—Mamá, Ximena, Pablo y yo... estamos saliendo—dije con rapidez las ultimas dos palabras antes de hundir mi cara en un cojín y gritar con frustración.
—Wow, eso fue... horrible—dio dos aplausos lentos.
Levanté mi cabeza y le arrojé el cojín en la cara. Pablo y yo estábamos ensayando como le diríamos a nuestras madres que estábamos saliendo.
—Mamá, Angie—suspiró—Kat y yo estamos saliendo.
—Literalmente acabo de decir eso.
—Yo no estoy temblando de miedo.
Rodee los ojos y di un respingo al escuchar la puerta abrirse. Era hora y yo ya estaba arrepintiéndome de todo.
Miré a Pablo quien estaba tratando de ocultar, quería decirle que abordara la misión pero ya era tarde, mamá y Ximena parloteaban de algo hasta que nos miraron y entendieron que íbamos a hablar.
¿No podíamos evitar la parte de hacerlo público y ya?.
No, no podíamos.
¿Era muy pronto, o...
—Les queremos decir algo—al escuchar a Pablo empezar a hablar me hizo girar la cabeza a el mirándolo con los ojos muy abiertos.
—¿Qué pasa?—dijo mamá entrecerrando los ojos.
—P-pablo y yo...
—Estamos saliendo—terminó por mi.
Mi alma salió de mi cuerpo.
Mamá y Ximena abrieron la boca y se miraron antes de decir algo. Estaban en shock.
—¡¡¡¡QUEEE!!!!—fue lo primero que salió de ambas al mismo tiempo.
Me lleve un cojín a la cara tratando de ocultar mi pánico, no era ni capaz de ver a Pablo quien seguramente estaba tratando de ocultar sus nervios. Era imposible no tener miedo de la reacción de nuestras madres.
Más cuando en vez de hablar solo nos miraban con los ojos como platos.
Eso no le ayudaba a mi terror.
—Digan algo—dije.
—¡¡¡Felicidades!!!—Ximena parecía por fin reaccionar cuando sonrió ampliamente y corrió a estrujarnos en un abrazo.
Mamá por su parte seguía disociada.
—¡Sabia que acabarían juntos!—dijo separándose de nosotros.
Pablo y yo nos dimos una mirada complice sonriéndole de vuelta, mamá nos dió una sonrisa cerrada antes de hablar.
—Lo sospechaba—murmuró—me alegra que nos lo hayan dicho, así que felicidades—esbozó una sonrisa sincera.
Sentí un gran alivio, al tener la aprobación de mamá, era demasiado raro pensar que Ximena ahora era algo así como... mi suegra.
Dios mío, que raro.
¿Raro bien o raro mal?.
No lo sé, solo... raro.
—Deben saber que, siempre deben cuidarse aunque se conozcan desde hace mucho tiempo no significa que...
—Mamá—advirtió Pablo.
—Bueno solo... tengan cuidado.
Mamá y Ximena estuvieron alrededor de una hora explicándonos por que debíamos usar anticonceptivos, entre otras cosas del tema, nos preguntaron dede hace cuanto estábamos saliendo, prácticamente nos interrogaron.
No hicimos mucho el resto del día.
Seguía guardando cosas en mis maletas sentada en el suelo, mientras Pablo me veía recostado en la cama, se suponía que me ayudaría.
—¿Estas lista para regresar a clases?—dijo recargando en sus codos aun recostado en la cama.
Lo cierto era que no, que no estaba ni un poco preparada para volver a ver a Marco o a Samantha y peor a ambos, tampoco quería regresar y estar en boca de tantos chismosos.
—No me quiero empezar a despertar temprano otra vez—hice una mueca de disgusto—¿Tu cuando regresas a clases?.
—Pasado mañana.
Pablo pensaba terminar el colegio, y después decir a su madre que no quería ir a la universidad sino ser un futbolista profesional. Era una decisión bastante arriesgada pero era lo que le hacia feliz.
Y si le hacia feliz a él, entonces yo lo apoyaría siempre.
—¿Qué vas a hacer sin mi?—bromeé.
—Caer en depresión hasta que te vuelva a ver.
Me reí un poco, iba a extrañarlo.
—No me voy a otro continente, exagerado. Solo vivimos a media hora.
—Es como de aquí a china para mi—dijo con tono dramático.
Si supieras que tal vez me iré a Oxford...
No lo haré.
Salgan de mi mente pensamientos instrusivos.
—Me puedes visitar cuando quieras—dije para después guiñarle un ojo.
—Sabes que lo haré, pero será difícil no verte diario.
(...)
—¿Qué opinas?—preguntó Melanie desde el teléfono.
—¿Se llama Julio, va en el insituto y es tu nuevo vecino?.
—Sí.
—Me parece bien.
—¡Verdad!, creo que lo amo.
—Melanie llevan dos día hablando.
—El amor es así Katy.
—Hablando de amor...
Todo había sido tan rápido que olvidé la parte de contarle a mi mejor amiga que seguro que mataría por no haberlo hecho.
—Estoy saliendo con Pablo.
Vi desde la videollamada como se levantaba de un brinco y caía de su cama haciendo un fuerte ruido junto con un quejido de dolor.
—¡¿Por qué no me habías dicho, Katherine Parker?!.
—Es que fue muy rapido.
—¡CUENTAMELO TODO, AHORA MISMO!.
—Okey, okey...
Estuve un buen rato explicándole todo mientras ella me escuchaba con atención y solo participaba diciéndome "ohhh". Mañana por la mañana regresaríamos a casa y ya empezaba a extrañar a mi novio.
A mi novio...
Mierda, hace mucho no decía esa palabra.
Hace dos meses.
Pensaba en eso cuando papá decidió marcarme, contesté casi al instante.
—Hola, hija.
—Hola—me escuché alegre.
—Te tengo una buena noticia—papá también se escuchaba emocionado—he comprado ya el vuelo para ir a visitarte.
Tragué grueso.
Quería ver a papá, pero también me daba miedo hacerlo.
—Que bueno—murmuré, no quería sonar mal pero no podía fingir que sus palabras no me provocaban un estremecimiento.
Intentaba olvidar los malos recuerdos pero me resultaban imposibles de borrar.
—Katy, me haría ilusión que te inscribieras en la universidad de Oxford, podríamos pasar más tiempo juntos, puedes vivir conmigo...
Me quedé callada, ¿vivir con mi padre?.
Era demasiado pronto para hacerlo.
—Aun no es un hecho, todavía falta que lo hable con mamá además... hay otra razón para quedarme.
Una razón que empieza por P, y termina en ablo.
—Entiendo, no te preocupes. No quiero presionarte, si es lo que quieres yo puedo hablar con tu mamá.
—De acuerdo, lo pensaré.
¿Cómo le digo a mi novio que quiero ir a una universidad en otro continente a vivir con mi papá y probablemente debamos terminar por qué una relación a distancia sería tormentosa?.
Exacto, no se puede.
Por eso, prefiero quedarme.
Estuve hablando con papá aproximadamente 20 minutos más hasta que tuvo que colgar, bajé al primer piso donde me encontré a la familia reunida en la sala viendo una peli, también estaba Pablo que al verme sonrió y me hizo una seña de sentarme a su lado y así lo hice.