, para luego rodar sus ojos y jalar su maleta a los ascensores, ignorándolo.
Jeon agachó su cabeza con una sonrisa burlona, mordiendo la punta de su lengua. No tardó en seguirlo hasta la habitación que les pertenecería por once noches.